Margaret Atwood: “Las utopías van a volver porque tenemos que imaginar cómo salvar el mundo”

 


La escritora canadiense, que completa la publicación en español de su trilogía ‘MaddAddam’, reflexiona sobre las reacciones que siguen a las conquistas sociales y su talento para la biología


Creció, dice, en el norte de Canadá, donde nunca se ha concebido a la mujer como un florero. “Si necesitaba un trozo de leña, salía y lo cortaba con mi propia hacha”, dice. Hoy, añade, tiene una sierra mecánica. No puede entenderse su literatura, asegura Margaret Atwood (Ottawa, 81 años), sin esa igualitaria, a la vez que alienante, percepción de mundo. Porque ella miraba alrededor y no era eso lo que veía. La obra de un escritor, decía Ray Bradbury, está hecha de aquello que teme cuando apaga la luz por las noches. Y lo que teme Atwood es lo que ocurre cuando alguien toma el mando y decide que las cosas serán mejor si se hacen a su manera. Pongamos que alguien decide que el planeta estará mejor sin el ser humano y provoca una pandemia que acaba con el 99% de la población mundial, como ocurre en su obra recién rescatada Oryx & Crake (Salamandra), punto de partida de una trilogía que este otoño será completada por fin en español. ¿Se siente una visionaria? “Oh, no, no creo que esta pandemia haya sido intencionada, aunque nunca se sabe, la vida siempre te da sorpresas”, responde, divertida.


Está en su casa, en Toronto. Ha recordado de milagro la videollamada. Estaba arrancando malas hierbas en el jardín. Está en una habitación repleta de libros a sus espaldas, y marcos con lo que parecen pequeños cuadros y fotografías. Se atusa su revuelta melena blanca y recuerda que “puede que no les prestase la atención que debía porque era una adolescente y las adolescentes solo piensan en lo que van a hacer el sábado por la noche, pero es cierto que mis padres eran científicos, biólogos, y que en casa se reunían con amigos y hablaban de lo mal que iba a acabar todo si seguíamos así, pero también de todo tipo de nuevos descubrimientos”. “Oh, y yo debería haber sido bióloga. Mi hermano no me lo perdonará nunca. Se me daba mejor la biología que el inglés. Tenía un montón de faltas de ortografía. Él también quería ser escritor, pero al final se hizo biólogo. Lee mis libros como un profesor leería un examen, ¡tengo que ser rigurosísima!”, explica.

Está en su casa, en Toronto. Ha recordado de milagro la videollamada. Estaba arrancando malas hierbas en el jardín. Está en una habitación repleta de libros a sus espaldas, y marcos con lo que parecen pequeños cuadros y fotografías. Se atusa su revuelta melena blanca y recuerda que “puede que no les prestase la atención que debía porque era una adolescente y las adolescentes solo piensan en lo que van a hacer el sábado por la noche, pero es cierto que mis padres eran científicos, biólogos, y que en casa se reunían con amigos y hablaban de lo mal que iba a acabar todo si seguíamos así, pero también de todo tipo de nuevos descubrimientos”. “Oh, y yo debería haber sido bióloga. Mi hermano no me lo perdonará nunca. Se me daba mejor la biología que el inglés. Tenía un montón de faltas de ortografía. Él también quería ser escritor, pero al final se hizo biólogo. Lee mis libros como un profesor leería un examen, ¡tengo que ser rigurosísima!”, explica.

De ahí que en la trilogía MaddAddam, la que abre Oryx & Crake, anticipase, por ejemplo, los conejos fluorescentes que se inventaron en 2013 y que aparecen una década antes en esa novela, que retrata de manera certera la velocidad del mundo de hoy y la explotación sin escrúpulos del medio ambiente —hasta el punto de crear animales para que simplemente contengan órganos humanos de repuesto— por no hablar de una vuelta a una especie de Edad Media, una desigualdad social que convierte a los propietarios de grandes corporaciones en señores feudales cuyos complejos están rodeados de plebillas, villas donde malviven los campesinos de ese futuro hasta que ese futuro también se acaba. “Crake cree que el mundo está mejor sin nosotros y nos sustituye por los crakers, seres que ni siquiera necesitan la agricultura porque comen hojas, que no sienten celos, pero que no pueden evitar querer saber de dónde vienen”, dice.

He aquí uno de los ejes de la narrativa de Atwood: la creación del mito. Sus primeros poemarios los dedicó a, como ella dice, “reexaminar mitos e historias de hadas”, algo que ha continuado haciendo —El cuento de la criada no deja de ser la creación de un mito, un pasado inconcebible desde el futuro de una sala de conferencias— y que MaddAddam completa en la tercera entrega, llamada precisamente MaddAddam, inédita en español hasta ahora, exponiendo de qué forma se construye la verdad histórica tras mostrar la realidad en las dos entregas anteriores, Oryx y Crake El año de diluvio. “La única razón por la que me voy al futuro a contar mis historias es porque no quiero tener que irme del planeta Tierra y es en el futuro donde puedo controlar todo el relato, siempre que sea coherente y plausible”, dice. De adolescente leía las distopías de George Orwell y Aldous Huxley y se preguntó por qué no había mujeres escribiéndolas.

“Por supuesto, toda distopía habla del presente. Orwell hablaba de 1948 y Huxley hablaba de él mismo llegando a Hollywood en los años treinta después de haber pasado por la Gran Depresión, y topándose con el sexo libre y comidas exóticas. En el siglo XIX se escribieron miles de utopías. Es lógico. Se habían visto tantas mejoras materiales, tantos inventos, que solo podían imaginar un mundo mejor. El XX fue un siglo de distopías porque fue un siglo de guerras y totalitarismos. Quedó claro que esa idea de la sociedad perfecta implicaba una masacre. Tenías que matar a todo el que no estuviera de acuerdo contigo para instaurar tu utopía. Toda distopía contiene una utopía y al contrario”, apunta, y pese a todo, cree que, en este siglo XXI, “van a volver las utopías”. ¿Por qué? “Vamos a tener que descubrir de qué manera organizarnos para que el planeta siga siendo habitable. Las utopías van a volver porque tenemos que imaginar cómo salvar el mundo”, responde.

Los novelistas no son pensadores, puntualiza, aunque sí pueden escenografiar el mundo, “como un director de cine”. Dibujar un mapa. “Hay que ser cauto, siempre que se habla del futuro, porque toda historia puede acabar siendo creída. ¿O qué pasó con la utopía de Edward Bulwer-Lytton, Vril, El poder de la raza futura? Hasta Hitler se la creyó y mandó a un equipo de exploradores a Noruega a encontrar la cueva de la que Bulwer-Lytton hablaba, en la que se escondía una perfecta sociedad del futuro”, cuenta. Lo mismo ha ocurrido con El cuento de la criada. “Ha habido quien ha empezado a preguntarse cómo implantar esa locura. Por eso hay que ser cauto. Y tener presente que lo que para ti es una distopía, para otros puede ser una utopía”, añade. Y no olvidar. Como no se olvidó en la década de los cincuenta, “cuando se hizo un esfuerzo unitario —princesas Disney incluidas— por devolver a la mujer al hogar, que no era ahí adonde pertenecía”, dice.

¿Hay en esta cuarta ola del feminismo más esperanza que en ninguna de las anteriores? “Todo está en proceso. Cuando empujas, notas la resistencia del otro. La elección de Obama fue un impulso, la de Trump, una reacción en contra. Siempre que hay un cambio de paradigma, hay quien quiere que las cosas vuelvan a ser como antes. Siempre puedes esperar conseguir mejoras, y si hay una reacción contraria, aguantar hasta donde habías llegado, mantener el terreno, e incluso volver a presionar para conseguir lo que tenías, como ocurrió en los cincuenta”, responde. Hoy en día, en cualquier caso, añade, “no se trata únicamente de la igualdad de género, se trata también de la desigualdad en la riqueza, que ha alcanzado unas proporciones inauditas desde el antiguo régimen francés, desde Enrique VIII, y por supuesto, el cambio climático, algo que tendremos que resolver si queremos seguir siendo una especie de este planeta”.



Miedo y asco en Las Vegas (1971) de Hunter S. Thompson

 


Miedo y asco en Las Vegas de Hunter S Thompson
¡Menudo viajecito que se pega Hunter S. Thompson!
ANAGRAMA

Miedo y asco en Las Vegas (1971) de Hunter S. Thompson
Trad. de Ángela Pérez y José Manuel Álvarez


En el periodismo gonzo el autor se convierte en protagonista y catalizador de la acción

 En esta enloquecida obra, Thomson se adentra en Las Vegas con un arsenal de sustancias químicas que lo mantienen colocado, eufórico y alucinado, se enfrenta a todo tipo de personajes y situaciones, permanentemente dopado, y aun así consigue hacer una denuncia social en una obra demencial, trepidante y corrosiva.

No podíamos hablar de transgresión sin mencionar “el periodismo gonzo”, ese tipo de nuevo periodismo que consiste en vivir en primera persona los sucesos que se relatan, cuyo icono y creador fue Hunter Stockton Thompson. El autor era adicto a las drogas y el alcohol, egoísta, desagradable y obsesivo, caprichoso; pero también era un observador muy sensible, inteligente y crítico de la sociedad, el gobierno, la política y el periodismo.

https://www.esquire.com/es/actualidad/libros/a19567308/libros-transgresores-novelas-punk/

Diario del ladrón (1949) de Jean Genet Trad. de María Teresa Gallego

 

Diario del ladrón, de Jean Genet
Leer Diario del ladrón, de Jean Genet, es como someterse a una sesión de krav magá y yoga.
RBA

Diario del ladrón (1949) de Jean Genet
Trad. de María Teresa Gallego

A medio camino entre la novela y la crónica, Jean Genet se desnuda para mostrarnos lo que fue su mundo en los 40 primeros años de su vida, cuando vivía en la marginalidad, era ladrón, vagabundo y chapero. Antes de la Guerra Civil estuvo vagabundeando por nuestro país, en Barcelona y Andalucía. El suyo es un mundo de vileza y decadencia, del que trasciende por utilizar la palabra precisa para que no tengamos la menor duda de cuál es su postura en cada situación; sus afirmaciones son siempre contundentes, no se arruga ante la abyección, no tiene pelos en la lengua. No obstante, no es un provocador, simplemente le traen sin cuidado los comentarios ajenos, no busca el escándalo, pero el caso es que su realismo y su crudeza te sacuden en lo más profundo, lo sórdido de su existencia está contada con una sinceridad tal que supone todo un mazazo emocional. Leer a Genet es como si unieses krav magá y yoga, por un lado las más duras técnicas de defensa personal, por otro, la tranquilidad de un alma que ya lo ha visto todo y a la que no le sorprende (ni perturba) nada.


https://www.esquire.com/es/actualidad/libros/a19567308/libros-transgresores-novelas-punk/

Million Dollar Baby (Clint Eastwood, 2004)

 

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MILLION DOLLAR BABY

Es la antipelícula de superación, como el lado oscuro de Karate Kid. La relación entre maestro y aprendiz tiene en Million Dollar Baby muchas más sombras que luces. La decepción tiene más fuerza que la alegría. El sinsentido golpea más duro que la confianza. El destino te deja KO, no alza tu brazo en señal de victoria. Clint Eastwood alcanzó el cénit de su cine seco y contundente dirigiendo delante y detrás de las cámaras a la fiera de Hillary Swank. Su final es el gancho perfecto para que termines el día mordiendo la lona.


https://www.esquire.com/es/actualidad/cine/g15068114/peliculas-para-llorar-tristes-blue-monday/

Melancolía (Lars Von Trier, 2011)

 

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MELANCHOLIA

Azul, como el Blue Monday, es el planeta que se estrella contra la tierra en este peliculón de Lars Von Trier (así empieza, no es spoiler). Una propuesta extraña dividida en dos partes muy diferenciadas: en la primera se celebra una decadente boda en un castillo maravilloso, con movimientos de cámara frenéticos y tramas más o menos normales; en la segunda, todos esos protagonistas, con una magnética Kirsten Dunst como hipnótico centro de gravedad, se preparan para el fin de la humanidad. Te recuerda que tú también te vas a morir, que todos estamos solos y que es absurdo revolverse contra esa aplastante verdad.

Si aún te queda un poco de esperanza después de verla, márcate una sesión triple con Rompiendo las olas y Bailando en la oscuridad y acuérdate de mentar a Von Trier en tu epitafio.

https://www.esquire.com/es/actualidad/cine/g15068114/peliculas-para-llorar-tristes-blue-monday/

Taxi Blues por Giorgio Bona

 

por Giorgio Bona

El primer impacto con Mosca es de orden olfativo. El molesto y acre olor a queroseno invade las fosas nasales y ataca tan pronto como pones un pie en la ciudad. Pero la ciudad, que huele a cambio, sigue buscando su propia identidad, por lo que todo se vuelve superfluo.

Estoy aquí en la Via Arbat, la calle más literaria de la capital. Sus espacios aún sienten las huellas de Sergej Esenin, Marina Tsvetaeva, Vladimir Mayakovskij y Lev Tolstoj, para llegar al cantante más profundo de los patios y de la vida de esos callejones y casas: Bulat Okudzava.

Tengo que decidir adónde ir. Con la política del nuevo curso, todo ha cambiado. La juventud moscovita se orienta hacia un concierto de Masĭna Vremeni (Time Machine) quienes son los pioneros del Rock en Rusia.

Pude orientarme por la visión de "El sol blanco del desierto" donde se pueden escuchar las bellas canciones de Bulat Okudzava quien con Vladimir Vitzoskij fue el cantautor en boga de la protesta de los últimos años del socialismo real.

Es un espectáculo que me intriga mucho, porque Bulat Okudzava fue el primer artista soviético premiado en Italia, un gran reconocimiento como el Premio Tenco, que le otorgó en 1985.

Arkady, mi amigo ruso, no quiere escuchar razones. Él también está inmerso en cuerpo y alma en esta política del nuevo rumbo. No puedo discutir. Me lleva al cine Povtornyj en la calle Herzen. Una sala donde se podían ver películas que alguna vez fueron extranjeras y donde a menudo se cortaba su proyección.

Después de la deserción de Tarkosky, el gran cine ruso contemporáneo estuvo representado por Nikita Michal'kov.

Ahora, con la política del nuevo curso, en esta sala se proyectan películas extranjeras presentes en diversos festivales, especialmente en Europa.

Es el turno de Pavel Lounguine, un judío ruso naturalizado que vive en París y que acaba de regresar de una victoria en el Festival de Cannes con Taxi Blues .

La película tiene una ambientación moscovita, quien en los próximos años demostrará ser el director de la Rusia profunda, la de los pueblos, que nunca se ve en películas como La vida en rojo , La boda y La isla .

En Moscú corre el rumor de que el pueblo ruso está desapareciendo, porque es un pueblo que ha soportado mal el impacto con el capitalismo y esta aparente libertad.

La película Taxi Blues está ambientada en Moscú y, como dice el director, Moscú es una gran metrópolis donde todo se compra y se vende. Ésta es la razón por la que Lounguine reconocerá más tarde a la gente de la provincia como más real y, por tanto, más interesante.

El título estadounidense, que elogia la política del nuevo curso, confirma cuán fuerte era el viento de Occidente ahora en la patria del socialismo. Una película profundamente rusa con una estructura narrativa cinematográfica estadounidense.

Una road movie urbana que te lleva al término de la Perestroika, destacando las calles y plazas de Moscú en el olor de la renovación, como un cineasta de antaño y el ceño fruncido de un moralista moderno, cuando vuelve sobre lo que, en su opinión, es el mal. de la sociedad: drogas, alcoholismo y sexo.

Una road movie rusa en la ambientación, en sus personajes, los diálogos superan ese sentimiento de patriotismo con un impulso no siempre positivo, para recordar a un Martin Scorsese en los guetos de Nueva York.

Hermosas son las imágenes del metro, un mundo típicamente moscovita que cambia cuando subes a la superficie. Aquí Lounguine nos muestra el verdadero rostro de la ciudad obrera, caótica y hambrienta, con lazos de cultura profunda, casas de ladrillo rojo y barrios ruinosos, donde la pobreza no es solo un drama social sino también una dignidad a defender.

Aquí la mafia sale de su caparazón para ir de la mano del naciente capitalismo. Existe la desvergüenza de acercarse a algunas películas americanas, sobre todo en la representación de un mundo proletario, poblado por músicos, drogadictos, holgazanes y chicas pobres.

Acompañándonos en este viaje está la voz de Dios acompañada por el sonido de un saxo en la Via Arbat, el magnífico Arbatkaja recién reconstruido con sus referencias occidentales para arrojarlo en manos de los turistas, dejando tras las paredes recién renovadas la belleza de esos patios. y páginas enteras de historia y gran literatura.

Y ahora espacio para nuevos artistas. El nuevo metro.

Taxi Blues , su título americanizado representa, en el ámbito cinematográfico, el punto de inflexión hacia Occidente de la gran patria del socialismo real.

Las figuras de los dos protagonistas están cuidadosamente estudiadas y en su diversidad tienen una comparación muy fuerte con la realidad de un Moscú en el olor a renovación, entre sus edificios monumentales y los suburbios donde la degradación es claramente visible.

Pasando del recorrido por una metrópolis nocturna, donde ahora ha salido un delito menor sin temor a represalias por parte de la milicia, donde el régimen seco impuesto por Yeltsin es una bendición para el contrabando de alcohol como en el Chicago de los años 20, Pavel Lounguine, de paso. de una estación a otra de esta carnicería, nos lleva a conocer a dos personajes muy distintos. Liocha, frágil, rebelde, alcohólico, con la mente siempre en abstracto, que toca el saxo y su música se convierte en la voz de Dios y Schilkov, un taxista que redondea su salario vendiendo vodka a alcohólicos pero al mismo tiempo un Trabajador incansable, que tiene una moral y todavía cree en esos valores e ideales que la sociedad comunista le ha transmitido.

Los dos se encuentran hasta pasar y fusionarse, donde Liocha, un rebelde por autonomía, choca con Schilkov, un trabajador de una cooperativa que odia el laxismo, odia a los holgazanes, pero al final, como un trabajador rudo, acaba sufriendo. el encanto de lo diferente, el talento del artista, se enamora de esa música que al principio detesta.

Trabajadores e intelectuales, incluso sobre los escombros de una vieja sociedad comunista, incluso con el impulso hacia una sociedad capitalista, parecen poder coexistir.

No solo en esta película de Pavel Lounguine.


https://www.carmillaonline.com/2021/03/14/taxi-blues/

Al pie de un volcán latinoamericano te escribo

 

En Cali también se instalaron las protestas permanentes contra lareforma tributaria. Foto: Luis Robayo (AFP)

En una crónica antológica sobre Latinoamérica, la escritora mexicana Alma Guillermoprieto sostenía que en la Bogotá de 1989, uno de los ganadores en la guerra entre el gobierno y los traficantes de cocaína eran los vidrieros. Claro, frente a tantos bombazos y balaceras no había ventana, puerta o vidriera que aguantara y permaneciera indiferente. La violencia era una excepción permanente. En un reporte televisivo de esta semana, un bogotano tapaba las ventanas destrozadas con cartones y cinta adhesiva para que no entraran los gases lacrimógenos ni les volvieran a romper los vidrios de las aberturas por enésima vez. Este vecino no avizora el final de estas protestas y represiones brutales para pensar en renovar ahora los vidrios. Ya no decimos que la historia se repite (una vez como tragedia, otra como farsa, etc.), pero sí que hay capítulos históricos que en sus consecuencias son siempre iguales o que volvemos a tropezar con la misma piedra. Son los tiempos y los territorios al sur del río Bravo.

QuejasColombia está viviendo un tiempo de revuelta con características similares a las de Chile de entre 2019 y 2020. El 21 de noviembre de 2019 comenzaron las protestas, luego se aplacaron un poco con la pandemia, pero nunca se extinguieron. La reforma tributaria que propuso el presidente Iván Duque en abril dio un incentivo inesperado e indignante a la calle. Multitudes politizadas sin partidos coparon las calles, pero no fueron los únicos en salir. También las fuerzas de seguridad liberaron furia contenida desde los años de la guerra contra los carteles narcos. Pobres, campesinos, indígenas y estudiantes se pusieron de acuerdo para esta revuelta. Después de cuatro días de protesta, Duque retiró la propuesta y creyó que la gente volvería a sus casas. No fue así, la queja popular se compone de un largo listado de deudas y promesas que fueron y vinieron por décadas.

Enojo de un manifestante contra las medidas del presidente Duque.
Foto: LUIS ROBAYO / AFP.

Enojo de un manifestante contra las medidas del presidente Duque. Foto: LUIS ROBAYO / AFP.

La dureza de la represión trajo una figura conocida en el pasado: los desaparecidos. La Fiscalía colombiana informó que se siguen buscando a 129 personas que no volvieron a sus hogares. En menos de un mes hubo 43 muertos. Los fantasmas de los narcosparamilitares y la guerrilla volvieron.

Peste. En promedio, solo el 3% de la población en América Latina y el Caribe está vacunada contra el Covid, informó la Organización Panamericana de la Salud (OPS). La región ya superó el millón de muertes por el virus. “Esta pandemia está lejos de haber terminado, y golpea duramente a América Latina, afectando nuestra salud, economías y sociedades enteras”, declaró la directora de la OPS, Carissa Etienne. El reporte luctuoso se compone así: cinco países concentran casi el 89% de esas muertes: Brasil (44,3%), México (22,1%), Colombia (8,3%), Argentina (7,3%) y Perú (6,7%). El 3% del total de muertes ocurrieron en Centroamérica y un 1% en el Caribe. Sin embargo, de las más de 153,5 millones de personas que fueron vacunadas en todo el continente americano, solo el 21,6% está en América Latina y el Caribe.

Las protestas contra líderes como Jair Bolsonaro se multiplican por todo Brasil, y al mismo tiempo, el presidente también es acompañado por partidarios que salen a la calles del tercer país del mundo en cantidad de contagios y muertos. El regreso del ex presidente Lula al ruedo está alterando los nervios del impopular Bolsonaro.

Dos a odiarse:Pedro Castillo y Keiko Fujimori. (AP/Martín Mejia)

Dos a odiarse:Pedro Castillo y Keiko Fujimori. (AP/Martín Mejia)

Regreso de los muertos vivos. Justo dos semanas antes de la segunda vuelta entre Keiko Fujimori y Pedro Castillo para dirimir la presidencia de Perú, reapareció con toda su violencia y sadismo un remanente de la agrupación Sendero Luminoso que mató a 15 personas en la localidad de San Miguel del Ene. Son terroristas reciclados como narcos que resurgen justo cuando el país se prepara para un recambio presidencial un tanto grotesco. Al punto que el Nobel y ex candidato presidencial Mario Vargas Llosa salió a respaldar y llama a votar por Keiko, hija de quien fuera presidente y enemigo sin descanso del escritor en los 90.

“Este tipo de acción es denominada por la organización terrorista como ‘limpieza social’ y fue ejecutada con armas de fuego. En el lugar se hallaron panfletos, que conminaban a la población a no participar del proceso electoral 2021”, señala el comunicado del Ministerio de Defensa.

Fronteras. Ante la imposibilidad de lograr el “sueño americano”, los movimientos migratorios de América Central y del Sur fijan su esperanza en México, que en abril recibió 9.189 peticiones en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), la cifra mensual más alta de su historia. Un 53% del total de peticionarios de asilo en México -81 % en el caso de salvadoreños- huye de la violencia de las pandillas, según un reciente estudio del Colegio de la Frontera Norte. La Comar recibió 31.842 solicitudes de asilo en el primer cuatrimestre de 2021, un aumento de casi 75 % frente a las 18.142 del mismo periodo de 2020 y las 18.527 de 2019. Honduras encabeza las peticiones con 15.842, seguido por 4.315 de Haití, 3.091 de Cuba, 2.460 de El Salvador, 1.818 de Venezuela, 1.615 de Guatemala, y el resto de otros países latinoamericanos. La Comar espera este año un total de 90.000 peticiones.

Irrealistas y mágicos. Nayib Bukele es el presidente de El Salvador, tiene 39 años y prácticamente gobierna a través de las redes sociales. La Asamblea Legislativa, controlada por su partido Nuevas Ideas, destituyó y reemplazó a los jueces de la Sala del Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y al fiscal general. Bukele es un outsider que salió de la izquierda, de los restos del ex Frente de Liberación Farabundo Martí, con los que luego rompió y que logró una popularidad inimaginable. Es un caso que puede replicarse en otros escenarios necesitados de líderes.

En el país casi vecino, la policía nicaragüense allanó las oficinas de dos medios digitales opositores, Confidencial Esta Semana, y retuvo momentáneamente a algunos periodistas que cubrían los incidentes, entre ellos un videorreportero de la agencia AFP. El gobierno de Daniel Ortega los acusa de haber impulsado las manifestaciones que pedían su renuncia en 2018, y en las que murieron más de 300 personas. El Consejo Supremo Electoral (CSE) de Nicaragua canceló la personalidad jurídica del Partido de Restauración Democrática (PRD), que forma parte de la Coalición Nacional, uno de los principales bloques de oposición que puede derrotar a Ortega en las elecciones presidenciales de noviembre.

Los muertos por Covid en un Brasil fuera de control están por llegar al medio millón. (M. Dantas/AFP).

Los muertos por Covid en un Brasil fuera de control están por llegar al medio millón. (M. Dantas/AFP).

Mapa caliente. Las situaciones de la Argentina, aturdida por el Covid y una nueva crisis económica, al igual que México, los panoramas de tierra arrasada en Venezuela y de persecución a los movimientos culturales opositores en Cuba suman combustión al continente encendido. En 1994, Alma Guillermoprieto cerraba su libro Al pie de un volcán te escribo y analizaba: “Los terremotos sociales que han sacudido la región con espantosa regularidad han tenido como trasfondo ideológico los términos en los que los países de América Latina se han de volver modernos”. Una declaración intrigante, pero que no caduca. Siguen vigentes los movimientos telúricos y también la pregunta de qué significa volverse moderno en estos territorios.

https://www.clarin.com/revista-enie/ideas/pie-volcan-latinoamericano-escribo_0_NFiPiR6v9.html

Conmoción en Canadá tras el hallazgo de los restos de 215 niños en un antiguo internado para indígenas



Entre 1883 y 1996, cerca de 150.000 menores fueron obligados a vivir en estos centros caracterizados por la negligencia, los abusos y el racismo

Montreal - 29 MAY 2021
El hallazgo de una fosa común con los restos de 215 niños en terrenos pertenecientes al antiguo internado para menores indígenas de Kamloops, en la provincia de Columbia Británica, ha conmocionado Canadá. El macabro descubrimiento fue desvelado por Rosanne Casimir, jefa de la reserva Tk’emlups te Secwépmc (habitada por miembros del pueblo shuswap) en un comunicado hecho público el jueves. En el texto, Casimir señalaba que los restos de los alumnos se encontraron “el pasado fin de semana, con la ayuda de un especialista en radares de penetración terrestre”. Casimir indicó que algunos de los niños tenían tan solo tres años de edad y se desconocen los motivos de las muertes y de cuándo datan. Entre 1883 y 1996, unos 150.000 niños fueron obligados a vivir en 139 centros para menores indígenas. La negligencia, los castigos físicos, la violencia sexual y el racismo fueron comunes dentro de sus muros.

Se espera que a mediados de junio se publique un informe con más detalles sobre lo ocurrido en Kamloops y que en los próximos días se anuncie el destino final de los restos. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha escrito en Twitter que el descubrimiento es un “doloroso recuerdo” de “un vergonzoso capítulo de la historia” del país.

El internado de Kamloops, abierto entre 1890 y 1969, fue el mayor de estos centros en el país, destinados en teoría a integrar a la joven población indígena en el sistema y regentados por el Gobierno y las comunidades religiosas. De adscripción católica, en sus tiempos de mayor esplendor alojaba a unos 500 alumnos procedentes de distintas comunidades autóctonas de Columbia Británica. Tras recibir la noticia sobre este hallazgo, Marc Miller, ministro federal de Servicios Indígenas, afirmó que el tema de los internados para menores indígenas “continúa siendo una vergüenza nacional, pero lo que resulta incluso más vergonzoso es que mucha gente no conoce esta realidad”. En junio de 2015, una comisión entregó un informe donde catalogó lo ocurrido en estas instituciones como un “genocidio cultural”.

Muchos padres no volvieron a tener noticias de sus hijos. El informe de 2015 estableció que 3.125 menores fallecieron en estos centros. Cuatro años después, la cifra pasó a 4.134, pero algunos expertos calculan que podría rondar los 6.000. Rosanne Casimir indicó que, según su comunidad, los 215 niños de Kamloops no estaban incluidos en estos registros. El documento de la comisión señaló que la mitad del total de los decesos fueron por tuberculosis. La gripe, la neumonía y otras enfermedades también provocaron numerosas muertes. Otras más ocurrieron por incendios, suicidios, ahogamiento o hipotermia. No obstante, las causas siguen siendo una interrogante en diversos casos.

La tasa de mortalidad de los alumnos de origen autóctono entre 1941 y 1945 fue casi cinco veces superior a la del resto de menores canadienses. En los años 60 y hasta el cierre del último internado en 1996, esta tasa disminuyó, aunque siguió siendo dos veces más alta. Estudios académicos han establecido vínculos entre la experiencia en los internados y problemas de salud mental, drogadicción, alcoholismo y violencia en distintas reservas indígenas.

En 2008, el entonces primer ministro, Stephen Harper, se disculpó en nombre de todos los canadienses con las comunidades autóctonas por el daño provocado por los internados. Un año antes, el Gobierno de Harper había llegado a un acuerdo para resolver la ola de recursos presentados en tribunales exigiendo indemnizaciones. Un comité de verificación publicó en marzo que Canadá desembolsó en total 3.230 millones de dólares canadienses (unos 2.190 millones de euros): se entregaron 2.140 millones en indemnizaciones a 27.800 personas; la suma restante fue para gastos burocráticos y jurídicos.

Perry Bellegarde, jefe de la Asamblea de las Primeras Naciones de Canadá, ha expresado este viernes su dolor por el hallazgo de los restos de los 215 niños. “Si bien no es algo nuevo encontrar tumbas en antiguos internados, siempre es demoledor ver expuestas las heridas de ese episodio”, manifestó.

Desde que llegó al cargo de primer ministro en 2015, Justin Trudeau se ha comprometido a favorecer la reconciliación entre los pueblos indígenas y el resto del país. Ha aumentado los canales de comunicación con los líderes autóctonos y los recursos para estas comunidades. Asimismo, puso en marcha una comisión relacionada con el asesinato y desaparición de mujeres indígenas (unas 1.200 víctimas desde 1980, según los cálculos más conservadores).

Sin embargo, existen aún retos de envergadura por superar. Por ejemplo, decenas de reservas siguen con problemas de acceso al agua potable, y el racismo y la discriminación en instituciones policiales y sanitarias hacia los indígenas no son asunto anecdótico. La ley federal conocida como “Indian Act”, proclamada en 1876, continúa regulando gran parte de las actividades de los grupos autóctonos del país. Los indígenas representan el 4,9% de la población total de Canadá.

https://elpais.com/internacional/2021-05-29/conmocion-en-canada-tras-el-hallazgo-de-los-restos-de-215-ninos-en-un-antiguo-internado-para-menores-indigenas.html

CANNABIS EN LATINOAMÉRICA: ¿TRICOMAS O BURBUJAS?

 



La temporada de cosecha en Sudamérica acaba de terminar y, a la vista de los primeros resultados conocidos, las ganancias no coinciden con los grandes títulos que señalan a la región como el jardín prometido.

El último informe de New Frontier Data, llamado Global Cannabis Report, estima que el mercado legal de cannabis produce cerca de 150.000 millones de dólares al año en todo el mundo.

El número aumenta a 344.000 millones si se cuenta también el ilegal.

Los datos, correspondientes a 2020, también sitúan a Asia como la principal región de la industria -que continúa prohibida en buena parte del mundo- con ingresos por 132.900 millones de dólares; luego sigue Norteamérica, con 85.600 millones; Europa, con 68.500 millones; África, con 37.300 millones y, último, América Latina, con 9.800 millones de dólares.

Pero entonces, ¿dónde está todo ese dinero que en teoría se produce en Latinoamérica? En tu imaginación, joven Padawan.

Dos ejemplos que sirven de prueba: en el extremo de la legalidad, Uruguay, donde apenas cuatro de las licencias otorgadas para producción no son economías reales; en el otro, con un marco legal todavía difuso, Colombia, con muchas firmas alojadas en el país y con solicitudes otorgadas para el cultivo, pero con ninguna planta en su haber.

Se proyecta que el mercado supere los 100.000 millones de dólares en beneficios para 2024 pero, si estás pensando en invertir, ten presente que es mejor hacerlo en economías que sí existen.


Por Ramiro Barreiro