«Conversaciones en Sicilia» de Elio Vittorini novela-poema del “mundo ofendido”

 

Más que un desplazamiento físico, Conversación en Sicilia representa un viaje a la memoria, a los recuerdos. Silvestro, un tipógrafo siciliano que vive en Milán, recibe un día una carta de su padre en la que dice que abandonó a su madre. El protagonista, dominado por abstractos furores, sufre permanentemente un inquieto deseo de acción, pero se siente impotente puesto que no ha conseguido la manera de salir de su quietud en la no esperanza.

Un impulso lo incita a tomar el primer tren hacia Sicilia. Aquí comienza un viaje que es, desde el principio, un regreso al pasado que ayuda a Silvestro a encontrarse de nuevo con el presente. Una vez en Sicilia, el viaje asume una dimensión simbólica en la identificación de algunos personajes, que adquieren significados emblemáticos y que se unen a las etapas simbólicas que caracterizan los cinco bloques narrativos en los que está estructurado el libro. Así pues, el viaje a Sicilia asume el carácter de itinerario simbólico, que se convierte en un reconocimiento del mundo de los recuerdos a través de la recuperación gradual de la memoria y, por ende, del propio ser. Una vez que la memoria aflora, ayuda a Silvestro a encontrarse de nuevo con el paisaje, la casa de la madre y las personas del pueblo, que adquieren un poder evocador.

La memoria no es algo que se recupere de manera inmediata, es más bien un proceso lento y pausado que Elio Vittorini quiere transmitir. Para ello, se vale de un ritmo narrativo particular, caracterizado por la repetición de palabras y sintagmas y por el predominio de la sintaxis coordinativa, además del alto grado de alusión simbólica, más característico del lenguaje poético que de la prosa. De hecho, una de las particularidades estilísticas de esta
novela es el lirismo de la prosa, que está intrínsecamente relacionado con el ritmo. Otras de las características de la novela son la abundancia de los diálogos, la extensión de los períodos, la insistencia en la iteración de las frases más significativas y las onomatopeyas.

Todos estos elementos determinan el ritmo pausado y lento de la prosa. Así, en la sintaxis, en la construcción del período y en la arquitectura compositiva de cada página, que están en función del ritmo, se pone de manifiesto la invención estilística del autor. No son las acciones sino la lentitud que predomina durante el desarrollo de la novela ya que Conversación en Sicilia es, ante todo, un viaje a la memoria. Por ello, todos los elementos del período vittoririano tienen como fin dar un ritmo lento a la prosa, esencial para el proceso de recuperación gradual de la memoria.

Otro aspecto interesante de Conversación en Sicilia son las referencias culturales: las connotaciones de esta índole aparecen frecuentemente a lo largo de la narración. Por ello, si bien la novela posee un alto grado de alusión simbólica, que nos remite a imágenes de pura abstracción fantástica, Sicilia se nos presenta en todos sus particulares como por ejemplo el paisaje; la comida, en especial los alimentos que ofrece la misma naturaleza; los platos
preparados por la madre; los hábitos alimenticios; las costumbres de sus pobladores… Elio Vittorini nos traslada al «corazón puro de Sicilia» y de sus habitantes. En efecto, el viaje se dilata en una humanidad variada con la intención de que el viaje imaginario conduzca a uno que va más allá de estas fronteras a toda la humanidad. También se pueden encontrar algunos momentos cruciales de la historia del siglo XX: la Guerra Civil Española, la dictadura fascista en Italia y la asfixiante atmósfera política que pesaba sobre Europa a finales de los años 30. En este sentido, se podría decir, como afirma Sergio Pautasso, crítico italiano, que Elio Vittorini representa poéticamente, en esta obra, los conflictos que afligen a la humanidad, como el hambre, la miseria, la represión política, la guerra, entre otros, a través de la intensidad simbólica de las conversaciones y de los encuentros de Silvestro con los diferentes personajes. Por este motivo, bien valdría caracterizar Conversación en Sicilia como la novela-poema del “mundo ofendido”. Así, Vittorini introduce la conciencia del mal, de la opresión y de la injusticia que pesan sobre el ser humano.

He aquí, pues, un viaje a Sicilia, durante tres días y las noches respectivas, en el que la recuperación de la infancia es el punto de partida para un descubrimiento nuevo y diferente del propio ser.


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