Escena final de la obra maestra de Fellini, La strada

"Lo que me hubiera gustado hacer es una película como 'La Strada'. Pero nunca haré 'La Strada'. Ya está hecha, es muy buena, no se podría mejorar
Francis Ford Coppola
 


 
Las palabras de Coppola expresan a la perfección la excepcionalidad del cuarto largometraje de Federico Fellini, para muchos (entre los que me encuentro) la obra cumbre de la etapa neorrealista del director (la que va desde su ópera prima, Luces de Varieté, hasta su sexto largometraje, la celebrada Las noches de Cabiria, pasando por la divertidísima El Jeque Blanco y las también magníficas Los inútiles Almas sin conciencia), además de uno de los mejores títulos de toda su filmografía.
 



Escena final de la obra maestra de Fellini, La strada



Precisamente la trágica ausencia de Gelsomina será el detonante para que el rudo Zampanó tome finalmente consciencia de su triste realidad, en el emocionantísimo y revelador final en el que, tras ser echado de una taberna completamente borracho, y después de proclamar con desesperado orgullo su soledad (“¡No necesito a nadie! ¡Quiero estar solo!”), el protagonista se enfrentará finalmente al sentido de su existencia postrado ante la inmensidad del firmamento en la misma playa en la que recogió años atrás a Gelsomina (fotograma 3). Para quien esto escribe, una de las más conmovedoras escenas de revelación existencial que nos ha dado el arte del cinematógrafo.






https://www.cinemaesencial.com/peliculas/la-strada


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