EL FORASTERO DE COLIN WILSON

 


EL FORASTERO DE COLIN WILSON

Este artículo fue publicado en Repubblica fuente de la imagen ) .

Después de que salió esta reseña, recibí varios correos electrónicos de lectores que me preguntaban dónde podían encontrar The Outsider Ni en Amazon ni en Ibs ni en las cadenas de librerías, está la respuesta. Conéctate a la web de Atlantide  (ellos, con razón, se definen como "outsiders" incluso en la distribución) y sabrás cómo. (NL)

En el invierno de 1954, un escritor inglés de veintitrés años, solo y sin un centavo, concibió el libro que lo haría famoso. Se llamaba Colin Wilson, se había mudado a Londres desde Leicester, y tras pasar las noches de verano en un saco de dormir en Hampstead Heat para ahorrar dinero, con los primeros fríos había encontrado refugio en la sala de lectura del Museo Británico.

Aquí escribió novelas incapaces de sacarlo de la condición de pobreza en la que se encontraba. Fue una vida dura. Pero también fue una vida de aventuras. Sería injusto decirle que Wilson veneraba a los grandes irregulares que vivieron entre los siglos XIX y XX, como Emma Bovary y los personajes de las novelas por entregas. Pero sólo un joven enfadado y convencido de que se inspiraba en los héroes extremos de Knut Hamsun pudo encontrarse, el día de Navidad, mordisqueando tomates enlatados en una pequeña habitación húmeda de Brockley (sur de Londres), sin más compañía que él mismo y con el corazón en paz. .

Para un observador burgués (en aquella época, en Europa, el atributo no carecía de significado) la situación habría parecido patética. Pero Wilson se sintió heroicamente solo, como el Raskolnikov de Dostoievski o el Malte Laurids Brigge de Rilke. Por eso, cuando los británicos reabrieron después de las vacaciones, fue directamente a la sala de lectura y escribió las primeras páginas de The Outsider . Fueron la base de un largo y apasionante ensayo que, indagando en las biografías de escritores, artistas, filósofos capaces de ver "demasiado y demasiado lejos", intentó ofrecer nuevas claves para comprender el problema con el que muchos de ellos se habían estrellado ( el terrible conflicto entre la sociedad y el individuo), con la esperanza de desvelar un misterio mucho más vertiginoso y antiguo: ¿cuál es nuestro verdadero yo? ¿Y qué se esconde detrás de la apariencia de lo que, engañados por el sueño del aparato perceptivo, llamamos mundo?

The Outsider dio a su autor una fama exagerada. Salió en 1956, el mismo año que Remember in Anger de John Osborne . Los medios de comunicación se volvieron locos y transformaron a Osborne y Wilson, contra su voluntad, en rebeldes de opereta. En Italia, el libro fue publicado por Lerici en 1958 con el título The Stranger  (la palabra outsider era entonces casi desconocida en nuestro país) y finalmente regresa - traducido por Thomas Fazi - para las ediciones Atlantide con su título original.

Uno de los aspectos más fascinantes de The Outsider es que intenta adentrarse no tanto en las vidas materiales, sino en las mentes y espíritus (las biografías interiores) de personajes como Friedrich Nietzsche, Fyodor Dostoevsky, Vincent Van Gogh, Enrest Hemingway, Vaclav. Nijinsky, T.S. Eliot, Georges Gurdjieff, Albert Camus... Para estos hombres, en cierto momento, la realidad ya no es el diseño racional que todos dicen ver. No está claro si lo que parecía un alfabeto conocido se convierte de repente en un bruto jeroglífico sin más significado (el mundo al que la burguesía se esfuerza tanto en dar forma, en realidad no significa nada), o si detrás de esa indescifrabilidad se esconde a su vez Se esconde algo más, que seríamos capaces de captar si tuviéramos la fuerza de hacer de nuestra vida un verdadero experimento espiritual, como lo hacían los místicos y los santos del pasado.

El outsider es, pues, el único que "sabe que está enfermo en una sociedad que no sabe que está enfermo". De repente, TS Eliot ve Londres como la ciudad irreal poblada por almas muertas de Waste Land. Friedrich Nietzsche quedó impactado por la visión del eterno retorno mientras caminaba solo por la Engadina. Lo que hasta hace unos momentos era la vida cotidiana se vuelve insoportablemente nauseabundo para el Roquentin de Sartre. Etcétera.

La condenación de los outsiders consiste en situarse a medio camino entre los hombres corrientes y los verdaderamente elegidos. Lo suficientemente sensibles como para darse cuenta de que la vida no es lo que parece, logran valientemente transformar la suya en una larga y difícil aventura del espíritu. El problema es que no son tocados por la gracia de los santos, del mismo modo que no tienen el carácter que lleva al bodhisattva de la tradición budista a la iluminación. No son durmientes, pero tampoco están totalmente despiertos. Por eso, no pocas veces, la sociedad los destroza.

En la última parte de su vida, Van Gogh logró sacar incluso un simple árbol o una silla del dominio de las apariencias (finalmente pudo verlos a través de su arte), pero esto no le impidió dispararse con un revólver. . Hay algo sobrenatural en la fresca virilidad de Frederic Harry en Adiós a las armas , casi como si sus músculos estuvieran en contacto con el estoicismo del 300 a.C., pero sabemos cómo acabó su autor. Mientras baila, Nijinsky se siente un dios dentro de sí mismo, y sin embargo la posesión no es lo suficientemente estable como para no volverlo loco unos años más tarde, como le sucederá a Nietzsche.

Son pocos los forasteros que escapan a la ruina. Colin Wilson pone el ejemplo de Eliot y Dostoievski, capaces de aguantar hasta resolver su propia batalla interna en las magníficas síntesis de los Cuatro Cuartetos y los Hermanos Karamazov . Pero leer The Outsider  en 2016 te hace querer proyectar estos razonamientos en el presente. Vivimos en una era que neutraliza y aprovecha toda forma de irregularidad. Sólo hace falta seguir a un talento en la televisión para darse cuenta de ello. Basta viajar sobre la superficie del agua en el mundo de la información para comprobar cómo toda discrepancia recibe espacio siempre que sea filtrada por los códigos (espectacularidad o conformismo) que destruyen el mensaje. Se baja la guardia por un momento, y una auténtica vocación ya se ha dejado transformar en un freak show.

Hoy “Outsider” podría ser la marca de un perfume. Sin embargo, sería necesaria una radicalidad enemiga del fanatismo, una búsqueda de lo trascendente que no se inspire en la megalomanía o la sed de poder. Todos sabemos en nuestro corazón que el discurso dominante sólo nos hace más pobres, infelices, obsoletos, lejos de una vida en la que reconozcamos la belleza y el significado. Sin embargo –como hizo Colin Wilson en la Navidad de 1954– bastaría con mirar para otro lado.

A 100 años de su muerte, leer a Marcel Proust es la mejor manera de recuperar el tiempo perdido

 Si no hubiera ganado el Premio Goncourt, uno de los escritores franceses más influyentes del siglo XX hubiera pasado desapercibido. En vida, sus libros se vendieron poco y André Gide lo dilapidó. Le dijo adiós al mundo y se encerró durante 15 años para entregarse a su obra póstuma.


Marcel Proust (Valentin Louis Georges Eugène Marcel Proust) nació en París en 1871 y murió hace un siglo, el 18 de noviembre de 1922. El escritor y crítico francés dejó varias obras a sus contemporáneos y a la posteridad, pero ninguna se compara a la “novela río” En busca del tiempo perdido, una inmensa producción de siete voluminosos volúmenes, publicados entre 1913 y 1927.

Deliciosa a todas luces para quienes aman la lectura demorada, el sabor de las pequeñas cosas que ya perdieron el sabor, esta pieza artística es una de las obras más influyentes e irrepetibles del siglo XX.

Descomunal y minuciosa a la vez, justo es decir que aunque “sólo” se trata de siete partes, En busca del tiempo perdido es interminable. Simplemente, porque es una de esas obras a las que siempre habría que regresar, por inagotable y porque es un libro mágico en el que siempre se descubren nuevas cosas. En ella, un recuerdo lleva a otro y el ya célebre “sabor de la magdalena” desencadena lo que se creía olvidado.

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Marcel Proust. Su esnobismo ocultaba su gran timidez social.

Desde luego, cada una de sus páginas es una inmersión autorreferencial del autor, pero nunca un paseo podría llegar a disfrutarse tanto: párrafo a párrafo, su memoria deviene una caja de sorpresas que levanta la tapa según qué gota salte al caer la piedra en el espejo del agua de su "yo". Así es el mar de la literatura, la vida misma para Marcel Proust.

A 100 años de su muerte, Marcel Proust

Marcel Proust fue el hijo mayor de un prestigioso epidemiólogo de la Universidad de París y de una mujer judía alsaciana con fuerte vocación por la cultura. Desde los 9 años tuvo asma y sus problemas respiratorios hicieron de él una persona enfermiza y ensimismada.

Desde pequeño, su verdadera vocación fue devorar libros y el nacimiento de un hermano lo alivió de la presión paterna de dedicarse a la medicina, como él. Su madre, que hablaba inglés a la perfección, le ayudó a traducir dos obras de John Ruskin (The Bible of AmiensSesame and Lilies) que publicó en vida.

La fortuna familiar le permitió vivir sin trabajar, siempre protegido bajo el ala de su madre, la persona más influyente en su vida. Desde adolescente frecuentó selectos cenáculos literarios, gracias a la ayuda de un nuevo vínculo amoroso, el poeta Robert de Montesquiou, que le presentó a todos sus contactos entre los aristócratas de París, una postal ya en decadencia que retrataría implacablemente línea tras línea.

Aunque Proust publicó sus primeros trabajos (Los placeres y los días, 1896), nadie los compraba.

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Marcel Proust. Fue asmático desde los 9 años y creció apegado a los cuidados de su madre.

En París, vivía en el barrio residencial de Auteuil, cerca de los Bosques de Boulogne. Cuando no veraneaban en Cabourg y Trouville, en Normandía, la familia solía pasar algunas temporadas en la casa de un tío en Illiers, pueblo natal de su padre, a 25 kilómetros de Chartres. Todas esas geografías sociales inspiraron a Marcel para crear el Balbec de a En busca del tiempo perdido. Illiers, de todos modos, fue su modelo para imaginar Combray, la villa de sus ficciones.

Cuando se cumplieron 100 años de su nacimiento, en 1971, Illiers fue rebautizada Illiers-Combray, en homenaje al escritor. El lugar se llenó de casas de té a donde acuden los lectores de Proust a saborear una infusión con magdalenas y así rendir a su modo un homenaje a Por el camino de Swann.

Leer a Proust para recuperar el tiempo perdido

La pérdida de su madre en 1905 hizo que recrudeciera primero su aislamiento natural y luego su timidez social. Durante quince años vivió en un departamento de la calle Haussmann, sólo asistido por sus criados. Escribía febrilmente de noche y dormía de día. Fóbico, hizo recubrir de corcho las paredes de su vivienda para que ningún sonido exterior lo alcanzara.

Marcel Proust
En esta vivienda se recluyó Marcel Proust durante 15 años para escribir En busca del tiempo perdido.

En 1907 comenzó a escribir Por el camino de Swann, que sería el primre tomo de su obra cumbre y en 1913 la publicó, pagándola él mismo, porque La nouvelle Revue Française, dirigida por el escritor André Gide la rechazó luego de haber leído apenas unas páginas. La obra le pareció presuntuosa y él, tan aristócrata como sus escritos.

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El poeta Robert de Montesquiou era conde y él introdujo a Marcel Proust en los cenáculos literarios; se admiraban mutuamente; el noble era veinte años mayor que Proust.

Tampoco pasó gran cosa, a pesar de que el periódico conservador Le Figaro publicó algunos fragmentos.

Sin embargo, ya tenía en mente adónde quería llegar y siguió encerrado, sin ver gente ni comer aceptablemente, escribiendo desaforadamente acompañado por interminables tazas de café negro, A la sombra de las muchachas en flor que presentó en el prestigioso premio literario Goncourt. Lo ganó. Tenía 48 años y era la primera vez que se reconocía su talento.

Marcel Proust
La tumba de Marcel Proust en Père Lachaise siempre tiene flores frescas; se la llevan sus admiradores.

Murió el 18 de noviembre de 1922 por una bronquitis mal curada que terminó en neumonía.

Su hermano Robert, un reconocido cirujano de su época, se tomó en serio cumplir el deseo de su hermano –alcanzar la fama literaria póstuma- y lo logró, haciendo publicar pacientemente, uno a uno los siete volúmenes de su obra cumbre: El mundo de Guermantes (1921), Sodoma y Gomorra (1922), La prisionera (1925), La fugitiva (1927), El tiempo recuperado (1927).

Además de otros, como la edición de sus críticas literarias dispersas, recopiladas en Contra Saint-Beuve y Parodias y misceláneasJean Santeuil (1952) y su Epistolario de más de… ¡cien mil cartas!

Marcel Proust

Aunque sería imposible asir el legado de Marcel Proust, sin recorrer sus escritos, vayan aquí 18 entre sus miles de frases que se desprenden de sus páginas:

  1. El amor es una tortura recíproca.
  2. Nunca debemos temer ir demasiado lejos, porque la verdad está más allá.
  3. Las nueve décimas partes de los males que sufren las personas surgen de su intelecto
  4. El único paraíso es el paraíso perdido.
  5. El amor es un ejemplo sorprendente de lo poco que la realidad significa para nosotros.
  6. La felicidad es beneficiosa para el cuerpo, pero es el dolor el que desarrolla los poderes de la mente.
  7. El recuerdo de las cosas del pasado no necesariamente es el recuerdo de las cosas como eran.
  8. No esperes por la vida. No anheles eso. Ten en cuenta, siempre y en todo momento, que el milagro está en el aquí y ahora.
  9. A pesar de que nuestras vidas vagan, nuestros recuerdos permanecen en un solo lugar.
  10. El único verdadero viaje de descubrimiento consiste no en buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos
  11. Si queremos que la realidad sea soportable, todos debemos alimentar una o dos fantasías.
  12. Las cosas que más deseamos son las que fingimos no desear
  13. La felicidad en el amor no es un estado normal
  14. A veces estamos demasiado dispuestos a creer que el presente es el único estado posible de las cosas
  15. La ambición embriaga más que la gloria
  16. El amor es el espacio y el tiempo medido por el corazón
  17. Para el beso, la nariz y los ojos están tan mal colocados como mal hechos los labios
  18. Los celos no son corrientemente más que una inquieta tiranía aplicada a los asuntos del amor

 https://www.perfil.com/noticias/sociedad/a-100-anos-de-su-muerte-leer-a-marcel-proust-es-la-mejor-manera-de-recuperar-el-tiempo-perdido.phtml

LA HISTORIA DE COLIN WILSON Un genio bajo presión



 LA HISTORIA DE COLIN WILSON

Un genio bajo presión





Con ironía, la Biblioteca Pública de Londres ubicaba alfabéticamente sus ejemplares del libro de Colin Wilson, The Outsider (traducido por Emecé en 1957 como El Disconforme) en el estante correspondiente a la letra G de “Genio”, entre “Gas” y “Geología”. En aquel entonces, The Outsider era por cierto una rareza bibliográfica –una obra filosófica que terminó convirtiéndose en superventas–. En los primeros meses, alcanzó 16 ediciones y había vendido 40 mil ejemplares en tapa dura.

Pero por los sucesos de Suez no había mucho que festejar. Wilson era “un genio de apenas 24 años”, como anunció en tapa The Daily Express. Había dejado la escuela a los 16 porque los exámenes eran muy difíciles. Su padre trabajaba en una fábrica de zapatos en Leicester y nunca ganó más de cinco libras por semana. El joven Wilson se casó, se separó, vivió en la calle, dormía en los parques, comía pan. Llegaba temprano a la mañana en bicicleta al British Museum, allí leía y escribía como un maniático. Al igual que otros “iracundos”, coincidió generacionalmente con la primera oleada de adultos que había hecho su escuela primaria en establecimientos del Estado –los más favorecidos habían llegado a graduarse en las universidades gracias a la educación pública y gratuita–. Los tiempos parecían reclamar con urgencia escritores que dieran una voz al descontento indistinto de su generación.

El mundo literario de Londres en 1956, según el propio Wilson, “tenía la consistencia de una polilla” y necesitaba que le dieran una buena sacudida. Wilson, con su pelo sucio y anteojos de intelectual, “el filósofo que dormía en una bolsa de dormir en Hampstead Heath” –según la maliciosa descripción de Osborne–, parecía enviado por el cielo para desempeñar ese rol en la comedia londinense.

El Disconforme comenzaba de un modo que luego se hizo tan famoso como el comienzo del Manifiesto Comunista: “A primera vista, el outsider es un problema social”. Recibió elogios de todo el mundo. Con nacionalismo, The Observer proclamaba que era mejor que Jean-Paul Sartre. The Sunday Times lo encontraba “notable” y el reseñista del The Listener declaró que se trataba del libro “más notable” que le había tocado en suerte.

Wilson ahora era célebre: daba entrevistas temerarias, se peleaba con los demás iracundos. El establishment filosófico reaccionó de modo diferente, pero no menos cruel: A. J. Ayer dijo que Wilson era “un perrito que baila”, uno de esos canes que saltan en los circos, infatuados consigo mismo y con libros difíciles que ni siquiera podía entender. Cuando Wilson ya no fue tan joven, ni tan angry, la gente comenzó a olvidarlo. Había que estar ahí, contestan quienes preguntan cómo pudo The Outsider convertirse en lo que se convirtió. Al cerrar The Outsider, al menos los chicos sabían pronunciar las palabras Sartre, Camus, Nietzsche y esos otros filósofos cuyos nombres nunca estaban seguros de pronunciar bien.

Además estaba la jactancia de Wilson, que se consideraba “el escritor más importante del siglo XX” y un “Elvis Presley intelectual”. En el capítulo cinco, Wilson escribió: “El outsider no es un freak, sino sólo más sensible que la medida”. Todo joven romántico en el verano de 1956 podía verse reflejado. Una frase a la que recurre Inglaterra en tiempos difíciles es Grace under The Fire (mantener la gracia bajo el fuego). Su historia lo demuestra: en los peores momentos, los ingleses no abandonaron la gracia, los modales. Este es también un gesto de valentía, de autocontrol, que reniega de la reacción de opereta, tan argentina o latinoamericana. En este sentido, cuando los tiempos ya no fueron buenos para el pobre Wilson, hay que decir que se comportó como un argentino más.

DOMINGO, 6 DE AGOSTO DE 2006

https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/subnotas/2181-262-2006-08-06.html

María Corina Machado, la dama de hierro que busca darle jaque mate a Maduro

 La dirigente neoliberal arrasa en las primarias de la oposición venezolana pero su inhabilitación pone en riesgo su candidatura a las elecciones presidenciales de 2024.

María Corina Machado se dirige a sus seguidores durante una alocución pública en Caracas, a 13 de octubre de 2023.

23/10/2023        CÉSAR G. CALERO

"Águila no caza mosca". Con este hiriente refrán despachaba Hugo Chávez a María Corina Machado en un cruce verbal en el Parlamento venezolano. Corría el año 2012, el mandatario ya estaba enfermo por el cáncer que lo iba consumiendo y la oposición confiaba en acabar pronto con la revolución bolivariana. Tras las críticas de Machado, el comandante le recomendó que, antes de dirigirse a él, ganara las primarias en su propio espacio político: "Está fuera de ranking para debatir conmigo, lo lamento mucho". El candidato del bloque antichavista en los comicios de 2013 fue finalmente Henrique Capriles. Pero aquella "mosca" disidente no se dio por vencida. Una década después, Machado se ha impuesto de manera arrolladora en las elecciones primarias de la oposición celebradas el domingo en Venezuela, con un 93% de los votos según datos provisionales.

Machado se ha convertido en una dama de hierro en el tablero político venezolano

De ser considerada un mero peón del antichavismo, Machado se ha convertido en una dama de hierro en el tablero político venezolano. Cuenta con poco más de un año para intentar darle jaque mate al presidente Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales que se celebrarán, previsiblemente, a finales de 2024. "Este no es el final, pero sí es el principio del final (...) En 2024 vamos a ganar. Vamos a desalojar a Maduro y a su régimen y a comenzar la reconstrucción", se apresuró a decir nada más proclamarse vencedora de las primarias. Para lograrlo, tendrá que resolver primero algunas cuestiones legales.

El oficialismo y la Plataforma Unitaria (que engloba a casi todas las familias de la oposición) pactaron la semana pasada en la isla caribeña de Barbados un acuerdo para avanzar hacia un proceso de normalización política que tiene como meta la celebración de elecciones presidenciales en el segundo semestre de 2024. El pacto no ha despejado qué pasará con los candidatos que han sido inhabilitados por las autoridades venezolanas. La Contraloría General de la República (el máximo órgano de control fiscal del Estado) inhabilitó el pasado mes de junio a Machado para ejercer cargos públicos por un periodo de 15 años por "errores y omisiones en sus declaraciones juradas de su patrimonio".

Con su triunfo en las primarias, Machado pone ahora en un brete al Gobierno. El reciente acercamiento ente Washington y Caracas (reflejado en la suspensión temporal de sanciones económicas, de una parte, y la liberación de cinco presos políticos, de otra) podría revertirse si Maduro no elimina las inhabilitaciones contra varios líderes de la oposición. Pero en el palacio de Miraflores preocupa mucho la creciente simpatía que despierta Machado en un amplio sector de la población desencantado con la política y asfixiado por la crisis económica. Si se atiende a las encuestas, la nueva líder opositora derrotaría a día de hoy holgadamente a Maduro en las urnas.

Anticomunista y neoliberal

María Corina Machado (Caracas, 1967) nació en el seno de una familia acomodada ("burguesita de fina estampa", llegó a bautizarla Chávez). Su padre, Henrique Machado, era uno de los empresarios más reconocidos del sector metalúrgico. Chávez expropió en su momento las empresas Sivensa y Sidetur, propiedad de la familia Machado. Ingeniera industrial de profesión, divorciada y madre de tres hijos que viven en el extranjero, la dirigente opositora lleva casi tantos años en la política como el chavismo en el poder: más de dos décadas. Su anticomunismo visceral y su credo neoliberal le han ubicado en el ala más reaccionaria de la disidencia. Como dirigente ultraliberal y anticomunista, la comparación con Margaret Thatcher está servida. Es, en todo caso, una dama de hierro caribeña que ha resistido los embates del chavismo con un discurso radical y confrontativo (fue partidaria en su momento de la intervención militar de Estados Unidos).

Machado promete emprender una política de privatizaciones que incluye a Petróleos de Venezuela

Elegida diputada de la Asamblea Nacional en 2010 con un gran caudal de votos, ese respaldo popular le animó a presentarse a unas primarias en las que, sin embargo, sólo obtuvo un magro 4% de apoyos. Capriles, ganador por amplia mayoría en esa contienda, perdería en las urnas contra Chávez, primero, y más tarde frente a Maduro. Las tornas han cambiado hoy. Ante la alta popularidad de Machado, Capriles renunció a su candidatura hace unas semanas, dejando el camino allanado para la victoria de Machado.

Ninguneada por el chavismo y por una parte de la oposición, Machado fundó en 2012 su propio partido político, Vente Venezuela, y buscó la complicidad de los halcones de la disidencia. Junto a Leopoldo López, de Voluntad Popular (hoy refugiado en Madrid tras ser condenado a varios años prisión por incitación a la violencia), organizó en febrero de 2014 una campaña de violentas protestas callejeras (llamada "La salida") que se saldó con más de 40 muertos y dos millares de detenidos. Un juez le prohibió a Machado abandonar Venezuela desde ese año.

La nueva líder de la oposición venezolana pretende darle la vuelta al país si llega a la presidencia. Emprenderá una política de privatizaciones que incluye a Petróleos de Venezuela (PDVSA), la joya de la corona de un país que cuenta con las mayores reservas mundiales de petróleo. Favorable a la desregulación y al imperio del libre mercado, apuesta por "un modelo de desarrollo inclusivo y liberal para generar prosperidad, riqueza y libertad en Venezuela", según sus propias palabras. Un modelo que, antes de la aparición de Chávez, había llevado a la pobreza a millones de personas en un territorio con recursos naturales casi ilimitados.

Tras años de divisiones y fracasos (tanto en el terreno electoral como en el de las intentonas golpistas y la agitación callejera), la oposición venezolana parece haber encontrado en María Corina Machado una pieza valiosa para darle su ansiado jaque mate al chavismo, invicto en unas elecciones presidenciales desde su irrupción en 1998. Las fichas ya están dispuestas. La partida acaba de comenzar.


https://www.publico.es/internacional/maria-corina-machado-dama-hierro-busca-darle-jaque-mate-maduro.html#md=modulo-portada-bloque:4col-t5;mm=mobile-big

El peronismo respira y retiene su bastión histórico, la provincia de Buenos Aires

 

El gobernador reelecto de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, celebra su victoria en las elecciones, este domingo.



El actual gobernador, Axel Kicillof, consigue la reelección con el 45% de los votos de la demarcación más poblada del país

El peronismo ha vuelto a la vida este domingo y disputará una segunda vuelta presidencial contra la ultraderecha el próximo 19 de noviembre. El milagro lo ha encabezado su bastión histórico, la provincia de Buenos Aires, donde mantendrá el poder pase lo que pase en la elección final de noviembre. El gobernador, Axel Kicillof, ha sido reelecto con el 45% de los votos, según el escrutinio provisional. Es un balón de aire enorme: en Buenos Aires, la demarcación más poblada del país, vive el 38% de los 46 millones de argentinos y vota el 37% del padrón electoral. Kicillof ha encabezado una hazaña: mejoró por casi 10 puntos su resultado de las primarias de agosto y retuvo el poder pese a los escándalos de corrupción que golpearon su campaña en las últimas semanas.


Antiguo ministro de Economía de Cristina Kirchner, Kicillof volverá a gobernar la provincia más poblada del país tras cuatro años en el cargo. Era el favorito, pero superó incluso los menores pronósticos. Las encuestas le daban la victoria con algo más del 30% de los votos y consiguió el 45%. En segundo lugar, quedó el conservador Néstor Grindetti, con casi el 27% de los votos, y tercera la candidata del ultra Javier Milei, Carolina Píparo, con el 25%. Había pocas dudas de que Kicillof, que había sido el candidato más votado en las primarias del 13 de agosto con el 36%, no sería reelecto, pero la campaña se le había hecho cuesta arriba en las últimas semanas.


El gran escándalo de corrupción de estas elecciones lo protagonizó su jefe de gabinete, Martín Insaurralde, que fue obligado a renunciar a su cargo a finales de septiembre tras la filtración de unas fotografías en las que se lo veía de vacaciones en un yate de lujo, acompañado de una modelo, en la costa sur de España. El golpe podría haber sido durísimo. Insaurralde, hombre fuerte del kirchnerismo, era intendente en licencia de uno de los municipios más poblados de Buenos Aires, Lomas de Zamora, y las fotografías de regalos carísimos y comidas de lujo mientras cuatro de cada diez argentinos vive en la pobreza podrían haber sido el golpe de gracia a un peronismo que intenta retener el Gobierno en medio de la crisis económica. El escándalo alimentó a la oposición, que usó el tema para atacar al candidato oficialista, Sergio Massa, en los debates presidenciales e incluso buscó ganar votos en ese municipio, llevando sus últimos mítines bonaerenses a Lomas de Zamora.


“Ver una foto de un dirigente político, de un funcionario, que está en una situación tan alejada de la realidad, y sí, es algo que enoja y levanta preguntas”, había dicho Kicillof sobre el escándalo en una entrevista con EL PAÍS. Insaurralde había sido una “recomendación” del kirchnerismo para su gabinete, pero Kicillof no quiso echar culpas. “Yo formo parte de un Gobierno de coalición. Insaurralde, intendente de Lomas de Zamora por muchos mandatos consecutivos, cuarto distrito más grande de la provincia, con una gestión que tiene para mostrar, es parte de esa coalición”, dijo en esa entrevista.


El escándalo, finalmente, no lo hirió. Y Kicillof es ahora más fuerte que nunca. Con Cristina Kirchner fuera de escena y con el peronismo nacional tirado más al centro con la candidatura de Massa a la presidencia, el gobernador de la provincia de Buenos Aires es hoy uno de los referentes más importantes del peronismo que mira desde la izquierda. Y sabe que le tocará liderar un cambio de época: ya en campaña destapó la olla de la necesidad de “componer nuevas canciones” para renovar su fuerza política.


La presidencial todavía está abierta, y Massa, ganador con el 36% de los votos en las elecciones de este domingo, irá a una segunda vuelta con el ultra Javier Milei, segundo con el 30%. Pero retener la provincia es un alivio: sea para garantizarse cierta gobernabilidad, o para reagruparse y resistir durante los próximos cuatro años, el peronismo se ha asegurado su bastión por los próximos cuatro años.

Tejero, sobre el 23F: "Yo al rey Juan Carlos lo jodí vivo. Él tenía preparado con Armada un Gobierno a su gusto"

  MADRID   22/10/2023 1

Antonio Tejero accede al Congreso de los Diputados en el golpe de Estado fallido del 23 de febrero de 1981.
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El militar asegura que detuvo el golpe de Estado cuando vio "lo que iba a ser aquello" en declaraciones que no había hecho públicas hasta ahora, según el autor de su biografía.

 Ese fui yo. Es decir: lo mío era necesario para poner el Gobierno de Armada y el rey. Sin embargo, cuando vi lo que iba a ser aquello lo anulé, lo paré. Luego me traicionaron todos: el rey, Armada, Milans del Bosch…", ha declarado el teniente coronel golpista del 23F, Antonio Tejero, en una entrevista publicada en El Español, en la que da detalles sobre el golpe fallido que hasta ahora no había compartido públicamente, según Álvaro Romero, autor de su biografía.

Para comprender "lo que iba a ser aquello", el medio que ha publicado la entrevista se puso en contacto con Romero, quien asegura que lo que quiere decir Tejero es que "el golpe estaba encaminado a poner en España un gobierno de concentración presidido por el general Armada y pactado con el rey". Sin embargo, cuando Tejero descubrió que en la lista de ese nuevo Gobierno había "gente proveniente de la izquierda", según su versión de los hechos, "impidió que Armada entrase en el Congreso para proclamarse presidente". 

El golpista ha reclamado además que le gustaría que "hubiera un gobierno militar que pusiera las cosas en su sitio", a través de un golpe de Estado pactado con el rey, en este caso ya hablando de Felipe VI. Y, aunque no le gusta "ese galaico" (en referencia a Feijóo), acepta "el PP como mal menor". 

Varios medios publicaron este viernes que el golpista del 23F, Antonio Tejero, había denunciado al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, por incumplir la Constitución. El pasado viernes fuentes de la Fiscalía General del Estado aseguraron a Público que Tejero no había ido allí personalmente ni les había llegado ninguna denuncia suya telemáticamente. Sin embargo, el propio Tejero ha asegurado en esta entrevista que ha presentado la denuncia.

Sobre la denuncia a Sánchez, Tejero asegura haberla presentado y encontrarse "en pleno uso" de "sus facultades mentales". Según su criterio, Sánchez está "destrozando España" e incumple la Constitución.

Sobre la paradoja que ha presentado quien lideró un golpe de Estado contra la Constitución interponiendo una denuncia por su incumplimiento, Tejero sentencia: "Hoy las cosas tienen que ser así. Hay que cumplirla. No me gusta la Constitución, ya lo sabe. No la voté. Pero tampoco me gusta el bacalao con tomate y me lo como si me lo ponen delante".

Wolfram Eilenberger: «Estamos ante el final de la humanidad tal como la hemos conocido en los últimos 2.500 años»

 04 Jun 2023 / JAVIER ORS  



Wolfram Eilenberger considera que el pensamiento «empieza cuando el hombre percibe que hay algo que no funciona, que existen aspectos a nuestro alrededor que no están bien respecto a mí, respecto a los demás y respecto al mundo». Es ahí cuando «nace la filosofía». Justo en el instante en el que «las dudas» se abren paso en el alma humana. Quizá por eso ha querido volver a las preguntas iniciales, que no son las que aparecen en los libros escolares, sino las que plantean los niños que tratan de comprender el entorno que les rodea. Después de Tiempo de magos (Taurus) —en el que abordaba las figuras de Heidegger, Walter Benjamin, Ernst Cassirer y Ludwig Wittgenstein— y El fuego de la libertad —donde repasaba las ideas de Simone de Beauvoir, Hannah Arent, Simone Weil y Ayn Rand—, el filósofo alemán cambia de registro, abandona por un segundo esos listones eminentes del pensamiento y publica ¿Sufren las piedras? (Taurus), una reflexión alentada por sus propios hijos. Una obra que no es un índice de lecciones filosóficas para explicar a los más menudos de la casa, sino una manera «de educar a los padres».

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—A los niños les gustan las preguntas. ¿Son más importantes que las respuestas para el conocimiento?

"A partir de una determinada edad los niños hacen preguntas que, en realidad, son cuestiones de naturaleza compleja y metafísica"

Debemos recordar, para no olvidarnos, que las preguntas son el centro de la filosofía. Es cierto que a partir de una determinada edad los niños hacen preguntas que, en realidad, son cuestiones de naturaleza compleja y metafísica… Se habla de este libro, «¿Sufren las piedras?», como una obra de educación para niños, pero la realidad es que es todo lo contrario: es para educar a los adultos que tienen hijos. Cuando mis hijos tenían cinco o seis años me planteaban preguntas que no sabía responder. Para ser específico, eran las cuestiones fundamentales para las que los hombres no tenemos contestación. Lo que hicieron con ellas fue abrir en mí un momento de escepticismo, de inseguridad y de ambigüedad. Y esto es lo que define a la condición humana. El hecho de que los niños hagan estas cuestiones nos recuerda que la naturaleza no está basada en el conocimiento, sino en la apertura de nuestro pensamiento, así que, de esta manera, los niños también enseñan a los adultos como era esa amplitud de miras antes de olvidarnos de ella.

—Nos recuerdan las mismas preguntas que nosotros hicimos.

—Todas las preguntas que nos plantean los niños nos las hemos hecho todos nosotros alguna vez, pero son interrogantes para las que no poseemos una respuesta adecuada. Lo que sucede es que existe un momento en que dejamos de hacernos estas preguntas. ¿Cómo dejamos estas cuestiones de lado en nuestra vida? Existen varios conceptos para definir lo que es adulto. Uno de ellos es precisamente cuando dejamos de hacernos las preguntas de la infancia. Con sinceridad, este es un triste concepto de adulto, pero es cierto. Esas preguntas iniciales son para hacértelas constantemente y batallar con ellas, para que vayan penetrando y dejando un poso en nosotros, inclinándonos hacia un diálogo interior. Aunque parezca paradójico, los niños nos enseñan a ser adultos. Lo interesante es que esta idea filosófica enlaza con la situación en la que nos encontramos ahora.

—¿A qué se refiere?

"Estas máquinas, desde el ChatGPT a otras, tienen contestaciones para todo. Vivimos realmente en una pesadilla, la pesadilla de la cultura de las respuestas"

—Todos reconocemos la primacía de las preguntas, pero, sin embargo, ahora tenemos un montón de máquinas que lo único que saben hacer es proporcionarnos respuestas. Estas máquinas, desde el ChatGPT a otras, tienen contestaciones para todo. Vivimos realmente en una pesadilla, la pesadilla de la cultura de las respuestas. Estas máquinas no tienen preguntas, solo contestaciones. Aunque sean imaginadas y malas. Las máquinas no son capaces de plantear preguntas porque no tienen esa capacidad. Es importante, por la fase en la que nos encontramos los humanos, recordar la primacía que posee la pregunta en el conocimiento, porque creo que el destino de la raza humana va a residir en esto.

Y el diálogo es una fuente de aprendizaje.

—Eso lo podemos ver en los orígenes de la filosofía, donde lo que había eran tratados políticos. Estos eran diálogos con preguntas. Existía una teoría política, que era una tradición en términos filosóficos que llega hasta Hannah Arendt, donde se dice que la primacía de la pregunta nos lleva hacia una mentalidad más abierta, a no encerrarnos y a ser más permeables al conocimiento. Esto es todo un movimiento político en sí mismo si uno se detiene a reflexionar sobre ello, porque si alguien tuviera respuestas para todo, la propia idea de democracia dejaría de ser necesaria. En este sentido, la democracia, como concepto, es la mejor forma que tenemos para convivir de una manera avanzada, porque está basada en las preguntas no en las respuestas, o sea, en el diálogo. Es cierto que es una forma más compleja y más frágil que otros sistemas políticos, pero también se ha probado que es más exitosa. En algunos aspectos, nos encontramos ahora mismo en un umbral bastante interesante, porque vivimos, paradójicamente, en una era en que nos hemos dado cuenta de que no tenemos respuestas a muchos de los asuntos que nos planteamos.

—Y los niños también nos ofrecen la posibilidad de observar cómo el hombre comienza a conocer su entorno.

"Los niños se creen todo lo que les cuentas y a la vez proponen preguntas tan profundas que tiran por tierra todo lo que les has contado"

—Escribí el libro cuando mis hijos eran pequeños con la intención de aclarar cosas con respecto a la filosofía y a lo que afecta en mi vida. Los hombres conocemos el mundo de nuestro entorno en el regazo de nuestros padres. Es algo muy peculiar de los seres humanos. Se nos lanza al mundo sin tener ni idea de él. Cuando un niño nace está perdido, más perdido que ningún otro animal. Por eso tenemos que enseñarles a comprender el mundo. A un perro no hay que enseñarle eso. A una planta, tampoco. ¿Y cómo funciona ese aprendizaje? A través del lenguaje. Es la forma principal para movernos por el mundo. Pero es muy curioso, porque tenemos varios lenguajes y también muchos idiomas a distintos niveles. Tenemos el lenguaje de la música, la poesía, la ciencia, el mito, el arte, y el habla para comunicarnos. Existen formas diferentes caminar en nuestras sociedades y de ubicarnos en ellas. Al educar o enseñar a los niños, nos damos cuenta de que ellos están precisamente abiertos a todo tipo de idiomas y de lenguajes. En esa experiencia hay rasgo inteligente: los niños se creen todo lo que les cuentas y a la vez proponen preguntas tan profundas que tiran por tierra todo lo que les has contado. Esto tiene consecuencias, incluso políticas. Le explico: en Corea del Norte hay un sistema totalitario. Esto nos lleva a que ellos tratan de inculcar un único lenguaje y apuestan por él. Eso es lo que ofrecen los sistemas totalitarios a la humanidad. Pero ahí está la amplitud de miras de los niños, que se interesan por todo y que desafían ese sistema. Un niño norcoreano jamás podrá evitar una pregunta como «¿dónde está mi abuelo ahora?». Esta clase de interrogantes que plantean, en el fondo, son pequeñas grietas que se abren en todos los sistemas. Debemos proteger estas grietas porque son importantes para el pensamiento.



En un mundo trabado por el ocio, como videojuegos, series o películas, ¿qué papel queda para que los chavales se hagan interrogantes?

—Primero, hay que distinguir entre realidad y ficción. Ahora es casi imposible distinguir entre ellas y, para mí, es una manera errónea de percibir las cosas. Solo hay que leer a Borges, «El Quijote» o «Madame Bovary» para comprender que nosotros somos seres ficticios, en el sentido de que construimos ficciones, pero también las consecuencias de confundirlas. La otra cuestión es la relación con la pantalla. Esto es un problema muy gordo. No solo somos seres a los que les gusta la ficción, sino también seres dialógicos, en el sentido amplio. Esta apertura se da cuando juegas al fútbol o vas a dar un paseo. Las preguntas brotan porque estamos en un mundo abierto al exterior. Recuerdo un encuentro que tuve con Hans-Georg Gadamer, el filósofo del diálogo. Hablé con él y le planteé qué podíamos hacer para que una entrevista fuera un diálogo. Su respuesta fue que eso solo funcionaría si él no tuviera todas las respuestas y yo todas las preguntas. El problema con las pantallas es que es una interacción cerrada, basado en sistemas clausurados. Así no nos abrimos al exterior. Es todo lo contrario. Es una forma de apartarnos de él. Y, además, es una dialéctica oscura.

—Se refiere a las redes.

"Hay un peligro en ese simulacro de diálogo en las redes. No está basado en un intercambio abierto hecho de preguntas y respuestas abiertas"

Hay que ser consciente, y esto lo digo sabiendo que soy un hombre blanco, mayor, arraigado en la cultura humanidades y a riesgo de ser negativo en la evaluación, de que existe un peligro en las redes sociales. Pero es lo que siento. No me queda otra. Hay un peligro en ese simulacro de diálogo en las redes. No está basado en un intercambio abierto hecho de preguntas y respuestas abiertas. Esa interacción ya está establecida de antemano. Es, por poner un ejemplo, como la posición de una marca. A las marcas no les gusta abrirse ni cambiar. Están bien definidas.

Y está la inmediatez, incompatible con la reflexión.

—La inmediatez es un asunto muy interesante. Reflexionar lleva tiempo y responder correctamente, también. Platón criticaba la escritura, porque, consideraba, que escribir es malo, no solo porque reemplaza el recuerdo, sino que es específicamente malo porque se da una respuesta que no proviene de un diálogo. Esto es lo relevantes. Y es justo ahí, en este punto, donde nos encontramos ahora los seres humanos. Ahora no solo todo es inmediato, sino que desconocemos si la respuesta que se produce en las redes está basada en un conocimiento o está mediada por una contestación sin diálogo. La inmediatez de las respuestas en el contexto de un diálogo es algo muy positivo, sobre todo, porque uno pone de manifiesto su conocimiento, quien es, pero, y esto es bastante relevante, su ignorancia. Pero en esta escritura sin diálogo de las redes, la lógica es diferente. Nunca se pone de manifiesto la ignorancia. Le voy a comentar algo que para mí resuelta crucial. La diferencia, yo creo, es que la inmediatez es útil si a la vez expone nuestro conocimiento, pero también, sobre todo, nuestra ignorancia. En cambio, la inmediatez del intercambio digital tiene otra naturaleza.

—¿Cuál es el desafío de la Inteligencia artificial para la filosofía?

"Va a ser el final de la Filosofía analítica. La filosofía analítica escribe en una lengua, una estructura y con un trasfondo de conocimientos que las maquinas van a emular con facilidad"

—Esa carta de Elon Musk y otros para tomarse seis meses y reflexionar respecto a la inteligencia artificial es para reírse. Es el mensaje de un verdadero relaciones públicas, algo de lo más triste que he oído. Es un grupo de sinvergüenzas que de repente juegan a ser responsables. Eso no es más que una estrategia propia de alguien dedicado a la mercadotecnia, a las relaciones públicas. Pero la realidad es que ni son responsables ni tampoco quieren serlo. «Vamos a darnos seis meses para reflexionar» … ¿quién, de manera seria, de verdad, es capaz de creerse que se puede pensar en un problema de esta envergadura durante seis meses y encontrar una respuesta? La gente con la que trabajo tarda veinticinco años en reflexionar sobre ciertos asuntos. ¿Seis meses? ¿En serio? Es una cantidad absurda de tiempo que no pone freno a nada… esto lo primero. Respecto a lo que me preguntaba, la inteligencia artificial va a afectar a la filosofía. Tendrá una repercusión enorme para el pensamiento, pero no porque estas inteligencias sean capaces de pensar, sino porque el concepto de pensamiento va a cambiar, me refiero a lo que entendemos por pensamiento. Va a ser el final de la Filosofía analítica. La filosofía analítica escribe en una lengua, una estructura y con un trasfondo de conocimientos que las maquinas van a emular con facilidad. La filosofía analítica morirá porque las maquinas serán mejores, pero me encanta, porque así tenemos la posibilidad de entregarnos a una filosofía más verdadera.

—¿Podrá pensar una máquina como un hombre? ¿El hombre se verá desafiado por una filosofía de las máquinas?

—Va a cambiar sobre todo la idea de ser humano. Probablemente será el mayor de los cambios en los últimos dos milenios, cuando el ser humano empezó a tener un conocimiento teórico y no mítico del mundo. Creo que es probablemente el final de la humanidad tal como la hemos conocido en los últimos 2.500 años. Habrá un umbral en que podremos decir qué será humano y otro momento en que podremos decir que ya no seremos humanos. El concepto de muerte es algo muy específico del hombre. Un perro no tiene ni idea de que va morir. Tampoco los elefantes. Pero todo ser humano con cinco años es consciente de eso. Esto es una característica de los hombres. Lo que brote de la interacción del hombre y de nuestras extensiones tecnológicas o con máquinas puede ser un animal diferente. No sé si puedo imaginar si será inmortal, porque llevamos miles de años siendo mortales. El autor más profético en estas cuestiones fue Borges. Es alguien que predijo la biblioteca de Google, la pesadilla de la inmanencia y también la pesadilla de la inmortalidad y de ser inmortal. Es seguramente el autor al que me dirija en mi siguiente libro. Existe un saber en Borges que tenemos que comprender.


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