"Soy un ateo, pero creo que solo a través del cristianismo puedes ser verdaderamente ateo. Esa es mi lectura de la muerte de Cristo: lo que muere en la cruz es Dios mismo."
Por: José Daniel Figuera
Slavoj Žižek, el filósofo esloveno conocido por su pensamiento provocador y su crítica cultural, ha dedicado gran parte de su obra a explorar la intersección entre religión, política y sociedad. En una entrevista reciente, Žižek profundizó en temas como el ateísmo, el cristianismo, la ideología y el futuro de la sociedad global. Sus reflexiones, aunque controvertidas, ofrecen una perspectiva única sobre cómo las creencias religiosas y las estructuras políticas moldean nuestro mundo.
El ateísmo y la paradoja del cristianismo
Žižek, aunque se declara ateo, encuentra en el cristianismo una fuente de inspiración filosófica. "Soy un ateo, pero creo que solo a través del cristianismo puedes ser verdaderamente ateo", afirma. Para él, la muerte de Cristo en la cruz representa la muerte de Dios mismo, un momento que libera a la humanidad de la necesidad de un "Gran Otro" que controle su destino. Esta idea, influenciada por Hegel, sugiere que la verdadera libertad surge cuando nos damos cuenta de que no hay una garantía divina detrás de nuestras acciones.
La religión como herramienta política
Žižek critica la forma en que la religión ha sido utilizada para justificar acciones extremas, como en el caso de los bombardeos suicidas o las guerras. "No hay limpieza étnica sin poesía", señala, refiriéndose a cómo las narrativas religiosas y mitológicas pueden ser manipuladas para legitimar la violencia. Sin embargo, también reconoce que la religión, en su forma más pura, puede ser una fuerza emancipadora, especialmente cuando se enfoca en la comunidad y no en las creencias individuales.
El filósofo también aborda la idea de la resurrección en el cristianismo. "Para mí, la clave está en el Evangelio, cuando Cristo anuncia: 'Cuando haya amor entre dos de ustedes, yo estaré allí'", explica. Žižek ve en esta declaración una llamada a la acción colectiva, donde la comunidad se convierte en el cuerpo vivo de Cristo, sin necesidad de esperar un regreso físico.
El futuro de la sociedad y el papel de la izquierda
Žižek expresa su preocupación por el futuro de la sociedad global, especialmente en un contexto donde el capitalismo parece estar erosionando la democracia. "Si las cosas continúan como van, nos acercamos a un punto final que puede no ser una catástrofe universal, pero sí una sociedad autoritaria y triste", advierte. Para él, la izquierda debe evitar caer en la trampa de la autocrítica constante y recuperar lo valioso de las tradiciones europeas, como la democracia y el cristianismo.
Finalmente, Žižek propone un enfoque modesto pero estratégico para el cambio social. "Es inútil esperar un gran momento revolucionario. Debemos comenzar modestamente aquí y allá, eligiendo puntos estratégicos que desencadenen el proceso de cambio", concluye. Su visión, aunque pesimista en muchos aspectos, ofrece un camino hacia la esperanza a través de la acción colectiva y la reflexión crítica.
Fuente de la investigación
Entrevista a Slavoj Žižek publicada en Third Way, agosto de 2015.
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