Parece que, por momentos, Baudelaire hubiera ya captado ciertos rasgos de esta inhumanidad aún por venir. En Cohetesse lee: «El mundo va a acabarse ... Pido simplemente a todo hombre que piense que muestre qué subsiste de la vida ... No es en especial por las instituciones políticas como se vendrá a manifestar por cierto la ruina universal ..., sino por la vileza a que llegarán los corazones. ¿Es preciso que diga que lo poco que quedará de lo político se debatirá entre la opresión de una animalidad ya general, y que los gobernantes se van a ver forzados, para mantenerse y proyectar un fantasma de orden, a recurrir a medios que harían estremecer nuestra humanidad de hoy, sin embargo ya tan endurecida? ... Esos tiempos están quizá muy próximos; ¿quién sabe si no han llegado ya, y si el pesado espesamiento de la que es nuestra naturaleza no es el único obstáculo que impide que apreciemos ese medio en el cual respiramos?».
Hoy no estamos ya mal situados para convenir en la justeza que muestran estas frases, y es muy posible incluso el que aún se hagan más siniestras. Quizá la condición de la clarividencia de que nos dan prueba esas palabras era menos un don de observador que aquella destreza que ha de poseer el solitario en el seno de las multitudes. ¿Es audaz en exceso pretender que son aquellas mismas multitudes las que ahora van siendo modeladas por las manos de los dictadores?
Hoy no estamos ya mal situados para convenir en la justeza que muestran estas frases, y es muy posible incluso el que aún se hagan más siniestras. Quizá la condición de la clarividencia de que nos dan prueba esas palabras era menos un don de observador que aquella destreza que ha de poseer el solitario en el seno de las multitudes. ¿Es audaz en exceso pretender que son aquellas mismas multitudes las que ahora van siendo modeladas por las manos de los dictadores?
10 frases de Charles Baudelaire
1. "El amor es un crimen que no puede realizarse sin cómplice."
2. "El mejor remedio contra todos los males es el trabajo."
3. "¡Ay los vicios humanos! Son ellos los que contienen la prueba de nuestro amor por el infinito."
4. "Para no ser los esclavos martirizados del tiempo, embriagaos, ¡embriagaros sin cesar! Con vino, poesía o virtud, a vuestra guisa."
5. "Una gran sonrisa es un bello rostro de gigante."
6. "La música excava el cielo."
7. "Espantoso juego del amor, en el cual es preciso que uno de ambos jugadores pierda el gobierno de sí mismo."
8. "El más irreprochable de los vicios es hacer el mal por necedad."
9. "El vino se parece al hombre: nunca se sabe hasta qué punto se le puede apreciar o despreciar, amar u odiar; ni cuantos actos sublimes o crímenes monstruosos es capaz de realizar. No seamos, entonces, más crueles con él que con nosotros mismos y tratémosle como a un igual."
10. "A propósito del sueño, aventura siniestra de todas las noches, puede decirse que los hombres se duermen diariamente con una audacia que parecería incomprensible si no supiéramos que es el resultado de la ignorancia del peligro."
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Autor: Baudelaire / Obra: "Las flores del mal" / Páginas: 490
http://www.librosdeidiomas.com/francesa/Charles%20Baudelaire%20-%20Las%20flores%20del%20mal.zip
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Autor: Baudelaire / Obra: "Las flores del mal" / Páginas: 490
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Los grandes poetas son aquellos quienes saben hacer de sus experiencias el alma viva de sus letras, y cuando el día a día es un tormento, escribir se vuelve entonces una lucha personal, una manera desgarradora de abjurar a todos sus demonios, aunque sea por instantes, sabiendo siempre que más allá de la hoja, en la vida misma, no existe un punto final que termine con los sufrimientos más que la propia muerte.
Baudelaire nació en París, en 1821, y con apenas seis años de edad sufrió la pérdida de su padre. Cuando su madre se casó nuevamente, vio en este acto una traición que lo marcaría por el resto de su vida. Con poco más de veinte años de edad, reclamó la herencia paterna que le correspondía por derecho y la despilfarró en muy poco tiempo, quedando endeudado y viéndose obligado a vivir con carencias en sitios miserables; esto, a lo largo de su vida, no haría sino incrementarse irremediablemente. La corrupción y degradación poco a poco lo atrapaban en sus redes sin que el poeta lograra hallar salida alguna, quizá porque sentía hacia este sórdido universo una fascinación sobrehumana. Fue así que conoció a Jeanne Duval, mujer alcohólica y drogadicta a quien amó y odió con la misma intensidad porque ambos compartían la misma miseria, la misma soledad.
Esta enfermiza relación de amor-odio los mantuvo juntos hasta que ella murió, años después de que sus vicios la dejaran paralitica. La atracción que Baudelaire sentía por los insondables abismos de la degradación humana se ve expuesta en su obra poética, en ella, el drama de vivir, la ausencia y la decadencia se manifiestan con una fuerza abrumadora. Cada letra que Baudelaire escribe está llena de angustia y sufrimiento. El sufrimiento propio de quien se siente tan lejos de la misericordia de Dios (él era declaradamente irreligioso) y tan cerca del infierno. Es por eso que ante esta certeza, Baudelaire deja de oponer resistencia y se abandona al vértigo, dejándose devorar por los abismos del mal. Es así como los temas fundamentales de su poesía cobran forma, mostrando el ansia del poeta de ir siempre más y más profundo en ese infierno, ansia que él mismo denominó spleen: “Imagínese una inercia perpetua, determinada por un malestar perpetuo, con un odio profundo contra esta inercia y la imposibilidad absoluta de librarse de ella”. Así es que la única manera de resistir para Baudelaire viene de los placeres fortuitos y el breve aturdimiento de la droga, al tiempo que implora que su sufrimiento termine y para ello se aleja de la oración y se abandona en brazos de la blasfemia para ver nacer una de sus obras más hermosas, Las Flores del Mal.
EPÍGRAFE PARA UN LIBRO CONDENADO
Lector apacible y bucólico, Ingenuo y sobrio hombre de bien, Tira este libro saturniano, Melancólico y orgiástico. Si no cursaste tu retórica Con Satán, el decano astuto, ¡Tíralo! nada entenderás O me juzgarás histérico.
Mas si de hechizos a salvo, Tu mirar tienta el abismo, Léeme y sabrás amarme; Alma curiosa que padeces Y en pos vas de tu paraíso, ¡Compadéceme!… ¡O te maldigo!
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