ROBERT GIRAUD UN PERSONAJE INTERESANTE , UNO DE LOS ÚLTIMOS AUTORES DE CULTO

         
             

El gran Bob Giraud


   Robert Giraud fue un personaje interesantísimo. De una naturalidad desclasada y sin pretensiones de alta literatura, su forma de afrontar la vida me parece paralela, si es que es posible esa comparación peregrina entre la sociedad de la Francia de la IV República y la de los Estados Unidos de la Era Nuclear, a la de algunos beatniks americanos, especialmente Neal Cassady.

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Tal vez sea uno de los últimos autores de culto rescatados de los ricos márgenes que hacen tan interesante la literatura francesa del último siglo. Personaje inquieto de la noche de la orilla izquierda, fue periodista, librero, albañil, chamarilero, gerente de cabaret, guionista de cine ocasional, especialista en el argot parisino y uno de los mayores conocedores del París marginal y del mundo de los sin techo. Amigo e inspiración de, entre otros, Robert Doisneau, Jean-Paul Clébert, Jacques Prévert o Alain Jossua, su figura, tras años de relativo olvido, se está recuperando actualmente en Francia a través de estudios, biografías y reediciones de sus obras, con una gran aceptación por parte de los aficionados.
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   Robert Giraud nació en 1921 en Limoges, donde estudió derecho. Durante la ocupación alemana fue un activo miembro de la Resistencia a pesar de su juventud, atrevimiento que le cuesta la pena capital cuando es capturado por el régimen de Vichy, si bien sus amigos consiguen liberarlo antes de que se vea cumplida. En la cárcel toma contacto por primera vez con el ambiente de los maleantes, las prostitutas y los borrachos, del lumpen y los irrecuperables para la sociedad, acontecimiento que le impresiona profundamente y que tendrá para él una trascendencia vital.
   Apenas liberada Francia, Bob (como enseguida van a llamarlo sus amigos) se marcha a París, donde comienza a escribir como redactor jefe de la revista de la Resistencia,Unir, para pasar luego a otros medios como LibérationFrance Soir o Paris Presse. En París pronto conoce al fotógrafo Robert Doisneau, con quien mantendrá una amistad que durará toda la vida y con el que colaboró en diversos libros que combinaban textos e imágenes. Muchas de las famosas fotografías de Doisneau en los bajos fondos y en los arrabales fueron posibles gracias a las indicaciones y a los contactos de Giraud.
   Durante los años cincuenta publicó diversos libros y un gran número de artículos que reflejan con un certero costumbrismo poético los ambientes populares del París de la época, siendo el autor plenamente consciente de que ese mundo que describe estaba a punto de desaparecer. Algunas de sus obras más conocidas son Les tattouages du mileu(La roulotte, 1950), Les parisiens tels qu’ils sont (Robert Delpire, 1954) o Les vins de rues (Denoël, 1955), por la que recibió el premio Rabelais de ese mismo año y que constituye su obra de culto. También probó fortuna, aunque con poco éxito, en el género de la novela 
más tradicional o narrativa, con títulos como La route maube(Denoël, 1959).
   Les vins des rues es algo así como un viaje iniciático por el París de les Halles, antes de su demolición, entre gitanos, prostitutas y jornaleros curtidos que a pesar de la curda de esta noche desconocen si trabajarán o comerán mañana. Sus páginas, escritas en un francés argótico infernal, como si constituyesen un discurso hablado, están plagadas de retratos inolvidables de caracteres subversivos como Dédé, el gitano que inventa siempre algún trapicheo para salir adelante o la recogedora de colillas, que tiene toda una industria de tabaco para la reventa a su disposición.
   Conocido entonces como el mayor valedor del ambiente de los desarrapados ―más aún que Clébert― es Giraud por ejemplo, quien presenta un joven Alain Jossua al vagabundo Léon «la lune», que será el protagonista de su mítico corto del mismo nombre sobre el día a día del clochard y que le valdrá en 1956 el prestigioso premioJean Vigo haciendo despegar su carrera de cineasta. Giraud participó además como asesor del filme y ayudó con el guión.
   Ya en los sesenta, ante la insistencia de los editores de Denoël que habían visto en él una voz muy personal y con influencia en ciertos medios intelectuales, y que insistían en publicar más obras suyas, Bob vuelve a dar forma a una serie de artículos de prensa y los ensambla convirtiéndolos en una especie de crónicas poéticas de París en ocho capítulos. Aunque el autor envía el original en 1962 la editorial se lo devuelve. Tras haber pasado mucho tiempo pidiéndole algún texto publicable de su puño, no está dispuesta a editar lo que considera como un simple conjunto de artículos remozados. La evidencia se impone: una nueva generación está surgiendo en esa década llena de cambios y el París que describe Bob ya no interesa tanto. El libro quedará inédito durante muchos años y la estrella literaria de Giraud irá languideciendo, poco conocido aunque admirado y respetado por un conjunto de escritores, periodistas y connaisseurs. Nuestro hombre seguirá, sin embargo, escribiendo en innumerables periódicos y revistas, y publicando trabajos sobre diversos aspectos del argot hasta bien entrados los ochenta.
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   El París del que nos habla Giraud en casi toda su obra es el París de las viejas Halles, cuando aún eran el gran mercado central que abastecía la ciudad y en torno al cual las clases populares y los marginales desarrollaban sus actividades diarias; el de la rueMouffetard, reputada por ser la calle de los vagabundos y los clochards; el de los grupos de jóvenes mafiosos como los apaches que llegaron a tener cierta importancia en los años treinta e inspiraron incluso el argumento de alguna película… Es también el París de los mercados de las pulgas o rastros, en especial el de la plaza Saint-Médard, punto de encuentro desde la Edad Media de chamarileros y traperos de todo tipo, o el mercado de colillas de la plaza Maubert; el París de las viejas fortificaciones que hasta mediados de siglo aún se conservaban en las afueras y la ciudad de las profesiones ambulantes que tenían sus días contados; un París también literario que sigue la tradición de Zola, Mac Orlan o Blaise Cendrars.
   Los ocho capítulos de Paris, mon pote retratan, cada uno desde su propia perspectiva, diversos aspectos de la vida popular del París de los años cincuenta, desde la historia y costumbres de los gitanos franceses hasta la evocación del canal Saint-Martin y sus trabajadores, pasando por la enumeración satírica de las especies animales de la ciudad y su relación con los urbanitas o el inventario de los comercios y profesiones ambulantes que amenizan el paisaje parisino, junto con el pequeño homenaje al mundo del musette, tan propio de París o la nostálgica mención al burdel de barrio con su fauna de habituales. Si bien no hay un protagonista definido, el autor se convierte en observador para captar el detalle, el momento fugaz o la anécdota desternillante y elevar la ciudad a verdadero personaje principal de ese mosaico de colores llamativos y variopintos.
   Rescatado en 2008 por la prestigiosa editorial Le Dilettante, este libro es quizá el más indicado para introducirse en el mundo literario de este autor, aún desconocido en España. Tras la publicación e interés suscitado por otros títulos afines como París insólito, de Jean-Paul Clébert (Seix Barral, 2011), Calle de los maleficios, de Jacques Yonnet (Sajalín, 2010) o el Manual de Saint Germain-des-Près de Boris Vian (Gallo Nero, 2012), quizá el terreno está preparado para dar a conocer al público español a un autor que merece ser recuperado también fuera de Francia, más minoritario por auténtico que por un malditismo pretendido, y que nos habla de una ciudad, de una Europa que cambió definitivamente en la segunda mitad del siglo veinte hasta entrar en la imparable y sobrecogedora edad tecnológica.
   Bibliografía básica:
    • Paris, mon pote, Robert Giraud (Le Dilettante, 2008)
    • Les vins des rues, Robert Giraud (Éditions Stock, 2008)
    • Les lumières du zinc, Robert Giraud (Le Dilettante, 1988)
    • Faune et Flore argotiques, Robert Giraud (Le Dilettante, 1993)
    • L’argot du Bistrot, Robert Giraud (La Table Ronde, 2010)
    • Carrefour Buci, Robert Giraud (Le Dilettante, 1987)
    • Monsieur Bob, biografía de Olivier Bailly (Éditions Stock, 2009)
 https://elencantodelascatacumbas.wordpress.com/2014/08/11/el-gran-bob-giraud/
                                                
                                           

                                  

                                    

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