Berlín Cabaret. Canciones de Friedrich Holländer

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Uno de los compositores más populares y prestigiosos de la época dorada del cabaret berlinés durante la República de Weimar fue, sin duda y merecidamente, Friedrich Holländer (o Friedrich Hollaender, como prefieran). No es la primera vez que hablamos de él en Música de Comedia y Cabaret, pero –aun a riesgo de que la entrada sea algo más extensa de lo habitual– nos ha parecido oportuno recoger su biografía y sus mejores éxitos en una sola.
Holländer nació accidentalmente en Londres en 1896, pues su padre –un reputado compositor de operetas casado con una conocida cantante– trabajaba por entonces en la capital británica, en el circo Barnum & Bailey. En 1899 la familia de Friedrich regresó a Berlín, ciudad en la su tío Gustav era director del Stern’sches Konservatorium. Su padre empezó a dar clases en dicho conservatorio y el joven Friedrich pronto se convirtió en un aventajado alumno. En 1914, con 18 años, fue contratado como músico en el New German Theatre de Praga. Europa estaba en guerra y a Holländer se le encargó la producción de espectáculos para el entretenimiento de las tropas alemanas en el frente.
Finalizada la guerra, ya en Berlín, fue haciendo amistad con músicos, letristas, dramaturgos, cantantes…, con los que compartía gustos musicales e ideas políticas. Con ellos ─Kurt Tucholsky, Klabund, Walter Mehring, Mischa Spoliansky, Joachim Ringelnatz…─ abrió un cabaret en los sótanos del teatro Max Reinhardt, para cuyas producciones teatrales escribía dando así a conocer sus canciones, la mayor parte de las cuales interpretaba su mujer, la joven actriz y cantante alemana Blandine Ebinger (1899-1993), con quien se casó en 1919.
Con un tema que Ebinger estrenó en el Cabaret Megalomania con gran éxito empezamos nuestro repaso musical de la obra de Holländer durante la República de Weimar, es decir, desde el fin de la guerra europea de 1914-1918 a la llegada de los nazis al poder en 1933, año en que a causa de su ascendencia judía y su dedicación a lo que los nacionalsocialistas consideraban “música degenerada” se vio obligado a huir de Alemania. La canción a que nos referimos, de 1920, lleva por título Jonny, wenn du Geburtstag hast (Johnny, ¿cuándo es tu cumpleaños?) y se cuenta que Holländer la escribió mientras esperaba que su mujer terminara de arreglarse. Luego la cantó también Claire Waldoff y en 1931 la grabó en disco Marlene Dietrich y se convirtió en un hit mundial. La versión que figura a continuación corresponde al espectáculo Illusions (1992), protagonizado por Ute Lemper.
A medida que avanzaba la década de 1920 aumentaba la popularidad de Holländer, que empezó escribir revistas. Una de ellas fue Von Mund zu Mund (1926, De boca en boca), en la que se incluía el sarcástico y corrosivo tema Raus mit den männern aus dem Reichstag (¡Fuera los hombres del Parlamento!), una clara denuncia de la agresividad masculina con un mensaje antibelicista. “Los hombres son prescindibles, fuera, del Parlamento, de la existencia … se atreven incluso a jugar con la política … siempre ha sido así a lo largo de la historia … ¡Fuera!”, decía la letra. Escuchamos Raus mit den männern por Claire Waldoff en esta grabación de 1926.
Das Mädchen mit den Schwefelhölzchen (La chica de las cerillas de azufre) es otro tema de Holländer, compuesto en 1928 e interpretado por la que ya era entonces su ex mujer (se habían separado en 1926), Blandine Ebinger, con esa característica voz tan sensual y cálida como encantadoramente lujuriosa que tenía.
De 1929 es Guck doch nicht immer nach dem Tangogeiger hin (¿Puedes dejar de mirar al violinista del tango?), uno de sus grandes éxitos –el tango estaba en Europa en plena efervescencia–, que interpreta Leo Monosson con la Dajos-Béla-Tanzorchester en la primera grabación que se llevó a cabo de la misma.
Ese año, 1929, comenzó una larga y exitosa carrera musical cinematográfica al ser contratado por la potente productora alemana UFA para componer la música de Der Blaue Engel (El ángel azul), dirigida por Josef von Sternberg y protagonizada por Emil Jannings y Marlene DietrichEl ángel azul, la primera película europea sonora, estrenada en 1930, fue un gran éxito que consolidó el prestigio de Holländer y lanzó al estrellado a Marlene Dietrich. Vamos con dos conocidas canciones de la película: Ich bin von Kopf bis Fuß auf Liebe eingestellt (Hecha para el amor de la cabeza a los pies), con Marlene Dietrich y sus muslos descubiertos, algo prácticamente inédito hasta entonces en el cine, y Ich bin die Fesche Lola (Soy Lola la descarada), su tema más popular, también con Dietrich.  Ambos en sendos vídeos con imágenes del filme.
Tras el éxito de El ángel azul, las canciones de Holländer eran cada vez más celebradas. Al tiempo que colaboraba con la UFA, continuó escribiendo para las obras que producía Reinhardt.  De la revista Phaea, de 1930, escuchamos Eine kleine sehnsucht (Un poco de nostalgia), otro tema a ritmo de tango por la artista alemana Fräulein Grethe Waldor, que lleva más de veinte años con sus espectáculos de canciones de los años 20 y 30 del pasado siglo.
Con música de Marcellus Schiffer, en 1930 estrenó otro gran éxito del momento: Sex Appeal, parodia del tópico de la mujer fatal tan difundido por el cine de la época. La cantó por primera vez Margo Lion, esposa de Marcellus Schiffer, y su éxito fue inmediato. La grabación de Lion que escuchamos es del mismo 1930.
La notoriedad alcanzada por Holländer le permitió, en 1931, abrir su propio teatro: el Tingel-Tangel-Theater. En el vídeo que figura bajo estas líneas podemos ver lo que sería una noche de espectáculo en el Tingel-Tangel gracias a la recreación que hizo en 2011 el Vaganten Bühne de Berlín su producción Friedrich Holländers Tingel Tangel, en la que interpretan varios temas del genial músico. Lástima que la calidad de la imagen no sea mejor.
Siguió componiendo para taquilleras películas como Der Mann, der seinen Mörder sucht (El hombre que buscaba su asesino), una comedia dirigida por Robert Siodmak en 1931, de la que insertamos el tema Wenn ich mir was wünschen dürfte (Si pudiera desear cualquier cosa). En el filme la cantaba Greta Keller, a quien escuchamos a continuación.
La situación política en Alemania se volvía cada vez más enrevesada. El nazismo seguía su imparable ascenso, que la mayoría de la sociedad alemana celebraba complaciente, y en las calles grupos de camisas pardas (la Sturmabteilung o SA) campaban a sus anchas. Palizas indiscriminadas y humillaciones públicas estaban a la orden del día. Comunistas, homosexuales y, finalmente, judíos eran el blanco de sus fechorías. Estos últimos terminaron por convertirse en tristes protagonistas de su exacerbado odio hacia quienes consideraban verdugos de la patria. An allem sind die Juden schuld (Los judíos tienen la culpa de todo) es una canción que compuso Friedrich Holländer en 1931 tomando la melodía de la popular habanera de la ópera de Bizet Carmen. “De todo tienen la culpa los judíos. / Los judíos tienen la culpa de todo”. Formaba parte de de la revista Spuk in der Villa Stern (Fantasmas en la villa Stern), valiente sátira política en la que el Fantasma decía “¡Huhu! ¡Tú, tú! ¡Soy un pequeño Hitler y de repente muerdo! ¡Os meteré a todos en el malvado saco! ¡Huhu! ¡Hihi!”. Nadie le hacía caso, más bien lo contrario: eran risas lo que su intervención conseguía. “¿Haha? ¡Guauguau! ¡Ni el apuntador se ha asustado!”. Se estrenó, lógicamente, en el cabaret de Hollaender, el Tingel-Tangel. El vídeo que sigue –con imágenes de la barbarie nazi contra los judíos– lo hicimos hace tiempo pero ahora lo hemos subido a Vimeo y mejorado la imagen. Escuchamos An allem sind die Juden schuld en versión de la cantante alemana de cabaret y actriz Annemarie Hase (1900-1971), judía, fundadora de la Liga Cultural Judía en 1933, que se exilio a Inglaterra en 1936 y regresó a Berlín, su ciudad natal, en 1947.
Ich weiß nicht zu wem ich gehöre (No sé de quién soy) es una melancólica y bella canción de 1932 que Holländer compuso para la película Stürme der Leidenschaft (Tormentas de pasión), dirigida por Robert Siodmak. En ella la interpretaba Anna Sten. He aquí su versión.
Comenzó 1933 con el estreno de una película dirigida por el propio Holländer cuya estética se aproxima mucho al expresionismo alemán: Ich und die Kaiserin (La emperatriz y yo), con un reparto plegado de estrellas internacionales: Lilian Harvey (que le obligó a cambiar el final), Conradt Veidt, Charles Boyer, Heinz Rühman, Willy Fritsch… Fue la única que dirigió y coincidió prácticamente con el acceso al poder del nacionalsocialismo. Veamos la secuencia en la que Lilian Harvey interpreta el emotivo tema “Wie hab’ ich nur leben können ohne Dich?
Poco después de su estreno, al regresar Holländer a casa el portero le avisó de que había oído rumores de que su nombre figuraba en la lista negra de los nazis. Marchó de inmediato a Londres, pero desde Alemania le llegaban cartas que le hicieron creer que la situación no era para tanto. Pensando que igual se había precipitado, regresó a Berlín. Una vez allí, nada más llegar, su suegra le explicó que la Gestapo andaba tras sus pasos y que habían registrado su casa y preguntado cuándo volvería. Es en ese momento, marzo de 1933, que se exilia en Estados Unidos con su segunda esposa, Hedi Schoop. Allí continuó su carrera en el cine en títulos como Destry Rides Again (1939, Arizona en España), A Foreign Affair (de Billy Wilder, 1948, Berlín Occidente) o The 5,000 Fingers of Dr. T (1953, Los 5.000 dedos del Dr. T). Regresó a Alemania en 1956 y se instaló en Múnich. Con poco convencimiento por su parte y ante la insistencia de algunos amigos compuso nuevas revistas, pero los tiempos del cabaret habían pasado, nada era como antes. Siguió componiendo a pesar de todo e incluso hizo breves papeles para el cine, como su aparición en la película de Billy Wilder Un, Dos, Tres.
Holländer falleció el 18 de enero 1976 poco antes de cumplir los ochenta años. En 2012 Alemania honró a uno de sus más grandes compositores en forma póstuma al dedicarle una plaza en el centro de Berlín: la Friedrich Holländer Platz.

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