El Moulin Rouge


CAP 2
En 1889 Josep Oller y Charles Zidler hacían realidad su proyecto de montar una lujosa sala de espectáculos que pronto se convertiría en el cabaret más famoso de todos los tiempos: el Moulin Rouge. Ese año París celebraba su cuarta Exposición Universal desde 1855, y con tal motivo, y entre otras construcciones realizadas para el evento, destacaba un novedoso monumento de hierro: la Torre Eiffel. Con sus trescientos metros de altura, era la construcción más alta del mundo, su colosal volumen, su estilizada y geométrica figura, se divisaban desde prácticamente cualquier punto de la ciudad, como podemos apreciar en este vídeo –un fotomontaje con música de Scott Joplin– sobre la Exposición Universal de 1899.
Josep Oller
Josep Oller
Josep Oller, un catalán nacido en Terrassa en 1839 pero educado en París –donde residía con su familia desde 1841– era un hombre inquieto que viajó por medio mundo y que en 1865, al regresar a París, iniciaría una trayectoria que le llevaría a ser un personaje clave en el campo del espectáculo en plena Belle Époque. Avispado como el que más, pronto puso en práctica algunas de las ideas adquiridas durante sus viajes. El mismo 1865 creó un sistema de apuestas en el hipódromo de La Marche que dos años después perfeccionó y transformó en un sistema de apuestas mutuas, nombre con el que bautizó la agencia que abrió en París: Le Pari-Mutuel.
Nieto del músico Antoni Oller i Biosca, se interesó al mismo tiempo por los espectáculos musicales ligeros y fundó en 1876 la sala de atracciones Fantaisies Oller, el primer Music-hall de París. Poco después, asociado con J. Dumont y la empresaria Micheau, abrió (1878) el Théâtre des Nouveautés, de opereta y vodevil. El 1882 fundó el hipódromo de Saint-Germain y en 1885 la Grande Piscine Rochechouart, con una piscina de 600 m² y quinientas cabinas. En 1886 montó Le Nouveau Cirque y en 1887 el parque de atracciones Montagnes Russes.
Fue por entonces cuando entró en contacto con Charles Zidler, empresario del mundo del espectáculo tan perspicaz como él. Se hicieron socios y comenzaron a darle vueltas a la idea de construir una sala de espectáculos que combinara la diversión y el frenesí tan característicos de los cabarets de la época con el refinamiento y el lujo. Montmartre, cada día más de moda, era el lugar ideal. Y allí, en Pigalle, el barrio rojo de dudosa reputación que atraía a una clientela “respetable” ávida de emociones, adquirieron para tal fin un solar que había albergado una sala de baile de sórdido ambiente, La Reine Blanche.
El elefante de la Bastilla en el Jardin d'hiver del Moulin Rouge (1889)
El elefante de la Bastilla en el Jardin d’hiver del Moulin Rouge (1889)
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El Moulin Rouge sobre 1900.
Oller y Zidler tenían un amigo común: el pintor y litógrafo Adolphe Léon Willette. Willette, de 32 años de edad, era por entonces casi un desconocido, pero ninguno de los dos socios dudaba de su talento. Así que le encargaron la decoración del nuevo cabaret. Willette recurrió a todo cuanto pensaba que podría atraer a los parisinos y a la numerosa gente que acudía a la capital gala con motivo de la Exposición Universal de ese mismo año: una antigua casa de campo normanda, un palacio español, el elefante de la Bastilla (recuperado precisamente de la Exposición) y un gran molino de viento holandés rojo, con grandes aspas, visible a cientos de metros. Todo, por supuesto, para enmarcar lo que le daba razón de ser: las atracciones musicales. Zidler pensó que sería un buen aliciente incorporar las cuadrillas que tanto éxito tenían en el Élysée Montmartre, una popular sala de espectáculos. Oller no lo tenía tan claro. La idea no era nueva: muchos cabarets ofrecían a una clientela de alto copete la posibilidad de codearse con falsos truhanes y falsas prostitutas, cuando no con verdaderos que complementaban así sus ingresos regulares. Pero Zidler introdujo una notable diferencia que permitiera mezclar a la “buena sociedad” con los bailes, las canciones y la música canalla de la época: separó los intérpretes de la clientela.
El Moulin Rouge en 1898
El Moulin Rouge en 1898
Jane Avril por Toulouse-Lautrec
Jane Avril por Toulouse-Lautrec
Cuando las puertas del Moulin Rouge se abrieron al público por primera vez el 5 de octubre de 1889 el éxito fue tal que su futuro estaba asegurado. Una pista de baile gigantesca rodeada por todas partes de espejos y cortinados se llenaba diariamente y en su pequeño escenario debutaron, entre otros, artistas como Grille d’Égout (Reja de Alcantarilla) –así llamada porque tenía sus dientes muy espaciados–, Camélia Trompe-la-Mort (Burla la muerte), Lili-Jambes-en-l’air, Celeste Mogador –la creadora de la famosa Quadrille–, Miss Jenny, Jane Avril, Cha-U-Kao (bailarina y payasa) y la escandalosa Louise Weber, La Goulue.
Vamos con el tráiler de la película de John Huston Moulin Rouge, de 1952, que creemos que retrata de forma bastante fidedigna y verosímil el París de finales del siglo XIX, en plena Belle Époque. Es este un excelente filme en el que se aprecia muy bien el ambiente que reinaba en el famoso cabaret en aquella época y, por extensión, en la mayoría de los locales de ocio nocturno. En él vemos a Toulouse-Lautrec (José Ferrer) y a Jane Avril (Zsa Zsa Gabor). Lamentablemente, no hay mucho más que se pueda insertar con unas mínimas condiciones de calidad.
No mucho más podemos ofrecer de otra excelente película, también de otro grande, Jean Renoir, sobre el nacimiento del famoso cabaret. Nos referimos a French Cancan, que este dirigió en 1955. De la misma vemos un breve fragmento en el que suena el famoso cancán de Ofenbach y completa aquella en la que Cora Vaucaire interpreta “Complainte de la Butte” (letra de Jean Renoir y música de Georges van Parys).
Izquierda: “La Goulue y Valentin le Desossé” (1895), óleo de Toulouse-Lautrec. Derecha: Cartel de Toulouse-Lautrec.
Izquierda: “La Goulue y Valentin le Desossé” (1895), óleo de Toulouse-Lautrec. Derecha: Cartel de Toulouse-Lautrec.
Numerosos pintores hallaron inspiración en el Moulin Rouge, entre ellos Henri de Toulouse-Lautrec, quien con sus dibujos coloreados inmortalizaría escenas del espectáculo y sus bailarinas, en especial La Goulue. Veamos a continuación un par de vídeos más. En el primero podemos apreciar parte de la obra de Toulouse-Lautrec (la música que suena es de Georges Auric, quien la compuso para la película de Houston; en esta se tituló “It’s April Again”, si bien es más conocida como “La canción del Moulin Rouge”, y también como “Where Is Your Heart”). El segundo está dedicado a Louise Weber, La Golue (La Glotona) y recoge fotografías suyas, finalizando con una breve secuencia de un corto de 1928, un año antes de su muerte, cuando vivía en una vieja caravana en Montmartre y se dedicaba a vender cigarrillos y cacahuetes cerca del Moulin Rouge. La música es el famoso cancán (galop infernal) de Orfeo en los infiernos, de Jacques Offenbach.
Hacia 1902 el Moulin Rouge conoció un periodo de decadencia a causa de las desavenencias entre sus fundadores, la partida de La Goulue y la cada vez mayor competencia. La presencia en su escenario de Mistinguett en 1907 consiguió que recuperara el antiguo esplendor, pero cuando ella se retiró el Moulin Rouge pasó a ser un cabaret más de entre los muchos que había en París. Aún así, como muestra este fragmento de la película británica de 1928 por dirigida Ewald André Dupont y titulada “Moulin Rouge”, seguía siendo un lugar de referencia de la noche parisina. De hecho, nunca dejaría de serlo.
En 1951, Georges France adquirió el cabaret y lo renovó, dispuesto a devolverle su antiguo esplendor. Volvieron las veladas danzantes, las grandes atracciones y las fiestas suntuosas, y cuatro años después comenzaron las cenas-espectáculo con un éxito absoluto. Hasta hoy, aunque los cambios en la decoración y en la clientela –más acomodaticia–  han conformado un Moulin Rouge muy distinto al de los inicios, más aséptico e insustancial, donde ya ni siquiera se puede fumar. Los tiempos son otros, el Moulin Rouge también.

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