La vida parisina la del placer sin fin


Publicado el 


cap
“Esta es la vida parisina, la del placer sin fin”, cantan los actores de La vie parisienne (La vida parisina), una de las operetas de Jacques Offenbach más populares y divertidas en la que abandona las referencias mitológicas en su acerada crítica a la sociedad de su época.
Tal vez por ello, por retratar la sociedad del momento, la obra se convirtió en una de las más populares de Offenbach. El París posterior a la reforma de Haussmann, con sus amplios bulevares, su vida alegre y desenfadada, su noche llena de toda clase de espectáculos y placeres, era también el París de la desigualdad, de la hipocresía de una nueva burguesía enriquecida, el mundo de la apariencia y la frivolidad.
La vida parisina (libreto de Henri Meilhac y Ludovic Halévy) se presentó al público el 31 de octubre de 1866 en el Palais-Royal de París, con cinco actos. El 25 de septiembre de 1873 se estrenó otra versión en la que el número actos quedaban reducidos a cuatro (se eliminó el cuarto del libreto original) en el Théâtre des Variétés de la capital francesa.
Aun no siendo una de las obras más representadas de Offenbach, sigue siendo excepcionalmente actual, como muestra la versión a la que pertenecen los vídeos que veremos seguidamente con los números más destacados de la misma. Corresponden todos a la excelente producción de la Opéra National de Lyon que se estrenó en diciembre de 2007. El reparto estaba encabezado, entre otros, por Jean-Sébastien Bou (Raoul de Gardefeu), Marc Callahan (Bobinet), Maria Riccarda Wesseling (Mételle), Laurent Naouri (el barón), Michelle Canniccioni (la baronesa), Marie Devellereau (Gabrielle) y Jesús García (Le Brésilien). Todos ellos bajo la dirección de Laurent Pelly y acompañados por la Orquesta  y coros de la Ópera de Lyon conducidos por Sébastien Rouland.
En el acto primero adivinamos enseguida por dónde van los tiros. Raoul de Gardefeu y Bobinet, rivales, esperan por separado a su amante Métella. Llega esta del brazo de su nuevo amante, Gontran. Los dos hombres se reconcilian entonces y se quejan de haber sido abandonados por uno de esos “jóvenes modernos”. Raoul se encuentra al poco con Joseph, un antiguo criado suyo que le cuenta que ahora hace de cicerone y espera al barón y la baronesa Gondremarck, un matrimonio sueco que quiere conocer a brillante vida nocturna de la ciudad. Raoul va a la estación de tren y se hace pasar por él. Llega a continuación Pompa di Matadores, un millonario brasileño dispuesto a gastar una fortuna en la capital. Raoul y Bobinte tratarán de aprovechar la situación.
Vamos con la llegada de los barones (“Nous venons, arrivons”) y del brasileño millonario (“Le Brésilien”).
A partir de aquí comienzan los enredos. En el acto segundo, Raoul presenta al barón “lo mejor de la sociedad parisina”. Nadie de los que le presenta es lo que parece, todos se hacen pasar por lo que no son. Así, Gabrielle es una trabajadora en un taller de guantes que dice ser la viuda de un coronel. Es Marie Devellereau quien interpreta el tema “Je suis veuve d’un colonel”.
En el acto tercero organizan una fiesta. Corre el champán, el barón se deja llevar. De nuevo vemos a Marie Devellereau el delicioso número “On va courir, on va sortir!” y al grupo de embaucadores con el barón completamente desmelenado (“Ne dansons pas tout de suite”).
Finaliza el acto cuarto –y la obra– con otra fiesta que organiza el brasileño, en la se descubren los líos y todo acaba bien. Del acto cuarto vemos el número de la fiesta “En avant, les jeunes femmes” y el final.

Publicar un comentario

0 Comentarios