Musil llego a mis diecinueve años. En momentos que su mundo sirvió para ocultar/evadir/mitigar
el sufrimiento que padecía. No fue una lectura concienzuda más bien ligera, pero cada palabra de las miles que contenían sus 1.600 páginas fueron esculpidas, desde entonces a cada momento comenzaron a brotar en mis juicios, pensamientos y escritos, sin saber de donde provenían.
El hombre solo tiene dos posibilidades: ser demasiado ambicioso o ser muy humilde. (Musil)
"Quizá lo más importante es lo que no recordamos de un modo preciso,
quizás lo más importante lo recordamos de un modo inconsciente."
Presagios, presentimientos y señales atraviesan día y noche nuestro organismo como series de ondas. Interpretarlas o utilizarlas, ésta es la cuestión.(...)
Las fotos eran de mediados del 800 hasta los años veinte del siglo XX. Revise meticulosamente cada uno de los objetos de ese inmenso apartamento. En una vieja chimenea, detrás de la misma aparecieron unos cuadernos escritos con caligrafía nítida en tinta. Los recogí junto con algunos cuantos objetos y muchas fotos.
Un arquitecto español Albarracín en 1964 en París unió dos apartamentos en el centro de Paris que había comprado un millonario japonés. Uno de los apartamentos había sido habitado durante muchos años hasta su muerte por un arqueólogo francés, sus herederos nunca lo ocuparon; había cientos de fotos, libros y todo tipo de objetos que Albarracín me los obsequio; “todo lo que te lleves es tuyo”.
Si bien en aquella época tenía una mejor comprensión del francés busque quien los leyese y me los tradujese aunque en esta tarea inexplicablemente empleé varios meses. No tenía prisa ni curiosidad. Un pintor dominicano, Silvano Lora le interesó el contenido de lo que llamaríamos diarios; en esos años estaba leyendo a Jorge Luis Borges. Esos escritos eran de una “rarete irreductible” ,pero, no podían ser comparados con el fantástico genio argentino; así de necio era a los 23 años.
Mi hija Olga Franca en el año 1982 bota esas fotografías, esos diarios y otros documentos entre ellos mi pasaporte con todos los sellos de entrada a los países que visite, muchas fotos en muchos sitios, libros de famosos autores con dedicatoria. Años después pienso que esas pérdidas de las pruebas de lo que voy o debo escribir y decir desaparecieron. Eso me obliga hacer un esfuerzo muy grande para presentar todo y obtener credibilidad. En ese entonces me encontraba más preocupado en el día a día que otra cosa.
Mi hija Olga Franca en el año 1982 bota esas fotografías, esos diarios y otros documentos entre ellos mi pasaporte con todos los sellos de entrada a los países que visite, muchas fotos en muchos sitios, libros de famosos autores con dedicatoria. Años después pienso que esas pérdidas de las pruebas de lo que voy o debo escribir y decir desaparecieron. Eso me obliga hacer un esfuerzo muy grande para presentar todo y obtener credibilidad. En ese entonces me encontraba más preocupado en el día a día que otra cosa.
Cierta noche hace 30 años para entretenerme –sin poder conciliar el sueño-comencé a pensar en los diarios. Al pasar del tiempo –años después- las mil páginas de tanto recordarlas pasaban por mi mente en poco tiempo. No era que hacia un resumen ni los condesaba sino toda esa historia e historias habían adquirido en mis recuerdos una velocidad increíble. A dos horas diarias durante 30 años siempre necesite menos tiempo para recordar las mil páginas leídas.
Hoy cuando en mi país está por estallar un conflicto terrible siento que esa historia atenaza mi cerebro invitando inexorablemente a pensar solo en ella. Antes era lo cotidiano, esa vulgaridad diaria de nuestra vida la que me alejaba de pensar en la historia y hoy en día esos eventos inmensos que suceden a mí alrededor empequeñeciendo ante esa historia de historias. He tratado de planificar un viaje a Roma a conocer mi hija Lourdes y mis tres nietos para despegarme, huir de esa historia; esfuerzo inútil sigo enganchado a la esa historia.
En los diarios de ese arqueólogo francés se entendía algo como un mito cosmogónico que se había perdido en los tiempos de los tiempos. Pero algo trascendió distorsionado, utilizado por muchos seres humanos y uno de ellos es los “ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel.”
Creo ,a modo de chanza –en vista de tantas coincidencias-que la crisis del país fue provocada por que el destino nos obligara a pensar solo en alimentarnos como el 80 % de los venezolanos y entender que una vez satisfecha esa necesidad primaria se debería de pensar en algo más trascendente, en mi caso ; la historia de las historias.
Cuantas veces miles de seres humanos se han preguntado en algún momento de sus vidas ¿Para qué he nacido? Cuál es el sentido de mi vida? Las religiones y las ideologías han tratado de manipular a los seres humanos invitándolos a escoger un camino que nunca ha conducido ni a la felicidad ni a la quietud espiritual. En cierta ocasión alguien dijo que la felicidad consistiría en “ la suma de las virtudes”. Derrotar el estrés es la tarea principal e insinúa algunos mecanismos responsable de esta tendencia a la ultrasocialidad: liberación de opiáceos endógenos (endorfinas) en el cerebro cuando se llevan a cabo conductas altruistas. Cuando un ser humano logra por alguna razón llegar al éxtasis su deseo irrefrenable es volver a obtener esa condición. Esa búsqueda los lleva afanosamente a recibir de nuevo un momento de extasis y desde hace poco llega en nuestra ayuda la bioética.
Un parpadear de un ser humano dura segundos pero un parpadear del universo puede durar mil millones de siglos; son similares.
Que drama es comparable al pensar que hemos podido desaparecer unas cuantas veces en estos últimos 150.000 millones de años y en unos pocos millones de años volver a florecer en el universo como humanos. Nadie se acordaría de los universos anteriores.
"Que engreídos somos al creen que en un universo de miles de millones de planetas somos los únicos seres pensantes."
En los diarios se informa de alguien que observara algo insólito y lo tomara con mucha calma como algo natural. “Solo ahora he agarrado el hilo que enlaza el resto.” En el año 1987 en Macuto con el Ingeniero Jesús López observamos desde La Guzmania varios objetos luminosos a muy alta altura daban vueltas a gran velocidad. Estuvimos unos minutos observando ese fenómeno. No invitamos a más nadie a observar lo que anonadados veíamos y eso es más insólito que esos objetos voladores no identificados.
Algo así como la existencia de un sustrato común a los seres humanos de todos los tiempos y lugares del mundo, constituido por símbolos con los que se expresa un contenido de la psique que está más allá de la razón. Ese conocimiento o pensamientos subyacen escondido entre los pliegues del subconsciente. ¿Afloraran?
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