La Escuela de Frankfurt, un movimiento intelectual de profunda resonancia en el pensamiento del siglo XX, se asocia intrínsecamente con el Instituto de Investigación Social (IfS), inaugurado en 1923 en Fráncfort del Meno, Alemania. Este instituto no fue un mero centro académico, sino el primer espacio de investigación de orientación marxista en una universidad alemana, cuya fundación fue posible gracias al mecenazgo de Felix Weil, un joven pensador marxista. El propósito inicial del IfS era ambicioso: congregar diversas corrientes del pensamiento marxista para establecer un centro de investigación interdisciplinario. Sus primeras actividades se enfocaron en la teoría y la historia del socialismo y el movimiento obrero, privilegiando la investigación empírica. Sin embargo, la trayectoria del instituto experimentaría una expansión significativa bajo la dirección de Max Horkheimer a partir de 1930, quien amplió su espectro de análisis para abarcar estudios interdisciplinarios que incluían la estética, la economía, el derecho, la filosofía, la política, la psicología y la sociología.
Las bases teóricas de la Escuela de Frankfurt se cimentaron en un diálogo crítico con las obras de figuras seminales como Hegel, Marx y Freud. La integración de elementos del marxismo, el psicoanálisis y la filosofía hegeliana fue fundamental para su aproximación al análisis social y cultural. Esta síntesis buscaba reinterpretar el marxismo clásico, a la vez que ofrecía una crítica incisiva de la cultura y la moral occidentales. La influencia hegeliana se manifestó en su esfuerzo por reformular la dialéctica idealista en un método de investigación más concreto, que concebía la realidad en su constante movimiento y transformación temporal, así como en las intrincadas interrelaciones de sus componentes. La incorporación del psicoanálisis freudiano, promovida inicialmente por Erich Fromm, fue crucial para desentrañar las motivaciones humanas más profundas y comprender cómo los mecanismos de dominación social se interiorizan en el psique individual, sirviendo como un “eslabón perdido entre la superestructura ideológica y la base socioeconómica”.