Diez reflexiones filosóficas sobre la estupidez y Libros sobre la estupidez

 A lo largo de los siglos, diversos filósofos han cavilado sobre la naturaleza de la estupidez, sus causas y sus consecuencias.



Fernando Mérida

La estupidez es un concepto tan antiguo como la humanidad. Aunque la RAE lo define en su primera acepción simplemente como «torpeza notable en comprender las cosas», en realidad, desde tiempos inmemoriales, los filósofos han cavilado sobre su naturaleza, sus causas y consecuencias.

A continuación, diez reflexiones que han planteado algunos de los más grandes pensadores de la filosofía mundial.

Falta de sabiduría

Aristóteles creía que la estupidez no era simplemente la falta de conocimiento, sino la falta de sabiduría. Para el filósofo griego, la sabiduría no solo implica el conocimiento de hechos, sino la capacidad de aplicar el conocimiento de manera prudente. En este sentido, una persona estúpida no es la que no sabe, sino aquella que, sabiendo, no actúa con juicio. La sabiduría, según Aristóteles, es la brújula que guía la acción humana hacia el bien; sin ella, la acción se vuelve ciega y potencialmente destructiva.

Incapacidad para aprender

Los 10 clásicos de la filosofía política BAJAR GRATIS LOS 10 LIBROS

 


José Daniel Figuera            octubre 27, 2025

La filosofía política se ha construido sobre el diálogo entre obras fundamentales que, a lo largo de los siglos, han interrogado la naturaleza del poder, la legitimidad del gobierno y los derechos de los individuos. Estos textos no son solo artefactos históricos, sino que continúan definiendo los contornos de los debates contemporáneos sobre la justicia, la libertad y la organización social. El análisis de diez de estos tratados esenciales revela la evolución del pensamiento político occidental.

“La estupidez es un enemigo más peligroso que la maldad”, decía Dietrich Bonhoeffer, mártir de la resistencia antinazi

 A 80 años del asesinato de este pastor y teólogo alemán, su legado intelectual no ha perdido vigencia y merece ser reivindicado. No apuntaba a la ignorancia, cuyo remedio es la educación, sino al defecto moral que lleva a personas inteligentes a abandonar el pensamiento crítico

Por Claudia Peiró             09 Abr, 2025

El pastor luterano alemán Dietrich Bonhoeffer es un símbolo de la resistencia antinazi: fue arrestado en 1943 y ejecutado el 9 de abril de 1945 en el campo de concentración de Flossenbürg.

El tiempo que pasó en prisión lo dedicó a tratar de entender y explicar la conducta de sus compatriotas, en la correspondencia que intercambió con sus padres y con un amigo, Eberhard Bethge, que luego de su muerte fue compilada y publicada bajo el título Resistencia y sumisión.

David Rennie, editor en ‘The Economist’: “China quiere ser tan poderosa que ningún país pueda decirle que no”

 El encargado de Geopolítica en la revista británica no cree que Donald Trump sea 100% impredecible. También comenta que el problema en Ucrania es que Putin no está preparado para la paz, y aclara que en Taiwán preocupa más un bloqueo que una invasión. ¿Europa? “Las vacaciones han terminado”.


PorJosé Manuel Cuevas 

“El fin de la historia no está escrito”. Estados Unidos pierde influencia como líder del orden internacional que forjó mientras desmantela su propia democracia, aunque no deja de intervenir en otros países. China, que ha surgido como gran rival geopolítico, enfrenta las contradicciones de su modelo para consolidarse como alternativa ante el Sur Global. La Unión Europea, mientras tanto, se queda atrás entre regulaciones, la necesidad de acuerdos unánimes entre Estados miembros, la cautela con Rusia y la pasividad con Israel.

David Rennie (1971) ha presenciado grandes episodios de las últimas décadas en política internacional. Periodista británico con casi veinte años en The Economist,ha sido corresponsal en Bruselas, Washington o Pekín. Vio la crisis económica desde el corazón del Viejo Continente, estuvo en la Casa Blanca durante la guerra contra el terror o el ascenso de Donald Trump, y cubrió el auge geopolítico del gigante asiático. Siempre, y sobre todo ahora, “hablando con ministros, funcionarios, académicos y diplomáticos”.

Cómo ve China el mundo

 


Durante siglos, Occidente ha dominado el tablero geopolítico mundial, exportando su modelo económico, sus valores democráticos y su visión del progreso. Pero ese dominio se desvanece ante nuestros ojos. Mientras Estados Unidos se sumerge en convulsiones políticas internas y Europa pierde relevancia internacional, China avanza metódicamente en su consolidación como gran potencia. La pregunta ya no es si Pekín desafiará la hegemonía occidental, sino cómo está construyendo su ascenso y qué lecciones podríamos extraer de su estrategia. Porque si los chinos aprendieron de Occidente durante décadas para modernizarse, quizá ha llegado el momento de que nosotros invirtamos ese flujo y estudiemos qué hace China diferente.

Cómo China convierte su desequilibrio económico en poder global

 China es adicta a la inversión y ha sabido explotarlo. Incapaz de consumir lo que produce, exporta sus excedentes a otros países. Del textil al ladrillo, ahora a tecnologías verdes, controla las cadenas del futuro. Europa paga el precio más alto de esta transformación estructural.

El El presidente chino, Xi Jinping, en su visita al Kremlin en marzo de 2023. Fuente: Presidencia de Rusia (Wikimedia Commons)

El gigante asiático camina hacia su superávit comercial más alto de la historia. En paralelo, empresas chinas han firmado más de 210.000 millones de dólares en proyectos verdes —fábricas de paneles solares, baterías o vehículos eléctricos— en el extranjero desde 2022, superando en dólares actuales al Plan Marshall. Todo ello en pleno auge del proteccionismo y la guerra comercial con Estados Unidos. 

La explicación está en el modelo chino: adicto a la inversión, es incapaz de absorberla. China representa el 32% de la inversión mundial y genera un tercio de las manufacturas, pero consume apenas el 13% global. El Gobierno ha respondido igual durante tres décadas: cada vez que un motor de crecimiento alcanza su límite, Pekín reorienta recursos hacia un nuevo sector estratégico. Cuando el sector genera excedentes que el propio país no puede absorber, la válvula de escape son las exportaciones y la inversión transnacional.

La estupidez como gran fuerza influyente del siglo XXI

 26 de octubre de 2025,


Gonzalo Cáceres

Este teólogo luterano alemán, ejecutado por resistir al nazismo, dejó una frase perfectamente aplicable a nuestro tiempo: “La estupidez es un enemigo más peligroso que la maldad”.

El diagnóstico de Bonhoeffer surgió en un momento de oscuridad. Alemania se había dejado consumir por la ideología nazi y millones de ciudadanos “respetables” pasaron a ser cómplices de lo injustificable. Bonhoeffer intentaba entender cómo fue posible.

Es así que concluyó que el problema no era solo la maldad enfocada y organizada, sino la pasividad que surge cuando la gente deja de pensar por sí misma y repite lo que escucha; lo que tranquiliza, lo que agrada a las masas.

Ocho décadas después, el mundo vive una mutación de esa misma situación, pero ya no a través de dictadores con discursos incendiarios ni concentraciones faraónicas. Ahora basta con un celular porque la estupidez se difunde en línea.

La apuesta de Trump no saldrá bien. Entrevista a Michael Roberts

 Michael Roberts                 21/10/2025 

Donald Trump quiere revitalizar el capitalismo estadounidense con su política arancelaria. Pero ni siquiera un «Napoleón del proteccionismo» puede hacer frente a la crisis de base del sistema, opina el economista marxista Michael Roberts.

Cuando se intenta describir la situación mundial actual, cada vez es más difícil evitar los superlativos. La guerra económica desatada por Donald Trump, la creciente confianza de China, que ya no está dispuesta a aguantar lo que sea, y la guerra en curso en Ucrania han llevado a una incertidumbre sistémica que no se veía desde el periodo de entreguerras o incluso tiempo atrás. El temor a otra gran crisis o incluso a otra gran guerra está comprensiblemente muy extendido, quizás más en Europa que en ningún otro lugar, la región que más tiene que perder con la nueva guerra fría.

¿Cuánta de esta inquietud cabe imputarla a un presidente estadounidense impredecible y cuánta es el resultado de cambios estructurales más profundos? ¿El surgimiento de potencias que pueden competir con Estados Unidos apunta a la posibilidad de un orden mundial más justo, o simplemente se trata de la sustitución de una potencia hegemónica por otra? Y, sobre todo, ¿qué significa todo esto para la vida y las perspectivas políticas de la población trabajadora? Arman Spéth habló para Jacobin con el economista marxista Michael Roberts, autor de los libros The Great Recession: A Marxist View y The Long Depression, para conocer su opinión sobre la economía mundial cada vez más fragmentada.

-Las convulsiones geopolíticas que observamos actualmente serían impensables sin el segundo mandato de Donald Trump. Desde su regreso a la Casa Blanca, tanto la política interior como la exterior de Estados Unidos han cambiado de forma indiscutible, lo que, a la vista del papel del país como potencia hegemónica mundial, tiene inevitablemente repercusiones en el resto del mundo. Si damos un paso atrás y observamos con cierta distancia el caos cotidiano de la política estadounidense, ¿ves en la política económica de Trump algo que se acerque a una estrategia consistente? ¿Hay un «método en la locura» y, si es así, en qué consiste exactamente?

En primer lugar, Donald Trump es una persona profundamente disfuncional, cuya arrogancia, una hybris extrema y una falta de empatía humana son evidentes para cualquier persona racional. Sus declaraciones públicas y sus constantes cambios de rumbo político, ya sea en materia de aranceles, conflictos internacionales o cuestiones culturales y sociales, lo prueban de manera impresionante. Pero esta locura esconde un método. La estrategia de Trump tiene como objetivo restaurar la base industrial de Estados Unidos, reducir el déficit comercial de bienes y reafirmar la hegemonía global de Estados Unidos, especialmente frente a China.

Lydie Salvayre «Ser definido por el propio trabajo es una reducción aterradora»

 23 octubre  2025


El síndrome de la vida ocupada. De tantos quehaceres y pendientes no queda ni un minuto para pensar(nos) ni cuestionar(nos). La ocupación total como anestesia y como cortina de humo. Los domingos solo como la antesala de la rutina y la ansiedad. La escritora francesa Lydie Salvayre (Autainville, 1948), ganadora del Premio Goncourt en 2014, plantea en ‘¡Nos gustan los domingos!’ (Desvelo) una suerte de libro-manifiesto en el que, desde la literatura, la filosofía y la poesía, hace una apología de la pereza y una «maldición de los apologistas-del-trabajo-de-los-demás».

Cuando se habla sobre el derecho a la pereza, al descanso y al tiempo libre, constantemente el primer calificativo que salta es el de utópico: «Todo eso suena muy bien pero es una utopía». Sin embargo, usted dice que ese calificativo –«utópico»– es un honor y que a usted le encantaría ser «acusada de ese tipo de insolencia». ¿Por qué?

Esteban Hernández «La única manera de defender la democracia es construir cohesión social y bienestar material»

 Pelayo de las Heras



Mientras la grieta ahonda las brechas del orden liberal, las democracias parecen asomarse al vacío. Una situación que analiza Esteban Hernández, periodista de El Confidencial, en su último libro, ‘El nuevo espíritu del mundo’ (Deusto), donde disecciona la irrupción de Donald Trump, el auge chino y los fallos sistémicos de la globalización.

Al interpretar las últimas elecciones norteamericanas, señala la escasa eficacia del eje democracia/autoritarismo, un cambio cultural y un impacto de otras condiciones de carácter más material, como la inflación. No obstante, Donald Trump ganó el voto popular con solo un 1,5% más en todo el país y alguno de los swing states, como Wisconsin, con menos de un 1%. ¿Qué es lo que puede decidir la balanza?

Victoria Camps «Con la secularización, nada ha sustituido lo que hacía la religión para vincular a las personas con un sentido moral»

 


Pedro Silverio

Victoria Camps (Tarragona, 1941) es una de las grandes filósofas españolas contemporáneas. Referente en el campo de la ética, acaba de publicar ‘La sociedad de la desconfianza‘ (Arpa, 2025), donde repasa los grandes fallos que estamos cometiendo como sociedad y nos invita, siempre desde una perspectiva crítica, a repensar por qué hemos llegado hasta aquí y cómo podemos enmendar el camino. Una cosa tiene clara: se ha pervertido el concepto de libertad por desarrollarlo en exceso y nos hemos olvidado de cooperar como individuos que conviven en sociedad.

En su libro anterior, Tiempo de cuidados, abordaba la necesidad de cuidarnos como sociedad. Este nuevo libro, parece un paso más allá: si no somos capaces de cuidarnos, al menos intentemos recuperar la confianza. Usted reconoce que hacen falta cambios urgentes. ¿Se refiere a cambios revolucionarios, una enmienda a la totalidad, o a reformas parciales?

Empresas que socavan la democracia 2025

  


El informe Empresas que socavan la democracia 2025 presenta una selección anual de empresas emblemáticas que violan derechos sindicales y humanos, consolidan el poder industrial, evaden impuestos y responsabilidades sociales, subvierten la voluntad popular y las políticas mediante intensos grupos de presión, agravan la catástrofe climática y, lo que es más preocupante, invierten activamente una parte de los beneficios que extraen de los trabajadores en fuerzas políticas de extrema derecha.

¿Hay una “broligarquía” en Estados Unidos?

 La idea de broligarquía surgió con el apoyo de magnates tecnológicos de Silicon Valley a Donald Trump y se ha forjado con su participación y relación con el Gobierno. Elon Musk, Peter Thiel, Jeff Bezos o Mark Zuckerberg son sus máximos representantes

El presidente estadounidense, Donald Trump, junto al magnate Elon Musk tras comprar un coche Tesla Cybertruck el pasado 11 de marzo. Fuente: Casa Blanca (Flickr)

Por Nerea Seijas     27 marzo, 2025

La broligarquía es un neologismo utilizado en referencia al grupo de grandes empresarios del sector tecnológico en Estados Unidos vinculados al Gobierno de Donald Trump. El término deriva de la abreviatura bro (de brother, ‘hermano’ en inglés), utilizada en jerga juvenil para mencionar a alguien que pertenece al mismo grupo social, y la palabra oligarquía, que es la forma de gobierno en la que el poder lo ejercen unos pocos. En el caso del fenómeno estadounidense, la idea ha surgido para hablar de los dueños y CEO de las principales empresas de Silicon Valley por su papel y relaciones con la Administración Trump.

La broligarquía estadounidense

El origen de la broligarquía estadounidense es anterior a la vuelta de Trump al poder. Una de sus primeras figuras fue Peter Thiel, cofundador de PayPal junto a Elon Musk, promotor de la ideología neoreaccionaria en Silicon Valley. El movimiento neorreaccionario pretende instalar un nuevo sistema en el que los grandes empresarios sean los líderes de la sociedad. De hecho, Thiel fue clave en el ascenso del actual vicepresidente, J. D. Vance, al llevarlo a trabajar en sus empresas y financiar sus campañas electorales.

El dinero de grandes empresarios ha influido históricamente en el sistema electoral estadounidense. Sin embargo, Thiel, Musk y otros magnates de Silicon Valley fueron más allá y se convirtieron en los principales donantes del Partido Republicano para asegurar el regreso de Trump a la Casa Blanca. Para entonces el término broligarchy empezaba a aparecer en medios en referencia a este fenómeno. Esta tendencia llevó a Joe Biden a advertir en su discurso de despedida que en Estados Unidos se estaba formando una oligarquía, idea que también comparte el senador y excandidato demócrata Bernie Sanders.

El tecnocapitalismo: claves para entender su influencia en la actual economía global

 


El tecnocapitalismo emerge como un concepto disruptivo que redefine la relación entre tecnología y economía. Este término describe un sistema donde la innovación tecnológica no solo impulsa el crecimiento económico, sino que también consolida estructuras de poder en manos de gigantes digitales.

Empresas como Google, Amazon y Meta personifican este fenómeno, al dominar mercados globales mediante algoritmos, Inteligencia Artificial y acumulación masiva de datos.

A diferencia del capitalismo tradicional, el tecnocapitalismo se sustenta en activos intangibles: datos, software y redes de influencia digital. La producción ya no depende únicamente de fábricas, sino de plataformas que monetizan la atención y el comportamiento de los usuarios. Este modelo ha generado una brecha aún más profunda entre quienes controlan la tecnología y quienes son simples consumidores o proveedores de datos sin compensación justa.

Prólogo Ciudades para la gente Jan Gehl por Joan Clos y Prólogo por el autor



 Las calles, las plazas y los espacios públicos han contribuido a definir las funciones culturales, sociales, económicas y políticas de las ciudades. Históricamente han sido —y continúan siéndolo— la primera vara con la cual medir el “estatus” de un lugar, y su transformación desde un asentamiento caótico y desorganizado hasta ser una ciudad establecida. Sin embargo, a menudo la mala calidad y el bajo mantenimiento de estos espacios reflejan una disminución de la calidad física, económica y social de una ciudad, a la vez que alientan una espiral del declive. Un es pacio público de “calidad” provee conectividad y acceso físico, protección del crimen, cobijo del clima, aislamiento del tránsito, oportunidades para descansar y trabajar, como así también chances de congregarse. Espacios vivibles y calles vibrantes deben ser abordados como áreas multifuncio nales que sirvan para la interacción social, el intercambio económico y la expresión cultural para una amplia variedad de participantes. Los recientes estudios realizados por ONU-Hábitat1 informan que las ciudades de los países en vías de desarrollo cuentan con una cuota muy reducida de territorio para destinar al espacio público, la conectividad y las calles. Muchas veces, este se configura de manera que minimice la conectividad y los movimientos de las personas, y así se preservan enclaves de riqueza y se privilegia el transporte automotor, dejándole a la movilidad peatonal caminos marginales sin planificar. En estas áreas, no solo se ha de teriorado la movilidad tornándose ineficiente, sino que el público se ha quedado sin espacio crítico donde se pueda localizar infraestructura y ser vicios. Como resultado de esto, los individuos padecen costos adicionales de mantenimiento, o bien se ven impedidos de acceder a servicios básicos. ONU-Hábitat alienta un proceder holístico que considere las calles como espacios públicos capaces de englobar los conceptos de vitalidad y com pletitud. Un buen patrón de calles contribuye al desarrollo de la infraestruc tura, mejora la sostenibilidad ambiental, permite una mayor productividad, enriquece la calidad de vida, promueve la equidad y la inclusión social. Tradicionalmente desdeñado y menospreciado por las autoridades de los países emergentes, el verdadero espacio público de a poco es reconocido como un prerrequisito para la vida sustentable. La calle emerge como el es pacio público primordial en numerosos asentamientos urbanos de distintos lugares del mundo, que no destinan la suficiente cantidad de metros cua drados para los intereses comunes. Las calles le brindan a la ciudad un canal estructurador en el que confluyen el significado social, la movilidad perso nal y comercial, el compromiso cívico, la salud humana y la integridad am biental. Sin estos recursos espaciales donde pueden ocurrir los intercambios  personales, culturales y económicos, las ciudades se convierten en lugares de exclusión, prohibición, degradación ambiental y esterilidad económica. El rol que cumplen los espacios públicos en los procesos de desarrollo urbano sostenible aún es vagamente comprendido e implementado. Los mecanismos clave que intervienen en su creación y mejoramiento no son entendidos, algo que también sucede en los casos en que es necesario generar nuevo territorio urbano, donde su crecimiento balanceado puede servir para crear oportunidades económicas para la ciudad y el país. Al dirigir su atención hacia las variables que contribuyen al desarrollo de un espacio público y privado y a la relación entre ellos, las ciudades están preparadas para acentuar economías urbanizadas (la creación de valor a través de la asignación de tierras para el desarrollo urbano) y economías de aglomeración (aprovechar los costos más bajos y la mayor eficiencia que provee la densidad urbana). En medio de este panorama, nos alegra anunciar la aparición de Ciudades para la gente, una publicación que ofrece una mirada general acerca de los diferentes aspectos que se deben considerar a la hora de diseñar un espa cio público de calidad, con el énfasis puesto en la importancia que tiene el hecho de hacer revivir la dimensión humana de los asentamientos urbanos. El libro presenta numerosos ejemplos de prácticas exitosas en distintas partes del mundo, además de proponer diversas herramientas que pue den ser utilizadas por el diseño urbano. ONU-Hábitat está convencido de que Ciudades para la gente contribuye a enriquecer el debate general acerca de la importancia de los espacios públicos como medio para incrementar la tolerancia, mejorar la calidad de vida y crear prosperidad para todos. 

 Dr. Joan Clos 

 SUBSECRETARIO GENERAL Y 

DIRECTOR EJECUTIVO GENERAL 

DE LAS NACIONES UNIDAS

 noviembre 2013


Prólogo por el autor 

 Me gradué como arquitecto en 1960, lo cual significa que ya llevo más de 50 años monitoreando cómo se lleva adelante el desarrollo urbano. Tener una perspectiva tan amplia puede ser visto como un privilegio, pero la travesía recorrida hasta aquí también ha estado plagada de preocupaciones. El modo como las ciudades se planean ha cambiado significativamente a lo largo del último medio siglo. Hasta 1960, las urbes del mundo se desarrollaban primordialmente en torno a la experiencia adquirida a lo largo de los últimos siglos. La vida urbana era una parte vital de este bagaje de expe riencias, y se daba por sentado que las ciudades se construían para la gente. En paralelo al constante crecimiento urbano, se comenzó a delegar el desarrollo de las ciudades en los planificadores profesionales. Las teorías y las ideologías empezaron a reemplazar a las tradiciones como las bases so bre las cuales se pensaba el desarrollo. La filosofía urbana del Movimiento Moderno, que consideraba a la ciudad como una máquina compuesta por diversas partes separadas de acuerdo con su función, se convirtió en una doctrina influyente. Dentro de este período también surgieron los planificadores de tránsito, los cuales irrumpieron con ideas y teorías que aseguraban las mejores con diciones urbanas posibles… para los automóviles. Ni los planificadores urbanos ni los de tránsito le asignaban prioridad al espacio público o a la vida urbana, y por muchos años se operó sin saber de qué manera las estructuras físicas influían sobre el comportamiento huma no. Las consecuencias drásticas que el modelo modernista de planificar le infligió al modo como las personas usan el espacio urbano no se evidencia rían hasta mucho más tarde. A todo nivel, el planeamiento de las ciudades a lo largo de los últimos 150 años ha sido problemático. En general, no se ha reconocido que la vida urbana pasó de ser parte de una tradición a convertirse en un aspecto que depende enteramente de un adecuado proceso de planeamiento. Ahora, después de muchos años, hay buenas noticias. Se ha conseguido recolectar una significativa cantidad de información en torno a la conexión que hay entre la forma física y el comportamiento humano. Al mismo tiem po, las ciudades y sus residentes se han vueltos más activos a la hora de exigir que haya una planificación que considere a las personas. A lo largo de los últimos años, numerosas ciudades en distintas partes del mundo han hecho un esfuerzo serio por tratar de hacer realidad el sueño de mejores ur bes para las personas. Es posible encontrar proyectos así como estrategias urbanas que indican una nueva dirección tras años de negligencia. Actualmente se acepta que el cuidado de la vida urbana y de las perso nas en el espacio público debe jugar un rol central a la hora de planificar ciudades y áreas urbanas. X Espero que este libro pueda hacer una modesta contribución a esta im portante y nueva orientación. Es con gran alegría que veo que este libro se traduce al español. Tanto los individuos como los políticos, los planificadores y los arquitectos de habla hispana tendrán acceso a este cuerpo de conocimientos, que está basado en mi experiencia de 50 años trabajando en torno a las personas que habitan en las ciudades. También me da mucha felicidad que esta versión en español se haya realizado gracias a la iniciativa de ONU-Hábitat. Estoy seguro de que a tra vés de esta organización el mensaje humanista de este libro llegará lejos y será correctamente utilizado. Agradezco profundamente a ONU-Hábitat por su interés y esfuerzo.

 Jan Gehl 

 ARQUITECTO 


Introducción por ONU-Hábitat 


 Las ciudades son los lugares donde las personas pueden satisfacer sus necesidades básicas y, a la vez, encontrar bienes públicos esenciales. Las ambiciones, las aspiraciones y otros aspectos intangibles de la existencia humana también se materializan en las urbes, las cuales ofrecen aportes tanto para la contención como para la felicidad de sus habitantes y el bien estar colectivo, y busca que cada ciudadano pueda aumentar sus chances de prosperar. ONU-Hábitat promueve una ciudad orientada hacia las personas, que sea capaz de integrar lo concreto con otros aspectos más inmateriales de pros peridad y sostenibilidad. Este tipo de ciudad logra obtener menores costos energéticos, produce una huella ecológica más pequeña, cuenta con una forma más compacta, tiene mayor heterogeneidad y funcionalidad y ofrece a sus habitantes protección contra nuevos riesgos. A la vez, permite que haya una mayor provisión de bienes públicos. Desde luego, es importante destacar que esta urbe está diseñada a una “escala humana” más adecua da, que da lugar a un aumento de la cantidad de espacios creativos donde puede desarrollarse la interacción social, lo que redunda en una mejora de la calidad de la vida urbana. La calidad de la vida urbana es esencial para que las ciudades prosperen. Las urbes que logran mejorar las condiciones de vida para sus ciudadanos experimentan mayores niveles de prosperidad, y al mismo tiempo es pro bable que se encuentren más avanzadas en lo que hace a las cuestiones de sostenibilidad. Estas ciudades buscan conseguir equidad social en base a una estrategia de dar acceso a los bienes y a los espacios públicos a una ma yor cantidad de población, impidiendo al mismo tiempo que se produzca la apropiación privada de estos sectores de modo que se logre una mejor calidad de vida para todos. Las ciudades demuestran un compromiso para mejorar la calidad de vida cuando revalúan su concepto de lo “público” y, a partir de esto, proveen más zonas verdes, parques, infraestructuras para la recreación y otros espacios públicos. Las ciudades pueden y deben recuperar el control sobre sus destinos a partir de una revigorización de la planificación urbana y del diseño, con el objetivo de lograr un progreso económico y un desarrollo armonioso para todos. El planeamiento no se propone fabricar imágenes sino la posibilidad de hacer algo diferente; es el marco operativo a través del cual una pro puesta se transforma en realidad, usando el espacio como un recurso esen cial para conseguir el desarrollo y, a su vez, convenciendo a los afectados a lo largo del proceso. La agencia de las Naciones Unidas a cargo de los asentamientos huma nos y el desarrollo urbano sostenible, ONU-Hábitat, promueve una noción renovada del planeamiento urbano y del diseño que se apoya sobre la XII sostenibilidad y el acceso igualitario a lo “público” mediante políticas y es trategias adecuadas. ONU-Hábitat entiende que la planificación urbana y el diseño son medios a través de los cuales es posible reconciliar e integrar cuestiones ambientales, económicas, espaciales, sociales y culturales de la ciudad. ONU-Hábitat trabaja sobre la dimensión técnica así como sobre la política del diseño urbano. Gracias a este modo de operar, logra que las au toridades locales se involucren en la tarea de moldear el crecimiento futuro de nuestras ciudades. ONU-Hábitat busca relacionar, además, la planificación urbana y el dise ño con los sistemas de gobierno y el mantenimiento de las infraestructuras. Creemos que con la combinación de estas tres aristas lograremos llevar ade lante todo el ciclo de la transformación urbana —desde la toma de decisio nes y la implementación práctica hasta el mantenimiento y el feedback— de un modo más estratégico que si estudiáramos cada parte por separado. ONU-Hábitat está particularmente interesado en monitorear el estado de las ciudades ubicadas en los países en vías de desarrollo. Estas urbes se enfrentan a problemas de pobreza, exclusión, inseguridad y degradación ambiental. La abismal diferencia entre ricos y pobres se ve materializada en la gran disparidad espacial que se observa entre la calidad de los lugares donde viven unos y otros. Esto se ve reflejado también en las contrastantes formas urbanas: las comunidades cerradas nacen y crecen a la par de barrios en pésimo estado y de villas de emergencia. Un adecuado trabajo de planeamiento y diseño es la clave para cerrar esta brecha urbana; es asimismo una herramienta esencial para poder pensar en ciudades más inclusivas, más conscientes del medioambiente, vibrantes desde el punto de vista económico, y culturalmente significativas y seguras para todos. Para que este proceso sea efectivo, las disciplinas técnicas de ben ser activas, enfocándose en la sostenibilidad y en el establecimiento de conexiones entre las personas que se interesen en crear oportunidades económicas y en cuidar el medioambiente, siempre partiendo del interés por el individuo. ONU-Hábitat entiende que la planificación urbana y el diseño no pueden mejorar la calidad de vida de las ciudades de modo automático. Sin embar go, son capaces de transformar –mediante una correcta asignación de re cursos y ejecución de presupuestos– visiones y valores políticos en la forma física de una ciudad. Estas disciplinas tienen que encontrar los caminos para crear urbes que les sirvan a todos, que otorguen oportunidades a los ricos y a los pobres por igual, donde las comunidades y sus intereses estén en el centro del proceso de la toma de decisiones sobre el desarrollo urbano, y donde se evite dejar a cualquier ciudadano expuesto al riesgo y a la vulnera bilidad, particularmente en el caso de los que sufren situaciones de pobreza. XIII Las ciudades que mejoren y logren que sus habitantes usen su espacio público contarán con una comunidad cohesionada, una identidad cívica y una calidad de vida. La vitalidad y el aprovechamiento continuo de las zonas comunes por parte de los habitantes desembocan en un ambiente urbano que está bien mantenido y seguro, convirtiendo así la ciudad en un lugar atractivo para vivir y trabajar. El acceso libre a los espacios públicos no solo mejora la calidad de vida, es también el primer paso para el empoderamiento civil, desde donde se puede mejorar el acceso a instituciones y a espacios políticos. Los espacios públicos y las calles son, y deben ser vistos como tales, áreas multifuncionales en las que se produce la interacción social, el intercambio económico y la manifestación cultural para una gran diversidad de actores. La planificación urbana tiene la tarea de organizar estos espacios, y el dise ño tiene la responsabilidad de alentar su uso, logrando que transmitan una sensación de identidad y de pertenencia. Es un gran placer para ONU-Hábitat haber podido trabajar con Jan Gehl en la tarea de promocionar un tipo de planificación urbana y de diseño que contemple en primer lugar a la persona. Gehl es reconocido y respetado por el compromiso que tiene en aportar argumentos convincentes y evidencias que demuestran cuán importante es invertir más en la vida pública. Ha pu blicado libros que se enfocan en la cuestión del hombre como un punto de partida para las ciudades. En su última publicación, Ciudades para la gente, articula una persuasiva serie de lineamientos donde propone usar el espacio como bloques con los cuales construir una ciudad más vivible. Comienza con una premisa fundamental: los edificios ocupan solo una fracción del territorio en las ciudades. El espacio público que queda entre ellos es tan importante como las mismas estructuras físicas. En muchas urbes, especialmente las situadas en países en vías de desarrollo, los espacios públicos se encuentran desdeñados, abandonados o en un esta do deplorable. Sin embargo, actualmente se pueden encontrar experiencias interesantes e innovaciones atrevidas en ciudades de distintas partes del mun do: se están reutilizando y reimaginando aquellos espacios que hasta ahora habían sido descartados, como herramientas que puedan servir para revigori zar comunidades y transformar las vidas de sus habitantes. El modo de operar que expone Gehl, centrado en dar prioridad a las personas, es una metodolo gía que encontrará posibilidades de uso en ciudades atravesadas por las más diversas situaciones de desarrollo, con lo cual se concluye que esto merece estar disponible en más idiomas. ONU-Hábitat espera que el conocimiento y los procedimientos prácticos que se exponen en este libro influyan tanto en los que toman las decisiones como en los que trabajan en planificación urbana, en especial aquellos que se desempeñan en el hemisferio Sur. XIV La sociedad con Jan Gehl es parte de una serie de proyectos e iniciativas que lleva adelante el programa global de ONU-Hábitat, Prácticas en el Es pacio Público. Lanzado en 2012, es una respuesta a los pedidos hechos por los estados miembros de las Naciones Unidas, que reclamaban que se de sarrollase una estrategia, dirigida tanto a la formación de políticas públicas como a la creación de una guía programática que reivindicase al espacio público como un componente importante y tangible del esfuerzo por di señar ciudades más habitables. Este programa consolida la experiencia que ha logrado reunir ONU-Hábitat a lo largo de más de 20 años trabajando con el espacio público y el desarrollo urbano. A través del programa global de ONU-Hábitat, Prácticas en el Espacio Público, buscamos aunar el rico y diverso cuerpo de conocimientos desa rrollado por nuestros socios expertos, como Jan Gehl, y a la vez transformar lo en herramientas prácticas y útiles, capaces de resolver las necesidades, las preocupaciones y los desafíos actuales que presentan las ciudades, en especial las de los países en vías de desarrollo. Esperamos poder difundir el conocimiento y la información que recogimos en relación con el rol del espacio público en el desarrollo urbano, y así provocar ideas nuevas y más progresivas como también nuevos enfoques y soluciones sobre cómo crear y manejar nuestras ciudades.

RESUMEN Libro: Ciudades para la gente Autor: Jan Gehl

 

Libro: Ciudades para la gente

Autor: Jan Gehl

1ª Edición original: 2010

1ª Edición en español: 2014 – Editorial Infinito, Argentina


Jan Gehl Hon. FAIA (nacido el 17 de septiembre de 1936, Copenhague) es un arquitecto danés y consultor de diseño urbano con sede en Copenhague, cuya carrera se ha centrado en mejorar la calidad de la vida urbana mediante la reorientación del diseño de la ciudad hacia el peatón y el ciclista. Es socio fundador de Gehl Architects.

Gehl recibió una Maestría en Arquitectura de la Escuela de Arquitectura de la Real Academia Danesa de Bellas Artes (KADK) en Copenhague en 1960, y practicó la arquitectura de 1960 a 1966. En 1966 recibió una beca de investigación del KADK para estudiar «la forma y uso de espacios públicos «; su libro “Life between Buildings” (1971) informa sobre sus estudios sobre la vida pública en espacios públicos y desarrolla sus teorías sobre cómo la planificación y la arquitectura de la ciudad influyen en la vida pública. Se convirtió en profesor de planificación urbana en el KADK y fue profesor visitante en todo el mundo. Fue cofundador de Gehl Architects en 2000 con Helle Søholt, ocupó un puesto de socio hasta 2011 y sigue siendo asesor principal.

Como un «joven arquitecto que trabajaba en los suburbios», Gehl se casó con una psicóloga y «tuvo muchas discusiones sobre por qué los arquitectos, arquitectos paisajistas y planificadores no cuidaron más del lado humano de la arquitectura … Mi esposa y yo empezamos por estudiar la frontera entre la sociología, la psicología, la arquitectura y la planificación «.

Influencia

Gehl publicó por primera vez su influyente “Life Between Buildings” en danés en 1971, con la primera traducción al inglés publicada en 1987. Gehl aboga por un enfoque sensato y directo para mejorar la forma urbana: documentar sistemáticamente los espacios urbanos, realizar mejoras graduales y luego documentarlos nuevamente.

El libro “Public Spaces, Public Life” de Gehl describe cómo esas mejoras incrementales han transformado Copenhague de ser una ciudad dominada por automóviles a ser una ciudad orientada a los peatones a lo largo de 40 años. La zona libre de automóviles Strøget de Copenhague, una de las áreas de compras peatonales más largas de Europa, es principalmente el resultado del trabajo de Gehl.

Gehl participa y asesora en muchos proyectos de diseño urbano y públicos en todo el mundo. En 2004 llevó a cabo un importante estudio sobre la calidad del ámbito público en Londres, encargado por la Central London Partnership and Transport para Londres, y apoyó a la ciudad de Wakefield y la ciudad de Castleford en el desarrollo y la entrega de mejores espacios públicos, como parte de una iniciativa conocida como «El Proyecto Castleford».

En 2007-08 fue contratado por el Departamento de Transporte de la ciudad de Nueva York para reimaginar las calles de la ciudad de Nueva York mediante la introducción de diseños para mejorar la vida de los peatones y ciclistas. El DOT utilizó el trabajo de Gehl para «informar directamente» la implementación de sus nuevas políticas y proyectos de planificación urbana y diseño.

Gehl también ha influido en Australia y Nueva Zelanda, donde preparó estudios de vida pública para los centros de las ciudades de Melbourne (1994 y 2004), Perth (1995 y 2009), Adelaide (2002) Sydney (2007), Auckland (2008), Wellington (2004), Christchurch, Launceston y Hobart (2010).

Gehl reconoce a Jane Jacobs como la «abuela de la planificación humanista», que llamó su atención sobre la importancia de la escala humana. «Hace cincuenta años ella dijo: salgan y vean qué funciona y qué no, y aprendan de la realidad. Miren por sus ventanas, pasen tiempo en las calles y plazas y vean cómo la gente realmente usa los espacios, aprendan de eso y úsenlo».

PRÓLOGO DEL AUTOR

JG explica que se graduó como arquitecto en 1960, en plena etapa de eclosión del planeamiento derivado del movimiento moderno, que consideraba a la ciudad como una máquina compuesta por partes separadas de acuerdo a su función y articuladas mediante una red vial para los automóviles.  La tradición histórica de la ciudad orientada al espacio público y la vida urbana, se reemplazó en dicho momento por un modelo de ciudad-máquina en manos de planificadores profesionales y especialistas de tráfico.

La buena noticia, dice JG, es que tras muchos años de investigación se ha demostrado la conexión entre la forma física de la ciudad y el comportamiento humano, lo que ha vuelto a poner a las personas y la vida urbana en el centro del debate urbanístico. JG espera que su libro sirva como contribución a este importante cambio de orientación.

  1. LA DIMENSIÓN HUMANA
    1. La dimensión humana

JG pone de relieve como la dimensión humana del diseño urbano fue minimizada a partir de los años 60 hasta nuestros días. Destaca a la periodista Jane Jacobs y su libro “Muerte y vida de las grandes ciudades” publicado en 1961, como la primera denuncia contra la ausencia de escala humana en los planteamientos del movimiento moderno y el uso del automóvil como eje del nuevo diseño urbano.

Las ciudades de los países más desarrollados han podido evaluar los resultados negativos de estos planteamientos y han ido reaccionando en pos de un urbanismo con mayor preocupación por la gente, pero el panorama es mucho más complejo y desalentador en las grandes ciudades de los países en vías de desarrollo, en los cuales la irrupción del coche no ha tenido contestación y ha dado lugar a megalópolis con enormes dificultades de desplazamiento.  

JG aboga por un planeamiento urbano que haga foco en la dimensión humana de la ciudad, señalando como objetivo cuatro condiciones básicas: vitalidad, sostenibilidad, seguridad y salubridad. Defiende que el coste de incorporar la dimensión humana al planeamiento es muy bajo, y por tanto se trata más de una decisión política que de una cuestión financiera.  

  1. Primero moldeamos a las ciudades, y luego ellas nos moldean a nosotros

En este apartado, JG explica como la construcción de mayores vías para la circulación de coches, sólo consigue que aumente el número de coches y que los atascos permanezcan. Del mismo modo, cuánto mejores sean las condiciones para la circulación en bicicleta, más crece el uso de las mismas. Esta relación la extrapola también a las condiciones de habitabilidad de la ciudad: cuánto mejor es el espacio público, mayor es la vida urbana. Una conclusión que ejemplifica con las transformaciones que han vivido ciudades como Copenhague o Melbourne.

  1. La ciudad como lugar de encuentro

JG defiende el placer de caminar, que va mucho más allá del concepto de circular. En el fondo, de lo que se trata es de concebir la ciudad como lugar de encuentro.

Para ello, diferencia dos tipos de actividades a realizar en la ciudad: aquellas que nos resultan obligatorias (desplazarnos cada día al trabajo, por ejemplo), y aquellas que son opcionales, como pasear o detenernos a tomar un café en una terraza. La posibilidad de realizar estas últimas actividades, define la calidad de un espacio urbano. JG defiende la ciudad como lugar de encuentro, recordando que “el hombre es la alegría más grande del hombre”. Es decir, la mayor atracción de una ciudad es su propia gente.



https://www.clubdelecturas.com/2020/10/26/resumen-de-ciudades-para-la-gente-de-jan-gehl/?v=6e0920aaa21c



https://www.academia.edu/42969867/Ciudades_para_la_gente