Carl Jung
1875-1961
Dr. C. George Boeree
Traducción al castellano: Dr. Rafael Gautier
Freud dijo que la meta de la terapia era hacer consciente lo inconsciente. Verdaderamente, hizo de este postulado el núcleo de su trabajo como teórico. Y además, definió al inconsciente como algo muy displacentero. Para ilustrar esto, consideremos lo siguiente: es un caldero de deseos establecidos; un pozo sin fondo de anhelos incestuosos y perversos; un lecho de experiencias aterradoras que aún pueden surgir a la consciencia. Francamente, ¡esto no suena como algo que quiera que acceda a mi consciencia!.
Carl Jung, joven colega de Freud, se dedicó a la exploración del "espacio interno" a través de todo su trabajo. Se lanzó a la tarea equipado con los antecedentes de la teoría freudiana, por supuesto, y con un conocimiento aparentemente inagotable sobre mitología, religión y filosofía. Pero era especialmente ducho en el simbolismo de tradiciones místicas complejas tales como gnosticismo, alquimia, cábala y tradiciones similares en el hinduismo y el budismo. Si hay una persona que tenga un sentido del inconsciente y sus hábitos como capaz de expresarse solo de forma simbólica, éste es Carl Jung.
Además, tuvo la capacidad de un soñar muy lúcido e ilusiones ocasionales. En otoño del 1913 tuvo la visión de una "inundación monstruosa" que hundía casi toda Europa cuyas aguas llegaban hasta las faldas de las montañas de su nativa Suiza. Vio miles de personas ahogándose y la ciudad temblando. Luego, las aguas se tornaban en sangre. En las siguientes semanas a la visión, surgieron sueños de inviernos eternos y ríos de sangre. Estaba asustado de que se estuviese volviendo psicótico.
Pero el uno de agosto de ese año, empezó la Primera Guerra Mundial. Jung creyó que de alguna manera existía una conexión entre él como individuo y la humanidad en general que no podía explicarse. Desde este momento hasta 1928, se fue metiendo en un proceso doloroso de auto-exploración que formaría la base de su futura teoría.
Cuidadosamente empezó a anotar sus sueños, fantasías y visiones, y los dibujó, pintó y esculpió. Halló que sus experiencias tendían a tomar formas humanas, empezando por un anciano sabio y su acompañante, una niña pequeña. El anciano sabio evolucionó, a través de varios sueños, hasta una especie de gurú espiritual. La niña pequeña se convirtió en "anima", el alma femenina, que servía como medio de comunicación (medium) entre el hombre y los aspectos más profundos de su inconsciente.
Un duende marrón cuero apareció como celador de la entrada al inconsciente. Era "la sombra", una compañía primitiva del Yo de Jung. Jung soñó que tanto él como el duende, habían asesinado a la preciosa niña rubia, a la que llamó Siegfred. Para éste, esta escena representaba una precaución con respecto a los peligros del trabajo dirigido solo a obtener la gloria y el heroísmo que prontamente causaría un gran dolor sobre toda Europa (¡así como también un aviso acerca de los peligros de algunas de sus propias tendencias respecto de la empresa heroica de Sigmund Freud!).
Jung soñó también mucho con cuestiones relacionadas con la muerte; con el territorio de los muertos y el renacimiento de los mismos. Para él, esto representaba el inconsciente mismo; no aquel "pequeño" inconsciente del que Freud hizo tan grande, sino un nuevo inconsciente colectivo de la humanidad. Un inconsciente que podía contener todas las muertes, no solo nuestros fantasmas personales. Jung empezó a considerar que los enfermos mentales estaban poseídos por estos fantasmas, en una época donde se supone que nadie creía en ellos. Con el solo hecho de "recapturar" nuestras mitologías, entenderíamos estos fantasmas, nos sentiríamos cómodos con la muerte y así superar nuestras patologías mentales.
Los críticos han sugerido que Jung estaba simplemente enfermo cuando todo esto ocurrió. Pero Jung creía que si queremos entender la jungla, no nos podemos contentar con solo desplazarnos por sus alrededores. Debemos entrar en ella, no importa cuán extraña o aterradora pueda verse.
Los
arquetipos y lo inconsciente colectivo (en alemán Die Archetypen und dar
kollektive Unbewußte) es un conjunto de obras de Carl Gustav Jung incluidas en
el primer tomo del noveno volumen de su Obra completa.
El presente
volumen consta de trabajos, escritos entre 1933 y 1955, que esbozan y
desarrollan los Arquetipos y lo Inconsciente colectivo como conceptos centrales
en la concepción analítica de C. G. Jung.
Los tres
primeros trabajos Sobre los arquetipos de lo inconsciente colectivo, El
concepto de inconsciente colectivo y Sobre el arquetipo con especial
consideración del concepto de ánima, pueden ser considerados como los
fundamentos teóricos.
Siguen
publicaciones centradas en torno a arquetipos específicos, como la «madre», el
«renacer», el «dios-niño» o la «niña divina», después en torno al motivo del
«espíritu», como el que aparece con frecuencia en los cuentos populares, y al
llamado «pícaro».
Por último
se examina la relación de los arquetipos con el proceso de individuación,
primero teóricamente en el artículo Consciencia, inconsciente e individuación,
después en la práctica, aplicado a un proceso de individuación concreto, en
Acerca de la empiria del proceso de individuación.
Las dos
últimas contribuciones tratan del simbolismo centrador de los mandalas.
Teoría
La teoría de
Jung divide la psique en tres partes. La primera es el Yo, el cual se
identifica con la mente consciente. Relacionado cercanamente se encuentra el
inconsciente personal, que incluye cualquier cosa que no esté presente en la
consciencia, pero que no está exenta de estarlo. El inconsciente personal sería
como lo que las personas entienden por inconsciente en tanto incluye ambas
memorias, las que podemos atraer rápidamente a nuestra consciencia y aquellos
recuerdos que han sido reprimidos por cualquier razón. La diferencia estriba en
que no contiene a los instintos, como Freud incluía.
Después de
describir el inconsciente personal, Jung añade una parte al psiquismo que hará
que su teoría destaque de las demás: el inconsciente colectivo. Podríamos
llamarle sencillamente nuestra "herencia psíquica". Es el reservorio
de nuestra experiencia como especie; un tipo de conocimiento con el que todos
nacemos y compartimos. Aún así, nunca somos plenamente conscientes de ello. A
partir de él, se establece una influencia sobre todas nuestras experiencias y
comportamientos, especialmente los emocionales; pero solo le conocemos
indirectamente, viendo estas influencias.
Existen
ciertas experiencias que demuestran los efectos del inconsciente colectivo más
claramente que otras. La experiencia de amor a primera vista, el deja vu (el
sentimiento de haber estado anteriormente en la misma situación) y el
reconocimiento inmediato de ciertos símbolos y significados de algunos mitos,
se pueden considerar como una conjunción
súbita de la realidad externa e interna del inconsciente colectivo. Otros
ejemplos que ilustran con más amplitud la influencia del inconsciente colectivo
son las experiencias creativas compartidas por los artistas y músicos del mundo
en todos los tiempos, o las experiencias espirituales de la mística de todas
las religiones, o los paralelos de los sueños, fantasías, mitologías, cuentos
de hadas y la literatura.
Un ejemplo
interesante que actualmente se discute es la experiencia cercana a la muerte.
Parece ser que muchas personas de diferentes partes del mundo y con diferentes
antecedentes culturales viven situaciones muy similares cuando han sido
"rescatados" de la muerte clínica. Hablan de que sienten que
abandonan su cuerpo, viendo sus cuerpos y los eventos que le rodean claramente;
de que sienten como una "fuerza" les atrae hacia un túnel largo que
desemboca en una luz brillante; de ver a familiares fallecidos o figuras
religiosas esperándoles y una cierta frustración por tener que abandonar esta
feliz escena y volver a sus cuerpos. Quizás todos estamos
"programados" para vivir la experiencia de la muerte de esta manera.
Arquetipos
Los
contenidos del inconsciente colectivo son los llamados arquetipos. Jung también
les llamó dominantes, imagos, imágenes primordiales o mitológicas y otros
nombres, pero el término arquetipo es el más conocido. Sería una tendencia
innata (no aprendida) a experimentar las cosas de una determinada manera.
El arquetipo
carece de forma en sí mismo, pero actúa como un "principio
organizador" sobre las cosas que vemos o hacemos. Funciona de la misma
manera que los instintos en la teoría freudiana. Al principio, el bebé solo
quiere algo de comer, sin saber lo que quiere. Es decir, presenta un anhelo
indefinido que, no obstante, puede ser satisfecho por algunas cosas y no por
otras. Más tarde, con la experiencia, el bebé empieza a anhelar cosas más
concretas cuando tiene hambre (un biberón, una galleta, una langosta a la brasa,
un pedazo de pizza estilo Nueva York).
El arquetipo
es como un agujero negro en el espacio. Solo sabemos que está ahí por cómo
atrae materia y luz hacia sí mismo.
El arquetipo
materno
Este
arquetipo es particularmente útil como ejemplo. Todos nuestros ancestros
tuvieron madres. Hemos evolucionados en un ambiente que ha incluido una madre o
un sustituto de ella. Nunca hubiéramos sobrevivido sin la conexión con una
persona cuidadora en nuestros tiempos de infantes indefensos. Está claro que
somos "construidos" de forma que refleja nuestro ambiente evolutivo:
venimos a este mundo listos para desear una madre, la buscamos, la reconocemos
y lidiamos con ella.
Así, el
arquetipo de madre es una habilidad propia constituida evolutivamente y
dirigida a reconocer una cierta relación, la de la "maternalidad".
Jung establece esto como algo abstracto, y todos nosotros proyectamos el
arquetipo a la generalidad del mundo y a personas particulares, usualmente
nuestras propias madres. Incluso cuando un arquetipo no encuentra una persona
real disponible, tendemos a personificarlo; esto es, lo convertimos en un
personaje mitológico "de cuentos de hadas", por ejemplo. Este
personaje simboliza el arquetipo.
Este
arquetipo está simbolizado por la madre primordial o "madre tierra"
de la mitología; por Eva y María en las tradiciones occidentales y por símbolos
menos personalizados como la iglesia, la nación, un bosque o el océano. De
acuerdo con Jung, alguien a quien su madre no ha satisfecho las demandas del
arquetipo, se convertiría perfectamente en una persona que lo busca a través de
la iglesia o identificándose con la "tierra madre", o en la
meditación sobre la figura de María o en una vida dedicada a la mar.
Maná
Debemos
saber que estos arquetipos no son realmente cosas biológicas, como los
instintos de Freud. Son demandas más puntuales. Por ejemplo, si uno sueño con
cosas alargadas, Freud sugeriría que éstas representarían el falo y en
consecuencia el sexo. Jung propondría una interpretación muy distinta. Incluso,
el soñar con el pene no necesariamente implica una insatisfacción sexual.
Es llamativo
que en sociedades primitivas, los símbolos fálicos usualmente no se refieran en
absoluto al sexo. Usualmente simbolizan el maná, o poder espiritual. Esto
símbolos se exhiben cuando es necesario implorar a los espíritus para lograr un
mejor cosecha del maíz, o aumentar la pesca o para ayudar a alguien. La
relación entre el pene y la fuerza, entre el sémen y la semilla, entre la
fertilidad y la fertilización son parte de la mayoría de las culturas.
La sombra
Por supuesto
que en la teoría junguiana también hay espacio para el sexo y los instintos.
Éstos forman parte de un arquetipo llamado la sombra. Deriva de un pasado
pre-humano y animal, cuando nuestras preocupaciones se limitaban a sobrevivir y
a la reproducción, y cuando no éramos conscientes de nosotros como sujetos.
Sería el
"lado oscuro" del Yo (del sí mismo. N.T.) y nuestra parte negativa o
diabólica también se encuentra en este espacio. Esto supone que la sombra es
amoral; ni buena ni mala, como en los animales. Un animal es capaz de cuidar
calurosamente de su prole, al tiempo que puede ser un asesino implacable para
obtener comida. Pero él no escoge ninguno de ellos. Simplemente hace lo que
hace. Es "inocente". Pero desde nuestra perspectiva humana, el mundo
animal nos parece brutal, inhumano; por lo que la sombra se vuelve algo
relacionado con un "basurero" de aquellas partes de nosotros que no
queremos admitir.
Los símbolos
de la sombra incluyen la serpiente (como en el Jardín del Edén), el dragón, los
monstruos y demonios. Usualmente guarda la entrada a una cueva o a una piscina
de agua, que representarían el inconsciente colectivo. La siguiente vez que
sueñen que se están peleando con un luchador fortísimo, puede que simplemente
¡se esté peleando con usted mismo!.
La persona
La persona
representa nuestra imagen pública. La palabra, obviamente, está relacionada con
el término persona y personalidad y proviene del latín que significa máscara.
Por tanto, la persona es la máscara que nos ponemos antes de salir al mundo
externo. Aunque se inicia siendo un arquetipo, con el tiempo vamos asumiéndola,
llegando a ser la parte de nosotros más distantes del inconsciente colectivo.
En su mejor
presentación, constituye la "buena impresión" que todos queremos
brindar al satisfacer los roles que la sociedad nos exige. Pero, en su peor
cara, puede confundirse incluso por nosotros mismos, de nuestra propia
naturaleza. Algunas veces llegamos a creer que realmente somos lo que
pretendemos ser.
Anima y
animus
Una parte de
la persona es el papel masculino o femenino que debemos interpretar. Para la
mayoría de los teóricos, este papel está determinado por el género físico.
Pero, al igual que Freud, Adler y otros, Jung pensaba que en realidad todos
nosotros somos bisexuales por naturaleza. Cundo empezamos nuestra vida como
fetos, poseemos órganos sexuales indiferenciados y es solo gradualmente, bajo
la influencia hormonal, cuando nos volvemos machos y hembras. De la misma
manera, cuando empezamos nuestra vida social como infantes, no somos masculinos
o femeninos en el sentido social. Casi de inmediato (tan pronto como nos pongan
esas botitas azules o rosas), nos desarrollamos bajo la influencia social, la
cual gradualmente nos convierte en hombres y mujeres.
En todas las
culturas, las expectativas que recaen sobre los hombres y las mujeres difieren.
Estas están basadas casi en su totalidad sobre nuestros diferentes papeles en
la reproducción y en otros detalles que son casi exclusivamente tradicionales.
En nuestra sociedad actual, todavía retenemos muchos remanentes de estas
expectativas tradicionales. Todavía esperamos que las mujeres sean más
calurosas y menos agresivas; que los hombres sean fuertes y que ignoren los
aspectos emocionales de la vida. Pero Jung creía que estas expectativas
significaban que solo hemos desarrollado la mitad de nuestro potencial.
El anima es
el aspecto femenino presente en el inconsciente colectivo de los hombres y el
animus es el aspecto masculino presente en el inconsciente colectivo de la
mujer. Unidos se les conoce como syzygy. El anima puede estar representada
(personificada) como una joven chica, muy espontánea e intuitiva, o como una
bruja, o como la madre tierra. Usualmente se asocia con una emocionalidad
profunda y con la fuerza de la vida misma. El animus puede personificarse como
un viejo sabio, un guerrero, o usualmente como un grupo de hombres, y tiende a
ser lógico, muchas veces racionalista e incluso argumentativo.
El anima y
el animus son los arquetipos a través de los cuales nos comunicamos con el
inconsciente colectivo en general y es importante llegar a contactar con él. Es
también el arquetipo responsable de nuestra vida amorosa: como sugiere un mito
griego, estamos siempre buscando nuestra otra mitad; esa otra mitad que los
Dioses nos quitaron, en los miembros del sexo opuesto. Cuando nos enamoramos a
primera vista, nos hemos topado con algo que ha llenado nuestro arquetipo anima
o animus particularmente bien.
Otros
arquetipos
Jung decía
que no existía un número fijo de arquetipos que pudiésemos listar o memorizar.
Se superponen y se combinan entre ellos según la necesidad y su lógica no
responde a los estándares lógicos que entendemos. Jung, sin embargo, definió
algunos otros:
Además de la
madre, existen otros arquetipos familiares. Obviamente, existe un padre que con
frecuencia está simbolizado por una guía o una figura de autoridad. Existe
también el arquetipo de familia que representa la idea de la hermandad de
sangre, así como unos lazos más profundos que aquellos basados en razones
conscientes.
También
tenemos el de niño, representado en la mitología y en el arte por los niños, en
particular los infantes, así como por otras pequeñas criaturas. La celebración
del niño Jesús en las Navidades es una manifestación del arquetipo niño y
representa el futuro, la evolución, el renacimiento y la salvación.
Curiosamente, la Navidad acontece durante el solsticio de invierno, el cual
representa el futuro y el renacimiento en las culturas primitivas nórdicas.
Estas personas encienden hogueras y realizan ceremonias alrededor del fuego
implorando la vuelta del sol. El arquetipo niño también con frecuencia se
mezcla con otros, formando el niño-dios o el niño-héroe.
Muchos
arquetipos son caracteres de leyendas. El héroe es uno de los principales. Está
representado por la personalidad mana y es el luchador de los dragones
malvados. Básicamente, representa al Yo (tendemos a identificarnos con los
héroes de las historias) y casi siempre está envuelto en batallas contra la
sombra, en forma de dragones y otros monstruos. No obstante, el héroe es tonto.
Es, después de todo, un ignorante de las formas del inconsciente colectivo.
Luke Skywalker, de La Guerra de las Galaxias, sería el ejemplo perfecto.
Al héroe
usualmente se le encarga la tarea de rescatar a la doncella, la cual representa
la pureza, inocencia y en todas por igual, la candidez. En la primera parte de
la historia de la Guerra de las Galaxias, la princesa Leia es la doncella.
Pero, a medida que la historia avanza, ella se vuelve anima, descubriendo el
poder de la fuerza (el inconsciente colectivo) y se vuelve un compañero igual
que Luke, quien resulta ser su hermano.
El héroe es
guiado por un viejo hombre sabio, una forma de animus que le revela al primero
la naturaleza del inconsciente colectivo. En la Guerra de las Galaxias, este
viejo es Obi Wan Kenobi, y luego Yoda. Obsérvese que ambos enseñan a Luke todo
sobre la fuerza, y cuando Luke madura, mueren, volviéndose parte de él.
Quizás se
estén preguntando por el arquetipo de "padre oscuro" de Darth Vader.
Es la sombra y el maestro del lado oscuro de la fuerza. También resulta ser el
padre de Leia y Luke. Cuando muere, se convierte en uno de los viejos hombres
sabios.
Este es
también un arquetipo animal y representa las relaciones humanas con el mundo
animal. Un buen ejemplo sería el del caballo fiel del héroe. Las serpientes
también son frecuentes arquetipos animales y creemos que son particularmente
listas. Después de todo, los animales están más cercanos a sus naturalezas que
nosotros. Quizás, los pequeños robots y la siempre disponible nave espacial (el
Halcón) sean símbolos de animales.
Y luego está
el ilusionista, usualmente representado por un payaso o un mago. El papel de
éste es el de hacer las cosas más difíciles al héroe y crearle problemas. En la
mitología escandinava, muchas de las aventuras de los dioses se originaban en
algún truco demostrado a sus majestades por el medio-Dios Loki.
Existen
otros arquetipos que son un poco más complicados de mencionar. Uno es el hombre
original, representado en las culturas occidentales por Adán. Otro es el
arquetipo Dios, el cual representa nuestra necesidad de comprender el Universo;
que nos provee de significado a todo lo que ocurre y que todo tiene un
propósito y dirección.
El
hermafrodita, tanto hombre como mujer, es una de las ideas más importantes de
la teoría junguiana y representa la unión de los opuestos. En algunos cuadros
religiosos, Jesucristo está representado más bien como un hombre afeminado. Así
mismo, en China, el carácter de Kuan Yin es de hecho un santo masculino (el
bodhisattva Avalokiteshwara), ¡pero está pintado de una forma tan femenina que
usualmente se le considera más como la diosa de la compasión!.
El arquetipo
más importante es el de self (mantendremos aquí el término "self" que
"sí mismo", por su aceptación literal en psicología de habla hispana.
N.T.). El self es la unidad última de la personalidad y está simbolizado por el
círculo, la cruz y las figuras mandalas que Jung halló en las pinturas. Un
mandala es un dibujo que se usa en meditación y se utiliza para desplazar el
foco de atención hacia el centro de la imagen. Puede ser un trazo tan simple
como una figura geométrica o tan complicado como un vitral. La personificación
que mejor representa el self es Cristo y Buda; dos personas, por cierto, que
representan según muchos, el logro de la perfección. Pero Jung creía que la
perfección de la personalidad solamente se alcanza con la muerte.
Las
dinámicas del psiquismo
Bueno, ya
está bien de contenidos mentales. Vamos ahora a ocuparnos de los principios de
sus operaciones. Jung nos brinda tres principios. El primero de ellos es el
principio de los opuestos. Cada deseo inmediatamente sugiere su opuesto. Por
ejemplo, si tengo un pensamiento positivo, no puedo dejar de tener el opuesto
en algún lugar de mi mente. De hecho, es un concepto bastante básico: para
saber lo que es bueno debo conocer lo malo, de la misma forma que no podemos
saber lo que es negro sin conocer lo blanco; o lo que es alto sin lo bajo.
Esta idea me
sobrevino cuando tenía unos once años. Recuerdo que ocasionalmente me dio por
salvar a muchas criaturitas inocentes del bosque que de alguna forma se habían
herido (me temo que muchas veces provocándoles la muerte). Una vez intenté
curar a un petirrojo, pero cuando lo alcé en mi mano, me deslumbró un halo de
luz del sol y me llevé la mano a la cara. En ese momento pasó por mi mente la
idea de que podía haberlo aplastado. Imagínense, no me gustaba nada la idea,
pero me vino innegablemente.
De acuerdo
con Jung, es la oposición la que crea el poder (o libido) del psiquismo. Es
como los dos polos de una batería, o la escisión de un átomo. Es el contraste
el que aporta la energía, por lo que un contraste poderoso dará lugar a una
energía fuerte y un contraste débil provocará una energía pobre.
El segundo
principio es el principio de equivalencia, donde la energía resultante de la
oposición se distribuye equitativamente en ambos lados. Así, cuando yo sostenía
a aquel pajarito en mi mano, existía una energía que me impulsaba a ayudarle;
así como también otra de iguales características que me dirigía a aplastarle.
Intenté ayudar al pájaro, por lo que toda esa energía se distribuyó en los
variados comportamientos dirigidos a ese fin. Pero, ¿qué pasó entonces con la
otra parte?.
Bueno, eso
depende de la actitud que uno tome con respecto a ese deseo no satisfecho. Si
mantenemos ese deseo de forma consciente; es decir, que somos capaces de
reconocerlo, entonces provocamos un aumento de calidad en el funcionamiento
psíquico; esto es, crecemos.
Si por el
contrario, pretendemos negar que este pensamiento estuvo ahí, si lo suprimimos,
la energía se dirigirá hacia el desarrollo de un complejo. El complejo es un
patrón de pensamientos y sentimientos suprimidos que se agrupan (que establecen
una constelación) alrededor de un tema en concreto proveniente de un arquetipo.
Si negamos haber tenido un pensamiento relacionado con aplastar el pájaro,
podríamos poner esa idea en una de las formas ofrecidas por la sombra (nuestro
"lado oscuro"). O si un hombre niega su lado emocional, su
emocionalidad puede encontrar su forma de expresión dentro del arquetipo de
anima.
Aquí es
donde empiezan los problemas. Si pretendemos que en toda nuestra vida somos
absolutamente buenos; que ni siquiera tenemos la capacidad de mentir y engañar;
de robar y matar, entonces cada vez que seamos buenos, nuestra otra parte se
consolidará en un complejo alrededor de la sombra. Ese complejo empezará a
tomar vida propia y te atormentará da alguna manera. Puedes verte sufriendo de
pesadillas donde ¡aplastas a pequeños pájaros!.
Si el
complejo dura mucho tiempo, puede llegar a "poseerte" y puedes
terminar con una personalidad múltiple. En la película "The Three Faces of
Eve" (Las Tres Caras de Eva), Joanne Woodward daba vida a una mujer dulce
y retraída que eventualmente iba descubriendo que salía a la calle los sábados
en la noche, asumiendo una identidad contraria. No fumaba, y sin embargo
encontraba paquetes de cigarrillos en su bolso; no bebía, más se levantaba con
resaca y no flirteaba con hombres, aunque encontraba ropas en su habitación de
lo más sexy. Es importante decir aquí, que a pesar de que el trastorno de personalidad
múltiple es raro, cuando aparece no tiende a presentarse de una manera tan
extrema, tipo blanco y negro.
El último
principio es el principio de entropía, el cual establece la tendencia de los
opuestos a atraerse entre sí, con el fin de disminuir la cantidad de energía
vital a lo largo de la vida. Jung extrajo la idea de la física, donde la
entropía se refiere a la tendencia de todos los sistemas físicos de solaparse;
esto es, que toda la energía se distribuya eventualmente. Si, por ejemplo, tenemos
un calentador en la esquina de una habitación, con el tiempo el salón completo
se calentará.
Cuando somos
jóvenes, los opuestos tienden a ser muy extremos, malgastando una gran cantidad
de energía. Por ejemplo, los adolescentes tienden a exagerar las diferencias
entre sexos, siendo los chicos más machos y las chicas más femeninas, por lo
que su actividad sexual está investida de grandes cantidades de energía.
Además, estos oscilan de un extremo a otro, siendo locos y salvajes en un
momento y encontrando la religión en otro.
A medida que
nos vamos haciendo mayores, la mayoría de nosotros empieza a sentirse cómodos
con nuestras facetas. Somos un poco menos idealistas e ingenuos y reconocemos
que somos una combinación de bueno y malo. Nos vemos menos amenazados por
nuestros opuestos sexuales y nos volvemos más andróginos. Incluso, en la edad
de la vejez, las mujeres y los hombres tienden a parecerse más. Este proceso de
sobreponernos por encima de nuestros opuestos; el ver ambos lados de lo que
somos, es llamado trascendencia.
El self
La meta de
la vida es lograr un self. El self es un arquetipo que representa la
trascendencia de todos los opuestos, de manera que cada aspecto de nuestra
personalidad se expresa de forma equitativa. Por tanto, no somos ni masculinos
ni femeninos; somos ambos; lo mismo para el Yo y la sombra, para el bien y el
mal, para lo consciente y lo inconsciente, y también lo individual y lo
colectivo (la creación en su totalidad). Y por supuesto, si no hay opuestos, no
hay energía y dejamos de funcionar. Evidentemente, ya no necesitaríamos actuar.
Si
intentamos alejarnos un poco de las consideraciones místicas, sería
recomendable que nos situáramos en una postura más centralista y equilibrada de
nuestra psique. Cuando somos jóvenes, nos inclinamos más hacia el Yo, así como
en las trivialidades de la persona. Cuando envejecemos (asumiendo que lo hemos
hecho apropiadamente), nos dirigimos hacia consideraciones más profundas sobre
el self y nos acercamos más a las gentes, hacia la vida y hacia el mismo
universo. La persona que se ha realizado (que ha desarrollado su sí mismo- su
self) es de hecho menos egocéntrica.
Sincronicidad
A través de
los años los teóricos han discutido ampliamente si los procesos psicológicos se
establecen a partir de modelos mecanicistas o teleológicos. El mecanicismo es
la idea de que las cosas funcionan a través de un proceso de causa-efecto. Una
cosa lleva a otra, y esa otra a una siguiente y así sucesivamente, por lo que
el pasado determina al presente. La teleología es la idea que defiende que
somos guiados por nuestros propósitos, significados, valores y demás. El
mecanicismo está asociado al determinismo y las ciencias naturales; la
teleología está relacionada con el libre albedrío y se considera en la
actualidad una postura un tanto rara. Es todavía común en filósofos moralistas,
legalistas y religiosos y, por supuesto también, en algunos teóricos de la
personalidad.
Con respecto
a los autores que revisamos en este libro, los freudianos y los conductuales
tienden a ser mecanicistas, mientras que los neofreudianos, humanistas y
existencialistas tienden a la postura teleológica. Jung cree que ambos juegan
algún papel, pero añade una última alternativa ideológica llamada
sincronicidad.
La
sincronicidad supone la ocurrencia de dos eventos que no están asociados ni
causalmente ni teleológicamente, más sin embargo tienen una relación
significativa. Una vez, un paciente me describía un sueño con un escarabajo y
justo en ese momento, por la ventana del despacho pasó volando un escarabajo
muy similar al que describía en su sueño. Muchas veces, las personas soñamos
con, digamos, la muerte de un ser querido y a la mañana siguiente nos
encontramos con la muerte real de esa persona y que murió más o menos a la hora
en que lo soñamos. Algunas veces, cogemos el teléfono para llamar a un amigo y
nos encontramos con él en la línea al levantar el auricular. La mayoría de los
psicólogos llamarían a estas situaciones coincidencias o intentan demostrarnos
lo frecuentes que son. Jung creía que estas situaciones eran indicativas de
cómo nos interconectamos los seres humanos con la naturaleza en general a
través del inconsciente colectivo.
Jung nunca
se aclaró con respecto a sus creencias religiosas, pero esta idea inusual de
sincronicidad la hallamos fácilmente explicada en la perspectiva hindú de la
realidad. Desde este punto de vista, nuestros Yo individuales son como islas en
el mar. Estamos acostumbrados a ver el mundo y a los demás como entes
individuales y separados. Lo que no vemos es que estamos conectados entre
nosotros por medio del suelo marino que subyace a las aguas.
El otro
mundo es llamado maya, que significa ilusión y se considera un sueño de Dios o
como un baile de Dios; esto es, Dios lo ha creado, pero no es real en sí mismo.
Nuestros Yo individuales reciben el nombre de jivatman o almas individuales,
siendo también algo parecido a una ilusión. Todos nosotros somos extensiones
del único y supremo Atman o Dios, el cual se permite olvidarse un poco de su
identidad para volverse aparentemente separado e independiente volviéndose cada
uno de nosotros. Pero de hecho, nunca estamos separados del todo. Cuando
morimos, nos despertamos siendo lo que realmente fuimos desde el principio:
Dios.
Cuando
soñamos o meditamos, nos metemos dentro de nuestro inconsciente personal,
acercándonos cada vez más a nuestra esencia: el inconsciente colectivo. Es
precisamente en estos estados cuando somos más permeables a las
"comunicaciones" de otros Yo. La sincronicidad hace de la teoría de
Jung una de las pocas que no solo es compatible con los fenómenos
parapsicológicos, sino que incluso intenta explicarlos.
Introversión
y extroversión
Jung
desarrolló una tipología de la personalidad que se ha vuelto tan popular que
mucha gente cree que él no hizo nada más. Esta empieza con la diferencia entre
introversión y extroversión. Las personas introvertidas prefieren su mundo
interno de pensamientos, sentimientos, fantasías, sueños y demás, mientras que
las extrovertidas prefieren el mundo externo de las cosas, las actividades y las
personas.
Estos
términos se han confundido con vocablos como timidez y sociabilidad, debido en
parte a que los introvertidos suelen ser tímidos y los extrovertidos tienden a
ser más sociables. Pero Jung se refería más a cuán inclinados estamos (nuestro
Yo) hacia la persona y la realidad externa o hacia el inconsciente colectivo y
sus arquetipos. En este sentido, el sujeto introvertido es un poco más maduro
que el extrovertido, aunque bien es cierto que nuestra cultura valora más al
extrovertido…y Jung ¡ya nos avisó de que todos nosotros tendemos a valorar
nuestro propio tipo por encima de cualquier otra cosa!.
En la
actualidad, encontramos la dimensión de introversión-extroversión en varias
teorías, de las cuales destaca de forma notable la de Hans Eysenck, aunque esta
dimensión se esconda bajo los nombres alternativos de "sociabilidad"
y "surgencia".
Las
funciones
Aún cuando
seamos introvertidos o extrovertidos, está claro que necesitamos lidiar con el
mundo, tanto interno como externo. Y cada uno de nosotros posee su propia
manera de hacerlo, de manera más o menos cómoda y útil. Jung sugiere que
existen cuatro maneras o funciones de hacerlo:
La primera
es la de las sensaciones, que como indica la propia palabra supone la acción de
obtener información a través de los significados de los sentidos. Una persona
sensible es aquella que dirige su atención a observar y escuchar, y por tanto,
a conocer el mundo. Jung consideraba a esta función como una de las
irracionales, o lo que es lo mismo, que comprende más a las percepciones que al
juicio de la información.
La segunda
es la del pensamiento. Pensar supone evaluar la información o las ideas de
forma racional y lógica. Jung llamó a esta función como racional, o la toma de
decisiones en base a juicios, en vez de una simple consideración de la
infomación.
La tercera
es la intuición. Este es un modelo de percepción que funciona fuera de los
procesos conscientes típicos. Es irracional o perceptiva como la sensación,
pero surge de una bastante más compleja integración de grandes cantidades de
información, más que una simple visión o escucha. Jung decía que era como
"ver alrededor de las esquinas".
La cuarta es
el sentimiento. Es el acto de sentir, como el de pensar. Es una cuestión de
evaluación de la información. En este caso está dirigida a la consideración de
la respuesta emocional en general. Jung le llamó racional; evidentemente no de
la manera en que estamos acostumbrados a usar el término.
Todos
nosotros poseemos estas funciones. Diríamos que simplemente la usamos en
diferentes proporciones. Cada uno de nosotros tiene una función superior que
preferimos y que está más desarrollada.; otra secundaria, de la cual somos
conscientes de su existencia y la usamos solo para apoyar a la primera. También
tenemos una terciaria, la cual está muy poco desarrollada y no es muy
consciente para nosotros y finalmente una inferior, la cual está muy pobremente
desarrollada y es tan inconsciente que podríamos negar su existencia en
nosotros.
La mayoría
de nosotros sólo desarrolla una o dos de las funciones, pero nuestra meta
debería ser desarrollar las cuatro. Una vez más, Jung considera la
trascendencia de los opuestos como un ideal.
Valoración
Katharine
Briggs y su hija Isabel Briggs Myers encontraron tan valiosos los tipos y
funciones de Jung de las personalidades que decidieron desarrollar un test, el
Myers-Briggs Type Indicator (el Indicador de Tipo Myers-Briggs). Llegando a ser
uno de los tests más populares y estudiados de cuantos hay.
A partir de
las respuestas de más o menos 125 preguntas, se nos sitúa en uno de los 16
tipos, estableciendo una inclusión definitiva en dos o tres tipos. El resultado
del tipo al que pertenecemos dice muy poco de nosotros (por ejemplo, nuestros
gustos o disgustos, nuestras elecciones de carrera, nuestra compatibilidad con
los demás y así sucesivamente). En general, a muchas personas les gusta el test,
ya que tiene la particularidad de ser uno de los pocos tests que posee la
inusual cualidad de no ser demasiado juicioso: ninguno de los tipos resultantes
es exageradamente negativo ni tampoco extremadamente positivo. En vez de
valorar cuán "loco" estás, simplemente abre tu personalidad a la
exploración.
El test
tiene cuatro escalas. La Extrovesrión-introversión (E-I) es la más importante.
Los investigadores que han aplicado el test han hallado que el 75% de la
población es extrovertida.
La siguiente
es la de Sensación-intuición (S-N), con cerca del 75% de la población siendo
sensible.
La próxima
es la de Pensamiento-sentimiento (T-F). Aunque los resultados en las
poblaciones estudiadas se reparten casi por igual, los investigadores han
hallado que cerca de dos tercios de los hombres pertenecen a la primera
categoría, mientras que otros dos tercios de las mujeres son sentimentales.
Estos resultados se podrían considerar un tanto estereotipados, pero debemos
tomar en cuenta que los junguianos consideran de igual valor tanto al
pensamiento como al sentimiento y que, por supuesto, un tercio de los hombres
son sentimentales y que otro tercio de las mujeres utilizan prioritariamente el
pensamiento. Además, debemos considerar que la sociedad sí establece diferencias
de valor entre el pensamiento y el sentimiento. Desde luego que un hombre
sentimental y una mujer excesivamente racional hallan dificultades para lidiar
con las expectativas de los estereotipos de las personas en nuestra sociedad.
La última
escala es la de Juicio-percepción (J-P), una escala incluida por Myers y Briggs
y ausente de la teoría junguiana. Estas autoras decidieron incluirla con el fin
de determinar cuál de las funciones podría ser superior. Generalmente, las
personas juiciosas son más cautas y cuidadosas, incluso inhibidas en sus vidas.
Las personas perceptivas tienden a ser más espontáneas e incluso en ocasiones
descuidadas. La extroversión más una "J" supone que la persona es una
pensadora o una sentimental. Ambos son poderosos. La extroversión más una
"P" significa que estamos frente a una persona sensible o intuitiva.
En el otro extremo, una persona introvertida con una "J" alta será un
sensible o un intuitivo, mientras que otra introvertida con una "P"
alta será un pensador o un sentimental. La J y la P están distribuidas de
manera equitativa en la población.
Cada tipo
está identificado por cuatro letras, tales como ENFJ. Estos han llegado a ser
tan populares que incluso ¡podemos hallarlos en las matrículas de los coches!.
ENFJ
(Extroversión sentimental con intuición). Estas personas son locuaces. Tienden
a idealizar a sus amigos. Se comportan como buenos padres, pero tienen cierta
tendencia a dejarse manipular por ellos. Llegan a ser buenos terapeutas,
maestros, ejecutivos y comerciales.
ENFP
(Extroversión intuitiva con sentimentalismo). Estas personas aman lo nuevo y
las sorpresas. Son muy emotivos y expresivos. Son susceptibles de tener tensión
muscular y tienden a estar hiperalertas. En general, es común que tiendan a sentir
mucho su lado interno respecto a las emociones. Son buenos para las ventas, la
publicidad, la política y la actuación.
ENTJ
(Extroversión de pensamiento con intuición). Cuando pertenecen a un hogar,
esperan mucho de sus parejas y sus hijos. Les gusta la organización y el orden
y suelen ser buenos ejecutivos y administradores.
ENTP
(Extroversión intuitiva con pensamiento). Son personas vivaces; nada aburridas
o envejecidas. Como parejas, son un tanto peligrosas en lo económico. Son
buenos para el análisis y poseen un gran espíritu empresarial. Tienden a
establecerse en una posición superior con respecto a otros de forma muy sutil.
ESFJ
(Extroversión sentimental con sensación). A estas personas les gusta la
armonía. Tienden a presentar una postura de lo que "se debe" y
"no se debe". Suelen ser dependientes, primero de sus padres y luego
de sus parejas. Son personas muy sensibles que se relacionan con los demás con
el corazón en la mano.
ESFP
(Extroversión de sensación con sentimentalismo). Son muy generosos e
impulsivos, teniendo una pobre tolerancia a la ansiedad. Pueden llegar a ser
buenos amenizadores, les gustan las relaciones públicas y aman el teléfono.
Deberían evitar grandes quebraderos de cabeza en los estudios, como las
ciencias.
ESTJ (Extroversión
de pensamiento con sensación). Son
personas muy responsables como parejas, padres y como trabajadores. Son
realistas; con los pies sobre el suelo, más bién aburridos y avejentados y aman
la tradición. Usualmente podemos verlos en clubes civiles.
ESTP
(Extroversión de sensación con pensamiento). Son personas orientadas hacia la
acción, usualmente sofisticadas e incluso arriesgadas (nuestro James Bond).
Como parejas son encantadores y excitantes, pero presentan problemas a la hora
de comprometerse. Se realizan como buenos promotores, empresarios y artistas de
la farándula.
INFJ
(Introversión intuitiva con sentimentalismo). Estos son los típicos estudiantes
serios y aquellos trabajadores que realmente quieren contribuir. Son muy
intimistas y se hieren con facilidad. Son buenas parejas, pero tienden a ser
muy reservados físicamente. Las personas creen con frecuencia que son
psíquicos. Se establecen como buenos terapeutas, practicantes, ministros y
demás.
INFP
(Introversión sentimental con intuición). Estas personas son idealistas,
sacrificadas y con cierta reserva o distancia de los demás. Son muy familiares
y hogareños, pero no se relajan con facilidad. Les hallamos con frecuencia
entre los psicólogos, arquitectos y religiosos, pero nunca entre los hombres de
negocios. Tanto Jung como yo, admiramos a este tipo de personas. ¡Claro, Jung y
yo somos así!.
INTJ
(Introversión intuitiva con pensamiento). Es el grupo más independiente de
todos. Aman las ideas y la lógica y por tanto son muy dados a la investigación
científica. Son más bien particulares en su forma de pensar.
INTP
(Introversión de pensamiento con intuición). Estos son los llamados ratas de
biblioteca. Son personas preocupadas, fieles y fácilmente pasan desapercibidos.
(Como ejemplo reciente, en la película "What women want" con Mel
Gibson y Helen Hunt, aparece un personaje de mujer en la empresa donde trabaja
el personaje de Gibson que pasa plenamente desapercibida por los demás y ella
está constantemente pensando en esta situación. N.T.). Tienden a ser muy
precisos en el uso del lenguaje. Son buenos para la lógica y las matemáticas y
se hacen buenos filósofos y científicos teóricos, pero nunca escritores o
comerciales.
ISFJ
(Introversión de sensación con sentimentalismo). Son personas serviciales y
están muy dirigidos al trabajo. Pueden presentar fatiga y tienden a sentirse
atraídos por los gamberros. Son buenos enfermeros, profesores, secretarios,
practicantes, bibliotecarios, empresarios de negocios medios y amas de llaves.
ISFP
(Introversión sentimental con sensación). Son tímidos y retraídos; poco
habladores, pero les gustan los actos que tengan que ver con actividades
sensuales. Les gusta la pintura, el dibujo, la escultura, la composición
musical, el baile (las artes en general) y la naturaleza. No son muy buenos en
el compromiso sentimental.
ISTJ
(Introversión de sensación con pensamiento). Son los llamados pilares
dependientes de la fuerza. Usualmente intentan modificar las formas de ser de
sus parejas y de otras personas. Llegan a ser buenos analistas bancarios,
auditores, contables, inspectores de hacienda, supervisores de librerías y
hospitales, negociantes, educadores de física y maestros, e incluso, buenos boy
scouts.
ISTP
(Introversión de pensamiento con sensación). Son personas orientadas a la
acción y libres de miedo, y buscan el riesgo. Son impulsivos y peligrosos de
detener. Les encantan las herramientas, los instrumentos y las armas, y
usualmente se convierten en expertos técnicos. No están interesados en absoluto
en las comunicaciones y con frecuente son mal diagnosticados como disléxicos o
hiperactivos. Tienden a ser malos estudiantes.
Incluso sin
haber sido examinado por el test, bien podríamos reconocernos en alguno de los
tipos descritos. O mejor, ¡pregunten a otros; es muy probable que sean más
precisos en su valoración de nosotros!. Pero, si lo prefiere, puede descargarse
un test gratuito en Internet que parte de Jung. La dirección es The Keirsey
Temperament Sorter. ¡Se lo recomiendo!.
Discusión
Muchas
personas creen que Jung tiene mucho que decir sobre ellos. Estas incluyen
escritores, artistas, músicos, directores de cine, teólogos, clérigos de
cualquier religión, estudiantes de mitología y, por supuesto, algunos
psicólogos. Ciertos ejemplos que me vienen a la mente serían el mitólogo Joseph
Canpbell, el cineasta George Lucas y la autora de ciencia ficción Ursula K. Le
Guin. Cualquiera que esté interesado en la creatividad, espiritualidad,
fenómenos psíquicos, lo universal y esos temas, encontrará en Jung una buena
guía.
Pero los
científicos, incluyendo a la mayoría de los psicólogos, tienen bastantes
problemas con Jung. Este no solamente apoya completamente el punto de vista
teleológico (como hacen la mayoría de los psicólogos de la personalidad), sino
que va un paso más allá, metiéndose en las interconexiones místicas de la
sincronicidad. No solamente postula la existencia de un inconsciente donde las
cosas no son fáciles de captar por el ojo empírico, sino que además establece
un inconsciente colectivo que nunca ha estado ni llegará a la consciencia.
De hecho,
Jung se acoge a una postura esencialmente contraria a la corriente
reduccionista; empieza por los niveles más altos (incluso hasta la
espiritualidad misma) y deriva los niveles más bajos de psicología y fisiología
a partir de ellos.
Incluso
aquellos psicólogos que aplauden su teleología y su antireduccionismo no se
sienten cómodos con él. De la misma manera que hace Freud, Jung intenta atraer
todo hacia su sistema. Tienen poca cabida la casualidad, los accidentes o las
circunstancias. La personalidad ( y la vida en general) parece
"sobre-explicada" en la teoría junguiana.
He observado
que su teoría atrae con frecuencia a estudiantes que tienen problemas para
lidiar con la realidad. Sabemos que, cuando el mundo, especialmente el mundo
social, se hace demasiado difícil, algunas personas se retraen en la fantasía.
Algunos por ejemplo, simplemente se hacen ayudantes de cocina cortando patatas;
otros, sin embargo, acogen ideas muy complejas que pretenden explicarlo todo.
Algunos se meten en religiones gnósticas o tántricas, aquellas que presentan
complejas figuras religiosas de ángeles y demonios, de cielos e infiernos, y se
embarcan en discusiones interminables sobre los símbolos. Algunos otros se vuelcan
sobre Jung. Desde luego, no hay nada malo en esto; pero para alguien que está
alejado de la realidad, estas posturas decididamente poco le van a ayudar.
Estas
críticas no empañan a las fundaciones que han surgido a partir de la teoría de
Jung, pero deberíamos tener un cierto cuidado con ellas.
Las
cuestiones positivas
En el lado
positivo, podríamos destacar las aportaciones de Myers-Briggs y otros tests,
elaborados a partir de la obra de Jung. Dado que estas pruebas no colocan al
sujeto en dimensiones entre "bueno" y "malo", son bastante
menos "perseguidoras". Simplemente hacen que las personas sean más
conscientes de cómo son.
A primera
vista, los arquetipos de Jung parecería la idea más extraña, aún cuando se ha
demostrado que son muy útiles para el análisis de los mitos, cuentos de hadas,
literatura en general, simbolismo artístico y exposiciones religiosas.
Aparentemente capturan algunas de las "unidades" básicas de nuestra
propia expresión. Muchas personas han sugerido que son solamente muchos caracteres
e historias del mundo real, y que solamente nos limitamos a reorganizar los
detalles de las mismas.
Esta postura
sugiere que los arquetipos de hecho se refieren a algunas estructuras profundas
de la mente humana. Después de todo, desde la perspectiva fisiológica, venimos
a este mundo con una cierta estructura. Vemos de una determinada manera, al
igual que oímos; procesamos la información de forma particular, nos comportamos
así, dado que nuestras glándulas y músculos están diseñados de una forma
determinada. Es importante destacar que al menos un psicólogo cognitivo ha
sugerido la búsqueda de las estructuras subyacentes de los arquetipos
junguianos.
Finalmente,
Jung nos ha abierto los ojos a las diferencias entre el desarrollo infantil y
el adulto. Los niños claramente enfatizan sobre la diferenciación (separando
una cosa de otra) en el aprendizaje. "¿Qué es eso?"; "¿por qué
eso es así y no de la otra forma?" "¿de qué tipo de cosas es esa
cosa?". Activamente buscan la diversidad. Y muchas personas, incluyendo a
varios psicólogos, se han impresionado tanto por esto que han llegado a la
conclusión de decir que todo el desarrollo infantil es una cuestión de
diferenciación, de aprender más y más "cosas".
Pero con
respecto a los adultos, Jung ha enfatizado la idea de que éstos tienden más a
la integración para la trascendencia de los opuestos. Los adultos buscamos las
conexiones entre las cosas; cómo encajan entre ellas, cómo interactúan; cómo
contribuyen a un todo. Queremos que las cosas tengan sentido, que tengan un
significado; en definitiva, el propósito de todo esto. Los niños desenmarañan
el mundo; los adultos intentan recoger las piezas y unirlas.
Conexiones
Por un lado,
Jung se mantiene atado a sus raíces freudianas. Enfatiza el inconsciente más de
lo que hacen los freudianos. De hecho, podría verse como una extensión lógica
de la tendencia freudiana a situar las causas de las cosas en el pasado. Freud
también habló de los mitos (Edipo, por ejemplo) y de cómo impactan al psiquismo
moderno.
Por otro
lado, Jung tiene mucho en común con los neo-freudianos, humanistas y
existencialistas. El cree que estamos hechos para el progreso, para movernos en
una dirección positiva, no solamente con un fin adaptativo, como los freudianos
y los conductuales defienden. Su idea sobre la autorealización es muy similar a
la de auto-actualización.
El
equilibrio o balance de los opuestos ha encontrado también su contraparte en
otras teorías. Autores como Alfred Adler, Otto Rank, Andreas Angyal, David
Bakan, Gardner Murphy y Rollo May hacen referencias a la búsqueda de un
equilibrio entre dos tendencias opuestas, una dirigida al desarrollo individual
y la otra hacia el desarrollo del interés social o compasión. Rollo May
menciona una mente compuesta de "daimones" (pequeños dioses) tales
como el deseo de sexo, de amor y de poder. Todos son positivos mientras están
en su lugar, pero cuando envuelven a toda la personalidad, tendremos
"posesiones daimónicas" o enfermedad mental.
Por último,
le debemos a Jung una mayor apertura de la interpretación, ya sea relacionada
con síntomas, con sueños o con asociaciones libres. Mientras que Freud
desarrolló una interpretación más o menos rígida (especialmente la sexual),
Jung se permitió ir un poco más allá, dirigiendo su idea más bien hacia una
interpretación más "mitológica" del libre albedrío, donde
prácticamente cualquier cosa podía significar, de hecho, cualquier cosa. El
análisis existencial, en particular, se ha beneficiado de las ideas junguianas.
Lecturas
La mayoría
de los escritos de Jung están contenidos en The Collected Works of Carl G.
Jung. Es mi deber decirles que la mayoría de su trabajo no es fácil de leer,
pero contiene suficientes temas de interés que lo hacen merecedor de hacer un
esfuerzo.
Si usted
está interesado por algo un poco más sencillo, existe una autobiografía llamada
Memories, Dreams, Reflections, escrita junto a su estudiante Aniela Jaffé.
Tiene una buena introducción, siempre y cuando se haya leído el primer capítulo
que le antecede.
Para obtener información de un buen sitio en Internet, con accesos a otras páginas, visite el WEB de Matthew Clapp Jung Index en la dirección: HIPERVÍNCULO http://www.jungindex.net/
Para accesos en castellano, visite: HIPERVÍNCULO http://www.psiconet.org/jung/.
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