Mary Ann Clark.Una relación de amor en la París de los años sesenta (FOTOS)

Postal en blanco y negro
Narrativa. Un relato breve sobre una relación de amor en la París de los años sesenta es parte de un proceso de rescate de esta escritora de culto.
POR MAURO LIBERTELLA
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Mary Ann Clark. Hija de una familia cosmopolita, pasó parte de su vida viajando por distintos países de Europa y por los Estados Unidos.


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Mary Ann Clark Bremer pertenece a esa noble estirpe de los escritores ocultos, hombres y mujeres que compusieron una obra dispersa, publicada en su momento en ediciones de tirada corta, de vida breve, y que el tiempo parecía a punto de condenar al olvido cuando, de pronto, un editor pone el ojo, lo empieza a reimprimir y la bola de nieve empieza a girar. El caso más emblemático de los últimos años en este sentido es el de Sándor Márai: un escritor húngaro que murió en los Estados Unidos sin mayor repercusión, es descubierto entre las páginas de un catálogo de literatura centroeuropea por Roberto Calasso, un animal literario de olfato inequívoco. Calasso cita entonces a cenar a seis importantes editores europeos, durante una Feria de Frankfurt, y les propone editar en seis idiomas centrales la obra completa de este escritor. El resto es historia conocida.
Decíamos, entonces, que Mary Ann Clark Bremer es parte de este linaje. Nacida en Nueva York, su vida fue un elogio del nomadismo y deambuló por acá y por allá (Inglaterra, Francia, Alemania, Suiza y un largo etcétera) para nunca instalarse definitivamente en ningún lugar. Siempre escribió, es cierto, pero lo hizo también con el mismo grado de dispersión y movimiento que encontró para su propia vida. Sus libros son cortos (no superan, en general, las ochenta páginas) y fueron escritos originalmente en varios idiomas, huellas lingüísticas de sus movimientos por la Europa de posguerra. Este descubrimiento se lo debemos, en esta ocasión, a la editorial española Periférica, que publicó hasta ahora Una biblioteca de verano , Cuando acabe el invierno , El librero de París y la princesa Rusa, reunidos luego todos en el volumen Cuando asedien tu faz cuarenta inviernos .
Pero el libro que nos convoca ahora es El librero de París y la princesa rusa. La historia está situada en la capital francesa a principios de la década del sesenta. Los personajes son tres: una exiliada rusa de familia noble, una estadounidense (la narradora) y un librero judío del barrio Le Marais. ¿Y la trama? Si pudiéramos llamarle trama a lo que acontece en este relato brevísimo, diríamos que es la relación de amor entre la rusa y el librero, apuntada sin demasiada elocuencia por la estadounidense, testigo azaroso de esa breve relación sentimental.
En la tapa de esta edición se ve a un hombre y a una mujer sentados en dos sillones, cada uno con un libro en la mano, leyendo. Es que la relación amorosa que se despliega en este libro no es carnal sino literaria, está mediada por los libros, es una relación de amor por los textos viejos, los libros de anticuario, las ediciones raras e inconseguibles. Y en ese enorme archipiélago de los libros de segunda, el librero y la princesa rusa se encuentran en el éxtasis que les produce un volumen puntual, del que el librero dice tener en su poder 54 ediciones diferentes: La casita , de Juan Francoise de Bastide.
Puesta en abismo: un libro pequeño e inhallable como el de Mary Ann Clark Bremer tiene como objeto central, como corazón caliente de su trama, otro libro breve y de culto (por cierto, hay una edición argentina de La casita , con traducción de César Aira, publicado por Santiago Arcos). De Bastide murió “pobre y olvidado en Milán, en 1798”, como apunta Aira, y La casita se reeditó recién 100 años después. Clark Bremer, que murió en Ginebra en 1996, tuvo mejor suerte.

Finalmente, habría que decir que El librero... no tiene frases memorables, momentos subrayables. No tiene tampoco grandes ideas sobre la vida o el arte. ¿Qué tiene, entonces? La gracia minimalista y elegante de una postal en blanco y negro, como si estuviéramos ante un corto de la nouvelle vague hecho libro.
http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/resenas/Postal-blanco-negro_0_1400259984.html
                                                                 Imagen Asociada

Mary Ann Clark Bremer nació en Nueva York en 1928 y murió en Ginebra en 1996. Hija de una familia cosmopolita, pasó parte de su infancia viajando por Norteamérica, Inglaterra y varios países del Mediterráneo. Sus padres murieron al final de la Segunda Guerra Mundial en un ataque al buque donde viajaban, en el que también fue herida la propia Mary Ann. Posteriormente vivió en Israel (que abandonó contrariada por su política), Alemania, Francia (donde frecuentaría el círculo de André Malraux) y Suiza. Ya en los años setenta comenzó a escribir sus memorias alentada por el escritor Friedrich Dürrenmatt: lo hizo en forma de breves novelas de un alto lirismo y una sobriedad excepcional. La dispersión de su obra, escrita en varias lenguas y publicada siempre bajo seudónimo hasta fecha reciente, la convirtió en una escritora secreta que ahora, finalmente, comienza a alcanzar el reconocimiento que merece, y muy pronto será recuperada en distintos países de Europa. En 2012, Periférica comenzó a publicar su obra y a traducirla al castellano, empezando por su primera novela corta: Una biblioteca de verano; a la que siguieron Cuando acabe el invierno, El librero de París y la princesa rusa y Una pasión parecida al miedo.


UNA BIBLIOTECA DE VERANO. 

Mary Ann Clark Bremer




CÁCERES, ED. PERIFÉRICA, 2012
ISBN: 978-84-92865-59-8

       Una biblioteca de verano, de la norteamericana Mary Ann Clark Bremer, es una novelita que he comprado en la Feria del Libro de Madrid este año, en la librería Mujeres & Compañía, aconsejada por una amiga cuyo criterio sigo a ojos cerrados. Y me he encontrado con unadelicatessen literaria: una deliciosa novelita autobiográfica, un retrato humano e intelectual de una mujer peculiar en su época narrado en primera persona con una exquisita sensibilidad, un profundo lirismo y un estilo lleno de referencias literarias. 
        La autora viaja a D., un pueblecito del sur de Francia  donde pasó su feliz infancia, para hacerse cargo de la herencia de su tío Marcel, amable personaje que le indujo su amor por los libros. Llega allí tras la Segunda Gran Guerra, en la que ha perdido a sus padres a causa de un torpedo alemán (ella también recibió heridas en los ojos y tuvo que ser hospitalizada) y a su tío Marcel de muerte natural. Así pues, una Mary Ann Clark huérfana y sufriente se instalará en La Bienheureuse, propiedad heredada de su tío y allí se aferrará a un paisaje (el de la colina de D.), al jardín de la casa y a la literatura como tablas de salvación, y en ellos encontrará la puerta de reconexión con la vida.
Mary Ann Clark Bremer
Nueva York (1928) - Ginebra (1996)
     Después de ordenar y catalogar los más de setecientos ejemplares con los que cuenta la biblioteca de su tío, pondrá en marcha una biblioteca pública y, bajo este pretexto, tanto ella como los personajes que pasarán por este oasis, nos irán ofreciendo reflexiones y vivencias entre las que recuerdo especialmente la relatividad del odio al enemigo (una clienta de la biblioteca, la sensata viuda Barbès, casada con un “medio alemán” acoge, cura y oculta a un joven partisano al que trata como hijo y a quien nombra heredero de su hacienda), la dedicada al límite entre el egoísmo y el amor filial (el marido de la autora obedecerá a la llamada de su madre para defender los intereses del Estado de Israel); y como columna vertebral de la novela: la inteligencia femenina al servicio de la comunidad. 
       Llama la atención en esta novela breve la relación intensa que se establece entre Clark Bremer y los libros. Me extiendo sobre tres peculiaridades que me han llamado poderosamente la atención. La primera, el hecho de que la autora se impregne del texto que cita y haga suya la experiencia de la que se habla en él, tal y como aprendió de su tío Marcel (por ejemplo, en el capítulo que comienza con los versos de Baudelaire “Ven, bello gato, a mi amoroso pecho”, la escritora entra en comunión con lo vivido por el yo poético y transforma el final del poema). La segunda, los paralelismos que se van estableciendo entre las lecturas y citas que realiza y su propia vida. Así, por ejemplo, la vemos como a un Robinson Crusoe, (el de Daniel Defoe o el de Paul Valéry), en la asimilación de la soledad como algo cada vez menos dañino y doloroso, y en la recuperación de la ociosidad desde la que sentir la realización personal; la vemos en busca de la felicidad a través del relatoLa dicha de Katherine Mansfield (y también de las frecuentes visitas a la colina de D., de donde confiesa guardar un recuerdo infantil de plenitud), la vemos enamorarse del escritor decimonónico William Hazlitt... En tercer y último lugar, me fascina cómo Clark Bremer transmite la belleza y peculiaridad de los universos que contienen los libros y el hecho de que no se detenga solo en su interior sino que realice una alabanza de su exterior; en este sentido, merece especial mención el capítulo dedicado exclusivamente a las cubiertas de los libros, por estar dotado de una maravillosa sensualidad en la descripción de sus variados colores y texturas, evocadores incluso de perfumes (en la fotografía, la página 32, donde se halla el capítulo mencionado).
        En otro orden de cosas, el hecho de que la naturaleza esté tratada en esta novelita como un elemento catártico me recuerda al "buen salvaje" de Rousseau: en contacto con la naturaleza el hombre es capaz de recuperar su estado virginal, libre de odio o de tristeza, y a Mary Ann Clark el contacto con ella le permitirá redimirse de su estado de orfandad y realizar el duelo por la pérdida de sus seres más queridos. Además de la naturaleza en esta obra también son catárticas las buenas y escogidas lecturas, que ayudan siempre a conectarse con lo más auténtico y profundo de nosotros mismos. Es decir, que estamos ante una novela catalizadora del deseo profundo de vivir. En este caso, el encuentro del amor y el paso consciente a la edad adulta, una vez realizado el duelo, servirán a Mary Ann para perder su sentimiento de orfandad.
    No quisiera terminar esta reseña sin mencionar que los personajes que pueblan la obra y sus conversaciones con la protagonista van dando forma al hilo narrativo del libro; en especial, quisiera señalar uno que aporta una delicada dosis de misterio al conjunto: "La Innombrable", de quien conoceremos más según avancemos en la lectura y cuya relación con la protagonisa no dejará de sorprendernos; sin duda, un personaje cautivador. En este apartado, añadir inevitablemente el retrato impresionista que pincelada a pincelada nos va ofreciendo de su tío y que nos mueve al respeto y a la empatía. Y cómo los libros, su contenido, sus autores, nos van sirviendo para conocer la sociedad de ese soleado y pacífico pueblecito galo.
       En definitiva, Una biblioteca de verano nos ofrece un encuentro de la autora consigo misma y con los demás, y nos habla del poder balsámico y revivificador de la literatura en un delicioso marco natural, una suerte de locus amoenus donde es difícil no alcanzar la felicidad. Y además, nos recuerda que cada libro es un espejo de nosotros mismos, una fuente de conocimiento sobre quiénes somos. 
      Con esta novela, Mary Ann Clark Bremer nos regala un zafiro lleno de destellos, un breve, dulce y consciente canto a la recuperación de la joie de vivre.

http://elbucleazul.blogspot.com/2013/08/una-biblioteca-de-verano-mary-ann-clark.html


París en los años 60´s


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París en los años 60´s, hermosas fotos
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http://www.taringa.net/posts/imagenes/17473833/Paris-en-los-anos-60-s-hermosas-fotos.html

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1 Comentarios

  1. Es importante saber como hacer un curriculum vitae sin experiencia laboral porque pueden haber muchos ejemplos de cv que no necesariamente ayudan a encontrar lo que uno busca.

    Hay muchas plantillas de curriculum gratis
    y enter estas hay varias de curriculum en Word pero recuerda siempre incluir una carta de presentacion

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