Principio de sincronicidad
Mediante el Principio de sincronicidad (sin- del griego συν-, unión, y χρόνος, tiempo) C. G. Jung intenta dar cuenta de una forma de conexión entre fenómenos o situaciones de la realidad que se enlazan de manera acausal, es decir, que no presentan una ligazón causal, lineal, que responda a la tradicional lógica causa-efecto.
Fundamentación
Arthur Schopenhauer.
Cartas Zener.
Esquema clásico del concepto de sincronicidad.
Será a través de dos de sus escritos de 1952 como expondrá el concepto de sincronicidad:
Sincronicidad como principio de conexiones acausales, publicado junto a una monografía de Wolfgang Pauli, «La influencia de las ideas arquetípicas en las teorías científicas de Kepler», en Interpretación de la naturaleza y la psique.
Sobre sincronicidad, conferencia pronunciada en los encuentros Eranos.
En ellos establecerá que la manera en que los fenómenos se vincularían sería a través de su significado. Un típico ejemplo de sincronicidad se da cuando una persona constata que una imagen mental suya, netamente subjetiva, es reflejada, sin explicación causal, por un evento material exterior a él. En términos de Jung, sería la concordancia, en el nivel del significado, de una imagen mental con un fenómeno material que se dan simultáneamente. Por lo tanto, Jung considera que las sincronicidades son "concordancias significativas acausales". Para él, la sincronicidad es "la coincidencia de dos o más acontecimientos, no relacionados entre sí causalmente, cuyo contenido significativo es idéntico o semejante...".
El surrealismo dio también una gran importancia a este tipo de fenómenos, denominados por André Breton «azar objetivo».
Casuística
Una joven paciente soñó, en un momento decisivo de su tratamiento, que le regalaban un escarabajo de oro. Mientras ella me contaba el sueño yo estaba sentado de espaldas a la ventana cerrada. De repente, oí detrás de mí un ruido como si algo golpeara suavemente la ventana. Me di media vuelta y vi fuera un insecto volador que chocaba contra la ventana. Abrí la ventana y lo cacé al vuelo. Era la analogía más próxima a un escarabajo de oro que pueda darse en nuestras latitudes, a saber, un escarabeido (crisomélido), la Cetonia aurata, la «cetonia común», que al parecer, en contra de sus costumbres habituales, se vio en la necesidad de entrar en una habitación oscura precisamente en ese momento. Tengo que decir que no me había ocurrido nada semejante ni antes ni después de aquello, y que el sueño de aquella paciente sigue siendo un caso único en mi experiencia.
C. G. Jung.[1]
Referencias
↑ Jung, Carl Gustav (2004). Obra completa volumen 8: La dinámica de lo inconsciente. Sincronicidad como principio de conexiones acausales. Madrid: Editorial Trotta, pp. 433. ISBN 978-84-8164-587-3.
Enlaces externos
Marie-Louise Von Franz. Sobre adivinización y sincronicidad
Sincronicidad
El escarabajo dorado (vídeo)
De Wikipedia, la enciclopedia libre.
http://es.wikipedia.org/wiki/Principio_de_sincronicidad
Sincronicidad, suerte y azar:
Resumen:
En el universo ocurren diferentes sucesos; las estrellas brillan, el viento erosiona las rocas, los volcanes entran en erupción o los imanes atraen el hierro. El estudio de las reglas y leyes que rigen estos hechos pertenece al dominio de la ciencia. Parte de eso que ocurre en el universo, nos ocurre a nosotros los seres humanos, así sucede que encontramos un trabajo, nos toca la lotería, enfermamos, sufrimos un accidente... Tradicionalmente se ha estudiado el porqué nos ocurren a las personas este tipo de sucesos desde el lado de la mitología, la filosofía, la religión y la parapsicología.
Podemos definir sincronicidad como la coincidencia en el tiempo de dos o más sucesos no relacionados causalmente y que tienen el mismo significado para el receptor de los mismos. Por ejemplo: una persona con psicosis manifestaba que era Jesús el creador y destructor de la luz, en ese mismo momento la instalación eléctrica de la luz cayó del techo y dejo sin conocimiento al sujeto.
Esto implica que ciertos sucesos en el universo se agrupan en patrones significativos sin valerse de las leyes habituales de la causalidad. Por lo tanto, estas sincronicidades deben trascender las leyes de la ciencia, puesto que son las expresiones de movimientos mucho más profundos que se originan en la estructura del universo y conciernen tanto a la materia como al significado de un modo inseparable.
El presente estudio pretende un abordaje científico de tal tipo de sucesos englobados en el concepto de sincronicidad.

Introducción: 
Entre los siglos VII y VI antes de Cristo, tiene lugar un fenómeno muy importante en muy diversas culturas. Se trata de la aparición de un pensar racional que se pregunta acerca del origen de las cosas, de su diversidad y de su constante cambio, e intenta hallar un principio común, constitutivo y ordenador de todo lo que hay. Es la época de los primeros filósofos griegos, de los Profetas de Israel, de Zoroastro en Persia, de los Upanishad y Buda en la India, de Confucio y Lao Tse en China. La explicación de tal coincidencia cronológica sigue siendo un tema apasionante para los historiadores. El desarrollo de estos movimientos culturales conformó nuestra actual civilización.
Hoy en día, ese pensar racional acerca de las cosas sigue completamente vigente. Disciplinas como la Física, la Química, la Medicina, la Psicología y la Biología, se dedican a investigar sobre nuestras características físicas y mentales y sobre el mundo que nos rodea. Es impresionante el desarrollo que actualmente se ha alcanzado en la comprensión de las Leyes de la Naturaleza y que podemos ver reflejado en las posibilidades técnicas que rodean nuestras vidas.
Sin embargo, no es tan notorio el avance alcanzado en la explicación de los sucesos que nos pasan a cada uno de nosotros. No sabemos porqué nos ocurren, aparentemente al azar, ciertas cosas.
Cualquier hecho que nos pasa tiene un significado para nosotros y quizás solo para nosotros, es la llamada subjetividad; pero, ¿tiene ese hecho una intencionalidad, un sentido, un propósito?, ¿sigue algún tipo de ley natural o moral?, ¿tiene que ver ese hecho que nos ocurre con las cosas que hemos hecho nosotros anteriormente?, ¿las cosas que nos ocurren, nos pasan por algo?.
Hay fumadores que desarrollan un cáncer de pulmón, pero también hay otros fumadores que no lo desarrollan. Imaginen una persona que se levanta a las 8 de la mañana, sube a su coche y mientras circula a 120 Km/h, choca contra otro coche a las 18 horas, como consecuencia del cual le son amputadas las dos piernas. En una décima de segundo, en la cual recorre 3 metros de espacio, se ha producido la catástrofe y ha cambiado la vida del conductor, una décima de segundo antes o una después no hubiese pasado nada. Desde que se levantó por la mañana han transcurrido 360.000 décimas de segundo. ¿Es simple casualidad lo que le ha ocurrido o hay una intención en ese hecho, un porqué?
Si está viviendo usted en pareja desde hace muchos años, ¿recuerda cuando la conoció?, ¿sabía usted en ese preciso momento que contactó por primera vez que ese instante iba a marcar gran parte de los acontecimientos concretos de su vida futura?, ¿fue el azar o había un motivo, un intención una causa para que eso se produjera?
Determinismo versus indeterminismo:
Los científicos deterministas alegan que conociendo las condiciones iniciales de un sistema y sus leyes, podemos predecir en cualquier momento lo que ocurrirá, como haría el diablo de Laplace. Eso incluye incluso las cosas que nos suceden a los seres humanos. Sin embargo en la propia disciplina de la Física, ciencia por excelencia, existe controversia entre determinismo e indeterminismo, que se resume en la polémica Einstein-Bohr y en la frase del primero de "Dios no juega a los dados", frente al panorama que la nueva física cuántica presentaba.
Mientras que a nivel subatómico la física cuántica es determinista, con unas leyes dadas por la ecuación de onda de Schrödinger, cuando se efectúa una medida y pasamos a nivel macroscópico, se convierte en probabilística, y lo que es más desconcertante, el resultado observado depende de cómo el experimentador ha diseñado el experimento. Es famoso el experimento de la doble rendija en el que se comprueba que el hecho de hacer una medición sobre un proceso físico influye en el resultado de dicho proceso tal como afirma la mecánica cuántica. Y aun vamos más allá hablando de universos paralelos. Para el determinismo no existe la suerte ni el azar.
La idea de que hay sucesos nimios que cuando ocurren pueden generar cambios enormes en la vida de las personas que los sufren puede encontrarse también en las matemáticas. Un caso particular de la teoría del caos es el llamado Efecto Mariposa. Este nombre fue acuñado por el meteorólogo matemático Edward Lorenz en 1961. La frase que lo resume es que del aleteo de una mariposa en la región del Amazonas puede depender el que en unas semanas se produzca o no un ciclón en el Golfo de Méjico. En definitiva quiere decir que puede darse una situación en que un pequeño cambio en una de las condiciones genere un cambio enorme en el sistema. También en la teoría del caos aplicada a sistemas dinámicos tenemos el concepto de atractor como un valor determinado que en ciertas transformaciones matemáticas hace que los resultados oscilen en torno a él. Tambien Godel, Hilbert y Turing.
En psicología también hay términos similares. Los psicólogos con experiencia clínica tienen muchas veces la sensación de que el paciente está atrapado entre una realidad externa (soporte social, trabajo, relaciones afectivas, recursos económicos) y un entorno interno (personalidad, inconsciente, habilidades, capacidades, fuerza pulsional, creencias), cuya combinación bloquea a la persona en una situación emocionalmente negativa. Para un excelente desarrollo puede consultarse "Más allá del principio del Placer"(1920) de S. Freud. Las diferentes Escuelas de psicoterapia intentan desbloquear esta situación incidiendo en uno o en varios de esos puntos. Una psicoterapia basada en el consejo incidirá en aplicar métodos lógicos para intentar cambiar la realidad externa. Una psicoterapia de corte conductual incidirá en modelados, o en aprendizajes en asertividad, habilidades sociales, control de emociones. Una psicoterapia de corte dinámico incidirá en la configuración interna inconsciente a través de la transferencia establecida con el terapeuta. Una de corte cognitivo en los esquemas mentales que condicionan a a la persona. En sistémica se postula que lo que ocurre al paciente identificado tiene que ver con los demás miembros de su familia, y es preciso incidir en todo el sistema. Sin embargo diferentes estudios indican que el factor clave de la eficacia de una psicoterapia es el psicoterapeuta, que no deja de ser algo que le sucede al paciente
La pareidolia es un fenómeno psicológico consistente en que un estímulo vago y aleatorio (habitualmente una imagen) es percibido erróneamente como una forma reconocible ,como cuando nos parece que las nubes tienen formas de caras humanas, al realizar el test de Roschard o cuando ciertos perfiles de relieves geográficos nos parecen formas conocidas de animales o personas. En arqueología hay un estudio muy interesante sobre este tema del arqueólogo Patricio Bustmante. El fenómeno está en la base de lo que el filósofo e historiador de las religiones rumano Mircea Eliade en su "Tratado de historia de las religiones" define como hierofanía, al referirse a la irrupción de lo sagrado en objetos naturales.
Existe también el fenómeno de la apofenia, acuñado en 1959 por Conrad, refiriéndose a la experiencia consistente en ver patrones y conexiones en sucesos aleatorios o datos sin sentido. Lo interesante de este fenómeno psicológico es que puede ser la base por la que muchas personas creen haber experimentado el fenómeno de la sincronicidad, debido en muchos casos al efecto Forer. También es posible que este fenómeno esté detrás de las teorías conspiratorias (asesinato de John F. Kennedy, el 11-S en Usa y el 11-M en España),y que también influya en la construcción de explicaciones religiosas y sociales de alto nivel. En este sentido hay un documental muy interesante llamado "Zeitgeist" que podría estar influido por este fenómeno. La dificultad estriba en que muchas veces es muy difícil saber si se trata de apofenia o realmente se describe algo que coincide con la realidad. .
También Jung acuñó el término de sincronicidad que se refiere a la simultaneidad de un estado psíquico y acontecimientos externos no relacionados causalmente.
Rupert Sheldrake, controvertido biólogo y filósofo, definió el término campos morfogenéticos o campos mórficos, los cuales llevan información, no energía, y son utilizables a través del espacio y del tiempo sin pérdida alguna de intensidad después de haber sido creados. Son campos no físicos que ejercen influencia sobre sistemas que presentan algún tipo de organización inherente. Sus teorías no son aceptadas por la comunidad científica actual.
Explicaciones no científicas:
Fuera de las disciplinas científicas y adentrándonos en la religión, el ser humano también ha intentado dar respuesta a este tipo de sucesos que nos ocurren. Para los cristianos es el concepto de voluntad del Padre e incluso el de milagro, el de intercesión de la Virgen o el de la comunidad de los Santos. Está íntimamente relacionado con la oración. Tiene que ver con el concepto de pecado y con el Juicio Final. Como dice el primer sermón del maestro Eckhart : "Omne datum optium. ¿Cómo puede saber si es la voluntad de Dios o no? Sabedlo: si no fuese la voluntad de Dios esto no sería. No tienes enfermedad ni otra cosa que Dios no quiera".
En el hinduismo es el concepto de Karma que hace referencia a la ley universal de compensación y causalidad. A cada causa que creamos le sigue un efecto. Por cada pena o dolor que causemos a otros, sufriremos en igual grado y manera. Todo en nuestra vida es producto del Karma, tanto nuestros momentos de felicidad, como los de dolor.
En el judaísmo todo está sometido a la voluntad expresa de Dios, de acuerdo con modelos divinos revelados sobre el orden cósmico y la legalidad. Nada es en la humanidad fruto de la casualidad; en sentido último, todo tiene un significado. Tanto los acontecimientos históricos como los naturales que afectan a Israel, son interpretados como algo que procede de Dios, fruto del comportamiento religioso del pueblo de Israel. De esta forma, existiría una conexión causal directa entre el comportamiento humano y su destino.
Para la nueva religión del discordianismo, la realidad es puro caos, y el orden aparente que el ser humano percibe es fruto de su propia mente. Tienen una estrecha relación con el enigma del 23 que se refiere a la creencia de que todos los incidentes y eventos están directamente conectados con el número 23, alguna permutación del 23 o algún número relacionado al 23. .
Para los antiguos griegos, el concepto estaba representado por la diosa de la redistribución o del equilibrio llamada Némesis
Para los indios Naskapis, del nordeste del Canadá, Manitú es la esencia de todas las cosas y vive en ellas, los humanos y los animales están vinculados de tal modo que la caza sólo tiene lugar cuando el espíritu de la manada está de acuerdo en ello, el cazador y el cazado satisfacen así sus destinos recíprocamente.
Hay otras disciplinas no científicas que intentan dar respuesta también a este tipo de incertidumbre sobre los fenómenos que nos acontecen. La magia blanca o negra, el I-Ching, el oráculo del caparazón de tortuga de la dinastía Shang, el horóscopo y un sinfín de técnicas que persiguen explicar lo que nos ocurre o incluso como enfrentamos a lo que nos ocurre, en el sentido de que solo somos libres de cómo reaccionar a lo que nos ocurre.
Para la gente común también existe el concepto de buena y mala suerte, de suerte y desgracia, así como el de racha, es decir que la suerte o la desgracia tienden a agruparse en periodos en que destacan una sobre la otra. Es frecuente observar como hay días en que todo parece salirnos mal, se nos estropean diferentes cosas. También hay épocas que son fantásticas, todo parece encajar y las cosas funcionan a la primera. Fíjense en la similitud con el concepto matemático de atractor. No debemos olvidar el concepto de gafe. También tenemos el refranero.
La mayor parte de las personas han tenido experiencia directa de lo que se llaman coincidencias significativas.
Diversos estudios paracientíficos, para algunos un fraude, han intentado recoger estos temas, siendo los más famosos los de Rhine y los de Kammerer.
Hasta febrero del 2007 y desde el 4 de agosto de 1988 estuvo en funcionamiento por la Universidad de Princeton el " Global Conciousness Project " que estudió la influencia sobre dispositivos electrónicos generadores de azar por parte de diferentes estados de conciencia humanos, incluidos fuertes estados emocionales, es decir la interacción entre mente y materia.
Y por último, mencionar que el tema también ha sido abordado desde la literatura, destacando el libro "El hombre de los dados" de Luke Rhinehart; desde el cine ; y últimamente en el mundo de los videojuegos con la propuesta para la consola Xbox 360 de "Fable 2" en el cual las decisiones morales del personaje influyen en el desarrollo del juego.
FUENTE: http://www.rogebcn.es/antecedentes%20sincronicidad.htm
SOBRE LA SINCRONICIDAD
EN LA ASTROLOGIA
I. INTRODUCCION
Para que halla sincronicidad tiene que haber sincronía, coincidencia en el tiempo/espacio. En mi opinión esta sincronía no existe en la astrología desde el punto físico o "natural", como generalmente se entiende.
Cuando se habla de "sincronicidad", uno generalmente entiende que se trata de una correspondencia en el tiempo entre dos hechos o fenómenos (el celeste y el terrestre o psíquico), que suceden simultáneamente, paralelamente. Se asume una correspondencia directa entre lo que pasa en el cielo y lo que pasa en la tierra (o en nuestras vidas, en nuestra conciencia), sobre el presupuesto de que la astrología opera a partir de una conexión de este tipo.
Sin embargo, en la práctica las cosas son muy diferentes. Cuando hablo de "práctica" me refiero a la observación muy simple de la manera en que los astrólogos proceden, y han procedido u operado desde los inicios de la astrología horoscópica.
Siento que cuando el concepto se entiende como la "concordancia" entre lo interno y lo externo, aparece en su correcta luz, al introducir la experiencia psíquica, el punto de vista de la conciencia. No hay duda para mi de que a una manifestación de la conciencia corresponde otra manifestación del mundo, que una refleja a la otra. No hallo ningún problema con esa idea y simpatizo con ella.
El problema es cuando se trata de utilizar esto para explicar cómo funciona la astrología. Mis comentarios se refieren específicamente a las herramientas usadas en astrología. El error, a mi entender, surge de la diferencia que hay entre la idea que generalmente se tiene de la astrología (la correspondencia cielo/tierra), y lo que los astrólogos realmente hacen, es decir utilizar una serie de herramientas o técnicas para modelar esta correspondencia. La forma en que dichas herramientas "diagraman" o modelan el tiempo y el espacio no es sincrónica con la naturaleza, a mi entender y por las razones que expongo, y por lo tanto no se podría usar la "sincronicidad" para explicar cómo funcionan dichas herramientas.
Está claro que sincronía no es lo mismo que sincronicidad, y que tal vez no estoy usando la fraseología correcta, pero también esta claro que sin sincronía o coincidencia en el tiempo, no hay sincronicidad.
Una vez aclarado que la sincronía es requisito y condición de la sincronicidad mas no su definición, los argumentos que siguen no se alejan de la forma en que Jung usa el término.
II. EL TIEMPO REAL
Decir que hay una sincronía --en oposición a una relación secuencial generalmente interpretada como "causa y efecto" -- entre los ciclos astrológicos y los ciclos de nuestras vidas equivale a decir que la astrología trabaja en "tiempo real", es decir, que lo que observamos o calculamos con las herramientas astrológicas está realmente sucediendo en un momento dado, y que eso que está aconteciendo que las astrología está midiendo o calculando, se refiere directamente a lo que está sucediendo en la vida, o en la conciencia, etc., es decir, "en tiempo real".
En la forma especifica que utilizo la frase "tiempo real", se refiere al tiempo físico únicamente, en el entendido de que mis objeciones se refieren al presupuesto de que la sincronicidad se entiende entre sucesos que coinciden en el tiempo física y objetivamente hablando. La frase "in real time" la estoy utilizando específicamente en la manera en que se utiliza en las ciencias de la computación: es el tiempo físico transcurrido, el que se requiere para la continuación de un proceso físico.
Comprendo que en psicología, en la conciencia subjetiva, el "tiempo real" no existe. Pero difícilmente podría comparar yo las mediciones astrológicas, que son matemáticas, precisas, objetivas, con este tiempo subjetivo de la conciencia. Es decir, podemos considerar la astrología como la medición (objetiva) de este "tiempo irreal" de la conciencia subjetiva, pero no podríamos decir que el "tiempo" que mide la astrología, y el tiempo físico real "coinciden", pues suceden en dos planos diferentes.
Pero, de hecho, la astrología casi nunca opera en tiempo real, y cuando lo hace, lo hace de una manera muy limitada, y la sincronía es en realidad secundaria y no caracteriza a la astrología. El "mecanismo de relojería" de la astrología casi nunca opera en tiempo real. Existe una "coincidencia" de los planos, pero los planos no son sincrónicos, las cosas no están pasando al mismo tiempo.
Ejemplo: el sol progresado (progresión secundaria) en conjunción con Venus radical cuando la persona tiene 36 anos, correspondiente con un trascendental encuentro amoroso. En el mundo físico, la conjunción del sol progresado sucedió 36 días después del nacimiento, la cual se hace corresponder a los 36 anos de vida: el momento "celeste" (a los 36 días de haber nacido) y el evento "terrestre" (a los 36 anos de vida) son asíncronos, de allí que no hay "sincronicidad" puesto que no hay coincidencia en el tiempo entre los dos.
El punto en discusión es si la astrología opera mediante la sincronicidad. Debe haber una sincronía para que haya sincronicidad, y no hay sincronía entre la realidad que se está midiendo o modelando, y la medida. La medida (por ejemplo 36 días, o el mapa de nacimiento) se hace en un tiempo diferente al de aquello que es medido (36 ańos, o un transito). No está en discusión que hay correspondencia entre los dos. Lo que discuto es que la correspondencia no es sincrónica, y por lo tanto no se puede hablar de sincronicidad.
Las progresiones y las direcciones operan mediante manipulación puramente simbólica --o analógica-- de unidades de tiempo (1 grado=1 ańo, etc), nunca en tiempo real, nunca en "sincronía": no puede haber sincronicidad aquí!
La astro-meteorología y algunas aplicaciones de la astrología mundana al parecer son las únicas ramas que se me ocurren en este momento que utilizan verdaderas conexiones sincrónicas o en tiempo real, pero estas técnicas son precisamente las que están mas alejadas del contexto en el que siempre se pretende aplicar el concepto de sincronicidad (astrología natal y horaria).
III. EL MAPA NATAL
La herramienta fundamental que se usa en la astrología horoscópica, a diferencia de la astrología original de los babilonios, es el mapa natal o mapa radical. Son pocos los astrólogos que trabajan sin mapas. El mapa implica la técnica de "congelar" un instante del tiempo. Los mapas astrológicos son herramientas para "congelar" el tiempo artificialmente, por lo tanto, de partida, nos salimos del flujo natural de las cosas. Esa herramienta es usada por casi todos. A partir de allí, sobre el mapa resultante se aplican una multitud de técnicas o herramientas adicionales, de acuerdo con las preferencia de cada quien.
El mapa radical puede decirse que descansa en el principio de la "sincronicidad", pues se puede asumir una "sincronía" o correlación acausal entre aquello que aparece, o emerge, o nace, y los ciclos celestes o astrológicos. Pero todas la técnicas que se utilizan para manipular este mapa radical (progresiones, direcciones, tránsitos...), y que tradicionalmente representan la principal aplicación de la astrología, nunca operan mediante una sincronía entre el cielo y la tierra o las personas, lo que llamo "tiempo real".
Sin embargo, Puesto que un mapa o radical (natal, horario, etc.) es por definición el congelamiento de un instante pasajero que queda artificialmente "fijo" en el tiempo (algo que es imposible en la naturaleza), difícilmente podríamos llamar a esto "operar en sincronicidad". Por lo tanto incluso aquí el uso del termino "sincronicidad" es impropio y tangencial.
En pocas palabras: el mapa es sincronístico sólo en el momento de hacerlo y cuando se le considera aisladamente, pues por naturaleza se separa de la sincronicidad o correlación de los hechos de la experiencia a partir del momento en que el instante se congela. Además todas las técnicas "de tiempo" que se le aplican a este mapa son por necesidad asíncronas.
Las mismas objeciones se aplican a todas aquellas interpretaciones de la astrología que pretenden ver "causas naturales", "influencias" o "influjos" directos y en tiempo real de los astros sobre las cosas o personas. La astrología, en la práctica en oposición a la teoría, casi nunca opera con ese tipo de relaciones, no es "sincrónica" con la naturaleza, no opera en "tiempo real".
IV. LOS TRANSITOS
Los tránsitos a este mapa natal dan la semblanza de "sincronicidad" o tiempo real, pero esta se desvanece cuando nos damos cuenta de que estos se miden con respecto al mapa o radical, no por sí mismos. Los tránsitos no suceden entre lo que pasa en el cielo y alguna persona o entidad orgánica, sino que suceden entre un diagrama del cielo (no el cielo directamente, una distinción esencial) y un radical.
La astrología horoscópica (la que nosotros practicamos desde hace más de 2 milenios) funciona siempre mediante una operación diagrama-a- diagrama, nunca cielo-tierra o cielo-persona (No existe ninguna tecnología que se a capaz de hacer eso). En los tránsitos, el diagrama A (del cielo en tiempo real) se ve a través del filtro o la "pantalla" del diagrama B (el mapa radical), el cual representa una realidad de otro tiempo ya pasado. No hay sincronía. No hay sincronicidad. Los tránsitos nunca le suceden a la gente o en la naturaleza en tiempo real. Los tránsitos le suceden a los mapas, y son asíncronos.
Una objeción que a menudo se hace a esto surge de la hipótesis común de concebir el mapa de nacimiento como un "sello" que de alguna manera se mantiene "vivo" y activo a lo largo de la vida, de manera que los tránsitos a este "sello" estarían sucediendo en tiempo real.
La más importante objeción a esta hipótesis o metáfora es que se aplica únicamente al nacimiento de seres vivos, y deja sin explicar el resto de las aplicaciones de la astrología (mapas horarios, elecciones, mundana). La astrología hace mapas de eventos puramente simbólicos y subjetivos (como una pregunta, un suceso político, una nación, una firma de un contrato, un personaje ficticio de la literatura, etc.) para los cuales no existe un "cuerpo" en el sentido biológico-orgánico, por lo tanto el "sello" no tiene nada a que aplicársele aquí físicamente hablando. Dichos sucesos son simbólicos, subjetivos.
También hay que tomar en cuenta que una cosa es un tránsito "a una persona" y otra muy distinta un tránsito "a un diagrama". Una persona y un diagrama del cielo de nacimiento son dos cosas muy diferentes. La vida de la persona transcurre "en tiempo real", en simultaneidad (o sincronía) con los movimientos del cielo y de la naturaleza entera. La astrología basada en mapas natales no tiene manera alguna de trazar o de medir un tránsito sucediéndole "a una persona". Simplemente se asume el mapa natal <> fuera la persona. Los mapas natales no "transcurren" en tiempo real. están "fijos", y las técnicas de progresión, dirección etc., se basan en analogías entre unidades de tiempo, y tampoco transcurren "en tiempo real"
Otra objeción surge cuando nos damos cuenta de que podemos utilizar el momento de la muerte (de algún personaje histórico, claro está) como si fuera un radical igualmente poderoso (o más) y descriptivo de su vida y su carácter. En este caso nos enfrentamos a un "sello" que no ha sucedido todavía en el sentido físico "marcando" la vida del individuo. En este caso no hay sincronía tampoco. Por lo tanto no hay sincronicidad.
No hay duda que el "sello" del momento para el que se hace el mapa, de cualquier cosa que sea, orgánica o imaginaria, permanece, perdura en el tiempo. Pero esto no implica necesariamente que se trate de un "sello" en el sentido orgánico-biológico-físico, y definitivamente no lo es en todas las aplicaciones distintas de la astrología natal. Por lo tanto, cuando un tránsito "toca" algún punto de ese "sello", los dos acontecimientos (el tránsito y el momento del sello) no son sincrónicos en el sentido físico, y por lo tanto no hay "sincronicidad".
El mapa radical físicamente sigue siendo un momento que sucedió hace mucho en el pasado. Por lo tanto un tránsito a un mapa es un contacto entre dos planos de tiempo distintos, asíncronos, y no podríamos hablar de "sincronicidad" pues no hay coincidencia en el tiempo. El tránsito "a una persona" es imposible de calcular o de trazar en el sentido físico, pues le sucede por igual a todos los que están en el mismo sitio.
Por eso es que yo no estoy hablando de la realidad con la que el astrólogo trabaja, el fluir de los acontecimientos, sino de la naturaleza de las herramientas que el astrólogo usa para modelar o diagramar o analizar dicha realidad. Y las herramientas no trabajan con "tiempo real", no son sincrónicas, y no podemos por lo tanto hablar de sincronicidad. Otra cosa es la vida.
Podemos interpretar cualquier acontecimiento mediante la sincronicidad si queremos. Pero yo no estoy hablando de la vida o de la experiencia sino de las herramientas que usa el astrólogo, de como trabaja u opera la astrología.
La realidad es paradójica, y hay temas (como la realidad del "tiempo") que son difíciles de pensar. Tal vez no lleguemos a poder demostrar "lo que si", pero a veces es muy sencillo demostrar "lo que no". Por eso, si aceptamos la definición de la sincronicidad como refiriéndose a acontecimientos que coinciden en el tiempo y el espacio físicamente, creo, por las razones que he expuesto, que las herramientas que se utilizan en astrología no operan mediante "sincronicidad".
V. EL MOMENTO DE LA INTERPRETACION
El acto de interpretación y la consulta astrológica están llenos de hechos sincronísticos. Lo que he estado explicando es que no es eso lo que estoy discutiendo, sino la naturaleza de las herramientas que se usan en astrología, como objeciones a utilizar la sincronicidad para explicar por qué estas herramientas funcionan.
En un sentido amplio, haciendo uso del concepto de sincronicidad, si lo importante es el punto o el momento del "acto astrológico", es decir, el momento del "oráculo" o la interpretación, entonces no tiene importancia si uno utiliza un mapa natal de cualquier otra persona o época, o unos dados, o una baraja. Puesto que las herramientas astrológicas funcionan por la coincidencia de planos asíncronos (por ejemplo, un tránsito y el mapa natal, una revolución solar y el mapa natal, etc.), entonces no se puede usar la sincronicidad para explicar por qué funcionan estas herramientas directamente.
En otras palabras: LA SINCRONICIDAD EXPLICA EL ACTO INTERPRETATIVO Y EL EXITO DE LA ASTROLOGIA, aunque esto pone a la astrología en el plano de la adivinación (y no lo estoy diciendo peyorativamente, creo que la adivinación está más cerca del hecho astrológico que "lo científico").
De esto se desprende también que la mediación de la psique del astrólogo es un elemento esencial en la astrología, que no hay astrología sin astrólogo, o, tal vez, que la Astrología es fundamentalmente un discurso. Aquí la linguística ayudaría mucho.
VI. CONCLUSION
Al parecer, todo depende de la condición de sincronía en el tiempo para que haya sincronicidad.
Yo quería enfatizar que --al menos para mí por las razones que expuse-- la astrología no trabaja u opera mediante una sincronía entre la medida (el diagrama del cielo) y lo que se está midiendo (la experiencia humana).
Si concebimos la sincronicidad como una correspondencia o correlación entre lo interno y lo externo simplemente, entonces no hay problema. Lo interno lo podemos llamar la conciencia (incluido "el inconsciente" y todo lo demás), y lo externo serían las medidas objetivas y matemáticas de la astrología basadas en ciclos o eventos astronómicos.
Pero la sincronicidad implica además "coincidencia en el tiempo" (de los hechos internos y externos), y ahí es donde la naturaleza de las herramientas usadas por el astrólogo (el mapa natal y las progresiones, direcciones y tránsitos) contradicen el que se trate de sincronicidad. Si pensamos en la idea convencional de la astrología como una correspondencia entre el cielo y la tierra, no hay problema. La correspondencia es totalmente sincrónica. El problema es que la astrología que nosotros practicamos no opera mediante la correspondencia directa cielo/tierra, sino mediante diagramas que no son sincrónicos, que no funcionan en tiempo real.
Juan Antonio Revilla
San José, Costa Rica, 18 de octubre del 2000
El Tarot y el concepto de la Sincronicidad
Cuando extraemos una carta de Tarot para que nos muestre una situación, el principio que opera es el concepto de sincronicidad, nada ocurre al azar. Extraemos la carta del Tarot que nos dice lo debemos saber, la que responde a nuestra pregunta.
Es un acuerdo que tiene cada vez más adeptos el que no existe "casualidad", sino "causalidad". Las cosas ocurren a través de un proceso de causa y efecto, conocido como "Ley de Causalidad", enunciado por Hermes Trimegisto, el padre de las escuelas herméticas (El Kybalión). Un evento lleva a otro, y éste genera otro y así sucesivamente, estableciendo una cadena causal en la cual el pasado determina al presente y éste el futuro.
El psicólogo suizo Carl G. Jung y el Premio Nobel de física (1945) Wolfgang Pauli colaboraron en el desarrollo de una teoría de las coincidencias que bautizaron con el nombre de "Sincronicidades". Concluyeron que existen dos principios de conexión en la naturaleza:
El primero era la causalidad ordinaria, estudiada por la ciencia. Esta es la causalidad lineal: si A causa B, entonces para que se dé B, debe ocurrir primero A.
El otro principio de conexión era el acausal. Este principio fue denominado por Jung y Pauli "sincronicidad" porque, contrariamente al principio de causalidad, los acontecimientos acausales admiten que dos hechos aparentemente inconexos se relacionen simultáneamente. Su lógica es la de la psiquis profunda, la lógica que sólo se halla en los sueños y en los mitos, pues la sincronicidad supone la ocurrencia de dos eventos no asociados ni causal ni mecánicamente, pero vinculados por una relación significativa.
Ejemplos de hechos sincrónicos
Narra el mismo Jung que una vez, en Zurcí, un paciente le describía un sueño con un escarabajo de oro y justo en ese momento, algo golpeó el vidrio de la ventana del despacho. Jung fue a ver qué era y al abrir la ventana penetró en la habitación un escarabajo muy similar al que describía el paciente, un scarabeide cetonia aurata, lo más próximo a un escarabajo de oro. Esto es un hecho sincrónico.
Muchas veces, soñamos con, un amigo que no vemos desde hace tiempo y al día siguiente nos lo encontramos en el lugar más inusual. O vamos al teléfono para llamar a un amigo o un pariente y el teléfono repica en ese instante y es él quien nos llama. Muchos llaman a estas situaciones coincidencias. Pero Jung creía que estos eventos eran indicativos de cómo nos interconectamos los seres humanos con la naturaleza en general y con otros seres humanos en particular, a través del inconsciente colectivo.
Jung nunca declaró su posición religiosa, pero esta idea de sincronicidad la hallamos en la perspectiva hindú de la realidad, en la cual nuestros Yo individuales son como islas en el mar. Nos hemos acostumbrado a ver el mundo y a los demás como islas o entes individuales y separados, pero no vemos nuestra conexión a través del suelo marino bajo las aguas.
Cuando soñamos o meditamos, nos metemos dentro de nuestro inconsciente personal, acercándonos más y más a la esencia: el inconsciente colectivo. En estos estados somos más permeables a las "comunicaciones" con otros Yo. La sincronicidad hace de la teoría de Jung una de las pocas que no sólo es compatible con los fenómenos parapsicológicos, como en este caso sería la telepatía, sino que incluso permite explicarlos.
Un hecho sincrónico es -sin duda- que el pintor florentino Rafael (1483 - 1520), reconocido por los temas religiosos de su obra, nació y murió un 6 abril y en ambas oportunidades era Viernes Santo. A esto, estimado lector, sumo yo otra sincronicidad más: en el año 2005, cuando investigada sobre este caso, era Abril ¡y viernes Santo!
Sincronicidad y Tarot
Cada carta del Tarot posee un significado que se relaciona directamente con estados del alma y circunstancias y tipología de personas. Es inespacial y atemporal, pues nos conecta con circunstancias del pasado, presente y futuro.
Tal como hemos visto antes, de acuerdo con la teoría de Jung, los Arcanos del Tarot representan arquetipos que sugieren aspectos de la vida. Por ello nos remiten no sólo a lo inmediato, lo evidente; sino que representan las experiencias de la persona, sus propias pasiones, deseos y motivaciones inconscientes, ya que los símbolos reflejan directamente lo que hay en nuestras memorias atávicas y memorias de nuestra vida individual.
Las circunstancias no suceden por azar. Nada ocurre por casualidad, como han demostrado la psicología humanista y la física cuántica. Ni siquiera existe la casualidad como tal (Sincrodestino, Deepak Chopra). Cuando seleccionamos y extraemos una carta para representar una situación o persona, el principio que opera es el de sincronicidad. Extraemos la carta justa para decirnos aquello que debemos saber, aquella cuyo simbolismo responde a nuestra pregunta.
Autor: Marinela Ramírez
Socióloga, Terapeuta Holística, Profesora de Tarot
Articulista de Enbuenasmanos
La sincronicidad: La magia en movimiento
Autor:Beatriz F. del Castillo
Area:Autotransformación » Artículos
Sincronicidad es un término originariamente acuñado por Jung que se refiere a la unión de los acontecimientos interiores y exteriores de un modo que no se puede explicar pero que tiene sentido para el observador, es decir, ese tipo de eventos en nuestra vida que solemos achacar a la casualidad, a la suerte, o a la magia.
¿has experimentado alguna vez el placer de encontrar a la persona exacta que necesitabas aparecida de la nada?,¿o recibiste la llamada de alguien del pasado de la que apenas unas horas antes te habías acordado sin motivo aparente?, ¿o ese libro que encontraste al azar que responde a la duda que te tenía bloqueado?. La sincronicidad nos representa en el plano físico la idea o solución que mora en la mente de la manera más fácil y sin apenas esfuerzo. Se trata de vivir el mayor tiempo posible en ese “fluir” que hace que la vida parezca una aventura permanente, un viaje de descubrimiento constante sobre uno mismo, sobre los demás y el universo. Decir sincronicidad es lo mismo que decir magia.
Hay unas condiciones óptimas de manifestación, un estado mental propicio para que puedan producirse y son los momentos personales intensos que nos obligan a estar muy pendientes de las señales del exterior, los momentos en que buscamos ayuda por intensas vivencias o crisis emocionales, los cambios bruscos, los viajes, los momentos de peligro, las muertes de seres queridos. Los momentos en que nos olvidamos de la seguridad, de lo conocido y trillado, del plan establecido, de lo que se supone que debemos hacer, son los que nos sumergen en un estado de alerta y apertura perfectos para ser consciente de esa dimensión simbólica de la vida que es la que al final nos da la clave no sólo para la solución de nuestros problemas, sino para hallar nuevas maneras de vivir intensa y conscientemente. La fé juega en esto un importante papel, la fé en uno mismo, en la fuerza creativa del universo que nos guia exactamente a dónde queremos llegar, la certeza de que si existe un miedo que nos bloquea, también hay un amor que nos motiva a experimentar más allá de lo conocido; pero hemos de elegir la aventura y no el hastío. Somos lo que pensamos, y experimentaremos esa magia sólo si antes le damos la oportunidad creyendo en ella y invitándola a jugar en nuestras vidas. Esos momentos difíciles o especiales nos han puesto en ese estado de apertura y recepción, de nosotros depende que sigamos en esa actitud de aceptación de esa fuerza universal que parece saber exactamente lo que precisamos y nos lo brinda generosamente. No es ver para creer sino creer para ver, pues lo que hay en nuestra mente es lo que hace que nos atraigan y que nos veamos atraídos hacia lo que es análogo. Esa es la manera en que todo se agrupa.
La simbología y el sentido de estos acontecimientos nos da el mensaje exacto que el universo representa para nosotros igual que si fuera una sesión de cine particular. Las ideas poseen una vibración, a otros niveles tienen forma y color que hace que atraigan lo análogo. Al atraer lo que se le asemeja podemos leer en la materia lo que realmente pensamos sobre nosotros mismos y del universo, y tomar decisiones sobre lo que deseamos ver convertido en realidad y lo que no.
Pero entonces me diríais ¿y porque no vivimos permanentemente en ese estado idílico en el que todo se resuelve, en el que la información fluye, en el que si fuera verdad seríamos como pequeños dioses creando lo que se nos antojara?. Pues siempre depende de que en la mente haya mensajes positivos, y emociones bondadosas en el corazón.
1.- El estado fluido es de muy elevada vibración y de una conexión intensa de mente y corazón, es decir, que el sentimiento es el que nos lleva a hacer tal cual cosa, es el que - valga la redundancia- da “sentido” a la vida. El sentimiento nos conecta directamente con el alma de las cosas y el pensamiento debe de contenerlo y construir sobre él pero nunca dejar de amarlo.
Normalmente experimentamos desde la idea preconcebida y decidimos luego que sentir por ella, emitimos un juicio antes de que la realidad se presente y hace que no veamos lo que es sino lo que queremos ver, y la magia se desvanece bajo el peso de la razón sin sentimiento por el miedo a lo desconocido. El miedo y la duda corta el flujo instantáneamente.
2.- El estado fluido está en permanente movimiento. Cada pieza del puzzle aparece en el preciso momento con la condición de pillarnos conscientes, despiertos, alertas y deseosos de recibirlas. Es como un juego en el que las reglas se van desvelando a medida que avanzamos. Las piezas nos vienen en forma de señales y analogías en la vida real y en forma de sueños mientras dormimos. El desentrañar el significado de esas señales es como aprender a descifrar las instrucciones del mapa del tesoro.
Las actitudes derrotistas, la negatividad que lleva al cansancio, a la rutina, a desear recibir constantemente en lugar de darse a uno mismo y a los demás, generan estados de bloqueo e inactividad. Para ver las señales hemos de hallarnos en camino.
3.- Fluir es confianza, certeza en las propias posibilidades y en las de la corriente creativa del universo. Fluir significa trabajar por ese estado positivo interior que nos mantiene protegidos y dispuestos a abrirnos a nuevas experiencias y milagros. Mientras nuestro discurso interno (y externo) sea “creo”, “puedo”, “confío”, “busco y encuentro”, “resuelvo”, “disfruto”, “es posible” “si y además” y “me gusta”, todo irá bien sin ninguna duda.
Habitualmente los miedos, dudas y la falta de información de lo que realmente somos capaces y de nuestra verdadera misión en la vida nos bloquean y retrasan en el camino. Nos hacen mirar al pasado con resentimiento y al futuro con cierto recelo. Aparecen los que yo llamo los “isidoros” (¿y si me pasa esto o y si me equivoco?), los “esques” (es que no sé, ya lo intenté pero...), los “siperos” y “noperos”, los “nopuedos”, los “estoesimposible”, y los “esdifícil”, “estoesloquehay”, “nohayotraopción” y demás programación negativa. Si eso hay en la mente, eso es lo que se materializará.
4.- Fluir no sabe de retenciones y por lo tanto tampoco del uso de la fuerza, no es tanto vencernos sino convencernos, motivarnos y dirigirnos hacia lo que deseamos ver convertido en realidad. La reina de la fluidez, el agua, nunca se esfuerza demasiado en nada, busca siempre la salida hacia el mar.
Es muy común perdernos en luchar contra lo que queremos ver desparecer, lo que lo hace mucho más grande. Transformar el muro en escalera para lograr ver el otro lado suele ser mejor solución que darnos de cabezazos contra él.
5.- Fluir es seguir fielmente la voz de la intuición y comprometernos con ella; trabajarla hasta que sepamos distinguirla perfectamente de otras voces. ¿y como saber lo que es intuición de la voz del Ego?. Igual que el amor es el polo opuesto del temor, la intuición que viene de nuestro Ser interno es el polo opuesto de la voz del ego que nos habla. Son lo mismo, sólo que un polo es guiado por el amor y el otro por el temor.
La intuición soluciona siempre para el mejor bien de todos, habla bajito, viene en el momento oportuno y en sus ideas hay certeza y tranquilidad, nunca ataca a nadie, y se mantiene en el presente. Es el amor dentro de nosotros el que habla, lo que significa que se presenta en momentos de intensa conexión interna, cuando nos sentimos entregados a la vida. Sus soluciones son perfectas para ese momento. Suele ir seguida de un racional “ que tonterías se me ocurren” y la dejamos pasar.
El ego habla alto y es repetitivo hasta la saciedad. Tiene miedo y se defiende, sus ideas suelen ser del tipo ataque o huida, repasa sin cesar el pasado y va creando expectativas de futuro. Es el que tiene miedo el que se comunica, y por tanto sus soluciones nunca son definitivas y las situaciones se repiten de nuevo. Curiosamente estamos más prestos a creer en éste otro por ser lo conocido, lo que nos lleva a perder la oportunidad de experimentar la magia de vivir en la incertidumbre. Aprendiendo a amarle, educándole en la confianza y uniéndonos a él comienza la transformación interna. La guerra debilita, ¡la unión hace la fuerza!
Para terminar me gustaría citar a Deepak Chopra:
“La incertidumbre de las cosas no despierta miedo en quien está en la conciencia de la unidad, pues está seguro de si mismo. La voz de la verdad interior dice: << abrazo a lo desconocido porque me permite ver nuevos aspectos de mi mismo>>”....
Beatriz F. del Castillo
Autora de "La clave está en tus sueños", Ed. Edaf. 2006
COINCIDENCIAS Y
SINCRONICIDAD
El psicólogo profundo C. G. Jung y el físico cuántico W. Pauli coinciden en que “existe en la naturaleza un principio de vinculación no causal que se manifiesta a través de las coincidencias significativas”. Continúan los científicos: “Existe una estrecha relación entre acontecimientos interiores y exteriores que vivimos. Relación ésta que no puede ser explicada por principio de causa y efecto, pero sin embargo, tiene sentido para el observador”. Hago notar que no está jugando para nada el azar ni la casualidad: tiene una génesis simultánea entre estados psíquicos relacionados con manifestaciones de la vida real, son espontáneos, sincrónicos, reiterativos...
Los fenómenos de coincidencias significativas ocurren generalmente en personas con elevado grado de espiritualidad, las que pueden percibir su oculto interior o aflorar de su inconsciente profundo conocimientos o sentimientos muy reservados.
Los arquetipos o normas de conducta de la mente humana y los psiconeumones son los que unen a través del espíritu y también de las micropartículas energéticas y sustanciales mediante el inconsciente colectivo universal y ecos concordantes la esencia primigenia de toda la humanidad.
La universalidad está coordinada en el ámbito psicológico interno con el externo mundo de los fenómenos tangibles, es decir: existe una estrecha relación entre acontecimientos interiores del espíritu con fenómenos de la vida exterior que se manifiesta de manera de ecos concordantes; manteniendo una unidad que se expresa en los fenómenos de sincronicidad y de coincidencia significativa, no buscados por la deliberada voluntad. Éstos son espontáneos, instantáneos y pueden provocar profunda interrogación en los participantes al constatar ellos una llamativa interrelación entre la psique inconsciente que en un “relámpago” pasa a la conciencia y los procesos de vida de relación y o también de la física de las micropartículas que son dominio de los psiconeumones producidos por ecos concordantes.
Existe una integridad y unidad psicofísica en donde la sustancia y o las acciones físicas no están discriminadas ni separadas de las expresiones psíquicas y del alma.
Lo psíquico- espiritual está relacionado con lo físico- material, unidos en la sincrónica coincidencia significativa por los PSICONEUMONES que son mensajeros de la información producidos en los arquetipos del inconsciente colectivo universal y en las propias subpartículas de partículas atómicas donde la materia y la psique se integran por emisor-receptor sensible en condiciones adecuadas.
Los psiconeumones se generan, trasmiten y reciben por ECOS CONCORDANTES sin considerar el espacio, el tiempo y la energía actualmente conocida; son instantáneos y percibidos por un receptor esencial o substancial que capta acciones o hechos de información del pasado, del presente o del futuro.
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