DE OFICINA A OFICINA Ángeles Mastretta México (1949)

 

A las nueve de la noche, Amalia llevaba once horas de trabajo de parto. Tenía la palidez de una hoja en blanco y el cansancio la había dejado en un silencio que sólo interrumpía su respiracion sin rumbo. Entonces su marido llegó de la oficina con la corbata bien anudada y el cabello en paz. Se la quedó mirando, le puso una mano en la mejilla y dijo:
- No te imaginas qué día tan pesado he tenido.

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