Fernando Mires – ANTICOMUNISTAS SIN COMUNISMO
POLIS: Política y Cultura junio 10, 2020
Todo lo que existe genera su negación: la fealdad de la belleza, la estupidez de la inteligencia, el demonio de Dios, la muerte de la vida. Sobre esa realidad construyó Hegel su dialéctica aplicada a la historia, así como Sócrates la había aplicado a la lógica polémica. De un modo parecido, Pablo de Tarso, mucho antes que Hegel, seguidor de Jesús pero también de los griegos, había descubierto la potencia afirmativa de la negación en el campo religioso.
El enemigo paulino es todo lo que niega a la fe en Cristo pero, en tanto la niega, la sostiene como afirmación. Para Pablo una afirmación sin negación carecía de sustento de la misma manera que un “sí” sin un “no” no es un verdadero sí. El amor a Cristo, en el caso de Pablo, estaba sostenido por quienes lo niegan, los anti-cristos.
No hay negación que no busque su afirmación negando otra afirmación. El problema aparece cuando la negación se constituye como negación de una afirmación inexistente. En términos clínicos, esas negaciones vacías pertenecen al espacio de las alucinaciones, de las apariciones, de los fantasmas. Enemigos irreales o de poca monta que, paranoicamente sobredimensionados, sostienen una negación nutrida de figuras históricamente superadas. En algunos casos son alteraciones mentales colectivas que transportan hacia el presente conflictos no superados en el pasado.
No pocos capítulos de la historia universal han sido construidos sobre la base de afirmaciones o negaciones vacías (o sea, sin antítesis constitutiva). Los antimperialistas, por ejemplo, continúan construyendo su discurso en contra de imperios que tuvieron su apogeo en la primera mitad del siglo veinte. O los anti-fascistas en los ex países comunistas quienes asesinaron en nombre del antifascismo a miles de demócratas disidentes. En nombre de un antimperialismo sin imperio y de un antifascismo sin fascistas todo estaba permitido para las dictaduras comunistas. El antifascismo sin fascismo fue - más aún que el marxismo y el leninismo - el soporte ideológico de la URSS y de sus colonias. Hoy ha emergido su contrapartida. Así como hay antimperialistas sin imperio, antifascistas sin fascistas, han aparecido los anticomunistas sin comunismo.
“Un fantasma avanza sobre Eruropa, el fantasma del comunismo”, escribió Marx en su Manifiesto. Ahora el “fantasma del fantasma” ya no avanza tanto sobre Europa sino sobre los inhóspitos territorios ideológicos de América Latina. No pocos habitantes de nuestras Indias Occidentales siguen opiando en el pasado de la Guerra Fría, designando con el estigma de comunismo a todo lo que contradice las alucinaciones de una emergente ultraderecha extremista, surgida durante y después del declive de gobiernos populistas como los de Lula, Cristina, Evo, Correa, y otros.
¿Quiénes son para esas derechas los comunistas? Muy simple: los que rinden honores a la democracia representativa, los que caminan por vías constitucionales, los que no admiran a Bolsonaro ni a Trump. Para esa derecha enardecida, comunistas son también los laboristas ingleses, los socialdemócratas alemanes y escandinavos, los demócratas norteamericanos, amén de todas las feministas, todos los ecologistas, todos los que protestan contra el racismo. Han logrado incluso enmierdar el otrora noble concepto de “progresismo” (partidarios del progreso) convirtiendo al oscurantismo, a la brutalidad física y a la violencia verbal, en virtudes políticas.
Los anticomunistas de ayer, en cambio, lucharon contra enemigos reales. La URSS y sus satélites más China, eran una abierta amenaza al mundo democrático. No obstante - debe decirse alguna vez - no fueron los anticomunistas los que liberaron al mundo del comunismo. En los países comunistas europeos, quienes estuvieron en la primera línea de combate en contra de las diferentes Nomenklaturas fueron seres que habían hecho su experiencia en el propio orden comunista. Los asesores más directos de Valesa eran intelectuales que bien podrían ser hoy calificados como socialdemócratas (Mischnik y Kuron, entre otros). Sindicatos y militantes comunistas disconformes desafiaron a la todopoderosa URSS durante la revolución húngara de 1956 y ellos fueron apoyados por el propio gobierno comunista de Imre Nagy. Alexander Dubcek en Checoeslovaquia, un comunista democrático (sí, democrático) fue el líder de la Primavera de Praga de 1968. En Hungría, el mismo Janos Kadar que había aplastado la revolución de 1956, fue el primero en orientar a la economía de su país hacia el libre mercado, varios años antes de la caída del muro de Berlin.
Algo parecido ocurrió en Europa Occidental. Gracias al “eurocomunismo” encabezado por el comunista italiano (y gramsciano) Enrico Berlinguer, seguido de cerca por el francés George Marchais y el español Santiago Carrillo, fue lograda la emancipación del comunismo occidental con respecto a la URSS. El fin del comunismo soviético nunca habría sido posible sin la (social) democratización de los principales partidos comunistas europeos occidentales.
De la misma manera, imposible habría sido la rebelión en contra del comunismo sin esos intelectuales que, aún usando categorías marxistas, derribaron los cimientos teóricos del marxismo soviético y chino. Ya sea intentando liberar al socialismo de sus deformaciones asiáticas (Rudi Dutschke) o buscando la apertura del comunismo “existente real” hacia espacios democráticos (Rudolph Bahro) o simplemente describiendo la realidad monstruosa del estalinismo como hicieron los españoles Fernando Claudin en la historiografía, y Jorge Semprún en la literatura, todos contribuyeron a desactivar un sistema de dominación que parecía ser invencible. A esa tradición pertenecen también algunos latinoamericanos: Octavio Paz, Teodoro Petkoff, entre otros. En breve, y aunque duela a los anti-comunistas, los actores principales que pusieron fin al comunismo fueron comunistas o simplemente, gente de izquierda. Incluso, la caída del muro de Berlín fue el resultado de una larga concertación que se dio entre la disidencia democrática del Este y socialistas democráticos del Oeste. La principal figura en la lucha occidental en contra del muro fue el, en ese entonces alcalde de Berlín Occidental, Willy Brandt.
Gorbachov y después Jelzin, quienes asestarían el golpe de gracia a la URSS, no solo fueron comunistas. Fueron, además, el corolario histórico de un largo proceso de disidencias, debates y discusiones que atraviesan la historia del comunismo ruso. El fin del comunismo, ha llegado la hora de decirlo, no fue obra de anticomunistas sino de comunistas y socialistas quienes, liberando su pensamiento y rompiendo con sus propias biografías, se dieron a la tarea de liberar a sus naciones de los estados que las aprisionaban. Ninguno trabajó para los países occidentales y a ninguno se le ocurrió mendigar a los gobiernos de EE UU que invadiera a sus naciones para obtener la libertad.
Frente a esa historia, los anticomunistas sin comunistas de hoy aparecen como lo que son: personajes grotescos, fachos de baja estofa, gente sin principios ni tradiciones. Son los portadores de un anticomunismo de caricatura. El de ellos, a diferencias del anticomunismo democrático de un Churchill, de un De Gaulle, o de un Roosevelt, es un anticomunismo orientado a desprestigiar a las más grandes conquistas democráticas de nuestro tiempo: la democracia representativa, la igualdad racial y de géneros, el respeto a la naturaleza, el estado-social.
No hay nada que justifique hoy un anticomunismo sin comunismo. Casi la totalidad del mundo es capitalista. China es la segunda potencia capitalista mundial y la antigua URSS ha sido transformada en un imperio territorial cuya ideología es una mezcla de eslavismo y cristianismo ortodoxo, como la ha caracterizado el consejero teórico de Putin, Alexander Dugin.
En un nivel económico las contradicciones de nuestro tiempo se dan entre tres formaciones capitalistas: el capitalismo ultra- liberal (EE UU), el capitalismo de Estado (China y su periferia asiática) y el capitalismo social (gran parte de Europa Occidental). Hay, por cierto, países periféricos que se autodenominan socialistas o comunistas (Corea del Norte, Cuba) pero no son más que órganos atrofiados de una era industrial dentro de una era digital que continúa avanzando nadie sabe hacia donde. Los hay otros que han tomado del antiguo comunismo o socialismo solo el nombre (algunos países africanos y en América Latina las mafias corruptas que controlan Nicaragua o Venezuela). Para los habitantes de esas naciones, una tragedia. Pero visto desde una perspectiva macro-histórica, son islotes sin relevancia. Ni política ni geopolítica
Solo algo no ha cambiado: la contradicción política (no económica) de nuestro tiempo sigue siendo la misma que comenzó en los orígenes de la historia humana. Esa contradicción es la que existe entre los defensores de la libertad y los partidarios de la opresión, sean estos últimos putinistas o castristas, autocráticos o teocráticos, comunistas o anticomunistas. Contra todos ellos es la cosa.
Entrevista a Orlando Figes. “Lenin enseñó a los países del Tercer Mundo que podían tener una revolución”
Orlando Figes ha escrito libros como La Revolución rusa: la tragedia de un pueblo (Edhasa, 2001), El baile de Natacha: Una historia cultural (Edhasa, 2006), Los que susurran: La represión en la Rusia de Stalin (Edhasa, 2009) y Revolutionary Russia, 1891-1991 (Pelican, 2014). Son obras que combinan la erudición y la habilidad para explicar las grandes transformaciones con la historia de las ideas y el relato de sus consecuencias. “La historia que yo escribo trata de la gente y sus experiencias y de cómo entienden lo que viven”, dice.
HA DESCRITO LA REVOLUCIÓN RUSA COMO EL MAYOR EXPERIMENTO DE INGENIERÍA SOCIAL DE LA HISTORIA. TAMBIÉN HA HABLADO DE SU COMPONENTE MESIÁNICO Y DE QUE LA DEBILIDAD DE LA TRADICIÓN DEMOCRÁTICA RUSA PERMITIÓ QUE ARRAIGARA EL BOLCHEVISMO.
Hay un elemento utópico. Tenía que ver con la idea de Rusia como una tabula rasa o una especie de lienzo en blanco donde los revolucionarios podían proyectar su idea utópica de la transformación humana. Era una tradición del pensamiento revolucionario ruso, importante para los anarquistas y sobre todo para los populistas del siglo XIX. Rusia no estaba desarrollada en el sentido occidental, con instituciones políticas, una sociedad civil y una economía avanzada, pero podía saltar por encima de Occidente y transformarse en una nueva forma de democracia o socialismo. Esto está ya en Alexander Herzen. Parte de ese pensamiento utópico tiene un aspecto religioso: la idea de que Rusia tiene una misión mesiánica en el mundo, de que debe salvar a la humanidad. El bolchevismo es un movimiento milenarista, que anuncia un paso de la luz a la oscuridad. Encaja con ideas religiosas de justicia social arraigadas en el campesinado ruso, pero también con el pensamiento sobre el papel de Rusia en el mundo, con la creación de una fraternidad universal, como decía Dostoievski en su discurso sobre Pushkin en 1880. Todas estas ideas forman parte de una concepción de la función de Rusia como redentora de la humanidad. Y establecen una relación con la tradición revolucionaria. La idea ortodoxa de presentar Rusia como la nueva Roma que salva al Occidente caído se funde con el comunismo: hay una línea directa que une esa idea ortodoxa de Moscú como tercera Roma con Moscú como sede de la Tercera Internacional, que salvará al mundo con el comunismo. Está unida a lo que podríamos llamar el atraso de Rusia, que ha permitido que los revolucionarios hagan grandes promesas, que los demagogos aprovechen una situación donde hay profundas esperanzas utópicas.
A COMIENZOS DE SIGLO HAY MUCHOS CAMBIOS EN RUSIA. UNO DE LOS PROBLEMAS, HA ESCRITO, ES QUE MIENTRAS EL PAÍS ENTRABA EN EL SIGLO XX, LA DINASTÍA INTENTABA REGRESAR AL SIGLO XVII.
La Rusia anterior a 1917 es una sociedad muy dinámica. Hay un proceso de industrialización, grandes cambios en la estructura social que incluyen una enorme movilidad, una nueva apertura hacia Europa y la llegada de nuevas influencias, una sociedad que presenta demandas sociales y verticales. Al mismo tiempo el zarismo es una ideología muy anticuada que fosiliza la política. Y esto es especialmente acusado con Alejandro III y Nicolás II, que creen que su deber es no ceder ante la opinión pública. Responden a esas fuerzas dinámicas con una política reaccionaria, intentando buscar recursos en la ideología medieval, en el vínculo sagrado entre el zar y el pueblo. Era la peor respuesta al desafío del siglo XX.
CUANDO HABLA DE LA INTELLIGENTSIA CITA A ISAIAH BERLIN, QUE DECÍA QUE UNA PECULIARIDAD DE LOS INTELECTUALES RUSOS ERA LA ADOPCIÓN APASIONADA Y DOGMÁTICA DE LAS IDEAS OCCIDENTALES. Y UNA DE LAS PARTES MÁS IMPRESIONANTES DE LA REVOLUCIÓN RUSA ES EN LA QUE HABLA SOBRE LAS CONDICIONES DE VIDA Y LAS COSTUMBRES DE LOS CAMPESINOS.
En cualquier movimiento democrático o revolucionario es esencial la idea de progreso político que tienen quienes lo lideran. En el caso de la intelligentsia rusa, su programa estaba totalmente tomado de Occidente. Pero imponer prácticas constitucionalistas occidentales no podía funcionar. Y había una gran brecha entre la intelligentsia y las clases políticas y los campesinos, que no eran idiotas atrasados, sino gente que tenía una idea de justicia social totalmente diferente, la cual era además incompatible con el sistema de propiedad. Había una situación paradójica: terratenientes ultrademocráticos, pero con una gran distancia entre ellos y los campesinos. Las ideas de democracia occidental no fueron la solución, o para que lo fueran habría hecho falta un gran periodo de progreso social y reducción de la pobreza, mucho más prolongado que el que finalmente permitió el régimen zarista, con Stolypin, por ejemplo. Y en 1917 esto se ve porque en febrero hay un compromiso con la idea de imponer unos conceptos heredados de la Revolución francesa: libertades políticas, asamblea constituyente, sufragio universal. Todavía no se resuelven problemas básicos: la tierra, el poder, las nacionalidades. No había respuesta, o no lograban dar el salto imaginativo necesario para improvisar un nuevo tipo de democracia. Tendrían que haber llegado a una nueva idea, y eso es pedir demasiado en esa situación.
¿CÓMO SE PODRÍA HABER EVITADO?
En 1917 los comités tomaron el poder muy rápidamente. Se establece una democracia local directa, en comités de obreros y soldados y por supuesto de los sóviets. Estos instrumentos no debían haberse convertido necesariamente en instrumentos de la guerra de clases, que es para lo que los usaron los bolcheviques, o lo que alentaron. Parte de los bolcheviques y de los mencheviques pensaban en una combinación de estructuras de sóviets locales unidas a una forma de parlamento nacional. Quizá, si Lenin no hubiera llegado al poder, habría pasado eso. Por supuesto, no podemos saberlo, pero habría sido un modelo de democracia que habría podido tener más oportunidades para resolver los problemas fundamentales de Rusia sin llegar necesariamente a una dictadura militar.
HA ESCRITO QUE EL ESTADO SOVIÉTICO ERA UNA IMAGEN ESPECULAR DEL ESTADO ZARISTA. TAMBIÉN HA DICHO QUE UNA DE LAS DIFERENCIAS ESTÁ EN QUE EN LA ÉLITE SOVIÉTICA HABÍA UNA MAYOR PRESENCIA DE LA GENTE COMÚN. ¿LO SIGUE PENSANDO?
Depende de lo que estemos diciendo. Cuando Lenin vivía era un Estado revolucionario, algo que nunca fue el Estado zarista. Hasta cierto punto, podrías comparar al partido con la nobleza, en términos de su papel político. Y el Estado soviético, sin duda, no es democrático. Pero el paralelismo no funciona porque nunca hubo un momento en el Estado soviético bolchevique en el que hubiera un modus operandi equilibrado con la sociedad. El elemento similar es que en último término en ambos regímenes, en la relación entre el Estado y el pueblo, la autoridad se basa en la coerción. Pero, aparte de eso, no exageraría el parecido.
HABLA TAMBIÉN DE LOS ELEMENTOS GENERACIONALES: LAS DIFERENCIAS ENTRE LOS REFORMISTAS Y LOS REVOLUCIONARIOS. Y DENTRO DE ESTOS ÚLTIMOS SEÑALA LAS DIFERENCIAS ENTRE QUIENES HABÍAN ESTADO EN EL EXILIO Y QUIENES SE HABÍAN QUEDADO EN EL PAÍS.
Hay una gran diferencia entre lo que podríamos llamar los internacionalistas del partido, que veían Rusia en el contexto europeo y la revolución en un contexto global, que entendían la importancia del apoyo de otros países y que defendían la necesidad de mantener Rusia abierta y de la revolución internacional, y quienes no habían estado fuera. Estos últimos venían a menudo de entornos humildes, y llegaron al poder por la revolución y la guerra civil, que facilitaron que se reclutaran elementos que venían del ejército y de las fábricas, que llegaba de las provincias a la ciudad. Tenían una visión de la revolución mucho más vinculada a una nación y un Estado y eran la gran fuerza en la segunda revolución de Stalin, con el primer plan quinquenal. Son dos facciones fundamentalmente diferentes del Partido, con visiones muy distintas de la revolución. No creo que lo explique todo que hubieran estado en Europa. En 1918, es un pequeño grupo el que ha estado en Europa, pero son un elemento de lo que podemos llamar los viejos bolcheviques. Esa visión internacionalista se vuelve cada vez menor, y sin duda está totalmente destruida en 1937.
ERA, COMO SEÑALARON ALGUNOS REVOLUCIONARIOS, UNA DICTADURA PROLETARIA EN UN PAÍS CAMPESINO.
Según una visión marxista ortodoxa no puedes tener una revolución socialista en un país agrícola: por ejemplo, sería la idea de los mencheviques. Esa visión diría que Rusia necesitaba más tiempo, que la revolución era prematura y que estaba destinada a terminar en una dictadura si no tenía apoyo de las potencias industriales. Desde 1905 Lenin ve la posibilidad de lo que llama una revolución proletaria en un país campesino. La lección que extrae de 1905 es que para ello se necesita neutralizar a los campesinos. Por eso la visión leninista de la revolución se volvió tan influyente en las revoluciones del tercer mundo. No tienes que esperar a que China sea una sociedad industrial. Al mismo tiempo, en la paradoja está implícita la naturaleza del movimiento bolchevique: fue una revolución cultural. Los campesinos que dejaban el campo e iban a minas y fábricas, que a veces volvían a casa para la cosecha o mandaban dinero, adoptaban una idea de hipermodernización. La respuesta al atraso ruso era acabar con el viejo mundo campesino. Y esa era justo la promesa del bolchevismo. Era una especie de ejemplo para esta gente. Podían ver un paralelismo: su propia progresión del pueblo a la ciudad, de la escuela y la industria, la idea de que “no soy un campesino, soy un proletario educado y políticamente consciente” se reflejaba también en la trayectoria del país, que habría pasado de ser un país agrario a un país industrializado moderno. Esto es un elemento central de la revolución cultural. En cierto sentido es una revolución proletaria a lomos de una revolución agraria, que vuelve la revolución agraria contra sí misma: la colectivización es el núcleo; es una revolución contra los campesinos.
LOS BOLCHEVIQUES Y LOS MENCHEVIQUES TENÍAN MUY PRESENTE EL MODELO DE LAS REVOLUCIONES BURGUESAS DEL SIGLO XIX. Y LUEGO LA REVOLUCIÓN RUSA SE CONVIRTIÓ EN EL MODELO DE MUCHAS REVOLUCIONES DEL SIGLO XX.
Todos los revolucionarios se miran en el espejo de otras revoluciones. Los bolcheviques miran a los jacobinos, a 1848, a la Comuna de París, que Engels y Trotski ven como uno de los primeros intentos de comunismo. Es una gran influencia. La revolución es por su propia naturaleza una improvisación. Todo está en el aire, todo es accidental, no hay forma de saber qué ocurrirá después, están buscando desesperadamente ejemplos. Y también persiguen modelos de lo que debe ser un revolucionario, de qué tipo de carácter debe tener. Más adelante, el mundo socialista la ve como una revolución muy exitosa (y podría decirse que lo fue entre 1917 y 1949). La Revolución bolchevique se convierte en un modelo para la revolución. No creo que lo siga siendo, aunque hay elementos de estrategia revolucionaria y terror de Lenin en revoluciones como las islámicas. En particular lo que Lenin enseñó a los países del tercer mundo es que podían tener una revolución. Lo que necesitaban era neutralizar a los campesinos y utilizar los mecanismos del Estado para fabricar una revolución social. El marxismo y la socialdemocracia pensaban que la revolución se basaba en movimientos democráticos. Pero Lenin muestra que en una sociedad atrasada puedes tener una revolución utilizando el Estado para construir una revolu- ción social, desde arriba.
EN LA REVOLUCIÓN RUSA: LA TRAGEDIA DE UN PUEBLO, ADEMÁS DE HABLAR DE LAS TRANSFORMACIONES GENERALES, CUENTA LA VIDA DE VARIOS PERSONAJES, ALGUNOS DE PRIMERA LÍNEA Y OTROS SECUNDARIOS, COMO GORKI, LVOV, SEMENTOV…
El libro lo escribí hace veinte años. Y en esa época quería utilizar figuras secundarias, testigos, porque me parecía que era importante para mi idea de revolución como un acontecimiento, o una serie de acontecimientos, caótico. Me parecía que si me centraba en clases e ideologías, daría una visión excesivamente controlada. La mayoría de la gente vivía la Revolución sin saber qué iba a ocurrir después. Gorki estaba horrorizado por la violencia, aunque él mismo había promovido el movimiento bolchevique, como escritor más influyente entre los trabajadores antes de 1917. Luego fue crítico con la Revolución pero regresó bajo Stalin y apoyó la colectivización. Fue una figura paradójica. En general encontré muchos personajes cuya vida parecía operar según la ley de las consecuencias no deseadas. Intentaban influir en los acontecimientos, pero luego todo salía de otro modo. Eso era lo que quería transmitir. Pero escribí el libro cuando los archivos comenzaban a abrirse. Si empezara este libro ahora –Dios no lo quiera– quizá tendría más posibilidades. Pero sabía que la Revolución rusa era una gran historia que contar. Para mantener la atención del lector, tengo que dar una sensación de inmersión. Hay otros libros que se centraban en elementos más amplios y yo quería hacer algo diferente. Y este fue mi primer intento en esa línea.
HA DICHO QUE DOS DE LOS PROBLEMAS CENTRALES ERAN LA PROPIEDAD Y LAS NACIONALIDADES. ALGUNAS DE ESAS CUESTIONES SERÍAN DECISIVAS EN EL FIN DE LA UNIÓN SOVIÉTICA, Y NO PARECEN DEL TODO RESUELTAS EN LA ACTUALIDAD.
Rusia encuentra difícil aprender a ser una nación federal. Es un Estado posimperial. Muchos nacionalistas rusos y el gobierno parecen creerse en posición de decidir lo que ocurre en Ucrania o al menos Crimea. El imperio ruso entró en crisis y luego fue más o menos rescatado y unido en una versión soviética. La identidad soviética no era una completa entelequia: en cierto modo existía y encontró mecanismos para unir a gente de distintas nacionalidades. Sin duda, se mantenía por medio de la coerción, y países como Georgia y Ucrania querían irse. El legado sigue ahí y sus consecuencias también. Parte de la identidad de Ucrania, los Estados bálticos o Georgia se basa en que no son soviéticos y desde luego ya no forman parte de Rusia. Pero eso también facilita que sean naciones. En Georgia hay un museo de la ocupación. La revolución, parecen decir, fue una ocupación. Se soslaya el hecho de que muchos georgianos desempeñaran un papel muy importante –el mismo Stalin era georgiano–. En Letonia hay museos de la ocupación. Se dice menos que los letones fueron muy importantes en la revolución, y centrales en la toma del palacio. Estos países pueden decir: vamos a construir nuestra identidad postsoviética en oposición a Rusia; aquello era Rusia, ahora estamos liberados. Pero los rusos no pueden hacer eso. Se presenta a los rusos como señores del imperio. Pero también fueron víctimas de su propia revolución, como país, con la diferencia de que ellos no pueden culpar a nadie más. No hay una salida fácil. Por eso el centenario es tan silencioso. No es una historia que les permita ir a ningún sitio, no tiene ningún uso positivo para ellos. Letonia puede celebrar la liberación, Ucrania puede celebrar la independencia. El legado persiste pero la gente que paga son los rusos.
HA ESCRITO QUE LA FORMA EN QUE SE RECORDARÁ LA REVOLUCIÓN SERÍA UNA FORMA DE EVALUAR LA SITUACIÓN DE LA DEMOCRACIA EN RUSIA.
Lo que muestran estas discretas conmemoraciones es que es un asunto divisivo, que no es una historia que se pueda usar. Para ser una democracia, para cuestionar el Estado y su uso de la violencia en casos como el de Crimea, debes tener una idea de lo que es políticamente legítimo. Pero eso es difícil si tu Estado está fundado en la violencia de la Revolución y en cierto sentido esto es lo que ocurre en Rusia. En 1991 el régimen colapsó, pero no hubo una revolución democrática. El Estado se desmoronó, las élites se marcharon llevándose toda la riqueza que pudieron y rápidamente nuevas élites políticas, en buena medida procedentes de la élite anterior, se hicieron con el poder. El FSB viene del KGB, no hay una gran diferencia. Y eso significa que el Estado de Putin es esencialmente heredero del Estado soviético, en su actitud hacia el poder, hacia el país. Y eso afecta a muchos de los viejos actos reflejos de Rusia, sobre la aceptación de la actualidad o la necesidad de la violencia, el rol protector de la Cheka o el KGB. Para que Rusia se convierta en una democracia debe antes reconsiderar lo que significó la Revolución en profundos términos culturales. No veo que esto vaya a ocurrir. ~
https://letraslibres.com/revista/entrevista-a-orlando-figes-lenin-enseno-a-los-paises-del-tercer-mundo-que-podian-tener-una-revolucion/
DIANA URIBE . Henry Ford. Parte (Grandes Empresarios del Siglo XX)
02. Henry Ford. Parte 2. (Grandes Empresarios del Siglo XX)
Diana Uribe Aristoteles Onassis. Parte 1. (Grandes Empresarios del Siglo XX).
La Venezuela exuberante de Helena Carpio
Venezuela es uno de los países más biodiversos en el mundo. Para que las futuras generaciones puedan conocer la amenazada naturaleza del país, la fotógrafa Helena Carpio sale con su cámara en el hombro...
...para documentar cómo influimos en el medio ambiente. La joven fotógrafa y documentalista es además apasionada montañista, quien formó parte de la primera expedición femenina en conquistar un tepuy.
El medio ambiente debe formar parte del progreso de un país, opina Helena Carpio. Y para ello se enfoca en nuestra relación con la naturaleza: En sus trabajos documenta la belleza de Venezuela, uno de los 10 países más biodiversos en el mundo.
Pero también muestra sus retos, pues el país puede convertirse en uno de los primeros en el mundo en perder sus glaciares, una de las fuentes de agua del país. En sus fotografías y filmes retrata como cambia el paisaje venezolano, y lo hace para las futuras generaciones, que ya no conocerán la naturaleza de Venezuela así como la conoció ella.
Helena apuesta por la ciudadanía y trabajo en equipo, tanto en su trabajo como documentalista como en la montaña: En 2017 formó parte y documentó la primera expedición femenina que conquistó un tepuy.
Mahatma Gandhi pelicula completa
- Título original
- Gandhi
- Año
- 1982
- Duración
- 188 min.
- País
Reino Unido
- Dirección
- Guion
- John Briley
- Música
- Ravi Shankar, George Fenton
- Fotografía
- Ronnie Taylor, Billy Williams
- Reparto
- Productora
- Coproducción Reino Unido-Estados Unidos-India; Columbia Pictures, Goldcrest Films, International Film Investors, National Film Development Corporation of India
- Género
- Drama | Biográfico. Colonialismo. Histórico. Religión. Años 40
- Sinopsis
- Después de defender los derechos de los ciudadanos negros en Sudáfrica, Mahatma Gandhi, considerando que también los hindúes son ciudadanos de segunda clase en su propia tierra, los incita a sublevarse contra el Imperio Británico mediante la doctrina de la no-violencia y la desobediencia civil, liderando el movimiento que llevó a la India, hasta entonces una colonia, a independizarse de los británicos en los años 40. (FILMAFFINITY)
- Posición en rankings FA
- Premios
- 1982: 8 Oscars, incluyendo película, director, actor (Ben Kingsley). 11 nom.1982: 5 Globos de oro: Película extr., director, guión, actor / revelación (Kingsley)1982: 5 Premios BAFTA, incluyendo mejor película y director. 16 nominaciones1982: National Board of Review: Mejor película1982: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor película y actor (Kingsley). 3 nominaciones1982: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor actor (Kingsley). 3 nominaciones
- Críticas
- "De impecable factura, pero no queda en la memoria"Javier Ocaña: Cinemanía
- "Attenborough recupera la épica de otros tiempos gracias a un soberbio trabajo interpretativo"Luis Martínez: Diario El País
- "La majestuosa película de Attenborough es en todos los sentidos de la palabra una epopeya y Ben Kingsley está soberbio como Mahatma Gandhi (...)Martin Chilton: Telegraph
- "De gran alcance, lo mejor es la actuación central de Sir Ben Kingsley; la película siempre merecerá ser vista sólo por esoIan Nathan: Empire
GRAMSCI , Antonio "Enciclopedia Italiana" - Treccani
GRAMSCI , Antonio
(Apéndice II, I, pág. 1075)
Político y escritor. Los estudios llevados a cabo en los últimos años han arrojado nueva luz sobre su biografía y el contenido de su obra. Tras una juventud plagada de dolencias y dificultades económicas, se trasladó a Turín en 1911, gracias a una beca que le permitió matricularse en la universidad, en la facultad de Literatura y Filosofía. Inicialmente se apasionó por los estudios lingüísticos, de la mano del glotólogo M. Bartoli, pero luego se vinculó a los movimientos literarios y políticos más animados de la capital piamontesa. Sus estudios universitarios, sin embargo, se vieron retrasados por frecuentes crisis nerviosas, mientras que finalmente abandonó su título porque estaba cada vez más involucrado en el periodismo militante (en diciembre de 1915 comenzó a trabajar en la oficina editorial de Turín del Avanti!, órgano del Partido Socialista Italiano).
Su actividad periodística atrajo la atención general no solo por la calidad de la escritura, sino también por la profundidad de la investigación cultural. En este sentido, sigue siendo ejemplar la elaboración de un único número escrito en febrero de 1917 en nombre de la Federación de Juventudes Socialistas Piamontesas ( La città futura ), donde originales artículos de teoría y propaganda socialista iban acompañados de escritos de Croce, Salvemini y A. Carlini. . En este período la influencia de Croce y de la polémica antipositivista del idealismo italiano se refleja también en la valoración entusiasta de la revolución rusa de noviembre de 1917, interpretada como "revolución contra el capital"(es decir, contra la versión determinista de la obra de Marx). Con estas orientaciones preparó y dirigió luego el periódico L'Ordine Nuovo después de la guerra , publicado entre mayo de 1919 y diciembre de 1920 con el subtítulo de" Revista semanal de la cultura socialista ". ; al vincularse al movimiento de los consejos de fábrica de Turín, el periódico quiso ser a la vez un instrumento de investigación cultural y un órgano de lucha política. Esta experiencia se colocó, en una perspectiva revolucionaria, a la izquierda del movimiento socialista de la época, pero en armonía con otros fermentos de la cultura italiana de la época como los vinculados al neoliberalismo de P. Gobetti, quien de hecho juzgó positivamente el trabajo del grupo.
En 1921 participó en el Congreso de Livorno que sancionó la escisión del Partido Socialista y la constitución del Partido Comunista; y como órgano del nuevo partido dirigió, de nuevo en Turín, L'Ordine Nuovo , que se convirtió en periódico (en el que también colaboró Gobetti como crítico de teatro). Sin embargo, en los primeros años del nuevo partido su actividad estuvo condicionada por la dirección de A. Bordiga, quien habiendo organizado una fracción nacional antes de la escisión había adquirido una posición de preeminencia, influyendo también en buena parte del grupo de Turín de L'Ordine Nuovo.
Durante este período, en mayo de 1922, antes del golpe fascista, partió hacia Moscú, donde permaneció hasta noviembre de 1923 como representante del partido italiano en el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista. Posteriormente se trasladó a Viena para preparar una nueva serie de L'Ordine Nuovo , que empezó a publicarse, como quincenal, a partir del 1 de marzo de 1924. Poco después fue elegido diputado y pudo regresar a Italia, participando en la lucha contra el fascismo y, dentro del partido, en la acción organizativa necesaria para imponer una línea política diferente a la de Bordighera, que por su extremismo había entrado en rumbo de colisión con las posiciones imperantes en la Internacional Comunista.
La línea de G., que reunió a su alrededor un nuevo grupo de dirección "centrista", prevaleció luego en el III Congreso del Partido Comunista de Italia, celebrado en Lyon en enero de 1926. Unos meses más tarde, sin embargo, sus relaciones con el La Internacional Comunista sufrió un primer defecto, con su iniciativa de escribir una carta alarmada al Comité Central del Partido Bolchevique sobre las divisiones internas dentro de ese partido. Si bien la oposición se equivocó, la carta también contenía reservas sobre los métodos de la mayoría (Stalin-Bujarin), por lo que Togliatti, entonces representante de los comunistas italianos en Moscú, consideró oportuno no remitirla oficialmente. El resultado fue una viva polémica personal entre G. y Togliatti, relevante sobre todo por la insistencia del primero en la necesidad de "
Sin embargo, la precipitación de los acontecimientos en Italia lo distrajo de esta polémica: el 8 de noviembre de 1926, tras las `` medidas excepcionales '' del gobierno fascista contra sus oponentes, G. fue arrestado a pesar de la inmunidad parlamentaria y enviado primero al confinamiento de Ustica y luego en la prisión de Milán para ser remitido, junto con otros líderes comunistas, al tribunal especial para la defensa del estado. En el juicio, celebrado en Roma en mayo-junio de 1928, fue condenado a 20 años de prisión. Destinado, para expiar la condena, al penal de Turi (Bari), permaneció allí hasta diciembre de 1933, cuando por graves motivos de salud fue trasladado primero a la enfermería de la prisión de Civitavecchia y luego, aún detenido, a un residencia de ancianos privada en Formia. Solo en Octubre de 1934 fue admitido en libertad condicional, y sin embargo permaneció en la misma clínica en Formia, no pudiendo reanudar su actividad normal por compromiso de salud. Finalmente murió en la clínica Quisisana de Roma, donde había sido trasladado, bajo vigilancia, desde la clínica Formia.
Su vida en prisión también se había visto amargada por las difíciles relaciones establecidas con el partido que dirigía antes de su arresto. En desacuerdo con la línea política adoptada a fines de 1929 bajo la presión del Komintern, en ese momento luchando no solo con el fascismo sino también con la socialdemocracia (definida como '' socialfascismo ''), se encontró en abierto conflicto con la mayoría. de los demás, comunistas detenidos en Turi, lo que le llevó a hacer de su aislamiento la forma exclusiva de su existencia. Esto explica por qué no se cuestionó entonces su situación en los órganos de gobierno que operaban en el exilio, con los que sus relaciones siempre fueron indirectas (con la mediación de su amigo economista P. Sraffa, que trabajaba en Cambridge). Sin embargo, después de 1934, con el
Más allá de los reconocimientos provenientes de sus contemporáneos en el curso de su actividad (Gobetti, Prezzolini, Dorso), su fama está ligada sobre todo a la publicación, después de la guerra, de escritos póstumos. En 1947, la primera edición de Cartas desde la prisión (en 1965 se publicó una edición nueva y más amplia) encontró un gran eco en los entornos culturales más diversos. Siguieron los volúmenes tomados de los `` Cuadernos de la prisión '', en la edición temática: El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce (1948), Los intelectuales y la organización de la cultura (1949), Il Risorgimento (1949), Notas sobre Maquiavelo , sobre política y Estado moderno (1949),Literatura y vida nacional (1950), Pasado y presente (1951). Los escritos periodísticos del período anterior a la prisión se recopilaron luego en varios volúmenes. El orden sistemático elegido en la primera edición de los Quaderni , con la agrupación editorial de las notas Gramscianas por tópicos y temáticas homogéneas, hizo que los contenidos de la obra fueran más inmediatamente accesibles, pero no destacó sus conexiones internas y el hilo conductor seguido por el autor. en su trabajo.
En cambio, esta tarea fue puesta por la edición crítica de los Cuadernos de la prisión , publicados en cuatro volúmenes en 1975, editados por V. Gerratana, según el orden de los manuscritos completos tal como los dejó el autor, pero con un extenso aparato de notas. e índices y con la confirmación de las fuentes utilizadas. Así fue posible seguir el ritmo de desarrollo de la investigación Gramscian a través del primer borrador de notas clavadas en varios cuadernos y luego resumido y en algunos casos desarrollado en el segundo borrador de los cuadernos `` especiales '' de los que el autor pretendía obtener ensayos independientes conectados entre sí, pero no un trabajo orgánico general (como parecía sugerir la primera edición temática).
El punto de partida de la investigación es el orden de las ideas esbozadas en un ensayo sobre la cuestión sureña escrito antes de la detención, con el análisis de la relación ciudad-campo y las alianzas de clases en la sociedad italiana en las primeras décadas del siglo. El análisis amplía y profundiza en el trabajo de los Quadernicon el estudio del papel de los intelectuales en la historia de Italia. Es una investigación compleja y original, porque la noción de '' intelectual '', en su función de coagular la formación de cada bloque histórico, se extiende más allá de los límites tradicionales, en una visión que amplía el concepto mismo de Estado entendido ya no. sólo como una '' sociedad política '', un cuerpo de coacción legal, pero como un entrelazamiento de la sociedad política y la '' sociedad civil '', donde la hegemonía de un grupo social se ejerce a través de las llamadas organizaciones privadas como la Iglesia , sindicatos, escuelas y otras herramientas de dirección cultural.
Este marco teórico, que tiene en su centro el concepto de `` hegemonía '', conduce también a una nueva interpretación de la caída de los municipios medievales y su incapacidad para superar la fase económico-corporativa del Estado, debido al carácter cosmopolita de los municipios medievales. Intelectuales italianos y por la ausencia en ellos de una función popular-nacional. En el Estado moderno, en cambio, el ejercicio de la hegemonía permite a las clases dominantes obtener el consentimiento de las clases subordinadas, tanto con la energía de revoluciones de tipo jacobino como a través de diversas formas de `` revolución pasiva '': con esto término tomado de V Cuoco indica un proceso de revolución-restauración o '' revolución sin revolución '',
El fascismo también es considerado una forma particular de revolución pasiva en este análisis, visto no solo en sus aspectos represivos sino también en sus esfuerzos socio-económicos de modernización en relación al fenómeno del americanismo y el fordismo, otra corriente investigada con constancia analítica en los Cuadernos. . La visión política de una estrategia revolucionaria basada en la transición de la '' guerra maniobrada '' y el ataque frontal a la '' guerra de posiciones '' adecuada a las condiciones de Occidente, donde el ejercicio de la hegemonía se encomienda a la consecución de consensos en todas las articulaciones principales de la sociedad civil.
Vinculada a esta estrategia está la reflexión sobre dos temas recurrentes en los Cuadernos : el problema de la relación entre Maquiavelo y Marx (y la idea de un partido como príncipe moderno surge de esta reflexión) y la perspectiva de un desarrollo del marxismo. como filosofía de la praxis en sus relaciones con el sentido común y con las corrientes culturales del mundo moderno. La estrecha vinculación de estos temas se hace aún más evidente en la sucesión de los manuscritos originales tal y como se reproducen en la edición crítica, en la riqueza de sus implicaciones y en los problemas que dejó abiertos el propio autor. Por eso, son temas que podrían haber servido de estímulo para nuevas investigaciones y, de hecho, se han debatido en profundidad, incluso en otros países.
Las traducciones de la edición crítica de los Cuadernos se han realizado en Francia (París, Gallimard), América Latina (México, Ediciones Era), Alemania (Hamburgo, Argument), Estados Unidos (Nueva York, Columbia University Press). Un testimonio preciso de la difusión del pensamiento de G. en el mundo se encuentra en la Bibliografía Gramsciana presentada en el Congreso Internacional de Formia en octubre de 1989: se registran más de 7000 títulos en 27 idiomas.
Bibl .: N. Matteucci, Antonio Gramsci y la filosofía de la praxis , Milán 1951 (1977 2 ); AUTOMÓVIL CLUB BRITÁNICO. VV., Gramscian Studies (Actas de la conferencia de enero de 1958), Roma 1958, 1969 2 ; E. Garin, Gramsci en la cultura italiana , en La filosofía como conocimiento histórico , Bari-Roma 1959, 1990 2 ; R. Mondolfo, De Ardigò a Gramsci , Milán 1962; G. Tamburrano, Antonio Gramsci , Manduria 1963, 1977 2 ; G. Fiori, Vida de Antonio Gramsci , Roma-Bari 1966, 1989 9 ; AR Buzzi, La théorie politique de Antonio Gramsci, París-Lovaina 1967; J. Cammett, Antonio Gramsci y los orígenes del comunismo italiano , Stanford 1967; P. Togliatti, Gramsci , editado por E. Ragionieri, Roma 1967; G. Galasso, Croce, Gramsci y otros historiadores , Milán 1969, 2ª ed. ampliado en 1977; MA Manacorda, El principio educativo en Gramsci , Roma 1970; A. Paggi, Antonio Gramsci y el príncipe moderno , en 1970; AUTOMÓVIL CLUB BRITÁNICO. VV., Gramsci y la cultura contemporánea (Actas de la Conferencia Internacional de Estudios Gramscianos, Cagliari, abril de 1967), 2 vols., Roma 1967-70; H. Portelli, Gramsci et le bloc historique , París 1972; ML Salvadori, Gramsci y el problema histórico de la democracia, Turín 1972; E. Garin, intelectuales italianos del siglo XX , Roma 1974; N. Badaloni, El marxismo de Gramsci. Del mito a la recomposición política , Turín 1975; Ch. Buci-Gluksmann, Gramsci et l'Etat , París 1975; GC Jocteau, Reading Gramsci: Guía de interpretaciones , Milán 1975; P. Anderson, Las antinomias de Antonio Gramsci , en New Left Review , 100 (1977), págs. 5-78; G. Bergami, El joven Gramsci y el marxismo ( 1911-1918) , Milán 1977; P. Spriano, Gramsci y Gobetti. Introducción a la vida y la obra , Turín 1977; A. Lepre, Gramsci según Gramsci , Nápoles 1978; AUTOMÓVIL CLUB BRITÁNICO. VV.,Política e historia en Gramsci (Actas de la Conferencia Internacional de Estudios Gramscianos, Florencia, diciembre de 1977), vol. i , Informes de prensa , Roma 1977; vol. ii , Informes, intervenciones, comunicaciones , en el mismo 1979; A. Del Noce, El suicidio de la revolución , Milán 1978; F. Lo Piparo, Lenguaje, intelectuales, hegemonía en Gramsci , Roma-Bari 1979; WL Adamson, Hegemonía y revolución: un estudio de la teoría política y cultural de Antonio Gramsci , Berkeley 1980; A. Showstack Sassoon, La política de Gramsci , Londres 1980; JV Femia, el pensamiento político de Gramsci: hegemonía, conciencia y proceso revolucionario, Oxford 1981; AUTOMÓVIL CLUB BRITÁNICO. VV., Readings of Gramsci , editado por A. Santucci, Roma 1986; MA Finocchiaro, Gramsci y la historia del pensamiento dialéctico , Nueva York 1988; N. Bobbio, Ensayos sobre Gramsci , Milán 1990; G. Fiori, Gramsci Togliatti Stalin , Roma-Bari 1991; Bibliografía Gramsciana, editada por JM Cammett, Roma 1991.
GRAMSCI, Antonio
(App. II, I, p. 1075)
Uomo politico e scrittore. Nuova luce sulla sua biografia e sui contenuti della sua opera è stata gettata dagli studi compiuti negli anni più recenti. Dopo una giovinezza afflitta da infermità e angustie economiche, si trasferì nel 1911 a Torino, grazie a una borsa di studio che gli permetteva d'iscriversi all'università, nella facoltà di Lettere e Filosofia. Si appassionò inizialmente agli studi di linguistica, sotto la guida del glottologo M. Bartoli, ma si legò poi ai più vivaci movimenti letterari e politici del capoluogo piemontese. I suoi studi universitari furono però rallentati da frequenti esaurimenti nervosi, mentre rinunzierà infine a laurearsi perché impegnato sempre più nel giornalismo militante (nel dicembre 1915 iniziò a lavorare nella redazione torinese dell'Avanti!, organo del Partito socialista italiano).
La sua attività giornalistica s'impose all'attenzione generale non solo per la qualità della scrittura, ma anche per lo spessore della ricerca culturale. In questo senso rimase esemplare la preparazione di un numero unico redatto nel febbraio del 1917 per conto della Federazione giovanile socialista piemontese (La città futura), dove a originali articoli di teoria e di propaganda socialista si affiancavano scritti di Croce, Salvemini e A. Carlini. In questo periodo l'influenza di Croce e della polemica antipositivistica dell'idealismo italiano traspare anche nella valutazione entusiastica della rivoluzione russa del novembre 1917, interpretata come "rivoluzione contro il Capitale" (cioè contro la versione deterministica dell'opera di Marx). Con questi orientamenti preparò poi e diresse nel dopoguerra il periodico L'Ordine Nuovo, pubblicato tra il maggio 1919 e il dicembre 1920 con il sottotitolo di "rassegna settimanale di cultura socialista"; legandosi al movimento torinese dei consigli di fabbrica il periodico voleva essere sia strumento di ricerca culturale sia organo di lotta politica. Questa esperienza si collocava, in una prospettiva rivoluzionaria, a sinistra del movimento socialista dell'epoca, ma in consonanza con altri fermenti della cultura italiana del periodo come quelli che facevano capo al neoliberalismo di P. Gobetti, che giudicò infatti positivamente l'opera del gruppo.
Nel 1921 partecipò al Congresso di Livorno che sancì la scissione del Partito socialista e la costituzione del Partito comunista; e come organo del nuovo partito diresse, ancora a Torino, L'Ordine Nuovo, diventato quotidiano (al quale collaborò anche, come critico teatrale, Gobetti). Tuttavia nei primi anni del nuovo partito la sua attività fu condizionata dalla direzione di A. Bordiga, che avendo organizzato una frazione nazionale prima della scissione aveva acquisito una posizione di preminenza, influenzando anche gran parte dello stesso gruppo torinese de L'Ordine Nuovo.
In questo periodo, nel maggio del 1922, prima del colpo di stato fascista, partì per Mosca, dove si fermò fino al novembre 1923 come rappresentante del partito italiano nel Comitato esecutivo dell'Internazionale comunista. Successivamente si spostò a Vienna per preparare una nuova serie de L'Ordine Nuovo, che cominciò a uscire, come quindicinale, dal 1° marzo 1924. Poco dopo fu eletto deputato al Parlamento e poté rientrare in Italia, impegnandosi nella lotta contro il fascismo e, all'interno del partito, nell'azione organizzativa necessaria per imporre una linea politica diversa da quella bordighiana, che per il suo estremismo era entrata in rotta di collisione con le posizioni prevalenti nell'Internazionale comunista.
La linea di G., che raccolse intorno a sé un nuovo gruppo dirigente ''centrista'', prevalse poi al 3° congresso del Partito comunista d'Italia, tenuto a Lione nel gennaio 1926. Alcuni mesi dopo però i suoi rapporti con l'Internazionale comunista subirono una prima incrinatura, con la sua iniziativa di scrivere una lettera allarmata al Comitato centrale del Partito bolscevico per le divisioni interne a quel partito. Pur dando torto all'opposizione la lettera conteneva anche riserve sui metodi della maggioranza (Stalin-Bucharin), e per questo motivo Togliatti, allora rappresentante a Mosca dei comunisti italiani, ritenne opportuno non inoltrarla ufficialmente. Ne nacque una vivace polemica personale tra G. e Togliatti, rilevante soprattutto per l'insistenza da parte del primo sulla necessità di "richiamare alla coscienza politica dei compagni russi, e richiamare energicamente, i pericoli e le debolezze che i loro atteggiamenti stavano per determinare".
Il precipitare degli eventi in Italia lo distolse però da questa polemica: l'8 novembre 1926, in seguito ai ''provvedimenti eccezionali'' del governo fascista contro gli oppositori, G. fu arrestato nonostante l'immunità parlamentare e inviato prima al confino di Ustica e poi nel carcere di Milano per essere deferito, insieme ad altri dirigenti comunisti, al Tribunale speciale per la difesa dello stato. Al processo, tenuto a Roma nel maggio-giugno 1928, fu condannato a 20 anni di reclusione. Destinato, per espiare la pena, alla casa penale di Turi (Bari), vi rimase fino al dicembre 1933, quando per gravi motivi di salute fu trasferito prima all'infermeria del carcere di Civitavecchia e poi, sempre in stato di detenzione, in una casa di cura privata di Formia. Solo nell'ottobre 1934 venne ammesso alla libertà condizionale, e tuttavia rimase nella stessa clinica di Formia, non essendo in grado per la salute compromessa di riprendere un'attività normale. Si spense infine nella clinica Quisisana di Roma, dove era stato trasferito, sotto sorveglianza, dalla clinica di Formia.
La sua vita in carcere era stata anche amareggiata dai difficili rapporti stabilitisi con il partito che aveva diretto prima dell'arresto. In disaccordo con la linea politica adottata alla fine del 1929 su pressione del Komintern, allora in lotta non solo con il fascismo ma anche con la socialdemocrazia (definita come ''socialfascismo''), si era trovato in aperto conflitto con la maggioranza degli altri comunisti detenuti a Turi, e ciò lo aveva indotto a fare del suo isolamento la forma esclusiva della propria esistenza. Si spiega così perché la sua situazione non sia stata allora posta in discussione negli organi dirigenti operanti in esilio, con i quali i suoi rapporti furono sempre indiretti (con la mediazione dell'amico economista P. Sraffa, che lavorava a Cambridge). Tuttavia dopo il 1934, con l'abbandono della propaganda sul ''socialfascismo'' e il prevalere della politica di unità antifascista, furono intensificate le campagne di stampa internazionali per chiedere la sua liberazione.
Al di là dei riconoscimenti provenienti dai contemporanei nel corso della sua attività (Gobetti, Prezzolini, Dorso), la sua fama è legata soprattutto alla pubblicazione, nel dopoguerra, degli scritti postumi. Nel 1947 la prima edizione delle Lettere dal carcere (una nuova e più ampia edizione fu pubblicata nel 1965) trovò un'eco vastissima negli ambienti culturali più diversi. Seguirono i volumi tratti dai ''Quaderni del carcere'', nell'edizione tematica: Il materialismo storico e la filosofia di Benedetto Croce (1948), Gli intellettuali e l'organizzazione della cultura (1949), Il Risorgimento (1949), Note sul Machiavelli, sulla politica e sullo Stato moderno (1949), Letteratura e vita nazionale (1950), Passato e presente (1951). In più volumi furono poi raccolti gli scritti giornalistici del periodo pre-carcerario. L'ordine sistematico scelto nella prima edizione dei Quaderni, con il raggruppamento redazionale delle note gramsciane per argomenti e temi omogenei, rendeva più immediatamente accessibili i contenuti dell'opera, ma non metteva in luce i suoi nessi interni e il filo conduttore seguito dall'autore nel suo lavoro.
Questo compito si è posta invece l'edizione critica dei Quaderni del carcere, pubblicata in quattro volumi nel 1975, a cura di V. Gerratana, secondo l'ordine dei manoscritti integrali così come sono stati lasciati dall'autore, ma con un ampio apparato di note e indici e con il riscontro delle fonti utilizzate. È stato così possibile seguire il ritmo di sviluppo della ricerca gramsciana attraverso la prima stesura di note appuntate in quaderni miscellanei e poi riprese e in alcuni casi sviluppate nella seconda stesura dei quaderni ''speciali'' da cui l'autore si riproponeva di ricavare dei saggi indipendenti connessi tra di loro, ma non un lavoro organico d'insieme (come sembrava suggerire la prima edizione tematica).
Punto di partenza della ricerca è l'ordine d'idee abbozzate in un saggio sulla questione meridionale scritto prima dell'arresto, con l'analisi del rapporto città-campagna e delle alleanze di classe nella società italiana dei primi decenni del secolo. L'analisi si allarga e si approfondisce nel lavoro dei Quaderni con lo studio della funzione degli intellettuali nella storia d'Italia. È una ricerca complessa e originale, perché la nozione di ''intellettuale'', nella sua funzione di coagulo della formazione di ogni blocco storico, è allargata oltre i limiti tradizionali, in una visione che estende il concetto stesso di Stato inteso non più solo come ''società politica'', organo di coercizione giuridica, ma come intreccio di società politica e ''società civile'', dove l'egemonia di un gruppo sociale si esercita attraverso le organizzazioni cosiddette private come Chiesa, sindacati, scuole e altri strumenti di direzione culturale.
Questo impianto teorico, che ha al centro il concetto di ''egemonia'', porta anche a una nuova interpretazione della caduta dei Comuni medievali e della loro incapacità di superare la fase economico-corporativa dello stato, per il carattere cosmopolita degli intellettuali italiani e per l'assenza in essi di una funzione popolare-nazionale. Nello stato moderno invece l'esercizio dell'egemonia consente alle classi dominanti di ottenere il consenso delle classi subalterne, sia con l'energia delle rivoluzioni di tipo giacobino sia attraverso diverse forme di ''rivoluzione passiva'': con questo termine mutuato da V. Cuoco viene indicato un processo di rivoluzione-restaurazione o di ''rivoluzione senza rivoluzione'', come quello illustrato nella storia italiana del Risorgimento dove i moderati riescono a esercitare la loro egemonia sul Partito d'Azione.
Una particolare forma di rivoluzione passiva è considerato in questa analisi anche il fascismo, visto non solo nei suoi aspetti repressivi ma anche nei suoi sforzi economico-sociali di modernizzazione in rapporto al fenomeno dell'americanismo e del fordismo, altro filone indagato con costanza analitica nei Quaderni. In questo quadro storiografico trova posto la visione politica di una strategia rivoluzionaria fondata sul passaggio dalla ''guerra manovrata'' e dall'attacco frontale alla ''guerra di posizione'' idonea alle condizioni dell'Occidente, dove l'esercizio dell'egemonia è affidato alla conquista del consenso in tutte le principali articolazioni della società civile.
Legata a simile strategia è la riflessione su due temi ricorrenti nei Quaderni: il problema del rapporto tra Machiavelli e Marx (e sorge da questa riflessione l'idea di un partito come moderno Principe) e la prospettiva di uno sviluppo del marxismo come filosofia della prassi nei suoi rapporti con il senso comune e con le correnti culturali del mondo moderno. La stretta connessione di questi temi risulta ancora più evidente nella successione dei manoscritti originali come sono riprodotti nell'edizione critica, nella ricchezza delle sue implicazioni e dei problemi lasciati aperti dallo stesso autore. Per questo si tratta di temi che potevano servire da stimolo a nuove ricerche e sono stati infatti discussi a lungo, anche in altri paesi.
Traduzioni dell'edizione critica dei Quaderni si sono avute in Francia (Parigi, Gallimard), America latina (Messico, Ediciones Era), Germania (Amburgo, Argument), Stati Uniti (New York, Columbia University Press). Una puntuale testimonianza della diffusione del pensiero di G. nel mondo è nella Bibliografia gramsciana presentata al Congresso internazionale di Formia nell'ottobre 1989: vi sono registrati più di 7000 titoli in 27 lingue.
Bibl.: N. Matteucci, Antonio Gramsci e la filosofia della prassi, Milano 1951 (19772); AA. VV., Studi gramsciani (Atti del convegno del gennaio 1958), Roma 1958, 19692; E. Garin, Gramsci nella cultura italiana, in La filosofia come sapere storico, Bari-Roma 1959, 19902; R. Mondolfo, Da Ardigò a Gramsci, Milano 1962; G. Tamburrano, Antonio Gramsci, Manduria 1963, 19772; G. Fiori, Vita di Antonio Gramsci, Roma-Bari 1966, 19899; A. R. Buzzi, La théorie politique d'Antonio Gramsci, Parigi-Lovanio 1967; J. Cammett, Antonio Gramsci and the origins of Italian communism, Stanford 1967; P. Togliatti, Gramsci, a cura di E. Ragionieri, Roma 1967; G. Galasso, Croce, Gramsci e altri storici, Milano 1969, 2ª ed. ampliata 1977; M. A. Manacorda, Il principio educativo in Gramsci, Roma 1970; A. Paggi, Antonio Gramsci e il moderno principe, ivi 1970; AA. VV., Gramsci e la cultura contemporanea (Atti del Convegno internazionale di studi gramsciani, Cagliari, aprile 1967), 2 voll., Roma 1967-70; H. Portelli, Gramsci et le bloc historique, Parigi 1972; M. L. Salvadori, Gramsci e il problema storico della democrazia, Torino 1972; E. Garin, Intellettuali italiani del XX secolo, Roma 1974; N. Badaloni, Il marxismo di Gramsci. Dal mito alla ricomposizione politica, Torino 1975; Ch. Buci-Gluksmann, Gramsci et l'Etat, Parigi 1975; G. C. Jocteau, Leggere Gramsci: Guida alle interpretazioni, Milano 1975; P. Anderson, The antinomias of Antonio Gramsci, in New Left Review, 100 (1977), pp. 5-78; G. Bergami, Il giovane Gramsci e il marxismo (1911-1918), Milano 1977; P. Spriano, Gramsci e Gobetti. Introduzione alla vita e alle opere, Torino 1977; A. Lepre, Gramsci secondo Gramsci, Napoli 1978; AA. VV., Politica e storia in Gramsci (Atti del Convegno internazionale di studi gramsciani, Firenze, dicembre 1977), vol. i, Relazioni a stampa, Roma 1977; vol. ii, Relazioni, interventi, comunicazioni, ivi 1979; A. Del Noce, Il suicidio della rivoluzione, Milano 1978; F. Lo Piparo, Lingua, intellettuali, egemonia in Gramsci, Roma-Bari 1979; W. L. Adamson, Hegemony and revolution: A study of Antonio Gramsci's political and cultural theory, Berkeley 1980; A. Showstack Sassoon, Gramsci's politics, Londra 1980; J. V. Femia, Gramsci's political thought: hegemony, consciousness and the revolutionary process, Oxford 1981; AA. VV., Letture di Gramsci, a cura di A. Santucci, Roma 1986; M. A. Finocchiaro, Gramsci and the history of dialectical thought, New York 1988; N. Bobbio, Saggi su Gramsci, Milano 1990; G. Fiori, Gramsci Togliatti Stalin, Roma-Bari 1991; Bibliografia gramsciana, a cura di J.M. Cammett, Roma 1991.
POPULAR-desc:Trending now:
-
GV Kicosis | Entrevista con Carlos Raúl Hernández GV Kicosis | Entrevista con Carlos Raúl Hernández GV Kicosis | Entrevista con Carlos Raúl...
-
Laura Isabel Arranz Experta en dolor y dietista-nutricionista del Instituto Aliaga en el Centro Médico Teknon (Barcelona) 09/01/2025 El dol...
-
El uso del término aumentó en un 230% entre 2023 y 2024 "Brain Rot" (Podredumbre mental), elegido término del año 2024 por la Univ...
BUSCAR
SECCIONES
- ASOMADOS AL SIGLO XXI (31)
- BUSCANDO LA SENDA (542)
- CAMBIO CLIMATICO (29)
- CANCIONES FAMOSAS DE CULTO (111)
- CINE EXCEPCIONAL (59)
- DE CULTO (1029)
- DESMITIFICAR (1236)
- DIARIO (22)
- DISONANCIAS DE LA MADUREZ (57)
- DROGAS (5)
- EL DESTINO (11)
- EMPRENDEDORES SOCIALES Y OTROS (2)
- EROTISMO (24)
- ESOTERISMO (12)
- ESPIRITUALIDAD (96)
- ETOLOGIA (4)
- EXCELENTES ESCRITORES (45)
- EXCELENTES PELICULAS (28)
- EXCEPCIONALES PERSONAJES (186)
- FAMOSAS ARTISTAS DEL SIGLO XX (8)
- FAMOSOS CANTANTES DEL SIGLO (6)
- FILOSOFOS SIGLO XXI (11)
- FOTOGRAFIA (13)
- GABRIEL GARCIA MARQUEZ (10)
- GENIOS LITERATURA (54)
- GRANDES ARQUITECTOS DEL SIGLO XX (1)
- GRANDES CRÍTICOS (8)
- GRANDES EMPRESARIOS SIGLO XX (15)
- GRANDES ESCRITORES DEL SIGLO XX (74)
- GRANDES PENSADORES CONTEMPORÁNEOS (128)
- GRANDES PERSONAJES DEL CINE DEL SIGLO XX (20)
- GRANDES PINTORES DEL SIGLO XX (20)
- GRANDES POETAS (44)
- GRANDES TEMAS (144)
- IRREVERENTES (35)
- ITALIA te recuerdo como eras (71)
- IZQUIERDA/PROGRESISMO/CONTESTACION (5)
- JORGE LUIS BORGES (64)
- LEER PARA LA ACCION (16)
- LIBROS DEL SIGLO XX DE CULTO (11)
- LITERATURA (53)
- Los mejores cuentos de todos los tiempos (47)
- MARXISMO (38)
- MINICUENTOS (10)
- MISTICISMO (8)
- NEUROCIENCIA CEREBRO MENTE (103)
- NO DEJES DE VISITAR (12)
- NOSTALGIA (159)
- NUEVAS TECNOLOGIAS (108)
- PARA NO OLVIDAR (84)
- PARIS (70)
- REVOLUCION RUSA (5)
- ROMA DOMA (20)
- SOBRE LOS AÑOS 60 (20)
- SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO (49)
- SOCIEDAD RED (82)
- TEMAS (60)
- TRUMP 2.O (24)
- URBANISMO - GRANDES ARQUITECTOS DEL SIGLO XX (6)
- VERSIONES DEL AMOR (53)