El presidente instrumentaliza el tiroteo en Washington para cerrar aún más el país a la llegada de migrantes. Insinúa que hay que "desnaturalizar" a esos migrantes que sean incompatibles "con la civilización occidental" y pausará la llegada de personas del "Tercer Mundo".
Antònia Crespí Ferrer Washington DC-29/11/2025
Uno de los grandes objetivos de la agenda de Donald Trump en la Casa Blanca es cerrar el país a la migración. Aunque se ha puesto el énfasis en las deportaciones de personas sin papeles, el presidente también ha impulsado otras medidas para cerrar Estados Unidos a la llegada de extranjeros en general. En verano prohibió a los ciudadanos de 19 países incluido Afganistán y Sudán- que viajaran al país. Ahora, a raíz del tiroteo contra dos miembros de la Guardia Nacional, Trump quiere estrechar aún más el cerco.
Después de que uno de los dos reservistas acabara asesinado presuntamente por Rahamanullah Lakanwal, un joven afgano que había colaborado con la CIA en Afganistán, el presidente estadounidense subió aún más el tono contra la llegada de migrantes. En una publicación en Truth Social el jueves por la noche, poco después de que se supiera que la soldado Sarah Beckstrom había fallecido en el hospital, Trump parecía cargar incluso contra los migrantes legales que ya son ciudadanos.
“Desnaturalizaré a los migrantes que socaven la tranquilidad interna y deportaré a cualquier extranjero que sea una carga pública, un riesgo de seguridad o incompatible con la civilización occidental”, escribía el presidente estadounidense, sin detallar cómo y en base a qué criterios lo hará. También anunciaba que pausará “permanentemente” la inmigración del “Tercer Mundo” y que pondría fin a todos los migrantes legalizados bajo la administración de Joe Biden. “Expulsaré a cualquiera que no sea un activo neto para Estados Unidos o que sea incapaz de amar nuestro país”.
Ahora el presidente se vale de un caso aislado para señalar a un grupo muy concreto: los inmigrantes racializados y todos aquellos que no se alineen con los valores de la administración. En el plan ultraconservador Project 2025, del que Trump intentó desvincularse, pero que ahora está cumpliendo al dedillo, hay un trasfondo ideológico basado en el supremacismo blanco cristiano que pretende convertir Estados Unidos en una sociedad que concuerde con la idea de que el país fue fundado como una nación blanca y debería ser así.
Desde que se sucedió el ataque, Trump ya había anunciado otras medidas como la de parar la inmigración proveniente de Afganistán. Algo que en principio ya estaba prohibido desde junio, cuando hizo la travel ban para los 19 países. Un veto que resultaba paradójico, porque desde que Estados Unidos se retiró de Afganistán en 2021, el gran grueso de afganos que han llegado al país ha sido bajo el estatus de refugiado.
Este viernes, el Gobierno estadounidense "ha detenido todas las decisiones de asilo", según ha anunciado el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) tras la orden del Trump de "frenar" la migración de "los países del tercer mundo"
El ataque justo coincide en un momento en el que la administración ha anunciado que quiere limitar a 7.500 el máximo de refugiados que va a recibir el año que viene y que pretende priorizar a las personas blancas de Sudáfrica. La medida, que se dio a conocer antes del tiroteo contra los dos Guardias Nacionales, era un claro guiño al supremacismo blanco estadounidense y forma parte de las campañas de presiones contra el Gobierno sudafricano, acusándolo de permitir un “genocidio” contra los blancos. Así se lo dijo el mismo Trump al presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, cuando lo recibió en mayo en el Despacho Oval.
En los últimos meses, la administración Trump ha incrementado las barreras en los trámites migratorios de todo tipo: ha impuesto una tarifa de 100.000 dólares para las visas H-1B, las que se conceden para los trabajadores altamente cualificados y que se usa más en las grandes tecnologías; congeló por meses las entrevistas para las visas de estudiantes y ha incrementado los requisitos para concederlas; y ha autorizado la revisión de redes sociales para revocar la visa a cualquier persona con posiciones propalestinas. Además, también quiere recortar la vigencia de las visas de los periodistas extranjeros.
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