Guerra de declaraciones entre Noam Chomsky y Slavoj Žižek


El intercambio entre Noam Chomsky y Slavoj Žižek ha tomado una dimensión considerable, muestra de dos corrientes metodológicas divergentes que sin embargo ilustran las contradicciones del pensamiento de izquierda en nuestros días.



A principios de junio, el sitio Open Culture rescató una entrevista radiofónica con Noam Chosmky que tuvo lugar en diciembre del 2012; en dicha entrevista, Chomsky se refierió al trabajo de tres pensadores continentales, los franceses Jacques Derrida y Jacques Lacan, y el esloveno Slavoj Žižek, criticando sus “posturas vacías” infladas con “polisílabos elegantes” que a decir suyo, contribuyen muy poco para “deducir conclusiones, proposiciones empíricamente verificables donde todo va más allá del nivel de algo que puedes explicar en cinco minutos a un niño de doce años.”
La semana pasada, Slavoj Žižek se refirió a las declaraciones de Chomsky durante un panel de discusión en el Birbeck Institute for the Humanities en Londres, abordando el problema de la hegemonía académica y el campo cultural como modelo de tensión de fuerzas muchas veces contrarias. “Bueno, con todo el profundo respeto que tengo por Chomsky, mi primer punto es que Chomsky, que siempre enfatiza cómo uno debe ser empírico, preciso, no solamente exclamar locas especulaciones lacanianas y todo eso… bueno, no creo conocer a ningún sujeto que se equivoque empíricamente con más frecuencia, ¡en sus descripciones, en cualquier cosa!”
Aquí el pensador esloveno hace un recuento de cuando Chomsky defendía a los jemeres rojos, el brutal partido comunista de Camboya, respecto a los cuales escribió textos laudatorios tiempo antes de que en Occidente se conocieran las atrocidades que cometieron a mediados de la década de los 70. “Y cuando luego [Chomsky] se vio orillado a admitir que los jemeres rojos no eran los mejores sujetos en el universo y todo eso, su defensa fue impactante para mí. Era algo como ‘No, con la información que teníamos entonces, yo estaba en lo correcto. En ese punto no sabíamos lo suficiente, así que… ya saben’. Pero rechazo totalmente esta línea de pensamiento.”
Posteriormente Žižek se refirió a la caracterización que hizo Chomsky sobre él, Lacan y Derrida en términos de su influencia en la hegemonía académica. Refiriéndose específicamente a la teoría lacaniana, recordemos que Chomsky declaró: “¿Por qué es influyente?, no tengo la menor idea. No veo nada ahí que deba ser influyente.” Curiosamente, Žižek está de acuerdo, pero no en la manera en que Chomsky esperaría:
A respecto de la popularidad, me molesta un poco esta idea de que nosotros con nuestros profundos sofismas somos realmente hegemónicos en las humanidades. ¿La gente está loca? Quiero decir, siempre somos marginales. No, he aquí lo que es para mí la verdadera hegemonía académica: es brutal. ¿Quién puede obtener puestos académicos? ¿Quién puede obtener becas, presupuesto y todo eso? Nosotros estamos totalmente marginados aquí. Quiero decir, miren mi posición: “Oh, sí, eres esta super estrella en Estados Unidos.” Bueno, ¡me gustaría serlo porque me gustaría tener poder para usarlo brutalmente! Pero estoy lejos de eso. Reacciono así porque hace unos días recibí una carta de un amigo de Estados Unidos, para quien escribí una carta de recomendación, y me dijo “No obtuve el empleo, ¡no a pesar de tu carta sino por culpa de tu carta!” Él tenía un espía en el comité [de selección] y el espía le dijo “Casi lo tenías, pero alguien dijo ‘Oh, si Žižek lo recomienda debe haber algo terriblemente mal con él.’”
Y es que, según Žižek, aunque pueda parecer que los discursos abigarrados (o compuestos de “polisílabos elegantes”, como dijo Chomsky) son la tendencia de las humanidades y que en torno a ellos se conformen los poderes, en realidad “la gran mayoría de las academias”, a decir de Žižek, se componen “de estos grises cognitivistas o historiadores… ustedes no los ven, pero ellos son el poder.” A pesar de eso, el filósofo esloveno dice creer, incluso “muy ingenuamente, en la eficiencia del pensamiento teorético”, pues esos poderes utilizan “diferentes estrategias para contenernos”, es decir, para desactivar y minimizar el impacto del pensamiento teórico. Žižek termina esta intervención diciendo que tal vez en su propia posición “no soy del todo inocente, porque la gente dice sobre mí ‘Oh, ve a escucharlo, es un payaso divertido, blablablá.’ Esta es otra forma de decir ‘No lo tomes en serio’”.
Chomsky pide evidencias
Las anteriores declaraciones del profesor Žižek no pasaron desapercibidas para el doctor Chomsky, quien el fin de semana pasado respondió con un texto, Fantasies, que reproducimos a continuación:
He recibido cierto número de peticiones para comentar en el post “Slavoj Žižek Responds to Noam Chomsky: ‘I Don’t Know a Guy Who Was So Often Empirically Wrong’” (http://www.openculture.com/2013/07/slavoj-zizek-responds-to-noam-chomsky.html).
Lo he leído, con algún interés, esperando aprender algo de él y, dado el título, de hallar algunos errores que debieran ser corregidos –por supuesto que existen virtualmente en cualquier cosa que alcance la imprenta, incluso técnicas monografías académicas, como uno puede ver leyendo las reseñas en las publicaciones profesionales. Y cuando las encuentro o soy informado de ellas las corrijo.
Pero no aquí. Žižek no encuentra nada, literalmente nada, que sea empíricamente incorrecto. Es difícilmente una sorpresa. Cualquiera que afirme encontrar errores empíricos y sea mínimamente serio, aportará por lo menos algunas partículas de evidencia –algunas citas, referencias, cualquier cosa. Pero no hay nada aquí –lo que, me temo, tampoco me sorprende. Me he topado con algunas muestras del concepto de hecho empírico y argumento razonado de Žižek.
Por ejemplo, en la edición de invierno del 2008 de la revista cultural alemana Lettre International, Žižek me atribuye comentarios racistas de Silvio Berlusconi sobre Obama. Lo ignoré. Cualquiera que se las vea con la ortodoxia ideológica está acostumbrado a esta clase de trato. Sin embargo, un editor de la revista Harper’s, Sam Stark, se interesó y le dio seguimiento. En la edición de enero del 2009 reporta los resultados de su investigación. Žižek dice que basó su atribución en algo que leyó en una revista eslovena. Una fuente maravillosa, si de hecho existe. Y, en todo caso, persistió, atribuirme un comentario racista sobre Obama no es una crítica, porque yo pude haber hecho esa declaración como “una caracterización completamente admisible en nuestra lucha ideológica y política”. Permitiré que otros lo decodifiquen. Cuando el periodista/activista esloveno Igor Vidman le preguntó sobre esto, Žižek respondió que lo había discutido conmigo por teléfono y que yo estuve de acuerdo con él: http://www.vest.si/2009/01/31/zizkov-kulturni-boj/ . Por supuesto, pura fantasía.
No es el único caso. De hecho, él nos provee de un buen ejemplo de su práctica en estos comentarios. Según él, yo afirmo que “no necesitamos ninguna crítica de la ideología” –esto es, que no necesitamos a lo que he dedicado enormes esfuerzos por muchos años. ¿Su evidencia? Lo escuchó de algunas personas que hablaron conmigo. Pura fantasía otra vez, pero otro indicador de su concepto de hecho empírico y discusión racional.
Naturalmente, no esperé mucho.
El único ejemplo de Žižek es este: “Recuerdo cuando él defendió esta manifestación de los jemeres rojos. Y escribió algunos textos afirmando ‘No, esto es propaganda occidental. Los jemeres rojos no son tan horribles.’ Y cuando después tuvo que admitir que los jemeres rojos no eran las mejores personas en el universo y todo eso, su defensa fue sumamente impactante para mí. Era eso de ‘No, con la información que teníamos entonces, estaba en lo correcto. En ese momento no sabíamos suficiente, así que… ya saben.’ Pero rechazo totalmente esta línea de pensamiento.”
Žižek no cita nada, pero podemos suponer que se refiere a un trabajo conjunto mío con Edward Herman en la [revista de los] 70 (Political Economy of Human Rights) y nuevamente una década después en Manufacturing Consent, donde revisamos y respondimos a los cargos que aparentemente Žižek tiene en mente. En PEHR discutimos muchos ejemplos de la distinción de Herman entre víctimas valiosas y no valiosas. Las víctimas valiosas son aquellos cuyo destino puede ser atribuído a algún enemigo oficial, las no valiosas son las víctimas de nuestro propio Estado y sus crímenes. Los dos ejemplos principales donde nos enfocamos fueron Camboya bajo los jemeres rojos y la invasión indonesa a Timor del Este en los mismos años. Un largo capítulo está dedicado a cada uno. Estos son ejemplos muy destacables: atrocidades comparables, en la misma región, en los mismos años. Las víctimas de los jemeres rojos son “víctimas valiosas”, de cuyo destino puede culparse al enemigo. Los timoreses son “víctimas no valiosas” porque nosotros somos responsables por sus destinos: la invasión indonesa fue aprobada por Washington y apoyó completamente las peores atrocidades, descritas como “genocidas” por una posterior investigaciones de las Naciones Unidas, pero con amplia evidencia ya en el momento, como documentamos. Mostramos que en ambos casos habían extraordinarias mentiras, en una escala que habría impresionado a Stalin, pero en direcciones opuestas: en el caso de los jemeres rojos, vasta fabricación de supuestos crímenes, reciclaje de cargos luego de que se revelaran falsos, ignorando la evidencia más creíble, etc. En el caso de los timoreses, en contraste, sobre todo silencio, o tal vez negación.
Por supuesto, los dos casos no son idénticos. El caso de los timoreses es incomparablemente más significativo, porque las atrocidades pudieron haber llegado a su fin fácilmente, como finalmente sucedió en septiembre del 99, meramente por una indicación desde Washington de que el juego se había terminado. En contraste, nadie tenía ninguna propuesta sobre lo que había que hacer para terminar con las atrocidades de los jemeres rojos. Y cuando una invasión vietnamita los llevó a su fin en 1979, los vietnamitas fueron duramente condenados por el gobierno y los medios, y castigados, y los EU automáticamente convertidos en apoyos militares y diplomáticos para los jemeres rojos. En ese punto los comentarios virtualmente cesaron: los camboyanos se habían convertido en víctimas no valiosas, bajo el ataque de sus torturadores de los jemeres rojos apoyados por Washington. De manera similar ellos habían sido víctimas no valiosas antes de la ofensiva de los jemeres rojos en abril del 75 porque estaban bajo el siniestro ataque de los Estados Unidos en el más intenso bombardeo de la historia, al nivel de todos los Aliados bombardeando el escenario del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, dirigidos contra la indefensa sociedad rural, siguiendo las órdenes transmitidas por Henry Kissinger: “todo lo que vuele sobre todo lo que se mueva.” Naturalmente poco se dijo de su destino miserable, entonces o incluso hoy.
Los académicos de Camboya han resaltado que han habido más investigaciones sobre Camboya entre 1975 y 1978 que en todo el resto de su historia. De nuevo, no es sorprendente, dada la utilidad ideológica del sufrimiento de las víctimas valiosas, otro tópico que discutimos.
En estos libros y en algún otro lugar hemos compilado extensa documentación demostrando que el patrón es de hecho normal: Camboya bajo los jemeres rojos (pero de manera crucial, no antes o después) y Timor del Este constituyen particularmente dramáticos ejemplos. También observamos que el patrón no puede ser percibido, dando muchos ejemplos y ofreciendo las explicaciones obvias.
Lo que escribimos sobre el caso vastamente más importante de Timor del Este, ahora y desde entonces, ha sido virtualmente ignorado. Lo mismo es cierto sobre lo que nosotros y otros han escrito sobre Camboya durante los periodos en los que eran víctimas no valiosas, bajo ataque de los EU. En contraste, una industria considerable ha sido creada, y mucha histeria, buscando encontrar algunos errores en nuestra revisión de la evidencia sobre Camboya bajo los jemeres rojos y sobre nuestro tratamiento –hasta ahora, sin éxito. Estoy seguro de hablar por Ed Herman al decir que estaríamos complacidos de hacerlo reimprimir justo ahora, junto con mucho del trabajo mucho más importante sobre las víctimas no valiosas, justo como estuvimos complacidos en revisar los hechos y la tormenta de críticas una década después.
No es de sorprender que no se hayan encontrado errores. Hicimos poco más que revisar lo que había en imprenta, aclarando –como nota uno de los comentadores que Žižek cita– que “nuestra principal preocupación aquí no es establecer los hechos en relación a la Indochina de posguerra, sino investigar su refracción a través del prisa de la ideología occidental, una tarea muy distinta”, y una mucho más simple. Escribimos que no podíamos saber cuáles eran los hechos reales, pero sugerimos que los comentadores se ajustaran a la verdad, y que prestaran atención al material documental y a los más calificados observadores, en particular sobre las conclusiones que citamos sobre el Departamento de Inteligencia de los Estados Unidos, reconociendo que es la fuente con mayor conocimiento de causa. Más allá de ello, el capítulo fue cuidadosamente leído por los principales académicos de Camboya antes de su publicación. Así que la falta de errores no es una gran sorpresa.
De mucho interés general es el hecho de que, hasta este día, aquellos quienes están completamente imbuidos en la publicidad occidental adhieren religiosamente a la doctrina prescrita: un espectáculo de gran indignación acerca de los años de los jemeres rojos y nuestro preciso reporte de la información disponible, junto con ríos de falsificación; y silencio acerca de los casos vastamente más significativos de Timor del Este y Camboya bajo ataque de EU, antes y después de los años de los jemeres rojos. Los comentarios de Žižek son una ilustración perfecta.
Como el lector puede fácilmente determinar, Žižek no provee la menor evidencia que apoye sus acusaciones, sino que simplemente repite lo que probablemente ha oído –o acaso leído en una revista eslovena. No menos interesante es el asombro de Žižek de que utilizáramos los datos que teníamos disponibles. Él “rechaza completamente” este procedimiento. No es necesario comentar un énfasis que le da a la irracionalidad una mala fama.
El recordatorio de los comentarios de Žižek no tienen relación con nada que yo haya dicho o escrito, así que voy a ignorarlos.
La pregunta sigue siendo por qué tales actuaciones son tomadas en serio, pero voy a ponerla de lado igualmente.
Noam Chomsky.
Con información de Open Culture y ZNet.

Publicar un comentario

0 Comentarios