MADRID ESPAÑA 1964 25 AÑOS DE PAZ Cesar Bobis y Carlos Oroza

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  1. Rol de la iglesia católica

A partir de 1945 el catolicismo tomó el mando de los asuntos estudiantiles y políticos, convirtiéndose así en la religión por excelencia. Posteriormente influenciaron los medios de comunicación, el comercio y otros ámbitos públicos y privados.


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Los Sirex triunfaban con Si yo tuviera una escoba y Conchita Velasco con su Chica Ye-Ye



La revista abordaba con todo lujo de detalles lo que ya despuntaba como una industria destinada a mover millones de dólares.

SELLOS DE ESPAÑA 1964 

Fecha emisión: 24 marzo 1964 - Pintor Joaquin Sorolla. El botijo, Boyero castellano, Tipos manchegos, Pescadora valenciana, Autorretrato, El encierro, Yaún dicen, Niños en la playa, Sacando la barca, Grupa valenciana.
SELLOS ESPAÑA 1964 - PINTOR JOAQUÍN SOROLLA - 10 VALORES

1964: La moda toma vuelo


Edición de ‘Forbes’  del 1 de julio de 1964...
























La primera es la conmemoración de los veinticinco años de Paz en 1964: Fraga puso en marcha una gigantesca campaña propagandística para conmemorar los veinticinco años de paz en España, presentados como una victoria del régimen de Franco. Con un discurso más conciliador se pretendía capitalizar la paz asociándola a las mejoras económicas y sociales que empezaban a percibirse tras más de veinticinco años de miseria.



Tercera etapa (1959-1969)Período de desarrollo económico.
Se realizó una apertura del comercio y se volvió a dar importancia a la industria. En 1959 se lanzó el plan de estabilización para realizar una apertura económica. A pesar de que el régimen era autoritario y que estaban prohibidas todas las expresiones políticas que no estuvieran enmarcadas bajo en partido de “La Falange”, durante este período comenzaron a surgir las primeras manifestaciones opositoras. La estabilidad económica y social llegó de la mano del plan de estabilización en 1959, pero políticamente no ocurrió lo mismo. La clase media elevó sus ingresos y su estatus de vida mejoró, aunque todo esto ocurrió 20 años más tarde que en el resto de Europa Occidental.


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La victoria soñada por Franco
La suerte quiso que todo saliese como el Caudillo había soñado. Franco necesitaba dar signos de fortaleza después de que hubiera tenido que lidiar con los rumores, tanto en España como en el extranjero, de que su salud se encontraba seriamente perjudicada. Y, además, tras observar que la celebración de los XV Años de la Paz, en la que fue condecorado, no había dejado mucho rastro en los ciudadanos.

Franco «jugó» la Eurocopa del 64
El capitán de España, Olivella, con el trofeo
(...)
Pocos días antes del encuentro aún se dudaba de que Franco fuese a acudir al partido, por temor a tener que entregar el trofeo al capitán del equipo soviético, representante del gigante comunista. Muy parecido a lo que le había ocurrido a Hitler en los Juegos Olímpicos de Munich (1936), tras las victorias del atleta negro Jesse Owens. Pero decidió ir y la suerte quiso que todo saliese como el dictador había soñado. Era una oportunidad única para el régimen franquista de dar un golpe al «enemigo» comunista y Franco quería su ovación.
El camino hasta la gloria
La entrada en el Santiago Bernabéu de Franco fue apoteósica. Le acompañaba, además de su esposa, Carmen Polo, el vicepresidente Agustín Muñoz Grandes, precisamente el hombre que había ido al frente de la División Azul a combatir a los bolcheviques. Y cuando aparecía la figura del Caudillo, las 120.000 personas que llenaban el estadio le recibieron con fuertes gritos de ¡Franco, Franco, Franco!

Franco «jugó» la Eurocopa del 64


España celebra el gol de Pereda, en el minuto 6

(...)Era el minuto 84. Y Franco ya podía respirar tranquilo: «Esta victoria se la ofrecemos en primer lugar al Generalísimo Franco, que ha venido esta tarde a honrarnos con su presencia y animar a los jugadores, quienes han hecho lo imposible por ofrecer al Caudillo y a España este sensacional triunfo», dijo Olivella tras recibir la copa de Franco. España dominaba Europa por primera vez en su vida… Futbolísticamente hablando.

http://www.abc.es/20120621/archivo/abci-franco-final-eurocopa1964-201206201819.html
1964 Toledo, España, guardia civil con su esposa
En España se estrena con gran éxito la película La verbena de la Paloma, de José Luis Sáenz de Heredia, protagonizada por Concha Velasco y Vicente Parra.





Amador (1964) de Francisco Regueiro con Elsa Zabala, Amparo Soler Leal, Margarita Lozano, Maurice Ronet, María Luisa Ponte ... Tras asesinar a su novia Ana, Amador viaja desde Madrid, donde vivía con su tía, a Guadalajara para reunirse con su familia. Pero en realidad no los soporta, así que se marcha a Torremolinos donde se ve implicado en el asesinato de una extranjera. De todos modos, allí encuentra el verdadero amor, Laura... (FILMAFFINITY) La segunda película de Regueiro y una de las más notables obras de su tiempo, un drama con gotas gruesas de magnífico humor negro que parte de un argumento original y magnífico del director, muy bien llevado a la pantalla, tanto por la elección/interpretación de Maurice Ronet como por la forma de expresarlo (esos monólogos, los pensamientos del protagonista...). Así se construye un drama psicológico sobre un personaje neurótico, egoísta y misógino que nos cae paradójicamente hasta simpático, que es el exponente de la dificultad/¿imposibilidad? de mantener unas relaciones minimamente satisfactorias entre hombre y mujer. Un film extraño y distinto para su época, realmente muy estimable y que debiera estar en cualquier antología del cine español que quiera ser minimamente rigurosa y autocrítica. (Kafka. Filmaffinity)


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Conocí en su apartamento de Madrid a Cesar Bobis me había llevado el periodista Saenz y el poeta Carlos Oroza (Amigos del Cafe Gijon) ;ese día  planificaron realizar  en la Facultad de Letras de la Universidad de Madrid una lectura de las poesías de Carlos Oroza y mas tarde cuando fue prohibida fue la chispa que causaría  una protesta que dio inicio a las primeras manifestaciones universitarias de Madrid de 1964. Cesar Bobis tenia 21 años.


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Carlos Oroza 
(Vivero, 1923 - Vigo, 20 de noviembre de 2015​) fue un poeta español.

Biografía

Fue conocido principalmente por la interpretación y performance de su propia obra. Dicha obra es escasa, frecuentemente reescrita y basada en poemas de versos libres con un gran predominio del ritmo. Es poesía para ser escuchada ya que el poeta se declara a favor de la oralidad considerando a los libros "cementerios de signos".
En los años sesenta se hizo famoso en el ambiente literario-poético gracias a la realización de múltiples recitales por toda España, adscritos en forma y contenido a los de la Generación Beat. Son múltiples las entrevistas que le nombran el Allen Ginsberg español. Francisco Umbral escribió de él que "[Carlos Oroza] era el poeta maldito del café Gijón, el bohemio de los sesenta".
En esa época fundó, junto a Víctor Lizárraga y Victoria Paniagua, la revista Tropos.
Se le otorgó en Nueva York el premio internacional de Poesía Underground.
Después de vivir en Madrid, Ibiza y Estados Unidos residió hasta su fallecimiento en Vigo.
Fue galardonado con la medalla de oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid.

Carlos Oroza, que te levantas del suelo
El poeta gallego fallecido en Vigo el pasado sábado fue un superviviente, un cantor de especie única

MANUEL JABOIS
29 NOV 2015 - 

Carlos Oroza, en 1964.



Carlos Oroza vivía de no tener hambre. Manuel Vicent lo recuerda seco como un sarmiento, con la carne pegada a sus huesecillos de ave y sin una peseta en el bolsillo. Pero como no comía, no bebía y lo único que hacía era subirse a las cosas a piar como un pájaro, parecía habitar en un paraíso.


”Yo vivo de mi propia austeridad”, aclaraba el poeta Oroza (Viveiro, Lugo, 1923-Vigo, 2015). En el Café Gijón de los 60 y 70 Oroza no era de los sablistas sino de los dignos. “No se humillaba. Había alguno de esos que te pedían dinero y cuando se lo dabas te insultaban”. Ese dandysmo moral lo demostró la tarde en que Oroza enamoró a una francesa y ella pagó noche en el Hotel Nacional. Cuando estaban en la cama escucharon a través de las ventanas gritos de manifestantes, sirenas de ambulancia, las carreras de los grises y las lecheras bajando por el Paseo del Prado. La francesa se asustó tanto que el poeta tuvo que descorrer la cortina y ver lo que pasaba. Desde allí anunció: “No te preocupes, son cosas de pobres”.

En el Gijón pasaba tanto tiempo que parecía un mueble más. Para Vicent tenía un estatus fijo en el café como el de la Sandra, que decía ser hija de Negrín. Cuando alguien de provincias entraba deslumbrado al Gijón y le preguntaba a ella si era poeta, la Sandra les contestaba que era puta. El verdadero poeta, sin embargo, conseguía hacerse pasar por sombra hasta que saltaba sobre alguna mesa y ponía el café a temblar: “¡Dejad que el trigo crezca en las fronteras!”.

Oroza resolvió su vida entre misterios transparentes. Nadie sabe cómo acabó en Madrid, ni por qué desapareció un día para regresar a Galicia. Abominó siempre de la palabra escrita y no quería verse en libros. Sus poemas circulaban por las facultades de Filosofía y Políticas, por los cafés literarios, por las calles, porque la gente los memorizaba de su boca, no porque los leyese. Rafael Cid transcribe en la revista Ollaparo unos versos dedicados a José Antonio Primo de Rivera que los estudiantes coreaban con furia: “Los hijos de Juan Ramón Cireda S.A. / mataron al padre a puñetazos y lo vistieron de payaso / Las hienas lo hubieran devorado / pero la ley tiene un servil descaro y lo metió en el tren de la ternura / Lo unieron al paso de los otros”.

A Oroza lo trataron en Madrid el pintor José Luis Fajardo y su hermano Julio. Con el pintor llegó a vivir tres meses en su piso de Doctor Fleming. Un verano se fueron los tres a Canarias. Esas semanas calurosas los pasó Oroza subido a lo alto de las palas de los tractores recitando sus poemas, parando las calles, agitando multitudes. Nativel Preciado era la musa del poeta, dice Fajardo. También lo escribió Vicent en el prólogo a un libro de Preciado: “Había que ser progresistas a toda costa aquellos años cuyas noches olían a gas de almendra y para eso se utilizaba el eje del café Gijón, Oliver, Carrusel, Bourbon, Piccadilly y en esos santuarios había periodistas que estrenaban barba, poetas que tomaban coñac con media tostada, pintores que ladraban a cuatro patas. Entre ellos un vate maldito con rasgos de bereber reinaba abriendo su sombra en el humo: Carlos Oroza recitaba yambos contraculturales y fue el quien consagró a Nativel Preciado como musa de aquellas barras y veladores donde la libertad era un pepito de ternera compartido con Marcuse. “Nati… Nativel… Vietnamita… Surnamita…” clamaba el bardo mientras en la cocina iba marchando también una de boquerones”.

Por culpa de Nativel a Oroza le partieron la cara. Fue en un recital en el que le cantó a Preciado sus versos: “Nati… Nativel… Vietnamita… Surnamita…”. Entre el público estaba un americano, Rick. Vivía en Madrid con su mujer, Patsy, amante de un famosísimo político español. Rick, al escuchar los “vietnamitas” de Oroza, fue hacia él y lo tumbó de un puñetazo por creer que estaba recitando un poema antimilitarista.

No sólo Preciado fue su inspiración artística. Hace años, ya instalado en Vigo, se enamoró platónicamente de Uliana Semenova, la jugadora soviética de baloncesto que medía 2,13 metros. La convirtió en su musa y la defendía con uñas y dientes: decía que las críticas probaban el mal gusto de la gente, entregada a las barbis sin entender “la belleza guerrera de las walkirias”.

A su amigo Pepín Calaza, vigués y parisino, Oroza le propuso atracar el Banco de España. Le dijo que no por el dinero, que despreciaba, sino porque había soñado que en las cámaras acorazadas se guardaban los mejores vinos del mundo. Años después Calaza, economista y matemático, hizo un informe con Edmond Malinvaud para el Banco de España. En Faro de Vigo contó que terminado el trabajo fue invitado a comer en un salón del banco con Luis Ángel Rojo y Mariano Rubio. Le sacaron botellas de un vino insuperable y Calaza preguntó si era cierto, como había soñado el poeta, que lo guardaban en una cámara acorazada. “Lo guardamos”, contestó lacónico el gobernador Rubio, “en una cámara en la que sólo hay vino y telarañas”.

La primera vez que Calaza vio a Oroza fue en el Gijón: el poeta estaba persiguiendo una aceituna en la barra. Prueba de su relación distante con el dinero fue la invitación de Antón Castro, entonces director del Cervantes en Milán, a dar un recital allí. Castro sabía que Oroza siempre estaba sin blanca, y que el poeta se alejaba de cuestiones terrenales hasta conseguir olvidar el hambre. Con aquel recital un tipo como él podría vivir varios meses. Pero Oroza empezó a poner pegas (el viaje es largo, necesitaba un acompañante para que no se perdiese –le pagaron uno- y en Milán hacía mucho frío –era mayo). Finalmente, rendido, dijo que no iba porque en Milán no había mar y a él lo que le gustaba todos los días era mear en la orilla del océano.

El poeta sin libros, que despreciaba los signos del lenguaje y cantaba como Holderlin, seguía a Withman, a Rimbaud y a Lorca (que era la música pura pero “las dictaduras tienen la afición de matar poetas”), apareció un día en el Gijón con un libro de tapas de acero. Lo recuerda Vicent: “Una cosa que yo no sé cuánto podía valer ni quién se la hizo, una edición de superlujo”. Oroza a duras penas podía levantar su propio libro. En los últimos cuarenta años siguió publicando cosas espaciadas, sueltas; Cabalum, Alicia, En el norte hay un mar que es más alto que el cielo... Es autor de frases que a fuerza de repetirlas se quedan a vivir dentro de quienes las escuchan. Un chamán, resume el periodista Ramón Rozas: “Una pureza ancestral exiliada de cursis contaminaciones, como su poesía”.

Julio Fajardo escribió en Diario de Tenerife que Oroza sucedió demasiado pronto. “Los que se dedicaron a hacer la crónica no habían llegado (…) Si Carlos hubiera asomado en el Madrid de los ochenta habría sido una figura rotunda e incontestable pero, para su desgracia, se adelantó unos veinte años a las cosas que tenía que decir”.

Diez años después de desaparecer desastrado y piojoso del Gijón, Manuel Vicent se lo encontró de golpe en el restaurante Gades de la calle Conde de Xiquena. Oroza llevaba una corbata Hermés, chaqueta de cachemir, zapatos de tafilete y una maleta Samsonite. “Me voy a Milán”, le dijo.

Vicent cuenta que era la única frase que podía salir en ese momento de su boca. Y la única que él podría creerse viéndole las pintas. Fue corriendo al Gijón a dar la nueva: Oroza estaba vivo. Los rumores le colocaron rápidamente enamoriscado de una marquesa. Como con Oroza era casi imposible hablar (recitaba todo el rato, era inconcreto, decía que las respuestas las tenían los bosques, que había que ir a plantar trigo a las fronteras), la sospecha amenazó con quedarse en el limbo, inaprensible como él. Lo cierto es que se casó con una aristócrata de la que se separó no se sabe por qué. Con ella tuvo una hija guapísima que fue a visitarlo a Vigo hace unos años.

Una entrevista en Diario de Pontevedra en 1964 lo sitúa respondiendo a las preguntas con versos de poemas.

-¿Usted qué es?

-Yo soy cliente del hambre y la desdicha. Lo siento, pero digo la verdad: tomé aguardiente y anduve por el lado de las bestias. Y me alimento de mi propia muerte.

En Vigo tenía algunos mecenas, Calaza y su hermano entre ellos. Él no pedía. Cada mes iba a fumar un pitillo al despacho de estos amigos y ellos, cada uno a su estilo, le daba un sobrecito con billetes diciéndole: “Mira, Carlos, una admiradora me dejó una carta de amor para ti”. Le acompañaron hasta el final amigos como su último protector, el editor Javier Romero y familia, que lo cuidaron como si estuviese en su última juventud, y Uxío Novoneyra, hijo de sus grandes amigos el poeta Uxío Novoneyra y su mujer Elba Rei. En la casa del Courel de los Novoneyra vivió Oroza en épocas intermitentes entre los 70 y los 80. En su lecho de muerte el poeta Novoneyra, figura central de las letras gallegas, dejó dicho a su mujer que la casa familiar estaría siempre abierta para Carlos Oroza. El poeta tenía en Elba a su alma gemela; a Branca, hija de los Novoneyra, le encargó su biografía autorizada.

Siguió recitando hasta su fallecimiento y arrastraba gente: llenaba teatros en Galicia y podía llegar a cobrar el espectáculo a 3.000 euros. Hace un año recogió la medalla de oro del Círculo de Bellas Artes. A él se acercó el poeta y periodista Antonio Lucas, y antes de que Lucas dijese nada Oroza le preguntó cuánto podría valer aquel oro. Porque aquella medalla, le dijo, bien podía convertirse en unas centollas que le arreglasen a él un año. Vivía de no tener hambre, pero tampoco había que ponerse histérico.

Pepín Calaza recuerda que Oroza, un alfeñique, decía que era poeta porque no podía ser boxeador. “A mí lo que me hubiera gustado es ser muy fuerte, temido en todas partes y andar arreando leches a diestro y siniestro. Eso de andar repartiendo leches sí que tiene que dar placer”.

Levitó dos veces en Madrid. Una en Gran Vía, a la altura de Chicote. Era de noche y Oroza se elevó unos veinte centímetros ante unos amigos boquiabiertos. La siguiente vez que levitó fue al salir del Café Gijón, acompañado entre otros por Raúl del Pozo. Se levantó del suelo algo más, unos treinta centímetros. “Se asustó mucho. Raúl también se asustó mucho, de hecho ahora niega que Carlos levitase”, dice José Luis Fajardo. En la primera ocasión ocurrió por el repentino golpe de aire del respiradero de la boca de metro, tan violento que levantó al pequeño poeta. En la segunda, por un majestuoso vendaval que casi se lo lleva por los cielos, de ahí el susto morrocotudo. “Carlos debía de pesar veinte, treinta kilos”, resume Fajardo.

De esas dos experiencias viene uno de sus poemas más célebres, que da título a la antología de su obra: Évame (Elvira, 2013).

Parece entonces como si yo y yo
fuésemos dos personas que se
persiguen mutuamente.
Es en la evasión donde está el sentido
de mi propia seguridad.
Oh eva
évame malú
évame malú

Hoy en ferragosto o julio triste
prohibido e inasequible. Solo
Oh eva.
Évame eva.
Évame si me transito.

(…)

Una vez me escupiste cenizas en los
ojos
Y yo te dije
Sigue sigue sigue
Te me adelantas. Tengo miedo. Estás
golpeando al mundo.
Pero tu me das malú – malú – malú
Malú para llegar arriba.

Évame, dice Julio Fajardo, era una contracción de Elévame. “En referencia a una ascensión celestial, como la fuerza que fue capaz de levantar las faldas de Marilyn Monroe”.

Carlos Oroza solía decir con frecuencia: “Todos los hombres de valía tienen algo en la mirada o en la boca”. Ese algo lo tenía él en ambas partes.

https://elpais.com/cultura/2015/11/28/actualidad/1448743496_842141.html


El escritor y tertuliano Francisco Umbral publicó en el año 1972 La noche que llegué al Café Gijón,​ donde expone con su visión personal la vida acaecida en el Café en los años sesenta y setenta.
La popularidad fue creciendo y pronto lo visitaban los escritores internacionales de prestigio; por ejemplo, Truman Capote visita el Café y lo recibe una delegación de escritores.​ Los personajes importantes de Hollywood como son Ava GardnerOrson Welles acompañado de su amigo Joseph Cotten y, sobre todo, el actor británico George Sandersque vivió durante una temporada en Madrid. Su popularidad en aquellos tiempos hacía que muchos que querían ser famosos tuvieran que pasar por las terrazas veraniegas del Gijón. Escenas rodadas en el café Gijón aparecen en la película Los ojos dejan huellas de 1952.(...)

En el año 1963 se procedió a realizar la tercera reforma del local, y esta vez se encargó del proyecto el arquitecto Francisco Iza. La reapertura tuvo lugar el 24 de marzo de aquel año. Una de las novedades de esta tercera reforma sería la conversión de la bodega en restaurante de un apartado existente en el interior. Ya por aquel entonces la sociedad española empezaba a sentir los efectos de la posible transición y se vivían periodos de bonanza económica. La bebida servida ya no era exclusivamente café, y en algunos divanes se empezaba solicitar bebidas de otro tipo a la carta, como eran copas de whisky, vermuts de importación, ginebra inglesa, etc.

"Carlos Oroza, el poeta beat, es otro de los inolvidables. Entre juglar medieval y Ginsberg español, fue durante un tiempo alma del café, donde sus improvisaciones lúdico-líricas eran celebradas por la concurrencia. «Desapareció de pronto sin dejar rastro ni noticia», cuenta un asiduo. «Algunos dicen que ha muerto y que su espíritu se aparece.»

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Carlos Oroza


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Fallece a los 92 años Carlos Oroza, el poeta heterodoxo

Nacido en Viveiro en 1923, fue una figura legendaria en los años 60 y ha muerto el pasado viernes en Vigo

«En el norte hay un mar más alto que el cielo»




«En el norte hay un mar más alto que el cielo»




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LLEGA A SU TIERRA NATAL LA OBRA DEL DESAPARECIDO PINTOR LEONÉS

César Bobis, in memoriam

2003

César Bobis era un artista integral, no pretendía ni alcanzar la fama, ni conseguir dinero. Odiaba el complicado mundo de galeristas y marchantes que rodea la actividad de un pintor. Decía: «El desierto de las galerías o me estremece o me da risa, exponer me trae al fresco». De cualquier forma, en su juventud, cuando apenas contaba con una veintena de años, expuso su obra incipiente en Madrid, Salamanca, Nueva York, Milán... después, el silencio, solamente roto por los susurros que significaron algunas colaboraciones en muestras colectivas realizadas con la intención de conseguir fondos para ayudar a la lucha contra la dictadura. Hoy, cuando están a punto de cumplirse siete años de su temprana muerte (1943-1996), su obra llega a la ciudad que le vio nacer. Su primer destino era la sala Lucio Muñoz, pero imponderables de última hora la obligó a cruzar la calle y presentarse en las salas del Auditorio. La iniciativa ha partido de su viuda, Francisca Aranzuelo, que ya en soledad se planteó con todo entusiasmo llevar la pintura de César Bobis a los lugares que de alguna manera significaron algo en la aventura vital del pintor. Su testamento tiene forma de libro, un espléndido volumen en el que el artista en sus últimos días trató de dejar plasmada su trayectoria como pintor. Con ese catálogo como guía, Francisca Aranzuelo planteó la primera exposición en el madrileño Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde significó una autentica sorpresa y un rotundo éxito. Esto sucedía en 1998. Después vendría otra exposición en Leganés, una más en Salamanca, ahora en León y ya hay planteada una en San Sebastián, lugar donde Bobis estudió el bachillerato. Los primeros pasos serios en la pintura los dio el artista en el estudio de Modesto Llamas Gil y Petra Hernández, cuando apenas contaba con trece años de edad. Recuerda el maestro con cariño la grandes cualidades que Bobis atesoraba y la relación que con él mantuvo durante muchos años: «Cada vez que Bobis venía a León nos visitaba y nos traía alguna obra para que conociéramos lo que hacía». «Las obras de César Bobis -comenta Guillermo Rendueles- nos desvelan el viejo significado de la palabra sabiduría, perspectivas de la realidad que a veces parecen borrosas en nuestras existencias prosaicas. Estas pinturas descubren deseos y realidades que nuestra vida de todos los días encubre en las opacidades de unas existencias banales dominadas por el consenso y la adaptación a lo real». César Bobis enmarcó su obra en varias series: Serie Paseos, Serie Arae, Serie Mesopotamia, Serie Biología... De todas ellas tenemos buena muestra en la exposición que puede verse en el Auditorio. En estos cuadros podemos conocer la evolución de un pintor de enorme sensibilidad e integrado en su tiempo. En sus obras hay citas relevantes al barroco, detalles de enérgico expresionismo, decididas pinceladas abstractas.... y una enorme sensibilidad, una intención poética que resalta sobre todo en sus Acuarelas Blancas, en las que la economía de elementos y la belleza plástica se unen para ofrecernos unas obras llenas de sugerencias. León recupera hoy la memoria de uno de sus hijos, de un hombre que, como dice Luis Aznar, «estaba orgulloso de la calidad de sus obras y cuya única aspiración fue la de pasar, no a la historia sino, sencillamente, a la memoria de sus próximos por la vía del testimonio directo, oral. Esta exposición pretende saldar una deuda que los leoneses teníamos con el pintor y que se resuelve a los siete años de su fallecimiento».

http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/cesar-bobis-in-memoriam_70693.html


22 obras del pintor César Bobis, a la venta en 
Ármaga para financiar a la revista de poesía FAKE
Francisca Aranjuelo, viuda del pintor César Bobis, ha donado 22 obras originales del artista a la asociación cultural que edita la revista de poesía FAKE, con objeto de ayudar a su financiación. Las obras se encuentran a la venta en la galería de arte leonesa Ármaga.
César Bobis (León 1943-Madrid 1996) fue pintor y diseñador gráfico en los años 80, además de catedrático de literatura y cofundador de la Sociedad española de Lingüística.
Formado por el maestro leonés Modesto Llamas Gil, fue ilustrador de revistas (Minerva, del Círculo de Bellas Artes de Madrid, ÁbacoEl Viejo TopoCiudadano y otras), libros (editoriales Akal y Ayuso) y discos.
En su juventud expuso en Nueva York y Milán, Madrid y Salamanca. Pero con 30 años renunció a los circuitos públicos y mantuvo oculta su producción durante 23 años.
Es una pintura de difícil clasificación, con citas relevantes al barroco, a Bacon, detalles de expresionismo y de abstracción.
Por otra parte, FAKE es el nombre de una revista de poesía editada en León desde finales de 2014. Su número inicial se dedicó, in memoriam, a César Bobis, con cuya obra se ilustró la publicación. Por tal motivo, su viuda, Francisca Aranjuelo, donó 22 obras originales del pintor a la asociación cultural que edita la revista, con objeto de ayudar a su financiación.
La asociación cultural FAKE, a su vez, encargó a la Galería de Arte Ármaga, de León, la difusión y comercialización de dicha obra.

Cesar Bobis Zapico 

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ROMANTICA BANDA LOCAL «MEMBRILLO» (CFE-Zafiro, 1980 // ilustraciones carpeta: César Bobis)

Los "25 años de paz" de Franco
El régimen dictatorial de Franco cumplía 25 años, algo que Francisco Franco decidió celebrar por todo lo alto. Precisamente coincidiendo con este aniversario se estrenaba la película de Sáez de Heredia "Franco, ese hombre". Un retrato totalmente adulador y del gusto del dictador.
Fuera de nuestras fronteras se estrenaba la película el oeste de "Por un puñado de dolares". Un director, Leone, que años más tarde rodaría numerosas películas en Almería aprovechando sus decorados naturales. Este 1964 una de las voces (gracias a su grito) más conocidas se apagaba. Johnny Weismuller, el Tarzán más querido moría este año.
http://cadenaser.com/ser/2009/02/07/cultura/1233965829_850215.html

fusilamiento



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