RESUMEN Libro: Ciudades para la gente Autor: Jan Gehl

 

Libro: Ciudades para la gente

Autor: Jan Gehl

1ª Edición original: 2010

1ª Edición en español: 2014 – Editorial Infinito, Argentina


Jan Gehl Hon. FAIA (nacido el 17 de septiembre de 1936, Copenhague) es un arquitecto danés y consultor de diseño urbano con sede en Copenhague, cuya carrera se ha centrado en mejorar la calidad de la vida urbana mediante la reorientación del diseño de la ciudad hacia el peatón y el ciclista. Es socio fundador de Gehl Architects.

Gehl recibió una Maestría en Arquitectura de la Escuela de Arquitectura de la Real Academia Danesa de Bellas Artes (KADK) en Copenhague en 1960, y practicó la arquitectura de 1960 a 1966. En 1966 recibió una beca de investigación del KADK para estudiar «la forma y uso de espacios públicos «; su libro “Life between Buildings” (1971) informa sobre sus estudios sobre la vida pública en espacios públicos y desarrolla sus teorías sobre cómo la planificación y la arquitectura de la ciudad influyen en la vida pública. Se convirtió en profesor de planificación urbana en el KADK y fue profesor visitante en todo el mundo. Fue cofundador de Gehl Architects en 2000 con Helle Søholt, ocupó un puesto de socio hasta 2011 y sigue siendo asesor principal.

Como un «joven arquitecto que trabajaba en los suburbios», Gehl se casó con una psicóloga y «tuvo muchas discusiones sobre por qué los arquitectos, arquitectos paisajistas y planificadores no cuidaron más del lado humano de la arquitectura … Mi esposa y yo empezamos por estudiar la frontera entre la sociología, la psicología, la arquitectura y la planificación «.

Influencia

Gehl publicó por primera vez su influyente “Life Between Buildings” en danés en 1971, con la primera traducción al inglés publicada en 1987. Gehl aboga por un enfoque sensato y directo para mejorar la forma urbana: documentar sistemáticamente los espacios urbanos, realizar mejoras graduales y luego documentarlos nuevamente.

El libro “Public Spaces, Public Life” de Gehl describe cómo esas mejoras incrementales han transformado Copenhague de ser una ciudad dominada por automóviles a ser una ciudad orientada a los peatones a lo largo de 40 años. La zona libre de automóviles Strøget de Copenhague, una de las áreas de compras peatonales más largas de Europa, es principalmente el resultado del trabajo de Gehl.

Gehl participa y asesora en muchos proyectos de diseño urbano y públicos en todo el mundo. En 2004 llevó a cabo un importante estudio sobre la calidad del ámbito público en Londres, encargado por la Central London Partnership and Transport para Londres, y apoyó a la ciudad de Wakefield y la ciudad de Castleford en el desarrollo y la entrega de mejores espacios públicos, como parte de una iniciativa conocida como «El Proyecto Castleford».

En 2007-08 fue contratado por el Departamento de Transporte de la ciudad de Nueva York para reimaginar las calles de la ciudad de Nueva York mediante la introducción de diseños para mejorar la vida de los peatones y ciclistas. El DOT utilizó el trabajo de Gehl para «informar directamente» la implementación de sus nuevas políticas y proyectos de planificación urbana y diseño.

Gehl también ha influido en Australia y Nueva Zelanda, donde preparó estudios de vida pública para los centros de las ciudades de Melbourne (1994 y 2004), Perth (1995 y 2009), Adelaide (2002) Sydney (2007), Auckland (2008), Wellington (2004), Christchurch, Launceston y Hobart (2010).

Gehl reconoce a Jane Jacobs como la «abuela de la planificación humanista», que llamó su atención sobre la importancia de la escala humana. «Hace cincuenta años ella dijo: salgan y vean qué funciona y qué no, y aprendan de la realidad. Miren por sus ventanas, pasen tiempo en las calles y plazas y vean cómo la gente realmente usa los espacios, aprendan de eso y úsenlo».

PRÓLOGO DEL AUTOR

JG explica que se graduó como arquitecto en 1960, en plena etapa de eclosión del planeamiento derivado del movimiento moderno, que consideraba a la ciudad como una máquina compuesta por partes separadas de acuerdo a su función y articuladas mediante una red vial para los automóviles.  La tradición histórica de la ciudad orientada al espacio público y la vida urbana, se reemplazó en dicho momento por un modelo de ciudad-máquina en manos de planificadores profesionales y especialistas de tráfico.

La buena noticia, dice JG, es que tras muchos años de investigación se ha demostrado la conexión entre la forma física de la ciudad y el comportamiento humano, lo que ha vuelto a poner a las personas y la vida urbana en el centro del debate urbanístico. JG espera que su libro sirva como contribución a este importante cambio de orientación.

  1. LA DIMENSIÓN HUMANA
    1. La dimensión humana

JG pone de relieve como la dimensión humana del diseño urbano fue minimizada a partir de los años 60 hasta nuestros días. Destaca a la periodista Jane Jacobs y su libro “Muerte y vida de las grandes ciudades” publicado en 1961, como la primera denuncia contra la ausencia de escala humana en los planteamientos del movimiento moderno y el uso del automóvil como eje del nuevo diseño urbano.

Las ciudades de los países más desarrollados han podido evaluar los resultados negativos de estos planteamientos y han ido reaccionando en pos de un urbanismo con mayor preocupación por la gente, pero el panorama es mucho más complejo y desalentador en las grandes ciudades de los países en vías de desarrollo, en los cuales la irrupción del coche no ha tenido contestación y ha dado lugar a megalópolis con enormes dificultades de desplazamiento.  

JG aboga por un planeamiento urbano que haga foco en la dimensión humana de la ciudad, señalando como objetivo cuatro condiciones básicas: vitalidad, sostenibilidad, seguridad y salubridad. Defiende que el coste de incorporar la dimensión humana al planeamiento es muy bajo, y por tanto se trata más de una decisión política que de una cuestión financiera.  

  1. Primero moldeamos a las ciudades, y luego ellas nos moldean a nosotros

En este apartado, JG explica como la construcción de mayores vías para la circulación de coches, sólo consigue que aumente el número de coches y que los atascos permanezcan. Del mismo modo, cuánto mejores sean las condiciones para la circulación en bicicleta, más crece el uso de las mismas. Esta relación la extrapola también a las condiciones de habitabilidad de la ciudad: cuánto mejor es el espacio público, mayor es la vida urbana. Una conclusión que ejemplifica con las transformaciones que han vivido ciudades como Copenhague o Melbourne.

  1. La ciudad como lugar de encuentro

JG defiende el placer de caminar, que va mucho más allá del concepto de circular. En el fondo, de lo que se trata es de concebir la ciudad como lugar de encuentro.

Para ello, diferencia dos tipos de actividades a realizar en la ciudad: aquellas que nos resultan obligatorias (desplazarnos cada día al trabajo, por ejemplo), y aquellas que son opcionales, como pasear o detenernos a tomar un café en una terraza. La posibilidad de realizar estas últimas actividades, define la calidad de un espacio urbano. JG defiende la ciudad como lugar de encuentro, recordando que “el hombre es la alegría más grande del hombre”. Es decir, la mayor atracción de una ciudad es su propia gente.



https://www.clubdelecturas.com/2020/10/26/resumen-de-ciudades-para-la-gente-de-jan-gehl/?v=6e0920aaa21c



https://www.academia.edu/42969867/Ciudades_para_la_gente

El ‘efecto París’: una década de transformación urbana contra el cambio climático

 30/09/2025 |

parís transformación cambio climático

La alcaldesa de París Anne Hidalgo. Fuente: Wikipedia

 

  • La alcaldesa Anne Hidalgo habla sobre las medidas de la capital francesa para dar prioridad a peatones, ciclistas y a la infancia en un encuentro de la Semana del Clima de Nueva York 2025

 

Para la alcaldesa parisina Anne Hidalgo, la batalla contra el cambio climático se gana o se pierde en las ciudades. Por eso, desde que asumió la alcaldía de París en 2014, la lucha contra la crisis medioambiental y la sostenibilidad urbana han sido el eje de sus políticas. Bajo su liderazgo, la ciudad ha experimentado una transformación sin precedentes, logrando que el porcentaje de tráfico de automóviles cayera al 45% desde 1990 y redefiniendo el espacio público para priorizar a peatones, ciclistas y niños.

 

Gracias a sus medidas, el porcentaje de tráfico de automóviles ha caído al 45% desde 1990

 

¿Cómo lo ha conseguido? Con medidas para cambiar el paisaje urbano: entre ellas, la construcción de más de 340 millas de nuevos carriles bici con el Plan Vélo, la eliminación de decenas de miles de plazas de estacionamiento al aire libre, programas como Paris Respire que limitan el tráfico en domingos y festivos o el rediseño de las principales carreteras para dar prioridad al peatón, incluyendo tramos a lo largo del Sena y plazas icónicas como la Bastilla y la Nación.

Además, ha prohibido la entrada en la ciudad de vehículos diésel, con el objetivo de ampliarlo a todos los vehículos de combustibles fósiles para 2030, y ha reforestado la capital: el ayuntamiento dice haber plantado más de 200.000 árboles en la ciudad (aunque hay fuentes que hablan de entre 100.000 y 120.000), y se están creando bosques urbanos cerca de lugares emblemáticos como el Hotel de Ville, Gare de Lyon y la Opéra Garnier.

 

parís transformación cambio climático

Antes y después del cierre de la autopista ribereña de París en 2016. Fuente

 

Transformando la capital francesa

 

“Cuando asumí la alcaldía en 2014, tuve que cerrar patios y escuelas debido a la contaminación atmosférica. Ahora, los niños pueden ir andando a la escuela”, cuenta Hidalgo en un encuentro en el marco de la Semana del Clima de Nueva York 2025 sobre la escalabilidad del cambio urbano, donde ha compartido las dificultades que se ha encontrado en el camino.

El coche ocupa casi el 70% del espacio público urbano, aunque está parado el 90% del tiempo

23/09/2024movilidad e infancia

Foto de Yiwen en Unsplash

 

  • En el escenario actual de crisis medioambiental y contaminación, el transporte y la movilidad juegan un papel fundamental, como nos ha recordado la Semana Europea de la Movilidad

 

En las ciudades, el espacio público tiene más importancia de la que creemos. Cuando este espacio está bien repartido entre las personas y las modalidades de transporte de una ciudad, tenemos un lugar con más equidad social, más seguridad vial, menos ruido y contaminación del aire y una mejor calidad de vida para todos, especialmente para la infancia.

En el escenario actual, marcado por la crisis medioambiental y la contaminación del aire que afecta la salud de los habitantes de las grandes urbes, el transporte y la movilidad juegan un papel fundamental. España es un país especialmente vulnerable al cambio climático, que afecta más severamente a las ciudades: el 26 % de la población española vive en grandes urbes.

Por todo ello, la Semana Europea de la Movilidad se ha celebrado del 16 al 22 de septiembre, este año con el lema “Espacio Público Compartido”. La iniciativa propone medidas para que las ciudades sean un espacio seguro y para la creación de un nuevo espacio público en las ciudades, así como para la adaptación y mitigación al cambio climático.

Jan Gehl: «Los espacios públicos son ahora más populares de lo que lo han sido nunca en la historia de las ciudades»

 05/07/2017 | Urbanismo

 

Pionero en el estudio de la defensa de la calle para la gente, Jan Gehl ha sido uno de los principales impulsores de la escala humana en el diseño de los espacios públicos de las grandes ciudades. Fue el impulsor de la transformación de su Copenhague natal a través de la peatonalización del centro y el uso de la bicicleta, y ha contribuido a sacar los coches del centro de Moscú, Melbourne o Shanghái. En todos sus proyectos ha buscado reorientar el diseño de la ciudad hacia la vida peatonal, el espacio público y la movilidad sostenible.

Como poner a las personas en el centro de las decisiones políticas y urbanas en la ciudad es el punto central de la Nueva Agenda Urbana —y uno de los más importantes de Agenda 2030 de las Naciones Unidas—, es lógico que fuera Jan Gehl el ponente principal en la jornada sobre los nuevos desafíos urbanos organizada hace unos días por ONU-Habitat y el Ayuntamiento de Madrid.

Desquiciados a favor de la invasión y los asesinatos de Trump

 



Manuel Isidro Molina

Venezuela está a las puertas de una agresión militar imperialista por parte de Estados Unidos de América (EEUU). El psicópata senil Donald Trump y sus también brutales subalternos Marco Rubio y Peter Hegseth parecen decididos a bombardear y penetrar militarmente a territorio venezolano. Están asesinando lancheros en el Caribe y comenzaron a matarlos en aguas colombianas del Pacífico, violentando descarada y prepotentemente el Derecho Internacional Humanitario, la Carta de las Naciones Unidas, las propias leyes de EEUU, la legalidad de los países latinoamericanos y el acuerdo como «zona de paz» adoptado por la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC). 

Se trata de una política criminal que ya embadurnó de sangre de los pueblos latinocaribeños, las manos de Donald Trump, ridículo aspirante al degradado «Premio Nobel de la Paz» asociado a los dictados e intereses de la derecha neoliberal occidental que hoy domina el escenario europeo, por cierto, subordinada a EEUU y especialmente a las peripecias de Trump, quien en su demencia se cree rey del mundo.

Sobre la Roma de la Dolce Vita años 60

Aiche Nana 1958 Rugantino striptis

Italia, en las magníficas décadas de 1950 y 1960, una época de lujo, cultura e intriga sin precedentes, experimentó la famosa Dolce Vita. Esta época dorada, impulsada por el milagro económico, revolucionó la vida cotidiana de los italianos, mientras que Roma, la deslumbrante y glamurosa capital, emergió como el epicentro de la elegancia y el escándalo.
En un contexto de ferviente crecimiento económico, la difusión de la radio y la televisión en los hogares y la llegada de automóviles icónicos como el Fiat 500 transformaron radicalmente el tejido social. Sin embargo, fue Roma la que encarnó el espíritu irreprimible de la Dolce Vita, encarnando el lujo y la innovación, convirtiéndose en un símbolo de libertad y diversión.
El escenario principal de esta época, sin duda, fue la Via Veneto, conocida como el «Hollywood del Tíber». Una vía caótica y vibrante que atraía a celebridades y paparazzi, término acuñado y popularizado por la película de Federico Fellini de 1960 «La Dolce Vita», en la que un personaje (interpretado por Walter Santesso) que ejercía esta profesión se apellidaba Paparazzo.
Cafés suntuosos y hoteles de lujo, como el Harry's Bar, se convirtieron en puntos de encuentro de elegancia y caos, animando las noches romanas con fiestas que se prolongaban hasta el amanecer. Pero la Dolce Vita no fue todo brillo y glamour. La chispa de esta época se encendió el 5 de noviembre de 1958 en Trastevere, durante una fiesta privada en el Restaurante Rugantino.
La condesa Olghina Di Robilant orquestó un evento que sacudiría los cimientos de la vida social romana. Un ambiente festivo con celebridades, políticos, artistas y la presencia rebelde de una bailarina turca, Aichè Nana, quien improvisó un impactante striptease, desafiando las rígidas normas sociales de la época. Esta noche épica representó un punto de inflexión, despertando una mezcla de emociones encontradas en la sociedad. Mientras que algunos se sintieron profundamente indignados, muchos encontraron la rebelión de Aichè Nana electrizante. Las fotografías de Tazio Secchiaroli capturaron un momento de transgresión y cambio social, definiendo la atmósfera de aquella época.

El evento representó una sociedad en transición, donde la tradición chocaba con el deseo de libertad y expresión individual. El striptease de Aichè Nana se convirtió en el símbolo de una generación que buscaba la emancipación, sacudiendo los cimientos de la moral de la época. Pero la historia no se apaciguó fácilmente. La bailarina fue juzgada por exhibicionismo, una condena que la llevó a su expulsión de Italia y a la rescisión de su contrato cinematográfico. El Teatro Rugantino, sede del evento, cerró indefinidamente, dejando una huella imborrable en la historia, influyendo incluso en el cine de Federico Fellini, quien se inspiró en él para su famosa película "La Dolce Vita".
A pesar del paso de las décadas, el impacto de La Dolce Vita perdura en el imaginario colectivo. Hoy, al observar las transformaciones urbanas de Trastevere, testimonio de la transformación del tiempo, reflexionamos sobre la importancia de ese período en la evolución social y cultural de Italia. La Dolce Vita fue más que una simple época: fue una revolución cultural, una celebración de la belleza, la elegancia y la libertad. Su legado está grabado en las transformaciones de la sociedad, el arte y la cultura, y permanece como un momento imborrable de lujo, escándalo y búsqueda de la libertad en la vibrante historia de Italia.

Más allá de su época dorada, La Dolce Vita ha dejado una huella imborrable en la historia italiana. El término en sí mismo sigue evocando un estilo de vida libre, dedicado al placer y la belleza. Italia, con su diversidad cultural, su gastronomía inigualable y sus impresionantes paisajes, sigue siendo una tierra que sigue seduciendo y fascinando.
"Dolce Vita Roma, años 60" se refiere a la época de la alta sociedad, el glamour y la decadencia que se desarrolló en Roma a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, popularizada por la película de Federico Fellini La Dolce Vita (1960). Este período se caracteriza por la vida nocturna de la Via Veneto, las estrellas de cine internacionales, los paparazzi, y un estilo de vida de placeres mundanos que la película retrató de forma satírica. 
La película: La Dolce Vita de 1960, dirigida por Fellini y protagonizada por Marcello Mastroianni y Anita Ekberg, se convirtió en un icono cultural y dio nombre a la época. La película explora los excesos y el vacío de la alta sociedad romana, presentando escenas memorables como la de Anita Ekberg en la Fontana di Trevi. 
El estilo de vida: La Via Veneto fue el epicentro de este estilo de vida, atrayendo a la jet set internacional, estrellas de cine y fotógrafos. La frase "dolce vita" pasó a significar una vida de placeres, diversión y glamour, aunque la película también resaltó la superficialidad y decadencia subyacente. 
El impacto cultural: La película introdujo el término "paparazzi" en el lenguaje popular. Además, la imagen de Roma como un lugar de esplendor, decadencia y glamour asociada a este período continúa atrayendo a los visitantes. 

La película, que protagonizó Anita EkbergyMarcello Mastroianni, se estrenó en Roma la noche del 3 de febrero de 1960 en el cine Fiamma que cerró en 2017.   

El estreno oficial de la película se celebró en el Capitolio de Milán el 5 de febrero de 1960 antes de su estreno general en los cines de Italia.

La película de Fellini ganó el premio Palma de Oro en el festival de Cannes, así como un Oscar al mejor vestuario, seguido de decenas de otros premios internacionales.

La Dolce Vita tuvo un gran éxito de taquilla en Europa con más de 13 millones de espectadores en Italia, donde sigue estando entre las 10 películas más vistas del país hasta el día de hoy.

Los New York Times el crítico de cine Bosley Crowther elogió la "estimación brillantemente gráfica de Fellini de toda una franja de la sociedad en triste decadencia y, eventualmente, un comentario fulminante sobre la tragedia de los demasiado civilizados... Fellini tiene un ojo extraño para encontrar el incidente poco convencional y grotesco, el asqueroso y extraño suceso que expone una flagrante ironía"

La película sigue a Marcello Rubini (Mastroianni), un periodista que escribe para revistas de chismes, durante siete días y siete noches en su viaje por Roma dolce vita en una búsqueda infructuosa del amor y la felicidad.La película es mejor conocida internacionalmente por la escena en la que Sylvia (Ekberg) atrae a Marcello a las aguas del Fuente Trevi, una secuencia que hoy está inmortalizada en innumerables souvenirs en Roma.

El 65 aniversario de la película se produce durante el centenario del nacimiento de Mastroianni, fallecido en 1996.


Encontrar La dolce Vita en Roma

por  Chris Cotonú

“Descubra el espíritu superviviente de la película en RomA

Cuando voy a Roma, rara vez extraño una tarde El bar de Harryee. Por mucho que intente alejarme de la verde Vía Véneto, sentado con un po’ de culpa junto a los del almuerzo de negocios y los de toda la alta sociedadFendi , me atrae este afluente y tranquila avenida. Al principio, existe la molesta sensación de que no debería estar aquí. “Creo que es demasiado elegante para me”, mientras veo a la camarera descorchar una botella de champán para el chico de delante (es antes del mediodía). Luego regresa con otra bebida fría, esta vez a mi mesa, y la pone en una posavasos de papel. Tomo un sorbo, enciendo un cigarrillo y veo pasar coches y compradores. Estoy cómodo otra vez. Esas tardes de El bar de Harry son importantes para mí; son parte de una pequeña tradición imaginaria que escenifico con cada visita a Roma: siguiendo los pasos de Marcello Mastroianni en  LA DOLCE VITA.




La película de Fellini se me mostró por primera vez en la escuela, en uno de esos días ingleses grises y húmedos que encienden la imaginación. Las glamorosas escenas de él con su elegante traje negro, deambulando por Via Veneto, bebiendo, fumando y charlando con sus amigos en las terrazas romanas, me dejaron una impresión que me sigue en cada visita. Quería sumergirme en la televisión y sentarme entre ellos, en ese período chispeante y oscilante de Roma. Harry Barra es donde pasa la mayor parte de su tiempo el atormentado periodista del actor, ‘Marcello Rubini’. Creo que también es el primer bar que soñé con frecuentar cuando era adolescente.


El lugar no ha cambiado mucho desde los años 60, y quizás por eso cumplió con esas expectativas de los adolescentes. Las paredes y techos rococó probablemente parecían anticuados ya cuando Mastroianni bebía aquí, con toques de mármol, madera alveolar y turquesa que daban la impresión de estar dentro de un pastel esponjoso. El camarero está impecablemente vestido y a menudo es infeliz, de una manera que me parece absolutamente encantadora. Y su bar parece diseñado para caballeros con esmoquin y mujeres con vestidos de cóctel coqueteando entre sí, pidiendo su ‘habitual’ (sea lo que sea) y llevándolo a la terraza. Si cierro los ojos y me vuelvo hacia la entrada, a veces abarrotada, puedo ver a todas esas personas de la Roma de Fellini cobrar vida: Mastroianni, Paparazzo, Anouk Aimée y los que no lo eran La Dolce Vita pero que frecuentaban el bar durante sus vacaciones, como Truman Capote y Belmondo. Es una escena que intento hacer realidad, cada vez.

En mi primera visita hace muchos años, temí que no cumpliera con esas expectativas; que sería un lugar triste, con un aire de glamour descolorido. Por cierto, no era exactamente su cliente típico. Como estudiante sin un centavo, hice una lista de lugares La dulce viday para Harry, decidí desempeñar el papel al máximo: copiar el look de Mastroianni trayendo un traje negro vintage comprado en eBay para usarlo en la terraza (pensándolo bien, me hace sentir un poco sonrojado). Cuando llegué, tomé asiento, pedí un Bellini – de veinte euros por mucho dinero para un estudiante de – y reservé el resto de mi presupuesto diario suppli, o un sándwich barato del Conadee.

Aparte del sándwich, probablemente fue mi tarde más feliz. Durante una hora pude fingir ser un personaje de mi película favorita, aunque era uno de los extras, o solo había terminado en las escenas. Roma tiene este efecto, al igual que Londres, Nueva York y París. Antes de llegar a estas famosas ciudades, traiga consigo una biblioteca de referencias y, con suficiente imaginación, la ciudad se adapta a esas expectativas, y no al revés. Harry no es el mejor bar del mundo (probablemente ni siquiera sea el mejor bar de Roma), pero evoca el mundo de La Dolce Vita para mí. Finalmente, esa primera visita se vio interrumpida cuando la camarera se dio cuenta de que mi único cóctel duraba sospechosamente. Pero cuando regresé al pequeño albergue de Trastevere, pude escuchar la partitura de Nino Rota (especialmente la obsesiva) Nocturno o maitines) eso suena en mis oídos; y felizmente me he emborrachado por el engaño de todo esto.

A veces me siento culpable por perseguir esa ilusión. Intentar evitar el mundo real y buscar el antiguo en un barrio tan chic y burgués. No hay duda de que el servicio ha sido fantástico desde entonces Harry, y que los cócteles son maravillosos, pero no tienen nada de dinámico. No hay mixólogos galardonados. Resulta que es el escenario de mi película favorita, con una atmósfera que encuentro encantadora. Antes de bajar del autobús al final de Via Veneto, a menudo dudo y me pregunto si no debería ver otro lado de Roma esa tarde; tal vez los cafés de moda en Pigneto de los que oigo hablar, o tener una aventura urbana en Monti. “¿Quién,” creo, mientras miro este camino vacío, con sus boutiques de arquitectura y moda ’30s, “viene aquí durante sus vacaciones romanas?”

Después de realizar una peregrinación a muchos de los lugares de La Dolce Vita, estoy seguro de que es porque nadie me transporta a esa época tan vívidamente como Harryee. Cuando la gente piensa en la película, suele acudir a la Fuente de Trevi, un gran monumento ornamental que te toma por sorpresa de las calles anteriores. Pero quedarse allí a veces es como compartir un iPad con mil personas más. Es un regreso a la realidad. Hay un vistazo rápido; un empujón en tu hombro; alguien que intenta venderte un palo para selfies; y parejas casadas luchando por imponerse en la fuente de Instagram, como si estuvieran decorando un pastel de bodas. En la película, la escena de la Fuente Trevi se filma al anochecer, con Anita Ekberg deslizándose por el agua como un cisne. El triste Marcello va tras ella, en absoluto silencio, como si un hechizo hubiera bloqueado la fuente, deteniéndola con el tiempo. Pero ni siquiera puedo imaginar el silencio mientras estoy allí ahora. Los otros miles de turistas y yo estamos aquí luchando por poseer un momento en el tiempo. Pero muy pocos de ellos compartirán los que creo Harry – esos son míos.

Puede parecer un po’ egoísta, pero descubre el espíritu superviviente de La Dolce Vita en Roma es una obsesión que he tenido desde que lo vi por primera vez cuando era niño, y pocos lugares han conservado su mundo Harry fa. Acercarme a Via Veneto todavía me llena de la misma sensación de asombro juvenil y nervioso que la primera vez (aunque ahora es mucho menos probable que use un traje negro) Cine știe? Quizás lo supere. Tal vez algún día –, cuando ya no esté fascinado por todo el glamour del viejo mundo, o no vuelva a escuchar el piano de Nino Rota al regresar Harry – Finalmente iré a uno de esos nuevos cafés en Pigneto de los que todo el mundo habla.

https://italysegreta.com/it/descubrir-la-dolce-vita-a-roma



Era 1960 cuando se representó en las costas sagradas de la península italiana el llamado “Boom Economico”, un período también llamado “Los años fabulosos ’60®, como en un enorme teatro. ¿estaba Italia realmente experimentando un “boom” económico en ese momento? Muchos lo creyeron, mientras que otros despreciaron esta idea y, en su escepticismo, fingieron creerlo. En realidad, en nuestro país las cosas habían cambiado profundamente; la industria se estaba afianzando a expensas de la agricultura, y los pingui ‘mesatine’ llegaban a los hogares, como los llamaban desde la zona de Terni, lo que permitía al italiano medio vivir una vida po’ más cómoda. Todos se motorizaron, como pudieron, compraron la Vespa, la Lambretta y un po’ más tarde el “quattroruote”, el famoso ídolo “Cinquecento” de los jóvenes de la época y había quienes podían permitirse el lujo del ‘spyder’ rojo. En esta historia mía (verdadera desde la primera hasta la última palabra) cuento o mejor dicho trazo bien un ‘split’ de la sociedadpersonalidades romanas, en el pinar y la playa de Fregene, a pocos kilómetros de Roma, donde yo, junto con mis otros compañeros de la Escuela de Hoteles de Florencia, fuimos enviados a un estudio de trabajo (pero sobre todo de trabajo) ‘stage’. Yo, que venía de la campiña de Mugello, tímido y torpe po’, me encontré en este entorno para mí ‘surreal’ de la costa del Lacio, muy de moda en aquella época, donde los VIP romanos tenían su propia villa, inmersos en el verdor de los pinos. Las villas tenían un aspecto oriental y mágico, y yo, que venía del campo, sentía como si viviera en un cuento de hadas. 


Estoy seguro de que a algunos les parecerá un po’ exagerado. En realidad lo es. Algunos lectores dirán: “¿las megalomanías habituales de Campidori”? No, esta vez no es así e intentaré doblegarte porque. Durante mi primera pasantía de verano, cuando desde muy joven asistí a la escuela de hostelería de Florencia, Aurelio Saffi, un curso de secretaría de cuatro años, me enviaron con otros compañeros a realizar una pasantía ‘’ que duró tres meses y medio (desde el cierre de las escuelas para regresar en septiembre) a Fregene, cerca de Roma. El hotel y conocido restaurante “Villa dei Pini” era, entonces, el lugar más de moda, pero también el más ’chic’ de la costa (Estaba tan de moda que se incluyó en un par de archivos-documentos de la vida nocturna de los nabobs de la época, como “Europa di notte” y otro que no recuerdo el título) (. ¿Fue definitivamente un lugar de reunión VIP, algún nombre de aquel entonces? Por el momento les diré que existía todo el mundo de la política, el cine, la televisión de escritores, dramaturgos, etc., etc. La televisión en blanco y negro (no recuerdo bien el año, pero me parece que era 1960) estaba pasando a primer plano con fuerza y estaba dando cable “para girar” al cine, y de hecho, lo estaba reemplazando. Antes de darles algunos nombres, les diré que muchos de estos personajes se quedaron en Villa dei Pini durante toda la temporada de verano, y los sábados y domingos se agregaron varios otros personajes, que tenían la villa en Fregene, para pasar el sábado por la noche juntos, para jugar juegos de mesa o juegos benéficos.

Elsa Morante y Alberto Moravia


Algunos nombres: los ministros Pella y Scelba (uno de ellos era primer ministro), Alberto Moravia, el escritor, autor de numerosos libros de éxito, el dramaturgo Eduardo di Filippo que había traído a toda la familia (hijo pequeño, niñera, etc.), y luego un gran número de actores, cantantes, cineastas: mencionaré entre otros: Marcello Mastroianni, Mario Riva, el Cuarteto Cetra, Raf Vallone, etc. etc. etc. I, a diferencia de mis compañeros que estaban destinados a ser camareros, yo tuve mucha suerte (por así decirlo) y me asignaron al bar de Villa dei Pini para ser barman. Allí aprendí a preparar muchos cócteles usando coctelera y a preparar muchas otras bebidas ‘à la mode’.  Ahora los recuerdos están un poco desvanecidos, pero todavía muy presentes en mi mente. Habría anécdotas que contar. Uno de los clientes habituales que se sentaba en el bar salón todas las noches, justo delante de mí, era Edoardo De Filippo con su pequeño hijo y una encantadora niñera napolitana, que también era amable. Eduardo, como buen napolitano, quería el café napolitano, el real y lo disfrutaba poco a poco.   Todavía lo tengo ante mis ojos Eduardo, con el rostro surcado por profundas arrugas, con pómulos pronunciados y siempre con la misma expresión semiseria, que sin embargo ocultaba un humor atento e inteligente. Otro ‘guest’ habitual del Hotel Villa dei Pini fue el famoso Mario Riva, sólo faltaba debido a los compromisos (de grabación) de la RAI, el Musichiere; el Cuarteto Cetra, muy famoso en su momento, hizo lo mismo.


Delia Scala, Diana Dei y Mario Riva

¿Los recuerdas? Siempre estuvieron juntos, compañeros inseparables, incluso en Villa dei Pini. Todos los sábados, el “Quartetto” y sus amigos se reunían frente al televisor para ver el programa que grababan durante la semana (luego los programas se aplazaban estrictamente). Otro huésped que vi durante mucho tiempo en el hotel y que tuve como cliente habitual en el bar fue el escritor Alberto Moravia, siempre taciturno, nunca se rió. Hay una anécdota que vincula a esta conocida escritora con una de nuestras doncellas. Tanto éstos como Moravia cojeaban desde una pierna y muchas veces sucedía que ‘cruzaba’ en el restaurante, o en el jardín: uno, por su falta, se doblaba a la derecha y el otro a la izquierda y en ocasiones corrían el riesgo de chocar. Fue realmente cómico, aunque no deberíamos bromear sobre los defectos de la gente

He servido muchos cócteles a Marcello Mastroianni y a muchas actrices que se alojaron en Villa dei Pini. Raf Vallone, junto con un conocido industrial de la pasta, organizaba fiestas sociales y benéficas, que se celebraban por las noches después de cenar. Para que se hagan una idea de la excentricidad de este resort VIP, toda la comitiva del rey de Yemen fue huésped durante un mes (quizás más), incluyendo dignatarios y unas doscientas concubinas, siempre escoltadas de cerca por los soldados del rey con sables desenvainados. Marchaban desde el restaurante, donde tenían una habitación exclusiva, hasta su anexo, todos en fila, con el rostro cubierto excepto los ojos. No frecuentaban el bar; les llevaban todo lo que querían a su lujoso anexo.

A menudo los veía pasar en fila, manteniendo una distancia prudencial, ya que habría sido un peligro para cualquiera que se acercara a las concubinas del rey. Algunas revelaban rostros orientales de cuento de hadas, con ojos verdaderamente encantadores, a través de sus burkas. Algunas eran muy jóvenes, otras más maduras, algunas incluso mayores. Un fotógrafo, reportero de un importante semanario, subió al primer piso del anexo para fotografiarlas para un reportaje que seguramente le habría reportado una buena suma. Fue descubierto de inmediato por uno de estos guardias, quien le cortó un par de dedos de un sable y posteriormente le confiscó la cámara. Vivían en una especie de "isla" territorial diplomática, así que este fotógrafo corría un gran riesgo. El rey, en cambio, se alojaba en un hotel de lujo en Roma, con un pequeño grupo de dignatarios de la corte. El rey era anciano y estaba enfermo,  quizá por haber contraído una de esas enfermedades venéreas, entonces muy comunes en Oriente y Yemen. Un día anunció una visita a su harén y durante el viaje de Roma a Fregene, una vez que llegó a Maccarese (por entonces a las afueras de Fregene), pidió regresar a Roma porque el viaje le parecía demasiado largo.

Ésta y muchas otras anécdotas divertidas me vienen a la mente, como recuerdos de una época despreocupada, como los "fabulosos años 60".

Pablo Campidori