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"Cuando
dejamos un lugar, dejamos en el mismo tiempo, una parte de nosotros mismos.
Esta parte se queda aunque ya no estemos allí. Hay cosas que sólo se puede
encontrar si volvemos a un lugar."
(Pascal Mercier)
(Pascal Mercier)
“Tren de
noche a Lisboa” (Night Train to Lisbon) es una película basada en la novela
filosófica de mismo nombre del escritor suizo Pascal Mercier. En un principio, la novela fue publicada en
Alemán con el título Nachtzug nach Lissabon en 2004, y la versión inglesa se
publicó en 2008. El libro es un
superventas internacional con más de 2 millones de copias vendidas sólo en
Europa. La película también ha cosechado un gran éxito, con buenos comentarios
de la crítica y muchos elogios de la audiencia, excepción en España donde
todavía no se ha estrenado y los críticos que la han visto en distintos
festivales se la cargan de forma unánime. Por tanto he tenido que recurrir a
Internet para bajar la película con subtítulos en español y poder visionarla y…
disfrutarla.
Bille
August, es un director de cine además de guionista y director de fotografía.
Tiene en su haber dos premios Palma de Oro en el festival de Cannes, por “Pelle
el conquistador” y “Las mejores intenciones”, esta última escrita por Ingmar
Bergman; y fue el gran maestro, quien lo eligió a Bille para la dirección del
film. August además realizó “La casa de los espíritus”, basada en la novela de
la chilena Isabel Allende e interpretada también por Irons junto a Meryl Streep
y Glenn Close.
Un profesor
adulto, cuya vida aún no tiene definida, se sube en la estación del olvido a un
tren con destino a la memoria del pasado. Esta puede resultar una buena
síntesis de la nueva obra de Bille August, director de cine que vuelve a
introducir sus dedos en las heridas de las naciones sufrientes. Alguno
recordará “Goodbye Bafana”, sobre la situación política en Sudáfrica, que gira
en torno al emblemático personaje de Nelson Mandela. Pero eso no es nada
comparado con su último trabajo, “Tren de noche a Lisboa”, presentada en la
última edición del Festival de Berlín: el relato de un profesor suizo que, tras
salvar a una mujer del suicidio y encontrar en su abrigo un libro, decide
investigar sobre su origen. La obra, escrita por un médico portugués unido a la
Resistencia durante el gobierno de Antonio de Oliveira Salazar, no cuenta con
muchas copias distribuidas. Al leer el título de la obra encontrada: "Un
orfebre de palabras" *y algunas partes del relato, el profe se siente
atraído por lo expresado por el escritor desconocido, tanto como si esos
pensamientos fueran los de él mismo. Ahí decide partir hacia Lisboa en busca
del autor.
De algún
modo, ha sido enterrada por el paso del tiempo, por el olvido de una sociedad
progresista que rechaza girar la cabeza. Sin embargo, en sus páginas plagadas
de hermosas reflexiones sobre la libertad, encuentra este profesor una
esperanza de vida mejor, un significado que complemente su insignificancia.
El solitario
profesor Raimund Gregorius que dicta cátedra sobre lenguas clásicas, actividad
que ha desarrollado durante treinta años, se ve embarcado en una serie de
situaciones que se van dando casualmente. Decide dejarse llevar, y de esa forma
rompe con los esquemas rutinarios, y comienza un viaje que lo va a cambiar en
forma trascendente. Todo ocurre cuando salva a una desconocida que quiere
suicidarse en Berna, Suiza. La mujer luego de acompañarlo a la clase en la que
él dicta su materia, vuelve a desaparecer, pero deja un libro con un billete de
tren a Lisboa.
Paulatinamente,
en diversas entrevistas, logra recomponer la vida de esa persona a través de
consideraciones de terceros que son relatadas con oportunos flash backs. Cada
uno de ellos tomará distintos ángulos de visión, de acuerdo al lugar en que se
hallaban los personajes, en el momento de originarse la acción.
El
realizador cuenta la trama en dos planos bien diferenciados: uno tiene como eje
al profe Gregorius, y la otra a Almeida Prado que es médico pero con
intenciones de dedicarse a la literatura. El aspecto técnico es excelente.
También el reparto artístico se encuentra en un nivel de jerarquía porque a
Jeremy Irons lo acompañan figuras de la talla de Tom Courtenay, Bruno Ganz,
Lena Olin, Charlotte Rampling, Christopher Lee, también Jack Huston, Mélanie
Laurent, Martina Gedek, August Diehl entre otros. Y está Lisboa, una ciudad muy
especial, que presta un marco hermoso y significativo.
Es un tipo
de cine que a mí, personalmente, me atrapa. Una mezcla entre viaje filosófico-
psicológico y thriller. Estupenda, hay secuencias incluso que me gustaron desde
el punto de vista narrativo. También el tema: amor, celos, envidia, muerte,
sacrificio, suspense, cambios trascendentes...Una película para recomendar.
Tráiler:
http://diariocinefiloclasico.blogspot.com/2013/09/tren-nocturno-lisboa-night-train-to.html
Luis Guillermo Cardona

Un solitario profesor de historia, a quien le toca jugar ajedrez contra un contrincante imaginario, camina una fría mañana con rumbo a la institución en que trabaja cuando descubre a una joven a punto de tirarse de un puente. Luego de salvarla, el profesor la lleva a su clase esperando cumplir con su jornada, para seguro pensar enseguida en alguna forma de ayudarla. Pero de pronto, la chica le abandona… y en un arranque irreflexivo, el profesor toma la chaqueta roja que ella ha dejado colgada del perchero, y de inmediato deja la clase para salir en su búsqueda… o quizás, en busca de un sentido para su propia vida.
Lo primero que se le ocurre es volver al puente donde conoció a la muchacha… y sintiendo pesada la chaqueta, decide mirar en sus bolsillos y entonces descubre un libro en portugués titulado “Um ourives das palabras” (El orfebre de las palabras) que aparece firmado por Amadeu de Almeida Prado. Queriendo saber algo acerca del libro, indaga con un librero, nos demuestra que habla portugués, se hace con un tiquete de tren con destino a Lisboa… y pronto, en la capital de Portugal, terminará indagando por el autor del libro quizás como medio de llegar hasta la chica.
Comienza así una aventura en la que abundarán las reflexiones filosóficas (emanadas sobre todo de Amadeu); la recreación de una realidad histórica (finales de la represiva dictadura de António de Oliveira Salazar); y donde se plantea el compromiso social que debe asumir el hombre para poder darle un verdadero sentido a su vida, pues, lo que justificará nuestra existencia, será cada persona a la que hayamos podido salvar, o tan siquiera ayudar, pues de lo contrario, el paso por la tierra habrá sido en vano. "
Raimund Gregorius es un amargado profesor de literatura que está divorciado y vive solo en la ciudad de Berna. Lleva una vida tan monótona como sus clases. Un día dirigiéndose al instituto ve a una joven en el puente de Kirchenfield que está a punto de tirarse a las aguas del Aar. Corriendo, acude a su socorro. Cuando se baja la desconocida portuguesa le acabará acompañando a clase. De repente se levanta y desaparece dejándose su gabardina que en su interior alberga un libro con un billete para esa misma noche con destino Lisboa. Comenzará a leer el libro y se sentirá tan intrigado por la joven y el libro que decidirá usar el billete.
Una historia narrada desde tres vértices
Este magnífico thriller firmado por Bill Auguste, consigue que el espectador tenga un interés constante sobre el desarrollo de la trama y por el destino de los personajes. Ahí juega en su favor que la trama creada por el escritor Pascal Mercier no se trata de una historia predecible. En absoluto. Además, encuandra el relato en uno de los momentos más convulsos de la historia contemporánea portugesa la Revolución de Salazar.
Interesantísimo me ha parecido el ejercicio de Greg Latter (Red Scorpion, 1988) – guionista del film- porque establece una estructura triangular para mantener vivo el desarrollo del film. De esta manera poco a poco, a pesar de que conocemos de antemano el destino del autor del libro “El orfebre de las palabras”, iremos conociendo las motivaciones e iremos completando los arcos de los personajes, para obtener finalmente una fotografía completa de lo que fue vivir y amar en tiempos tan convulsos. En un primer lugar tenemos el establecido por Amadeo (autor del libro), la joven portuguesa y nuestro particular antihéroe, Raimund Gregorius. El segundo es el integrado por Joao, su hija y Raimund. El tercero lo componen Adriana, Joao y el profesor. Amadeo, George y el profesor dan lugar al cuarto, mientras que el quinto lo forman Amadeo, George y Estefania. El sexto y último, donde se haya la clave de todo lo integran el Raimund, Amadeo y Mariana.
Los paralelismos
Los que llevamos un amplio bagaje cinematográfico a nuestras espaldas no podemos evitar crear paralelismos con “El país del agua”. Eso es porque poseen muchas cosas en común con este “Tren de noche a Lisboa”. Para comenzar ambos se tratan de grandes largometrajes en el que los personajes crean la un relato que acabará forjando la Historia. En ambos casos los personajes se hayan atados por un secreto, el amor pasional y la muerte, elementos básicos de la dramaturgia. Otra coincidencia es el magnífico reparto de ambas cintas, en esta en concreto arropan al gran Jeremy Irons: Lena Olin, Tom Courtenay, Geraldine Chaplin, Christopher Lee, Bruno Ganz, Jack Huston y Mélanie Laurent. Y finalmente, la profesión del personaje principal es profesor.
El andén como punto de inflexión vital
Brillante me ha parecido la reflexión de August y Latter. Obviamente, en la vida hay que mostrar determinado arrojo y valentía para subirte en algunos trenes que no sabes a dónde te llevarán. Lo que es evidente, y a lo mejor no eres plenamente consciente de ello, es que ese viaje te marcará profundamente tu personalidad, hasta tal punto que no volverás a tu destino siendo el mismo. Algo de ti queda atrás para siempre en la estación y el resto no deja de ser mera evolución ante las nuevas vivencias. Uno no puede dejar de pensar en aquella “Tía Tula” (Miguel Picazo, 1964) en la estación y el tren pasando, o en Jesse viendo a su amada en el andén en “Antes del amanecer” (Richard Linklater, 1995)o a Russell viendo partir a Chris en “Weekend” (Andrew Haigh, 2011). De esa manera las estaciones de tren se convierten en auténticas representaciones físicas de los puntos de inflexión de las biografías de los personajes, de nuestros héroes particulares. Aunque la más interesante de todas las interrogantes planteadas por la trama es ¿si serías capaz de salvar la vida a un torturador o un genocida? Esa cuestión a debate estaba en el fondo del film de ciencia ficción “La zona muerta” (David Cronenberg, 1983), basada en el relato homónimo de Stephen King.
Por eso os recomendamos esta “Tren de noche a Lisboa”, film tan lleno de suspense como tierno, que posee mucho subtexto y grandes líneas de guión, que seguro dará que hablar al espectador a la salida del cine.
Frases destacadas de “Tren de noche a Lisboa”
Amadeo: “Si
sólo vivimos una parte de la vida que hay dentro de nosotros, ¿qué pasa con el
resto?”
Amadeo:
“Vivimos aquí y ahora. Lo ocurrido en otros lugares pertenece al pasado. Está
casi olvidado”
Adriana:
“Creía que nadie debería sufrir”
Amadeo:
“Cuando abandonamos un sitio, dejamos allí una parte de nosotros… y hay cosas
de nosotros que sólo recuperaremos si regresamos a ese sitio”.
Amadeo:
“Todo lo que hacemos, lo hacemos por miedo a la soledad”.
Amadeo:
“Cuando la dictadura es un hecho, la revolución es un deber”.
Amadeo: “El
miedo a la muerte puede ser el miedo a ni haber sido capaz de convertirse en
quién planeabas ser”.
Amadeo: “La
muerte es lo que hace que cada instante sea
bello y horroroso. La muerte da vida al tiempo”.
Raimund Gregorius:
“La imaginación es nuestro último santuario”.
George: “Una
vida por muchas vidas”
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